Hacía mucho que no pisaba Salamandra. El Covid ha hecho mella, pero tiene solución y un final, y la noche del 2 de noviembre iba a poner solución al tema.
Ya al buscar aparcamiento se notaba que no era un cartel demasiado atractivo, pues la fila era más bien corta. Bueno, eso no tiene por qué ser algo malo. Una vez dentro, esa idea de concierto de segunda fila se reforzó al ver la mesa de sonido y la del merch, ambas en el mismo espacio donde se pone el público, cosa no habitual en Salamandra. Al final seríamos unas 200 personas en el concierto, y yo me pregunto si no hubiese sido mejor idea llevarlo a, por ejemplo, La Nau. Pero bueno, como no es cosa de los asistentes, dediquemonos a lo que nos interesa, la música.
Valga este mini espacio para decir que cuatro Noisers se pusieran cara, después de tanto tiempo. ¡Empezamos!
Dymytry
No conocía a los checos más de que de escuchar algún tema en Spotify, así que no sabía exactamente qué esperar. A las 19:00 en punto, quizá aún con algún alma entrando a la sala, cinco chicos fornidos y bien disfrazados con máscaras saltaban a escena. Tras los primeros compases se vio que eran unos teloneros excelentes para los monstruos finlandeses.
En directo, los enmascarados tocan un hard rock muy metalero y potente, lleno de melodías y mala leche. Así lo demostraron con temas como «Revolt», que abrió la noche, «TouchDown», uno de los más coreados, o «Behind the Mask». Entre medias, un solo de batería que, para un telonero, me sobraba, y para el final, «Somebody’s Watching Me» y «Straight to Hell» de Rage, con su compositor en el escenario con ellos (me refiero a Victor Smolski, por supuesto).
Disfruté del concierto, poco más que decir.
Setlist Dymytry:
Revolt
Stronger
Hope
Chernobyl 2.0
TouchDown
Behind the Mask
Somebody’s Watching Me
Straight To Hell
Almanac
Llegó el turno del proyecto del guitar hero Victor Smolski, uno de mis preferidos a las seis cuerdas. Para sorpresa de los asistentes solamente tres músicos subieron al escenario: el mencionado Smolski y la sección rítmica, Rashid y Kott. ¿Y el cantante? No había cantante. Según nos hizo saber el bielorruso, su frontman estaba enfermo y se veían obligados a improvisar el setlist. Si ya me pegaba poco en entre los anteriores y los cabezas de cartel, un concierto (casi) instrumental hacía que la elección de Almanac no fuese la mejor para telonear a los monstruos.
Podríamos decir que la actuación fue un solo prolongado, mostrando las excelsas virtudes del guitarrista, porque bueno lo es un rato. Él mismo fue el que se dirigía al público entre tema y tema, y a veces más parecía una sesión de «por favor perdónarme» sumado a unas cuantas batallitas técnicas que lo que suele hacer un frontman. Claro, Smolski no lo es, y se notó.
Sonaron algunos temas de Rage, entre ellos «Down», cantada por el colega de Dymytry, un adelanto de lo que será su próximo disco en solitario y algún tema de Alamanac sin voces. A nivel técnico todo perfecto (un dedo de Victor tiene más música que el resto de músicos de la noche juntos), pero no era el día.
Como punto a favor, antes y después, Smolski estuvo en el puesto de merch formando y haciéndose fotos con todo el que quisiera. Este señor merece mejor fortuna. Por talento, por calidad, por persona. Una lástima que el bolo saliese así.
Setlist Amanac:
Suite Lingua Mortis II – Prelude of Souls
Self-Blinded Eyes
Unity
Down
Suite Lingua Mortis VIII – Beauty
Lordi
Y así llegábamos a la hora marcada, la de los protagonistas de la noche.
Creo firmemente que la época de Lordi ya pasó, que fue hace unos 15 años, cuando (con todo merecimiento) ganaron el festival de Eurovisión. Durante esa época, la primera del grupo, se cascaron tres discos que nada tienen que envidiar a otros del estilo. A partir de ahí empezaron a ir cuesta abajo, perdiendo gusto musical, relevancia e, incluso, gracias (todo esto en mi opinión, por supuesto). Los constantes cambios de formación tampoco jugaron a su favor, y esa tontería de sacar siete discos del tirón en época covid no llegué a entenderla. Pero oye, olé por ellos, si es lo que quieren. Yo no los había visto nunca, y en honor a una época personal pretérita, estaba deseando que la cosa empezara.
El escenario ya demostraba algo: los finlandeses son algo más que música, para bien o para mal. La escenografía es algo intrínseco en ellos, y esta vez teníamos máscaras (de músicos actuales y anteriores) colgadas por el escenario, especialmente por una puerta de tela por donde saldrían los protagonistas. También un cartel que alertaba que si te ponían en primera fila podías acabar mojado de agua o sangre. Telarañas, esqueletos, gárgolas y demás ponían la guinda a la noche.
«God of Thunder», de Kiss, sirvió como entrada… o eso parecía, porque tras acabar, y también por los altavoces, «The Carnival Barker» hizo de intro real. Hella, la muñeca rota, ya estaba tras los teclados, y Mana se sentaba tras los bombos. Las primeras notas de «Abusement Park» ponían al seis cuerdas Kone (que resultaría ser un gran showman) y al reptil bajista Hiisi en el escenario, y por la puerta principal saldría un orondo Mr. Lordi. Aquello empezaba bien, muy divertido, pero la cosa se animó más cuando los primeros acordes de «Would You Love a Monsterman» sonaron. Se hacía patente lo dicho anteriormente: los buenos tiempos de la banda pasaron, pero fueron buenos de verdad, a la respuesta del público me remito.
Entre tema y tema el líder y alma absoluta de la banda dejaba patente que, si bien la voz no es lo suyo, el frontmanismo sí lo es. Carisma a raudales, obscenidades, vocecillas y humor hacen de Mr. Lordi un gran showman. Él lo sabe y lo usa a su antojo. A lo largo de la noche nos explicaría por qué esa locura de sacar siete álbumes a la vez, se reiría de lo que por aquí llamamos pacos (los heavys muy heavys), desplegaría alas de murciélago y nos chorrearía con sangre salida de una motosierra y con niebla. Dio exactamente lo que se esperaba de él, y en esta ocasión puedo referirme al músico y al grupo.
Otra cosa que dejó muy clara que es mezclarían «mierda nueva con mierda vieja», y que a quien no le gustara… bueno, uno puede hacerse a la idea de cómo sigue la frase. Y si de mierda no-clásica hablamos, «Victims of Romance» vino a hacer las delicias de los reunidos. Por ahí también sono uno de sus mejores temas, «Blood Red Sandman». Luego… una de las pegas de la noche. Supongo que llevar esos trajes debe ser una putada, y que quizá (y sin el quizá también) la forma física no es el fuerte del grupo. La cosa es que cada dos o tres temas había un solo de cada instrumento. El primero, el del batería Mana. Posteriormente Hiisi se cascaría un solo de bajo coronado con el corazón de una víctima en su mano. Kone haría también su solo de guitarra y Hella el de teclado. Demasiado, para mi gusto, pero al desconocer los motivos, mejor meter en el congelador la opinión.
Entre clásicos y temas nuevos, veíamos a un monje cambiar los papeles que sirven de guía a los músicos. Según el propio Lordi, y haciendo alusión al telepronter de Mötley Crüe, como estuvo dos años rascánbdose los huevos (así lo dijo, y siendo muy gráfico), se había olvidado de las letras.
«Carnivore» y «Abracadaver» sonaron bien, pero no fueron tan coreadas como, por ejemplo «It Snows in Hell» o «Devil Is a Loser», otros dos de sus clásicos. En alusión a los pacos que comentaba antes, la disco «Believe me» sonó tremenda, y el guitarrista Kone demostró ser otro grande en el escenario, marcándose unos pasos dignos de los Bee Gees (que, por cierto, sonaban justo antes del show y que también hicieron mover el esqueleto a nuestr@ Instagram manager).
Así llegamos al parón, o al último de ellos. Llegaban los bises, y lo hicieron con la que, quizá, es mi tema preferido del grupo, «Who’s Your Daddy», que si obviamos el paso de los años (y la consecuente pérdida de voz), sonó brutal. Seguimos con el grupo ataviado con gorros de navidad para una atronadora «Merry blah blah blah» y el final, el único posible, con «Hard Rock Hallelujah». De ahí, poco a poco, todos los músicos se despidieron.
Como decía antes, el tiempo de Lordi pasó, y en mi opinión no han sacado un disco a la altura desde 2006. Pero fue un concierto divertido, que celebró las diferentes etapas del grupo y, sobretodo, que hizo disfrutar a un público entregado. Si los ocasos de los grupos tienen que ser así, firmo.
Setlist Lordi:
SCG Minus 4: The Carnival Barker
Abusement Park
Would You Love a Monsterman?
Victims of the Romance
Blood Red Sandman
Carnivore
Abracadaver
Borderline
It Snows in Hell
Magistra Nocte
Down With the Devil
Believe Me
Devil Is a Loser
Who’s Your Daddy?
Merry Blah Blah Blah
Hard Rock Hallelujah
Llevo en esto del heavy más de media vida. Helloween y Rhapsody dieron paso a Whitesnake y Eclipse, pero Kiske sigue siendo Dios.
Como no sólo de música vive el hombre, la literatura, Juego de Tronos y los tatuajes cierran el círculo.
Algunas personas dicen que soy el puto amo, pero habrá que preguntarles por qué.