En una semana llena de bolazos, llegó el viernes con un menú de metal sinfónico para no perdérselo. Si el pasado lunes Revocation y compañía destrozaban la sala Bóveda y el martes teníamos doblete con los cartelazos encabezados por Trivium y Katatonia, en este día tuvimos el placer de ver a Apocalyptica y Epica en una misma fecha, acompañados por los progresivos Wheel. Tras varios años de aplazamientos por la pandemia, por fin pudimos recibir este combo en nuestras ciudades.
La grande de las Razzmatazz debía rozar el sold out para recibir a estas bandas que sin duda son sinónimo de calidad. Con dos cabezas de cartel con más de una hora de actuación cada uno, la música empezó bastante temprano, por lo que los invitados salieron ante una pista a medio llenar.
Wheel
Al igual que Apocalyptica, Wheel proceden de Finlandia, y son un cuarteto de metal progresivo que supuso una grata sorpresa para los que no los conocíamos. A base de compases cambiantes, líneas melódicas y ritmos complejos, poco a poco se ganaron al público llegado a primera hora.
Tocaron solo cinco canciones, pero con lo largas que son, fácilmente estuvieron 35 minutos sobre el escenario. La primera, «Hyperion» y la final, que comparte el nombre de la banda, superan los 10 minutos cada una. Empezaron suaves y melódicos, pero también hubo lugar para un poco de caña con «Movement» y «Vultures».
Gran abridor para lo que venía, y buena oportunidad para ellos para expandir su base de fans. Algo que seguro que van a conseguir a juzgar por el nivel que mostraron.
Setlist Wheel:
Hyperion
Blood Drinker
Movement
Vultures
Wheel
Epica
Un poco antes de las 19:30, sonaba fuerte por megafonía «The Pretender». Una elección de intro inesperada pero que funcionó para ponernos a cantar un poco y prepararnos para el espectáculo. Se apagaban las luces y aparecía la silueta de Simone Simons sobre la tarima. Rápidamente, los chicos ocupaban sus posiciones y empezaban los primeros acordes de «Abyss of Time». El primer single de ese último Ωmega (2021), del que iban a caer varias pistas, es genial para abrir sus conciertos.
Seguían con «The Essence of Silence», volviendo a su espectacular The Quantum Enigma (2014), del que rescataban también «Victims of Contingency». Un inicio de lo más potente, con Mark Jansen partiendo las estrofas a base de guturales. Siempre me ha gustado que Epica no dejen de lado estas canciones más duras, hasta con algunos toques de metal extremo que se mezclan con los estribillos melódicos y otras partes más comerciales. A medida que una banda crece, la tendencia suele ser limitarse a lo comercial y lo accesible, y me parece genial que algunos luchen activamente contra ello.
Vuelta al pasado con el emotivo «Unleashed» y su poderoso estribillo que eriza la piel, con una Simons brillante en su voz lírica. El año pasado sacaban un disco de colaboraciones, The Alchemy Project, del que nos mostraban «The Final Lullaby», con un aire más popero y divertido.
Tuvimos un sonido como la banda merece, con todos los instrumentos audibles, y una producción espectacular con vídeos proyectados en las enormes pantallas, específicos para cada canción.
Volvemos al groove y la oscuridad de «The Obsessive Devotion», con Jansen tomando momentáneamente el liderazgo, y de nuevo a Ωmega con «The Skeleton Key» y la balada de la noche, la preciosa «Rivers», con el público levantando las linternas de los móviles, que eso de los mecheros ya no se lleva. Sumaron una más del nuevo, «Code of Life», demostrando que no quieren vivir del pasado, pues la calidad de sus composiciones actuales solo hace que mejorar.
Ahora sí, turno para el clásico «Cry for the Moon», incluido en el primer álbum de su historia. La recta final continuaba con «Beyond the Matrix», de letra facilona y accesible que nos puso a saltar. Durante todo el concierto, Rob van der Loo, Isaac Delahaye y en especial Coen Janssen se lo pasaban en grande, interactuando entre ellos, con el público y haciendo numeritos varios. El teclista estuvo en su salsa, ya fuera haciendo girar su teclado principal, o con el curvo que saca en determinadas canciones.
Final tan genial como esperado, con «Consign to Oblivion», con wall of death y circle pit incluidos para descargar un poco de energía. Conciertazo que a lo mejor merecía ser el último de la noche, pues en mi opinión destacaron más que los celistas, pero lo vemos a continuación.
Setlist Epica:
Abyss of Time – Countdown to Singularity
The Essence of Silence
Victims of Contingency
Unleashed
The Final Lullaby
The Obsessive Devotion
The Skeleton Key
Rivers
Code of Life
Cry for the Moon
Beyond the Matrix
Consign to Oblivion
Apocalyptica
Desmontadas las grandes tarimas de Epica, quedaba el escenario plano, presidido solo por la enorme batería de Mikko Sirén, con artilugios de variada índole añadidos. Tras una breve intro, salían los tres celistas al ritmo de «Ashes of the Modern World». Me flipa el sonido que les sacan a sus instrumentos, con un toque de distorsión perfecto, en especial el solista y auténtico shredder Perttu Kivilaakso, con efectos propios de una guitarra eléctrica.
Seguían con «Grace» antes de que saliera Franky Perez para ponerle voz a la banda. Con una buenísima voz, el cantante fue entrando y saliendo cada dos canciones, para combinar las complejas piezas instrumentales con otras más comerciales como «I’m Not Jesus» o «Not Strong Enough».
Su último disco Cell-0 salía justo antes de que la pandemia golpeara en enero de 2020. Seguían con la balada «Rise», y seguro que más de uno esperaba la aparición de Simone Simons, pues le puso su voz en la versión que aparece en The Alchemy Project de Epica. En alguna fecha de la gira si que había salido a cantarla, pero en esta ocasión nos conformamos con la instrumental. Igualmente se trata de un tema precioso. Para darle contraste, seguían con una espectacular «En Route to Mayhem», que desde su parte intermedia se desmadra por completo en una orgía de thrash furioso y solos virtuosos. Sin duda uno de los momentazos del concierto.
Volvía Perez para rebajar un poco la tensión con «Shadowmaker», pista título del disco que grabaron conjuntamente en 2015, y «I Don’t Care», con la ayuda del público coreando en el estribillo. El vocalista realmente goza de un vozarrón, eso es innegable, aunque me gustara más la faceta instrumental de la banda, que es cuando realmente brillan los tres cellos.
Supongo que como la mayoría, conocí a Apocalyptica con ese primer disco de versiones de Metallica. Es inconcebible un concierto suyo sin algunos temas de los gigantes de San Francisco, y aquí llegaba su emotiva versión «Nothing Else Matters». Se animaban también con el clásico «Seek & Destroy», ambas largamente coreadas. Tienen tantas versiones suyas que molaría escuchar en directo… pero es natural que se decanten por las más conocidas.
Entra las mencionadas pero, incluyeron el que para mí fue el momento culmen de la actuación. ¡El puto «Inquisition Simphony» de Sepultura! Me flipa que en su momento decidieran versionar este temazo instrumental del segundo disco de los Brasileños, a pesar de ser una deep track muy poco conocida.
Antes también de «Seek & Destroy», Kivilaakso nos dedicó unas palabras e introdujo uno a uno a sus compañeros. Paavo Lötjönen, Eicca Toppinen y el batería Mikko Sirén. Tras salir y volver a entrar, nos regalaron dos temas más, «Farewell» y su versión de la pieza clásica «In the Hall of the Mountain King». Un final que fue menos apoteósico de lo que a lo mejor cabría esperar, y más con el falso final con el clásico de Metallica. Quizás hubiera sido más efectivo hacer los bises con estas versiones que tan bien les funcionan.
Igualmente, verlos por primera vez fue una gran experiencia, y te guste o no el rollo sinfónico, su espectáculo es muy disfrutable y dinámico. También en cuanto a lo visual, con videos para muchas de las canciones y un buen juego de luces.
Setlist Apocalyptica:
Ashes of the Modern World
Grace
I’m Not Jesus
Not Strong Enough
Rise
En Route to Mayhem
Shadowmaker
I Don’t Care
Nothing Else Matters (Metallica cover)
Inquisition Symphony (Sepultura cover)
Seek & Destroy (Metallica cover)
___
Farewell
In the Hall of the Mountain King
Hey, has llegado al final del artículo, ¡gracias!
Me metí en esto del metal a los 14 años, y de concierto en concierto he ido descubriendo las bandas nacionales e internacionales que forman parte de este mundillo. Ahora aporto mi grano de arena a Science of Noise contando lo que pasa en los eventos de la zona y algunas novedades discográficas.
También toco la guitarra y el bajo en algunos grupos de la escena local. Tengo los huevos pelaos de tocar en el Ceferino.