Entrevista a Jeffrey «Mantas» Dunn, guitarrista de Venom Inc.: ‘Nuestra misión era la de ser más sucios que Motörhead, más satánicos que Black Sabbath y llevar más cuero que Judas Priest’

Venom Inc

Ha llovido ya, pero hace años tuvimos la oportunidad de entrevistar al gran Mantas de Venom en una extensísima entrevista para Hellspawn Magazine. El gran Javi Félez me hizo el favorazo de preguntarle al guitarrista sobre shock rock, pues andábame yo trabajando en mi libro. La entrevista que hizo Javi es, sencillamente, espectacular pues me parece esa entrevista soñada para todo fan del grupo, sin limitaciones de tiempo y con un hablador personaje.

He cogido las preguntas que utilizó Javi para el libro y algunas de las muchas que se hicieron en su día. Me parece un material excepcional y siempre es bueno reivindicar la figura de Félez, de Abaddon y de lo que fue ese fanzine Hellspawn Magazine. Un día tan especial como el día que Black Metal cumple 40 años teníamos que recuperar algo tan grande como esta entrevista.

Hola, Jeffrey. En 1981 sacasteis vuestro debut Welcome to Hell. Hoy en día parece casi inofensivo, pero poniéndote en la piel de 1981, una portada con semejante pentagrama y el macho cabrío dentro debió ser bastante provocativo, ¿no? ¿Llegasteis a tener algún problema con dicha portada?

Bueno, no creas. La portada que más problemas nos causó fue At War With Satan, que incluso muchos distribuidores se negaron a poner en las tiendas. Nosotros queríamos provocar y aquello era bastante ofensivo para la Inglaterra conservadora de la época. Recuerdo que recibimos una carta de Carla LaVey, la hija de Anton LaVey, dándonos las gracias y enhorabuena por tener los cojones de publicar algo tan directo y ofensivo para la moral cristiana.

Hoy en día, si Venom no hubiera existido jamás, dudo mucho que ninguna discográfica se hubiera atrevido a publicar algo así dado el clima hostil existente en el mundo para con las religiones. Pero aquellos eran otros tiempos, sin duda. Recuerdo que la revista británica más popular de la época, Sounds, nos entrevistó.

Ellos al final de la revista tenían una carta para las misivas enviadas por sus lectores. Pues bien, tras entrevistar a Venom tuvieron que poner cuatro páginas de la cantidad de cartas que recibieron. Y por supuesto, casi todas nos ponían a parir… Recuerdo que de América nos llegaron incluso amenazas serias, y eso nos dio una publicidad enorme. A mí no me preocupa que no te guste mi grupo, ningún problema, puedo entenderlo. Pero no vengas a la puerta de mi casa a decirme lo que debo y no debo hacer.

Mira, yo perdí todo tipo de fe cristiana cuando mi padre murió. Él era un gran padre, un buen marido, un buen hombre de familia… Y falleció muy joven. Y a la vez tenías asesinos, violadores, drogatas… Todos ellos vivitos y coleando y viviendo toda una vida hasta el final, ¿Dónde está la justicia de Dios ahí?, ¿dónde?

En aquella época, todo se reducía a Black Sabbath, Motörhead, Kiss y Judas Priest. Y todas esas bandas eran inofensivas si las comparas con lo que hizo Venom uno o dos años después. Tú por aquella época eras el principal compositor del grupo y fuiste quién introdujo absolutamente todo en Venom, la estética, la temática… ¿Cómo se te ocurrió eso de llevar las cosas hasta tal extremo?

Yo de pequeño escuchaba a T.Rex, Slade, The Sweet… Luego llegó Queen, Alice Cooper… De hecho, el primer single que me compré fue Seven Seas of Rhye. El caso es que siempre buscaba cosas más duras, más heavies. El tipo con el que empecé Venom, Dave Rutherford, me introdujo en Deep Purple y un día trajo consigo dos tickets para ir a ver a Judas Priest. A mí me sonaban de nombre, pero nunca les había escuchado, era la gira del Killing Machine, cuando tocaron en Newcastle.

Así que fuimos y yo me quedé prendado de K.K. Downing, la Flying V, el pelo rubio, esa actitud mega heavy… Era lo máximo. Así que nuestra misión era superarlo: Debíamos ser más sucios que Motörhead, más satánicos que Black Sabbath y llevar más cuero que Judas Priest, esa era la misión.

A todo ello le sumamos una temática oscura que me vino por culpa de mi abuelo, que era un obseso de las películas de terror y me pasó esa afición de jovencito. Me acuerdo que hace no mucho la revista Decibel publicó una lista de los discos de metal más influyentes de todos los tiempos y colocaron ahí Welcome to Hell (1981). Luego nos entrevistaron y me preguntaron cómo habíamos logrado dar con ese sonido tan particular, “¡No tengo ni idea!” Le dije, es decir, cuando entramos a grabar ese disco, no teníamos ningún tipo de experiencia de estudio ni nada parecido.

Pero sí teníamos el espíritu punk que por entonces daba sus últimos coletazos. El metal a finales de los 70 se había vuelto inofensivo, se había acomodado. Las bandas de heavy-rock de la época eran blandengues e inofensivas. Nosotros queríamos devolverle a la música heavy ese toque de crudeza y brutalidad que había perdido por el camino.

Ahora, no sé decirte cómo lo logramos, no sé darte la fórmula. Imagino que éramos jóvenes y queríamos comernos el mundo. En las entrevistas de la época siempre nos metían en el saco de las bandas de heavy-rock, básicamente porque teníamos el pelo largo y tocábamos guitarras eléctricas “duras”. Pero era obvio que nosotros no teníamos nada que ver con Journey, Foreigner o incluso Kiss, así que en ese momento nos dimos cuenta de que necesitábamos crear una nueva etiqueta para definir la música de Venom y así salió lo de Black Metal.

Queríamos mezclar la música metal con el satanismo, las misas negras… Fuimos la primera banda en utilizar el símbolo de la Iglesia de Satán, queríamos llevar todo eso al límite, incluso el vinilo tenía una cara que era black y la otra metal… Queríamos desmarcarnos del resto. Queríamos provocar a la gente, nada más. Yo no creo que fuésemos satánicos. De acuerdo, tampoco creíamos en Dios, pero realmente en nuestras vidas personales no aplicábamos el satanismo. Me compré la biblia satánica para indagar en el tema, pero nada más, saqué inspiración de ahí, simplemente.

Como bien recordarás, a principios de los 90 Noruega se convirtió en el epicentro del black metal y Venom erais probablemente su mayor fuente de inspiración. Vosotros tratabais todas aquellas temáticas desde un punto de vista meramente fantástico, sin embargo, ellos se lo tomaron más en serio y pasaron a la acción… ¿Cómo te sentiste por primera vez cuando te enteraste de todo lo que estaba sucediendo en Noruega?, ¿Verías como buena promoción que un jodido asesino como Varg Vikernes llevara una camiseta de Venom el día de su juicio delante de las cámaras y la prensa?

Ya hablamos de esto con anterioridad. Si malinterpretas mis letras, es tu responsabilidad, no la mía. Además, muchas veces se malinterpretan las cosas. En el disco Zero Tolerance de Mantas, teníamos un tema que se llamaba “Kill It”. A primera vista podría parecer que es una canción a favor del asesinato, pero no lo es, todo lo contrario, es un tema en contra de la caza de animales. No me culpéis a mi si leéis mis letras y os da por pillar una pistola y liaros a tiros con todo un vecindario.

Esa gente está mal de la cabeza y habría cometido crímenes igualmente, si no fuese a través de las letras de Venom, lo habrían hecho a través del cine bélico o las novelas policíacas, qué sé yo. Por ejemplo, cuando yo compuse el tema “The Seven Gates of Hell” estaba pensando en algo en plan Ronnie James Dio, ya sabes, magia, hechizos, brujas, dragones… Era todo fantasía, nada que ver con la realidad, en ningún momento incitaba a la gente a matar a nadie ni quemar una iglesia ni nada de eso.

Recuerdo un programa en la televisión británica que trataba el tema del satanismo y el heavy metal. Le hicieron una entrevista a un tipo que estaba en la cárcel que junto con unos amigos había torturado a un tipo hasta la muerte con música de Venom de fondo. Tío, ¡no has entendido nada! Yo no quiero tener nada que ver con calaña de esa clase.

La música está hecha para unir a la gente, no para incitarla a cometer crímenes. Fue Venom como podían haber sido los Beatles o la película de The Exorcist. Cualquier cosa, sacada de contexto y desvirtuada, puede ser una buena excusa para matar. Yo odio el rap y las boy bands pero no por ello voy a ir por ahí matándolos a todos. A mí no me gusta, lo odio de hecho, pero entiendo que hay millones de personas que sí gustan de todo eso y es en la diversidad donde reside la gracia de todo esto.

Si todos fuéramos iguales, gustáramos de la misma música, lleváramos el mismo coche y la misma ropa… ¿Qué gracia tendría todo esto? Venom triunfamos porque éramos diferentes, nada más.

Por esa misma época, a mediados de los 80, Neat Records inundó el mercado de artículos y lanzamientos de Venom de toda clase, EP’s, splits, directos, recopilatorios, videos, singles…  ¿Hasta qué punto teníais vosotros control sobre todo ello?

Yo creo que, por esa época, perdimos el control sobre todo. Bueno, de hecho, nunca lo tuvimos, pero al menos se dignaban a darnos copias del material que sacaban y más o menos sabíamos lo que iba saliendo al mercado, pero llegó un punto que no. De hecho, hay un montón de material de esa época que ni yo conservo, imagínate. Neat Records perdió los papeles y fueron en busca del dinero de forma indiscriminada. Yo conozco a varios coleccionistas de Venom de todo el mundo, hay uno en Suecia y otro en Suiza muy importantes… Recuerdo que el suizo, que es un tipo de puta madre, una vez me dijo que tenía 69 ediciones diferentes del disco Black Metal,

¿Es eso lógico? Es decir, ¿qué sentido tiene re-editar un disco 68 veces? Nunca vimos un céntimo de todo ello… Mira, hace un tiempo se casó un tipo y tuve que ir a la boda un poco por compromiso y al verme por primera vez, me dio la mano, vio un anillo que yo llevaba y me dijo “Wow, vaya anillo, tú eres el tipo de Venom, ¿no? Joder tío, debes tener una fortuna”. Imagínate como me sentí, “¿Una fortuna tío? No sabes de lo que hablas, de verdad, solo te puedo decir que todo se reduce a 2 palabras, ¡RIP – OFF!”. Así es como me siento.

En la época era joven y no me importaba tanto, pero con la edad… Tío, si a mí me hubieran pagado los royalties que se le pagan a cualquier músico, ahora podría tener una vida casi de lujo y sin embargo no la tengo. No pido nada espectacular, solo lo que era mío y se me debía… Pero bueno, es un caso perdido, no hay nada que yo pueda hacer.

Ese tipo que se casó a principios de los 80 tuvo una tienda de discos muy importante en Newcastle, se llamaba Volume Records. El tipo me reconoció que hubo una época en la que cada semana hacían pedidos de más y más copias de los discos de Venom porque no daban abasto. El tipo me dijo que yo debería tener la casa llena de discos de oro. Claro, eso sería lo lógico, pero entregar un disco de oro al grupo sería reconocer que habíamos vendido 100.000 copias, y eso a Neat Records no le interesaba.

Imagino que alguien tendrá esos discos de oro en sus estanterías de casa (Risas). Nuestro fallo quizá fue pensar que podíamos operar sin tener un management. Oíamos historias de que los contables de Elton John o George Michael les habían timado dinero y nosotros pensábamos, “Mejor no tener contables ni management, para qué, para que nos timen”. ¡Imagínate! Nosotros pensando eso y en el fondo un management, por muy corrupto que fuese, de bien seguro nos habría reportado algún beneficio.

¿Cómo de importante era la pirotecnia para Venom?

Llegó un punto que casi era más importante que la música en sí (Risas). Lo amábamos, en mi caso, el amor por los fuegos artificiales venía de mi pasión por Kiss. De hecho, hubo una época en la que casi todo el dinero que ganábamos lo invertíamos en pirotecnia. Pero, por otro lado, también nos limitaba a los sitios que podíamos ir a tocar y a los que no, de hecho, recuerdo que no hicimos algunos shows porque en ciertas salas no se podía utilizar la pirotecnia.

Visto ahora, me jode porque creo que deberíamos haber hecho esos shows, pero en la época éramos así de idiotas (risas). ¡Mucha gente venía a ver a Venom por la pirotecnia, éramos unos pirómanos! Todo forma parte del circo, es como Rammstein. En los viejos tiempos a veces usábamos pirotecnia, como en el show del Hammersmith Odeon del 84, pero nunca utilizamos pirotecnia de la gorda hasta la reunión de mediados de los 90 y los shows de Dynamo y Atenas.

¿Podríamos considerar a Venom como a una banda de shock rock?

Bueno, podríamos decir que sí. Nos gustaba provocar a la gente, en lo musical por supuesto, pero sobre todo en lo relativo a imagen, puesta en escena… Ya sabes. Así que, en cierto modo… se podría decir que éramos una banda de shock rock.

¿Cuál es la mayor mentira que han dicho sobre ti o sobre Venom?

Recuerdo cuando algunos miembros del grupo empezaron a abusar muy seriamente de ciertas sustancias ilegales y peligrosas. Yo nunca estuve metido en esa mierda, era un tío sano, hacía deporte, nunca tomé nada de nada. Lo mismo que con el alcohol. Pero al resto de Venom el alcohol y las drogas les estaban empezando a pasar factura.

Irse de gira ya no tenía un fin musical, irse de gira era sinónimo de irse de fiesta durante semanas o meses y eso no es lo que yo quería y buscaba. Estábamos destinados a ser la banda más grande del mundo. ¿Por qué ciertas personas se empeñaban en destruir esa reputación por culpa de las drogas y el alcohol? Yo era un tipo tranquilo, callado, tímido hasta cierto punto.

De hecho, llegó un punto en los 80 en que incluso dejé de acudir a los eventos promocionales, dejé de firmar autógrafos, dejé de hacerme fotos con los fans… ¡No quería desilusionarlos! Es decir, sobre el escenario yo corría, gritaba, rompía guitarras… Pero solo era eso, pose escénica, nada más. Fuera del escenario era un tipo bastante reservado y cada vez me pesaba más el hecho de que la gente viniera a mi esperando a que vomitara sangre, gritara “hail Sathanas” o alguna cosa así, cuando en realidad yo no era así, no sé si me explico.

No me sentía cómodo con mi papel de “guitarrista de Venom”, la gente se estaba haciendo una idea de mi totalmente errónea. Mira, en nuestra gira americana con Metallica, una noche, estábamos todos en casa del promotor, era el cuartel general de Metallica, y allí estaba toda la escena de San Francisco, la gente de Venom, los chicos de Metallica

La cosa estaba derivando en una fiesta de lo más salvaje que te puedas imaginar. En esas que mi técnico de guitarra y yo, un poco hartos de todo ellos, nos largamos a un hotel pues queríamos un poco de calma. Llegamos al hotel, cenamos tranquilamente, charlamos, tomamos un par de copas, nos subimos a la habitación a ver un partido de baseball en la tele… Ya sabes, en plan chill out, queríamos tranquilidad y calma.

Total, que al día siguiente volvimos a la casa y una chica que estaba allá, que había llegado justo después de que nosotros nos fuéramos, me vino y me dijo que, dado que no me había visto en la fiesta, se creía que yo era el anticristo, el tipo extraño que nunca está, que siempre desaparece, que no se deja ver ni quiere socializarse, que se dedica a encerrarse solo en un cuarto haciendo rituales satánicos… ¡Qué coño es todo eso! ¿Me entiendes? Yo solo buscaba calma, volver un poco a la normalidad…

Hay gente que se ha echado totalmente a perder por entender que la carretera es solo sinónimo de drogas, alcohol y fiesta. Yo creo que, en la carretera, de gira, necesitas reencontrarte contigo mismo haciendo también cosas cotidianas como salir a cenar, descansar, ver un poco la TV… Y sin embargo, la gente tenía esa imagen de mí, de bicho raro, solo porque no estaba ahí en los backstages, casas o bares destrozándome o castigándome.

Yo no encajaba en una banda de heavy metal de mediados de los 80. No estaba bien visto que no fueras un desfasado de la vida. Y eso, en parte, pronunció más aún si cabe las diferencias entre Cronos y yo, que, a fin de cuentas, éramos las dos fuerzas motoras de Venom en todos los sentidos.

¿Cuál es el truco escénico que siempre quisisteis hacer pero que nunca pudisteis hacer sobre un escenario?

Pensamos en muchas cosas, pero todas se nos escapaban de las manos por razones económicas. Pensamos en montar unas grandísimas puertas del infierno detrás del batería, para que de ellas saliera humo, efectos, luces… También recuerdo que pensamos en meter a un montón de personajes, actores, vestidos de demonios quietos detrás en el fondo del escenario… Pero no lo hicimos, todo ello era demasiado caro para ser llevado de gira.

¿Me podrías dar tu opinión sobre estas bandas clásicas?

Black Sabbath: Clásicos, padres del rock duro, sin ellos no existiría nada de lo que conocemos hoy en día.

Bathory: ¿Venom? (Risas). Bathory fueron el tributo definitivo a Venom, ¡sin lugar a dudas!

Coven: No sé quiénes son, los conozco de nombre, pero nunca los escuché…

Celtic Frost / Hellhammer: Recuerdo estar en Suiza, no tocábamos, solo estábamos allá en un evento promocional para los fans, y Tom se me acercó para darme una demotape de Hellhammer, lo primero que me dijo –me acuerdo perfectamente- fue, “¿Por qué hacéis un black metal tan comercial?”, “¿Cómo, perdona?” Le dije (Risas). Respeto mucho a Tom, de verdad. Ha logrado que tras 30 años la gente todavía esté interesada en lo que hace, y eso es muy difícil amigo mío, muy difícil de conseguir.

Slayer: Siempre han sido fieles a su música, nunca se separaron de su fórmula. Slayer son los jodidos Slayer. Solo se me ocurre una palabra, “respeto”. Son una institución, solo de pronunciar la palabra Slayer, ya impones respeto. Se lo han ganado a pulso, eran un grupo muy trabajador.

Jordi Tàrrega
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Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.