Me ha costado prácticamente un mes decidirme a emprender el proceso de hacer este artículo. Necesitaba cierto espacio para intentar huir del temido hype. No veía posible el hecho de ver un disco debut de esta magnitud en el metal contemporáneo. Pero End lo han bordado.
Splinters From an Ever-Changing Face se publicó a principios de mes y desde que escuché su primer adelanto mis ganas de catar el disco al completo eran gigantescas. “Pariah” me sacudió el polvo acumulado por la parálisis del mathcore tras el último disco de Converge.
¿A qué suenan End? ¿Converge + Napalm Death? o más bien ¿Fit for an Autopsy + The Dillinger Escape Plan? Lo que realmente me cautivó de este nuevo sonido es la paleta de colores con la que adornan su música sin compasión. Mathcore con hardcore punk y algo de grind, esa sería mi mejor aproximación.
El secreto de End reside en su formación. Brendan Murphy de la banda canadiense de metalcore Counterparts actúa aquí como vocalista. Will Putney de Fit for an Autopsy toca la guitarra en ambas agrupaciones. Y tres restantes están o han colaborado de cerca en bandas como The Dillinger Escape Plan, Reign Supreme o Misery Signals.
Splinters From an Ever-Changing Face contiene lo que un disco debut soñado debería contener. Música de una calidad más que excepcional. Canciones tan directas como complejas, un trabajo impecable del quinteto titular. Temas con su justo minutaje, en él encontramos tanto canciones de menos de dos minutos como una que supera los cinco. Equilibrio ideal para el oyente.
Riffs endiablados, complejos, agresivos e irritantes acaban penetrando en tu oído, tu cerebro, tu estómago. Los guturales suenan al más puro estilo Jacob Banon, cosa complicada. Once canciones repletas de giros bruscos, cambios, cortes y repuntes de violencia sonora. Pero ojo, todas ellas independientemente del global son claramente distintas del resto, la composición muta en cada canción tanto como la intensidad.
El arranque inicial con la brutal “Cover Not” y “Pariah” marcan el mejor arranque de disco del año. Entre las dos suman casi siete minutos de orgasmo extremo. Si no estás preparado para la sacudida, te dolerá. El disco se desenvuelve ligero durante los 35 minutos de duración. No necesitan más tiempo para decir lo que tenían que decir. Y por si quedaba algo en el tintero nos colocan “Sands of Sleep” con sus 5:20 para el cierre, una canción ecléctica y mutante en la que colabora el guitarrista de O’Brother Tanner Merritt. Una delicia de cierre.
End, memorizad este nombre pues darán de qué hablar. Su potencial es increíble. Sin duda estamos frente al debut del año en ámbitos extremos.