Noche de estrenos pues era mi experiencia con Night y en la sala La Textil. Debo decir que ambas me encantaron. La gente de Metal Cova dio en el blanco al invitar a una de las agrupaciones más importantes del retro rock actual y consiguieron un sold out cómodo, aunque hay que bajar escaleras para llegar a la sala de conciertos. Es un lugar coqueto, céntrico y las cervezas tienen tamaño de pinta y son artesanas. Me inclino más por la IPA y la Sour que por la Lager típica. Pero para gustos los colores…
Age of Steel debutan a lo grande
La noche empezó con una banda novel que debutaba sobre un escenario y… se notó bastante, la verdad. Un quinteto con un look de tachuelas y cuero muy impactante y con un vocalista de origen portugués con mucho desparpajo y buenos agudos y practicando un heavy metal clásico con todos los clichés del género 80ero. Doble bombo a mansalva, tappings doblados y luces rojas de fondo.
Menudas agallas gastaron cuando se atrevieron a ni más ni menos que con el “I’m Alive” de Helloween ya con su vocalista despojado de la chupa y luciendo una camiseta de cebra. Los solos no siempre iban doblados y el bombo desacompasó más de una vez al grupo, pero a valientes no les ganan. Una de las baquetas que lanzó su batería dio de lleno en la cabeza de una chica mientras combinaban material propio con versiones como la del “Frewheel Burning”. Esta fue lo mejor de su actuación y la voz encajó a la perfección.
La sorpresa de la noche fue el homenaje al pirata caído Majk Moti con el “Conquistadores” de Running Wild. Media canción la elevó el público con unos coros fantásticos. Finalizaron con la canción que les da nombre: “Age of Steel” y dejando un buen sabor de boca, pues recordemos que era su primer concierto. Cuando toqué por primera vez no estaba ni por asomo a este nivel…
Thalassa: Clase blues sureña en puerto ajeno
Muchas más tablas tiene el trío Thalassa, de propuesta elegante, con mucha clase y yendo al rock español con tientes blues. Me recordaron a Tea, pero a pesar del feeling y de la calidad instrumental y vocal el grupo quedaba fuera de lugar entre la lluvia de hachas de antes y el endemoniado retro rock eléctrico posterior. Tuvieron problemas técnicos con el charles de la batería, pero no fue impedimento para hacer lucir su música bajo focos azules y amarillos.
Buenas canciones como “Epifanía” empezaron a evidenciar que sus temas suenan bastante parecidos para lo que fue un show tan corto a la vez que sus fans y amigos cantaban las letras y disfrutaban de sus canciones. Destacar la precisión del bajista Guillem Cuevas y esos juegos con tiempos suaves. Su líder Daniel Sorianohizo un muy buen speech para presentar “Un truco barato”. Parece que las cosas les van bien pues han estado tocando mucho por la zona últimamente.
Terminaron con un tema extenso de raíces sureñas, quizá lo mejor de la noche: “Teme la buena sangre”, inspirada en un videojuego que pasó de balada a un generoso tramo instrumental en el que demostraron muchísima calidad y empastaron bien. Se les nota los años de local y trabajo, pero y a pesar de que el público estuvo entretenido y atento, no creo que fuera un caladero ideal para fondear su barco. Thalassa funcionaría mejor en otras aguas.
Night: Hora y cuarto de classic rock de primera
Los suecos demostraron estar a un nivel impresionante muy a pesar de que en el grupo había dos caras nuevas. Saltaron al escenario a lomos de “Where the Silence Await” y el público rugió con ganas. Mucha tela que cortar en la Textil… Enseguida la característica voz de Burning Fire se ganó a los presentes, gozando de un sonido casi perfecto, bajo luces amarillas y con una gran demostración de guitarras dobladas, gentileza del líder y de Highway Filip.
Entrega, clase y bigotes añejos en los que destacaba el gigantón que llevan como bajista, que demostró una precisión absoluta en “Under the Moolight Sky”, y es que por temas como este les amamos en sobremanera. Hay el poso de los 70’s, el aura Thin Lizzy y también algo de los grupos sleazy suecos de los 90. La combinación de todo es tremenda y la gente lo disfrutó a lo grande. Su última obra de 2019 es gloriosa…
Presentó su vocalista el “Running in the Night” de su primer disco. Jugó el grupo a las coreografías con mástiles en primera línea. La hímnica “Strike of Lihtning” domó la noche a ritmo de twin guitars para convencer hasta el más escéptico en la que tiraron de luces amarillas y mucha entrega.
“Power” es eléctrica y de las más crudas que tienen, perteneciente al disco Soldiers of Time. Aquí tiraron de unos coros que podrían haber sido más audibles, pero el tema tiene pegada y muestra sus muchas virtudes, algo que hace realmente especial a la banda. Para dar más dramatismo tiraron de luces rojas. Incluso Burning Fire se marcó un largo agudo para deleite de la platea.
Lo que quedó claro es que el disco Raft of the World es la obra a la que más recurren, y lo entiendo por gemas como “Fire Across the Sky”. Corte dominado por una cadencia hipnótica en la que bajo y batería tienen la clave, volvieron a elevar la temperatura mientras degustábamos las cervezas artesanas. De ese mismo disco cayó el “Time”, otra buena demostración de guitarras dobladas y la escuela Lizzy, que no sólo afecta a las guitarras sino también en la complejidad de la batería de su nuevo miembro.
Tuvimos que esperar mucho para que atacaran otro tema de su último disco y cayó en forma de “Crimson Past”. Es una canción en la que el referente son los Blue Öyster Cult y uno de sus temas más célebres (sólo falta el cencerro). Me quejé luego a Burning Fire de que habían tocado muy poco de High Tides-Distant Skies y me dijo que su nuevo baterista no había tenido suficiente tiempo para aprenderse más canciones del mismo. Esta pieza es una maravilla y una de las demostraciones por las que algunos vemos en el retro rock una de las vertientes de la escena más adictivas y destacadas.
Ya en el tramo final atacaron un “Stand Your Ground” intenso en la que las referencias a Iron Maiden son evidentes, aunque obviamente hablaríamos de esos Maiden de sus dos primeros discos. Incluyó el tema un pique de guitarras para el disfrute del público, con aromas arábigos inclusive. Y el fin de fiesta lo trajo la excelsa “Surrender”, uno de sus himnos infaltables con Burning Fire en tesituras agudas. Extasiados, pero expectantes, esperábamos más. Pero ya daban carpetazo tras hora y cuarto.
El grupo estuvo simpático y servicial con los muchos fans que nos quedamos a charlar un rato con ellos. Night son uno de los secretos mejor guardados del retro rock escandinavo y su momento parece que ha llegado a pesar de los cambios de formación y de no centrar el directo en su nueva obra. Un par de motas en un expediente impoluto que resultan a todas luces pequeñeces. Si no van de gira con bandas grandes es porque se pueden comer al cabeza de cartel. Lo bueno de su sold out es que necesitaran una sala más grande la próxima vez.