Si has podido ver alguna vez a Eric Sardinas en directo sabes perfectamente que estamos ante un tipo realmente especial. Que todo un Steve Vai lo demande especialmente para tocar con él de apoyo y de telonero creo que ya dice mucho de la dimensión del personaje. Guitarrista zurdo que toca la guitarra como si fuera un diestro y amante del blues primigenio hasta un nivel reverencial. Así es este tipo que siempre tuvo en Barcelona una relación especial. Han pasado muchos años desde su anterior obra, pero Eric es capaz de tocar hasta 300 conciertos el año. Carretera, guitarra Dobro acústica amplificada y una fiesta que termina con la gente rendida a sus pies. Lo de Eric Sardinas es una experiencia religiosa, así que recemos para que vuelva pronto a pisa nuestros escenarios…
Hola Eric, saludos desde Barcelona. Ante todo, gracias por tu tiempo y por esta entrevista.
Ostias… llevas una camiseta de Helloween… Hacía años que no veía a nadie con una camiseta de este grupo.
En Europa creo que es más fácil verlas, Helloween están de reunión y en un gran momento. Tocarán dentro de nada en Barcelona y Madrid y han agotado entradas. Estamos hablando de shows para 5000 personas, por lo que aquí son una banda grande.
Lo sé, porque hicimos un festival de metal en Copenhague hace unos años y lo pude comprobar.
Este próximo mes de octubre vas a editar vuestro nuevo disco llamado Long Shot y tienes nuevo vídeo. ¿Estás contento con las reacciones de los fans y la prensa?
Sí, me encanta la expectativa de lo que puede suceder a nivel de reacciones, pero más allá de las opiniones, estoy encantado de poder sacar nuevo material.
Te he podido ver varias veces en directo, pero es que te diría que nada es comparable a la primera vez que uno puede verte. Ese primer contacto contigo en directo es alucinante…
Mil gracias tío. Posiblemente la meta que perseguía con este disco era, que es lo que persigo en cada disco que saco, era que fuera honesto y que sea todo en directo en el estudio. Que suene todo como un martillo que cae, que la música encaje, y especialmente, el poder capturar, en la medida de lo posible, la magia que hay en mis shows en directo. El problema es que en un estudio siempre es todo muy diferente que en un directo. Un concierto nunca puede sonar como un disco de estudio.
Sobre un escenario hay libertad, hay energía, y yo nunca toco una misma canción de la misma forma. Pero sí me gusta hacer la captura de lo que es la canción, o de cómo tiene que ser la canción en el estudio. Yo veo las canciones como un todo, especialmente cuando conforman un disco. Tener esto en mente desde el principio e ir pensando en ello mientras lo grabas.
Una de mis canciones favoritas es «Lock and Key». ¿Tienes ya claros tus próximos singles y vídeos antes de la edición del álbum?
Sí, más o menos… ¿Te ha gustado “Lock and Key”? Es que es una de mis favoritas. Me encanta esta canción y justo esta mañana estaba pensando en ella. Estoy pensando seriamente lo de irla tocando en los directos (risas). Van a ir saliendo vídeos, pero no te sabría decir qué canciones van antes o después. Van a ir saliendo antes del disco, pero ya que me remarcas esta canción, pensaré en qué podemos hacer con ella…
Estás en el sello Silver Lining Music y tengo que decirte que los grupos que tienen fichados me encantan todos. ¿Por qué te decidiste por Silver Lining Music?
¡Ah! Ese sello me encanta, de verdad que les gusta mi música así que me encanta el ser parte de esa familia. Son muy buena gente. Saben con lo que trabajan y estoy feliz de estar allí.
Eric Sardinas and The Big Motor es mi disco favorito, pero lo es porque comencé a escuchar tu música con ese álbum. ¿Qué importancia tienen para ti ese disco?
Hasta donde me concierne yo bauticé al grupo siendo yo el guitarrista. En el fondo soy un mero guitarrista, pero mi yo interior es romántico y siempre quise tener una banda y ponerle un nombre. No quería poner sólo mi nombre, quería un nombre de grupo. Y es que algunos no tenemos nombres tan molones como pueden ser Jimi Hendrix o Johnny Winter. El mío no da para el nombre de una banda (risas).
Cuando puse el nombre de Erik Sardinas and The Big Motor es porque en ese trío había una musicalidad y una calidad y a la vez había unas expectativas hacia dónde queríamos ir y conseguir. Y estoy muy orgulloso y fue un gran momento para mí. Fue algo grande y sigo utilizando ese nombre a pesar de tener diferentes músicos de estudio y en los directos. Nunca sé con quién voy a estar tocando, así que los que están en directo conmigo los llamo The Big Motor.
Uno de los grandes momentos en tus conciertos es cuando tocas el slide con una cerveza. Eso es pura diversión para la gente. ¿Es este truco algo que te toca hacer cada noche como Eric Sardinas? ¿Es algo emblemático para ti?
Oh, bueno… mi objetivo final es el de no malbaratar la cerveza (risas). SI me siente inspirado durante el concierto y hay gente alrededor lo hago. Hay algún video de cómo lo hago, y como bien dices: es pura diversión. Una vez estaba viendo vídeos de Internet y escribí crunch mal y puse crutch, y apareció un antiguo vídeo en el que tocaba slide con la muleta de alguien. Y de repente empecé a recordar el por qué había hecho eso esa noche.
Recordé que había el chico de la muleta estaba fuera del recinto en Manchester, haciendo cola desde muy temprano y estaba nevando. Nevó todo el día y te congelabas en la calle. Me acerqué varias veces a él y le preguntaba si necesitaba algo. Él decía que no, pero yo me preocupaba por él, porque durante el concierto estaba delante de todo y las primeras filas siempre son muy bulliciosas. Así que puedo combinar el slide con cervezas o con muletas.
Recuerdo que hay un anuncio de cerveza Berghoff en la televisión en el que apareces haciendo el numerito de la cerveza. ¿Cómo conseguiste esa oportunidad?
Ellos contactaron conmigo. Juraría que me vieron en Chicago haciendo lo de la cerveza. No sé si sería en el House of Blues o en el Buddy Guys. El presidente de la compañía de cervezas quiso hacer algo que fuera muy de Chicago ya que la marca de cervezas es la más antigua de todo Chicago. Así que querían hacer algo que uniera los sonidos de la ciudad y el feeling de la urbe, y claro, quisieron unirle a ello el sonido blues representando la ciudad.
Tenían a un chico que tocaba la harmónica llamado Billy Branch, una leyenda de la ciudad, que toca la harmónica en las calles y es una auténtica leyenda. Así que hicieron primero un anuncio más tradicional con él y conmigo hicieron algo más rock n’ roll. Y es genial porque el productor del vídeo era el mismo que trabaja con los Metallica. Ha trabajado en todos los vídeos que han hecho. Le dije que estaba encantado de trabajar con él. Y él me dijo que le encantaría volver a trabajar conmigo. Nunca se sabe qué puede pasar…
¿Crees que uno de tus grandes secretos es que eres zurdo tocando con una guitarra de diestro? ¡Esto no es especialmente común!
Sí… técnicamente es como si tocase una guitarra zurda al revés. Porque soy zurdo, pero toco una de diestro. Yo estoy seguro que esto contribuye, segurísimo, porque mi mano izquierda está en el mástil. Y eso le da un plus cuando hago slide. Es que en mi slide hay más cosas, hago más cosas con la mano a la vez que hay slide. Y puedo tocar la guitarra con los diez dedos de mis manos. El dedo donde llevo el anillo es como mi púa y el dedo pequeño es como un extra. Y luego soy el vocalista del grupo y luego estaría la banda (risas). Digamos que este hecho concreto contribuye a que mi música sea tan personal.
Recuerdo que tocaste con Steve Vai en una gira por España. ¿Cómo fue lo de tocar con él?
Oh, con Steve hicimos varias giras, siempre muy divertidas. Si no recuerdo mal han sido dos giras por Norteamérica y tres por Europa. La verdad es que hace ya mucho que no le veo. Amo a ese tío. De verdad que está en otro universo, pero a la vez, es alguien con los pies en la Tierra.
¿Es cierto que tu primer concierto fue uno de Elvis Presley?
Sí, es verdad. Es que parece que haya pasado un milenio desde ese concierto. Yo es que era un niño, tenía sólo seis años y fue en 1976, pero es que yo me siento como si tuviera 21, así que poco importa cuánto tiempo haya pasado desde entonces…
¿Fue en Las Vegas?
No, para nada, fue en el Seattle Center Coliseum y estaba sentado en la fila 11 y recuerdo ese concierto como si fuera ayer mismo. Eso fue más grande que la vida misma. Hubo un telonero, y cuando apareció Elvispensé: “Ostia puta” (risas). Es que no podía ser todo más cool. Lo que puedo decirte es que eso se me grabó a fuego para siempre…
¿Ya has visto la película sobre Elvis?
La he visto y me parece un acercamiento a su figura sumamente refrescante y actual. Te cuenta la historia de Elvis y es bastante respetuosa con lo que pasó. Si es cierto que puedes ver al personaje público, el cómo era y actuaba en sociedad. Se cuenta el por qué tuvo que alistarse en el ejército y eso es justo lo que pasó. El director hizo un gran trabajo. Toda la primera parte de la película me parece perfecta.
Luego hay algunas licencias para contar el cómo fueron sus inicios y para poder contar lo que sucedió después. Y a pesar de estas ciertas licencias de guion, considero que es una muy buena película. La he visto varias veces (risas). Luego está lo de Las Vegas, y bueno… yo viví allí, cerca de ese hotel, y eso me hacía pensar una y otra vez en el concierto que vi con seis años. No paraba de pensar en ello. En fin… es una historia triste. ¡Elvis tuvo una vida jodida!
En algunos conciertos tocas “Hell Hound on My Trail”, una canción de Robert Johnson. ¿Qué importancia tuvo Robert Johnson en tu estilo musical?
Una de las más grandes influencias cuando yo era un crío fue el blues del Delta, el tradicional. Esos viejos discos que suena la aguja cuando los pinchas y en los que notas que todo es real, que hay un ser humano en el instrumento, que es él el que tiene que imprimir la fuerza y el poder a la canción, sin trucos, en los que el que toca pisa fuerte para marcar el tempo. Esas obras de Charlie Patton, de Bukka White, de Fred McDowell, Barbecue Bob…
Te estoy hablando de las décadas de los años 20 y 30 del siglo pasado. Pero para mí toda esa música de esa época es lo que me hace mover, lo disfruto como si yo mismo fuese un amplificador Marshall, como si ese poder pasase a través de mí y yo al tocar esas piezas las amplificara. Si ves lo que estoy haciendo, estoy en ese mundo, en ese estado mental y es justo lo que más me inspiró. Muchas veces toco como artista solo, sin nadie más, y toco una guitarra acústica electrificada, la golpeo fuerte, y hago que suene todo a través de los amplis llevando el sonido donde quiero llevarlo.
Y siendo honesto contigo, trato de llevar el blues hacia el rock ya que ese es mi estilo. Y Robert Johnson es muy grande, porque en aquella creó uno de los materiales más impresionantes de esos tiempos a pesar de que hay una lista larguísima de nombres, músicos y cantantes. Los artistas de blues tienen ese algo especial que yo adoro.
¿Así que nunca te veremos tocar en directo con teclados ni voces femeninas invitadas?
¿Teclados en plan como podría ser un Hammond y en directo? Pues no sabría que decirte… es que depende. Es que no quiero apoyarme en nadie más. Yo es que siempre he sido muy fan de la “Skeleton Crew” o en lo llamado como “Skin and Bones”, es decir, dejarlo todo en el esqueleto y poco más: bajo, guitarra y batería. Me encanta reducirlo todo al mínimo, dejarlo en los huesos, como lo hacía Rory Gallagher. Él tenía a un teclista de directo y en disco, pero no siempre estaba allí.
En algunos discos puedes escuchar algunos teclados, los tengo grabados en mi memoria, que es un buen sitio donde pueden estar, mejor sitio que en el directo, puesto que yo no lo echo de menos cuando toco en concierto. Y es que siempre estoy muy ocupado cuando toco haciendo todo lo mío. Pero en disco están las Sisters haciendo coros pues las canciones demandaban que así fuera, yo las escuchaba en mi mente. Eso sucedía en la canción “Liquor Store”, pues allí quería que todo sonara como si fuese una reunión en una iglesia un domingo, aunque la letra trata de mí mismo yendo a una tienda de licores, cada día… (risas).