Emmure es considerada, junto con Attila, una de las bandas de metal más polarizantes: les amas o les odias, pero no hay término medio. Es un poco como lo que sucedió con Limp Bizkit a finales de los 90 e inicios de los dosmiles. Emmure siempre ha dejado que su música hable por sí sola, y no tienen ninguna intención de dejar que así sea. Hace solo unos días, el pasado día 26 de junio, la banda lanzaba su nuevo y esperadísimo nuevo álbum, Hindsight, a través de SharpTone Records.
Hindsight continúa la asociación creativa entre el cantante y único miembro original de la banda, Frankie Palmeri, y el guitarrista Joshua Travis, quien viene inyectando energía fresca a Emmure desde su anterior Look at Yourself (2017); creo que el tipo añade una nueva cuerda a su guitarra con cada disco que ve la luz. Si bien su predecesor estaba repleto de ideas suicidas, sentimientos de desesperanza y fracaso, lo que encontramos en Hindsight es de alguna manera más salvaje y, porqué no decirlo, refinado.
El espíritu de confrontación de Emmure y sus ganchos irresistibles les han hecho ganar millones de adeptos y les han permitido girar junto a bandas tan importantes como Five Finger Death Punch, Killswitch Engage, As I Lay Dying o Whitechapel, y liderar -en más de una ocasión- el Impericon Never Say Die! Tour. Este es ya su octavo trabajo. Ellos son autores de discos ya clásicos dentro del género, como Speaker of the Dead (2011) y Eternal Enemies (2014). Estoy seguro de que la escena no necesita a una banda como Emmure, pero ellos son como el típico invitado plasta que se cuela en tu fiesta y que, al final, anima el cotarro. Emmure son necesarios.
Por cierto, y antes de entrar en materia, explicar un poco el origen del nombre de la banda. Emmure hace referencia a immurement («emparedamiento»), una forma de ejecución particularmente bestia que consiste en encarcelar a una persona, normalmente de manera perpetua, en un espacio completamente cerrado, sin ninguna salida, como por ejemplo en el interior de un ataúd. Y es que Emmure han desafiado todas las penas de muerte habidas y por haber.
Speaker of the Dead fue el punto culminante creativo de Emmure, y desde entonces, la banda se ha mantenido en el lugar que les corresponde. Con Hindsight el cuarteto nos vuelve a embestir mientras, cuáles canes, marcan su territorio. Pero este trabajo está unos cuantos peldaños por debajo del ya citado álbum, el cuarto de su carrera. ¿Pero tiene Hindsight sus momentos? Sí. ¿Un montón? No, para nada. Los mejores momentos son aquellos en los que Palmeri parece emular a su modelo a seguir Jonathan Davis y aporta a la mezcla sus dosis de macho alfa peludo con voces sorprendentemente frágiles y un tanto psicóticas. Esos son los derroteros que debería seguir la banda en todo momento para darle a su propuesta musical una nueva oportunidad. Pero no lo hacen, probablemente por falta de fuerza de voluntad y previsión.
Este nuevo trabajo tiene un total de 13 pistas, si bien notarás -cuando te hagas con una copia física delqdel álbum- que la canción número 13 se la han saltado, pasando de la 12 a la 14 directamente. ¿Superstición? En esas pistas, Emmure muestran claramente la influencia de Korn, (Hed) P.E., Static-X y Slipknot. Además, el metalcore también deja su huella en su tan característico sonido. La opener «(F)inally (U)nderstanding (N)othing» me recuerda -por momentos- a Static-X combinado con metalcore, mientras que «Thunder Mouth» tensa los lazos con Korn.
Musicalmente hablando, podríamos decir que Emmure toma los espacios que ve que están todavía libres y que nunca antes han sido ocupados por las propuestas de otras bandas. «203» puede parecer un tripi en forma de canción, pero también es una canción bastante redonda que le da al oyente algo de paz. Emmure sabe cómo sacudirnos de un lado a otro en la mayoría de las pistas, especialmente a base de crudeza y de unos colapsos ultra intensos.
Pero, mucho me temo que la banda se muestra bastante perezosa en casi todas las pistas aquí contenidas, desperdiciando así la oportunidad de ganarse el respeto de quien tanto les odia. Con un título como ese («comprensión retrospectiva»), la banda tenía una oportunidad de oro para hacer algo con más peso y compensar la profunda falta de sustancia que les ha definido hasta ahora. Tanto «Pigs Ear» como «Gypsy Disco» se limitan esencialmente a hablar sobre Palmeri, sobre la falla que él cree que es. Es como si la banda no estuviera interesada en la expansión artística. Un claro ejemplo de ello son tres de las cuatro últimas canciones, que no superan los dos minutos de duración. Son relleno, puro y duro.
Emmure son Emmure y es una alegría que existan. Eso es lo que Hindsight deja meridianamente claro. La banda vuelve a lanzarte un directo al mentón sin necesidad de variar ni un ápice su propuesta musical, lo cual puede considerarse tanto un acierto como un fallo. Tenaces, crudos e intransigentes. Dentro de un un mar de imitadores, Emmure destacan con orgullo.
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J’hayber.