Entrevista a Derby Motoreta’s Burrito Kachimba: ‘Nos hemos criado bajo la manta de Triana y Smash, pilares fundamentales de lo que somos’

Hola, chicos. Un placer enorme charlar con una de las bandas más prometedoras y transgresoras que hemos visto en la última década. El nacimiento de Derby Motoreta’s Burrito Kachimba ha sacudido los cimientos de la música en nuestro país. ¡Enhorabuena!

¿Cómo os sentís cuando se pasa de ser una banda novel a aparecer en periódicos como El País? ¿O a poder actuar en festivales como el Primavera Sound?

En viaje en la Motoreta está siendo un auténtico sueño, desde que sacamos nuestras dos primeras canciones a Bandcamp. La banda no ha parado de crecer y tanto el primero como el segundo disco nos están dando unas alegrías tremendas. Nos sentimos muy afortunados y estamos disfrutando mucho del proceso.

Supongo que es una pregunta que os han hecho ya unas cuantas veces… lo siento. Pero… ¿por qué Derby Motoreta’s Burrito Kachimba?

Colgamos una piñata en el local llena de papeles con palabras aleatorias, la rompimos y las únicas palabras que no cayeron al suelo fueron Derby Motoreta’s Burrito Kachimba.

Es evidente que Hilo negro (2021) es el resultado de atravesar una pandemia. Pero también es el resultado del crecimiento de una banda. Aquí ya no hay tiempo para dudas ni inventos. Es evidente que el disco es una continuación de vuestro debut, pero el salto es agigantado. ¿Cómo habéis visto esta evolución desde dentro?

El disco tiene una producción genial, más nitidez, sobre todo en el aspecto de las voces.

Podemos entender perfectamente las letras, lo cual es un valor añadido a vuestra propuesta, pues el trabajo lírico es tan o más importante que el aspecto musical. ¿Cómo funciona la creación de música y letras en la banda?

La composición se hace prácticamente en su totalidad en el local, allí nos reunimos y trabajamos con ideas que vengan de casa o que surjan allí mismo. Trabajamos en toda la música y paralelamente Dandy va confeccionando el mapa lírico que se termina de pulir también en el local.

Este año pudimos escucharos en Netflix, en la película Las leyes de la frontera. Podríamos decir que es un regreso del cine kinki, caído casi en el olvido tras décadas de silencio. ¿Cómo se ideó esta colaboración y qué tal la experiencia de componer una banda sonora?

Daniel Monzón nos contactó para que hiciéramos una canción para su nueva película inspirada en el cine quinqui, la sinergia fue tan buena que nos terminó encargando la composición de toda la banda sonora, así que nos pusimos al lío. La experiencia fue increíble, desde el trabajo en el local tocando sobre las escenas de la peli hasta ir a la gala de los Goya nominados. Estamos deseando de repetir.

Cine kinki, rock kinki, kinkidelia… ¿os sentís cómodos bajo esta etiqueta? ¿Podríamos argumentar que más que un rock kinki estáis estableciendo una nueva línea de rock folclórico andaluz?

Nosotros no consideramos que hacemos rock, lo hemos dicho muchas veces, somos músicos que utilizan diferentes lenguajes de expresión, por eso inventamos la kinkidelia, para tener un estilo propio en el que poder crear sin limitaciones de estilo. Lo kinki en nosotros es más bien una actitud de agarrar lo que nos interesa sin pedir permiso.

En línea de esta evolución musical, podríamos ver algunos ejemplos de uso del folk andaluz en pleno siglo XXI; Rosalía o El Niño de Elche, por ejemplo. Ambos artistas, con alcances totalmente opuestos, han expandido el sonido folclórico regional hacia nuevos ámbitos. ¿Sentís de cerca esta herencia de bandas como Triana o incluso extrapolando estilos, Medina Azahara?

Claro, nosotros nos hemos criado bajo la manta de Triana y Smash, que son pilares fundamentales de lo que somos. Con ellos, prácticamente aprendimos a tocar y en nuestra música puede apreciarse su influencia.

Porqué yo siempre he pensado y afirmado que el entorno nos modela, moldea a las personas y por esa regla de tres, modela a una banda. ¿Cómo os ha moldeado Sevilla?

En Sevilla conviven el blues y el flamenco de una manera orgánica y natural desde hace mucho tiempo como en ningún otro sitio del planeta, el poso cultural es centenario y el aire tiene una mística especial, una banda como la nuestra no podría haber nacido en otro sitio, o sería completamente diferente.

Aún no he tenido el placer de veros en directo, y ganas no me faltan. Por lo que me han comentado, tenéis un directo explosivo y muy cercano, en el que la conexión banda – público es total. ¿Es la idea, sentiros cerca del público?

Intentamos que cada concierto sea una experiencia inolvidable tanto para el público como para nosotros, una suerte de misa pagana el día del fin del mundo. La comunión y la catarsis con el público es total, ahí somos todos hermanos y hermanas y celebramos la fiesta de la vida, la música y la fantasía.

Aquí va una pregunta que acostumbro a lanzar en el tramo final de las entrevistas. El mundo del espectáculo, del arte, te invita a soñar en el futuro. ¿Qué sueños, realistas, tenéis como banda a día de hoy? ¿Y cuales ya habéis cumplido?

Estamos cumpliendo muchos, sacar discos y girar era uno de nuestros sueños, el motivo por el que un día decidimos aprender a tocar un instrumento. Hemos cruzado el charco tres veces para tocar nuestra música a un público nuevo, nos han nominado a los Goya… La lista es larguísima. Y nuestro mayor sueño es seguir girando, sacar más discos y hacernos viejitos en el escenario

Partiendo de la premisa de que la suerte no existe, si echáis la vista atrás, ¿cómo creéis que habéis llegado donde estáis?

La suerte, o llámalo como quieras, es un factor determinante, nosotros hemos picado mucha piedra y hemos currado una barbaridad desde que el proyecto comenzó, pero hay un factor incontrolable que es que lo que haces conecte con la gente, que vengan a los conciertos y compartan lo que hagas.

¡Buenos, chicos, un placer y espero poder veros pronto en directo! ¡Saludos desde Barcelona!

Igual, ¡un abrazo! Hasta pronto.

Beto Lagarda
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