A nadie de mi entorno se le escapa que mi historia de amor incondicional hacia Dry River raya un tanto la obsesión, y como era de esperar, el pasado sábado 15 de abril me fue imposible resistirme a una nueva cita en la ciudad condal, esta vez en la sala Bóveda, apenas un año después de su anterior visita al Tótum Revolútum Fest. ¿Y qué ha sucedido en este año de por medio motivo por el cual han vuelto a brindarnos una visita? Cuarto creciente (2022), cuarto álbum de estudio de la banda, vio la luz justo hace medio año y es desde ese pasado mes de octubre que se encuentran promocionándolo, recalando espaciadamente en distintas ciudades peninsulares para su presentación en directo. Vivir de la música hoy en día en nuestro país es algo prácticamente imposible y Dry River no son la excepción. Ellos ejemplarizan la situación por la que la mayoría de formaciones atraviesan en la actualidad, teniendo que combinar trabajos normales con la actividad musical, por lo que la totalidad de sus bolos se concentran en jornadas de viernes y sábados, o bien en festivales veraniegos, de los cuales han anunciado su inclusión en un par de ellos para este 2023 (Z! Live Rock Fest y Leyendas del Rock). Y a pesar de caer en sábado la cita que nos ocupa… no consiguieron más que un medio lleno en Barcelona. Éramos demasiado pocos para mi gusto, pero como siempre sucede en los espectáculos de Dry River, muy bien avenidos.
Los conciertos de Dry River siempre empiezan con un parlamento introductorio por parte del actor que los acompaña, Fanfi, quien se esmera en encontrar una temática que ligue con el momento vital por el que atraviesa la banda y esta vez no fue menos. Aprovechando el título de este último trabajo, Cuarto creciente, nos habló de astros alineados, de la luna, de los efluvios celestiales… todo para presentarnos el mayor espectáculo del universo… ¡el de Dry River! Sin más demora dio inicio el concierto encadenando los dos primeros temas que abren Cuarto creciente: “Culpable” y “Segundo Intento”. Tenía mis reservas en cuanto a cómo iba a sonar la sala Bóveda, pero ya de buen principio notamos un sonido nítido en el que todo se entendía perfectamente y a un volumen correcto. La epicidad de la intro de “Culpable” le vino a las mil maravillas a la banda para tomar el escenario y arrancar un coreado colectivo instantáneo por parte del público en cuanto se desataron sus primeras notas. Ángel Belinchón empezó fuerte con sus agudos y con su rabia desatada en ciertos tramos de este tema de denuncia, demostrándonos que no hay registro que se le resista, ni aun al inicio de un concierto.
No voy a esperar ni un párrafo más en afirmar que la mayoría de los temas que sonaron de Cuarto creciente me llegaron más que en estudio, pues la energía desprendida y la interactuación con un público volcado siempre es un extra imposible de superar por una grabación por muy perfecta que sea… “Segundo Intento” es de mis favoritas de este último álbum, y ya pude constatar en su estreno en el FeCStival de Castelló lo bien qué suena en directo. A diferencia de aquélla vez, la banda trajo una guitarra acústica con la que Guillermo Guerrero abordó el inicio del solo, tal y como aparece en su versión de estudio. Una ejecución impecable de principio a fin que dio paso sin pausa ninguna a uno de los clásicos de su trabajo anterior 2038 (2018), “Camino”. Atronadora como siempre y estimulante como ninguna, consiguió el seguimiento unánime de toda la sala, levantando puños y jaleando a la banda en todo momento. A modo de agradecimiento le cambiaron la última estrofa y nos dedicaron un sois el camino, consiguiendo un gran aplauso como respuesta. Hasta ese momento Ángel Belinchón no había abierto boca (y ya es raro) -para hablar, se entiende- y de forma sorpresiva fue breve en agradecernos nuestra presencia a esta su cuarta visita a Barcelona, pero primera como banda única en sala. Nos adelantó que iban a tocar íntegro Cuarto creciente más algún clásico antiguo y sin más prolegómenos entraron los primeros acordes de teclado de “La serpiente” acompañado de esas voces al unísono de todos los miembros de la banda. No es fácil retener su letra, pero la gente pareció sabérsela al dedillo cantando en todo momento. David Mascaró al bajo y Pedro Corral a la batería son muy culpables de que este tema impacte tanto en directo, pues el foco está centrado en su contundencia percutiva más que en sus líneas melódicas. Fanfi hizo su primera aparición, saliendo disfrazado de monje y sosteniendo una Biblia, de la cual surgieron llamas durante el solo de guitarra que precede y sucede al interludio instrumental/coral eclesiástico de este tema. Definitivamente, “La serpiente” pertenece al grupo de temas que gana enteros en directo, mejorando las sensaciones del original de estudio en mi opinión.
Tras este tema tan impactante, llegó la hora de bajar las revoluciones y encarar la balada de este último trabajo, “Si estás tú”. De nuevo esas voces al unísono sonando al inicio… piel de gallina… Tanto el piano de Miquel Centelles como un Ángel Belinchón en estado de gracia se llevaron el gran protagonismo de este emotivo tema que nos condujo directos a dos de los clásicos más emblemáticos de la discografía de Dry River, “Fundido a negro” y “Perder el norte”, ambos pertenecientes a 2038 y que solían utilizarse a menudo en el pasado como punto de partida de sus conciertos por su capacidad impactante instantánea. Fanfi acompañó como habitualmente con su imagen apocalíptica a la banda en “Fundido a negro”, tema que pone en jaque la sostenibilidad de nuestro planeta y que invitó de nuevo, puño en alto, a corear el tema de principio a fin. Con “Perder el norte” y su animado devenir, no hubo quien se resistiera a seguir cantando y a animar a la banda, y es que, a estas alturas de la noche, la entrega era más que evidente. La convivencia entre temas antiguos y nuevos nos dejó claro que esta nueva etapa de la banda iniciada con Cuarto creciente, ha sido más que bien recibida por parte de los fans de toda la vida.
Seguimos avanzando con el repaso de este último trabajo con “La libertad”, tema repleto de contrastes que se presta muy bien a hacer interactuar al público con sus preguntas que esperan réplica por parte de los allí presentes. Llegó el momento cumbre de la noche, el de abordar los dos temas más monumentales de Cuarto creciente, los dos platos fuertes del mismo que tantas ganas había de escuchar en directo. “Calles Inundadas” fue el primero de ellos, un complejo tema dividido en diversas fases que nos relata vivencias propias sobre la pandemia. Su introducción guitarrística fue alargada hasta pasados los cuatro minutos con el propósito de dar respiro al resto del grupo y le dio alas a Guillermo Guerrero para explayarse a gusto con su instrumento y ganarse una sentida ovación. A excepción de la intro, el resto del tema fue fielmente reproducido al dedillo, con alguna ligera variación en los punteos de guitarra. Ángel Belinchón tuvo su momento para recitar, tal y como en el original, emocionándonos sobremanera como lo hizo de principio a fin el resto de la épica de “Calles Inundadas”. Podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que este es uno de los mejores temas de la discografía de Dry River, siguiéndole a la zaga el que vino a continuación, “Capitán Veneno”. Pisamos derroteros prog con mucho gusto en esta nueva aventura musical que enganchó y de qué manera en directo. Había expectación por saber si Guillermo Guerrero sería capaz de reproducir un solo que va a la velocidad de la luz, que no tan solo compromete su buen hacer, sino el de su compañero a las teclas Miquel Centelles con el que se reparte protagonismo al más puro estilo Dream Theater. Una auténtica locura que superaron con nota y que fue el momento estelar a nivel instrumental de la noche. No he hablado demasiado de Pedro Corral hasta ahora, pero en este tema estuvo sublime tras los parches, quizás propiciado por la libertad que da ese estilo más abierto que es el prog, en el que todo cabe. Tras la finalización del tema, Angel Belinchón aprovechó para explicarnos quién fue Capitán Veneno en realidad, un compositor de chirigotas del Carnaval de Cádiz llamado Juan Carlos Aragón Becerra, y nos lo recomendó aun a pesar de practicar un estilo dispar al metal, abogando hacia nuestra capacidad de apreciación del arte como personas inteligentes que somos.
Tocó distensionar un poco la noche y virar hacia la faceta más humorística de Dry River con “Funeral”. Para ello, Fanfi volvió a salir al escenario disfrazado de enterrador y plantificando una lápida en un lateral del escenario en el que se podían leer las palabras DRY R.I.P. VER, y con una libreta, un lápiz enorme y un metro, fue tomando las medidas para el ataúd a los distintos miembros de la banda mientras ellos daban cuenta de tan divertido tema. ¡Qué serían Dry River sin estos momentos tan hilarantes! Y desde el buen rollismo que traíamos dieron paso a la presentación de los miembros de la banda uno a uno de una manera bien original, haciéndonos cantar cada vez que nombraban a alguien un eres el mejor, no eres el peor, aprovechando su encaje con la melodía final del tema. Y pasamos de ese momento tan distendido a uno de bien solemne, pues llegó la hora de la “Despedida”. Si la idea cuando se compuso era utilizarlo como colofón del concierto, sorprendió que esta vez fuera escogido como despedida previa a los bises, aunque se agradecen estas pequeñas sorpresas en forma de cambios en el setlist si ya los has visto en más de una ocasión, como es el caso. Nos advirtieron que tras “Despedida” vendrían más temas, pero que tocaba hacer el paripé de los bises de todas maneras, y efectivamente, todo sucedió como anunciado, tras lo cual, canela fina lo que se vino. Posiblemente la mejor balada de Dry River, la más emotiva y que más lágrimas nos hace derramar, fue la encargada de iniciar dichos bises. Este tema fue dedicado de una manera especial a Isaak, fundador del club de fans de Dry River que justo ese mismo día cumplía años y a una persona, Pedro, que interpretamos ya no está entre nosotros. Estamos hablando de “Me va a faltar el aire”, canción que, si de por sí emociona, nos dejó sin aliento tras haber escuchado la dedicatoria anterior. No hubo quien se resistiera a corearla en un momento de comunión perfecta y difícilmente superable.
Pero no era cuestión de acabar la velada al borde de la lagrimilla (o directamente llorando a moco tendido en algunos casos), no, todos los viajes que nos proponen Dry River concluyen con final feliz, así que un par de temas más para levantar el ánimo fueron los escogidos para cumplir con tal cometido y dejar el pabellón bien alto. El fiestón que nos propone “Irresistible” siempre es uno de los momentos álgidos de la noche pues, por un lado, Ángel Belinchón se hace con su keytar para interpretar unos animados acordes en él, mientras que, por otro, Fanfi regresa al escenario para regalarnos una de esas coreografías tan divertidas que le caracterizan y que consiguen contagiar a todos los presentes. Así fue una vez más este pasado sábado, convirtiendo la sala Bóveda en un hervidero de gente sonriente con pocas ganas de llegar al final de la jornada. Pero ese final es inevitable, y vino de la mano de “Traspasa mi piel”, tema como el anterior del segundo trabajo de la banda castellonense Quién tenga algo que decir… que calle para siempre (2014). Esta canción es todo un clásico punto y final a los recitales de la banda y fue recuperada en Barcelona el pasado sábado, aunque en su versión fiel a la original y no la alargada con la que suelen acabar (y en la que dejan un buen rato cantando al público en solitario a modo de despedida). Tras la foto de rigor, los miembros de la banda se bajaron del escenario a saludar, conversar e incluso ser entrevistados brevemente cuando fueron requeridos. Como hemos comentado en otras ocasiones, Dry River son personas que no solo destacan por su virtuosismo musical, sino que también por su proximidad, humildad y humanidad, y eso los hace muy grandes.
Si os preguntáis por el sentido del titular de esta crónica, es que no conocéis lo suficientemente bien a Dry River y es posible que se os pasara por alto su visita a la ciudad condal. Lo del surtido Cuétara viene de lejos y todo seguidor de la banda sabe que hace referencia a su capacidad de sorprendernos estilísticamente hablando con su música. Para todo aquél que sí lo ha captado a la primera y se le ha escapado una sonrisa al leerlo, estoy segura de que el pasado sábado 15 de abril estuvimos a poca distancia cantando, bailando y olvidándonos del resto del mundo durante la hora y tres cuartos que duró el espectáculo. ¡Grandes Dry River!
Setlist:
Culpable
Segundo intento
Camino
La serpiente
Si estás tú
Fundido a negro
Perder el norte
La libertad
Calles inundadas
Capitán Veneno
Funeral
Despedida
—
Me va a faltar el aire
Irresistible
Traspasa mi piel
Aficionada a la música y los viajes, aunque no sabría decidir en qué orden. Cuando los combino, ¡lo más! Amante de aprender cosas de allá donde vaya, soy un poco la suma de los lugares que he visitado y las experiencias vividas. Daría la vuelta al mundo de concierto en concierto si de mi dependiera, pero las limitaciones terrenales me mantienen aquí y ahora, así que, ¡a sacarle el máximo partido!