White Stones empezó como un divertimiento, una sucesión de canciones que el gran Martín Méndez de Opeth empezó a componer y grabar ya afincado en tierras catalanas, donde reside. No había ninguna intención de llegar a una banda real, pero los astros se alinearon. Los temas eran buenos y estaba rodeado de un elenco de músicos que podían acompañarle. Cuando la todopoderosa Nuclear Blast llamó a su puerta se puso las pilas…
Estamos ante el segundo paso discográfico de White Stones y en Dancing into Oblivion vas a ver una evolución importante, especialmente en lo técnico. Obviamente los meses de pandemia han influenciado música y letras y las influencias de sus amados Entombed, Deicide, Death y demás se han combinado con el jazz clásico. Pero ya que estábamos tocaba preguntarle por Opeth.
Hola, Martín. Saludos desde Cubelles, en Barcelona. ¿Dónde estás tú ahora?
Yo ahora mismo estoy en Matadepera. Ya hace un par de años estoy aquí.
Felicidades por el nuevo disco Dancing into Oblivion, parece que un poco es la banda sonora de estos tiempos expresada con música. Aislamiento, desesperación y miedo. ¿La pandemia ha sido pues uno de los principales motores de inspiración para este disco?
Bueno, un poco me ha ayudado, me ha dado inspiración. No diría que el disco trate sobre la pandemia ni ha comenzado por todo esto, pero como que he aprovechado el momento, por decirlo así. Y he plasmado todos estos sentimientos en la música. Así que en ese sentido sí que ha sido de mucha ayuda.
¿Qué evolución le ves a Dancing Into Oblivion respecto a Kuarahy?
La verdad es que son dos discos bastante diferentes. Cuando compuse Kuarahy la única idea que tenía era de no hacer que los temas fueran muy técnicos y que tuviesen un poco una onda mantra, es decir, que se repiten bastante los riffs, que, a su vez, eran bastante sencillos al oído. Quería destacar más la emoción y el sentimiento, que eso estuviera más presente que no lo técnico. Y en Dancing into Oblivion he intentado hacerlo todo un poquito más complejo. Dancing into Oblivion comparado con Kuarahy es un poquito más técnico, pero intentando que la carga no la lleve sólo técnico, sino que fuese como en el otro álbum, con la emoción y el sentimiento de protagonistas. Pero sí, lo he querido hacer un poquito más complejo.
Este disco realmente es muy técnico. Lo he escuchado varias veces y me ha sorprendido especialmente por la calidad técnica. Escuchando el disco veo influencias de Voivod, Entombed, Deicide, Death, pero he leído que Coltrane y Ellington, es decir, los grandes del jazz, en cuanto a inspiración, están presentes. Vuestro sello Nuclear Blast TT os cataloga como death metal progresivo. Es una buena etiqueta, pero quizá no sea la mejor para definiros.
No sé, eso a mí me cuesta ponerle sellos a la música. Para mí es metal de una forma diferente a lo que estamos acostumbrados. No es death metal clásico, pero es mi interpretación. De los grupos que dices posiblemente Deicidey Entombed sí que te diría que están como influencia, pero es una mezcla de todo. La verdad es que, cuando compongo, nunca me pongo metas de cómo debería sonar ni a qué. Intento que sea natural. Intento, no digo que sea lo que sale, pero sí que intento sacar un sonido propio. Eso siempre. Y creo que se mezclan todas las influencias que tengo yo en lo musical, como por ejemplo la que dices de John Coltrane. A ver, en el disco no encontrarás ningún momento que digas que es jazz o suena a Coltrane… ¡para nada! No es nada obvio, pero la influencia está ahí en álbum, de alguna forma. Me parece que es más la emoción que me transmite a mí el jazz como estilo, y yo la transformo en lo que es esto.
Pues te diría que en “Freedom in Captivity”, por cierto, gran título… yo veo las influencias jazz, un poco es como si Coltrane diera paso a los Death de Chuck Schuldiner después de la intro…
Sí, ya te digo, hay muchas influencias de la mucha música que escucho, y este año, especialmente, he estado escuchando mucha música. Especialmente he combinado jazz y los viejos clásicos de metal, y también muchas otras cosas que me han influenciado bastante en todo lo que he hecho en este disco.
O sea, que en tiempos de pandemia podríamos decir que Martín Méndez ha escuchado lo que le gustaba de pequeño y sobre todo… mucho jazz (risas).
Sí, bueno, yo jazz hace ya bastantes años que lo escucho, pero sí que en este año me he centrado bastante en John Coltrane y he descubierto más discos que no los tenía muy escuchados. He tratado de moverme un poco por ahí.
Mi tema favorito es «Chain of Command» y veo que ha sido single, incluso hay video. Estaba claro que ese tema iba a ser un sencillo de adelanto, pues el resto de temas son muy largos, también hay una intro, una outro y una instrumental corta. ¿Por qué esta estructura de temas largos e instrumentales?
«Chain of Command» representa un poco lo que es todo el disco, pero como dices, no tiene la intro tan larga como el resto de temas. Y bueno, la idea de la estructura del disco sí que la tenía ya desde el principio, que era un poco el tener un interludio calmado entre tema y tema. La idea era generar una dinámica más agradable al oyente. Mezclar tema pesado y luego un interludio más calmo. Yo interpreto como que pasas de escuchar un tema pesado, de estos más heavies, a esos interludios que te vuelven a bajar un poco al punto cero, para luego volver a comenzar con el otro más fuerte. Se trata de dinámicas, de que sea una escucha placentera gracias a la dinámica.
Estáis en la discográfica Nuclear Blast. Concretamente en la facción de TT, ya que Nuclear Blast se ha dividido en dos partes. Lo digo porque para mí os habéis quedado en la que me más potente, la que tiene a todas las leyendas de heavy metal.
Sí, claro, he tenido contacto con el propio Markus, fundador de Nuclear Blast, y él que ahora lleva la parte de esta facción Nuclear Blast TT. Y sí, estamos en una escudería con bandas que la verdad es que a mí también me agrada estar a su lado y en participar con ellos, porque como bien dices, son bandas clásicas.
El propio Markus lleva la promoción y lleva el contacto con los periodistas, lo cual es genial. ¿Por qué el nombre de White Stones? ¿De dónde sale?
El nombre surgió cuando yo estaba componiendo el primer disco Kuarahy. Al principio no tenía muchas intenciones de que la cosa fuera muy lejos. ¿Pero qué hacía con los temas? Entonces surgió que empecé a escribir canciones y me gustó mucho como quedaba todo cuando llevaba ya seis temas hechos. Quería editar un vinilo y hacer unas copias. Mi idea era hacer unas pocas copias para tenerlo el vinilo, y poco más. Luego la gente lo escuchó y me surgió la posibilidad de contrato con Nuclear Blast, y todo se volvió mucho más serio. Y fue cuando entonces me empecé a ponerme las pilas en el sentido de buscar nombre. Antes había sido un poco todo digamos… más de “demo”, todo más casero y había que ponerse a trabajar. Yo creo que todo aquello me vino en un nostálgico en la vida en el que recordaba mucho los tiempos de juventud en donde yo había crecido y White Stones traducido al español es el barrio donde yo me he criado en Uruguay, Montevideo: Piedras Blancas. Un poco es que rindo tributo al sitio este. Y nada, me hacía gracia y creo que era bonito. Estaba con un poco empapado de nostalgia en ese momento y me hacía gracia de hacerle un tributo a ese sitio tan especial.
Interesante. Pero ya que hablamos de nostalgia. ¿Qué hacía un uruguayo en Suecia? ¿Cuándo y por qué cambias Montevideo por Estocolmo?
Bueno, yo llegué a Suecia en el 96, en febrero del 1996, y la única razón por la que fui a Suecia fue para probar con la música, para tocar metal. Esa era la única razón. La única idea que yo tenía y por la que dejé en mi país, y bueno… terminé ahí. Fueron años duros y agradables, y al final todo se estableció y comencé a tocar con Opeth. Y bueno, todo ha salido bastante bien, dentro de todo, y me alegra haberlo hecho.
La verdad que te ha salido muy, muy bien. Conozco gente de Barcelona, de Catalunya y en España en general que viaja todavía a día de hoy a Estocolmo para dedicarse al metal.
Sí, es que en esa época era la cuna del metal, un poco, ¿no? Del estilo de death metal melódico al menos. Yo veces escuchaba Opeth antes de salir de Uruguay y escuchaba muchas bandas provenientes de ahí, y la ciudad me hacía la ilusión. Era el centro del metal en aquel entonces.
Juraría que llevas desde 1997 y ya eres el segundo miembro más longevo de Opeth…
Sí, sí, hace ya mucho tiempo…
No está nada mal. Eloi de Vidres a la Sang es el vocalista de White Stones y pude ver que le grabasteis una canción para su 40 cumpleaños. ¿Tuviste claro que él tenía que ser el vocalista para White Stones?
Fue todo un poco por casualidad, porque como te contaba al principio, yo no tenía intenciones de nada, y yo escribía música para mí prácticamente. La primera intención era que lo cantase yo todo. Como lo estaba haciéndolo todo, la idea era cantarlo. Y cuando llegó la hora de probar estaba utilizando el estudio de Eloi, y él estaba ahí ayudándome a grabarme. Lo intenté y no creo que durase más de cinco minutos, me sentí súper incómodo y no me gustaba nada… así que le dije: “prueba tú”. Pero no había intenciones de que nada fuese más allá hasta ese momento. Al probar y ver como que hubo una química muy buena, en poco tiempo vimos que teníamos algo bueno. Compusimos cosas que nos agradaban a los dos, y bueno, fue ofrecerle que cantase al resto de los temas. Y fue así como todo empezó: poco a poco y de forma natural, progresivamente, sin planear nada. Al final ya teníamos los temas grabados y cuando surgió lo del contrato y todo, ya fue como más serio. Entonces le planteé lo de hacer el disco entero, tuvo grabadas todas las voces y bueno, él aceptó encantado, y aquí estamos. Estoy muy contento porque es un tipo con el que trabajo muy, muy a gusto y nos entendemos muy bien.
Quería preguntarte por la otra banda grande de Catalunya de metal progresivo: Foscor. ¿Tienes buena relación con ellos? ¿Te gustan?
Sí, bueno, son amigos míos también. Por ejemplo, el videoclip de “Chain in Command” lo grabó Gaby, que es el guitarrista de Foscor y lo editó también. Y bueno, en White Stones como guitarrista para directos tengo a Alberttambién, que es el guitarrista de Foscor y de Vidres a la Sang. O sea que White Stones es un poco el enjambre de estos grupos que hay aquí.
Es una muy buena fusión de ambas bandas.
Bueno, yo he participado también en grabaciones de Vidres a la Sang.
Recuerdo escuchar el Still Life en su día, ya que todo el mundo hablaba de Opeth y de verdad que me costó muchísimo… era un metal progresivo muy bien hecho y pensado, pero… hubo un día que lo volví a escuchar y toda la grandeza de Opeth estaba ante mi. ¡Es impresionante ese disco! ¿Entiendes que Opeth no le entre a mucha gente?
Sí, claro. Opeth no es el típico grupo de canciones cortas y pegadizas que se le engancha a la gente a la primera. Para Opeth tienes que dedicarle mucho tiempo y te tiene que gustar el estilo también, claro está. A mí me fascina, la verdad, el que tengamos tantos seguidores con la música tan compleja que hacemos. Pero bueno, es cuestión de gustos y creo que hay mucha gente que le agrada, pero también mucha gente que no. Esto es así.
Pero no es un caso muy habitual el que una banda como Opeth que sea un referente tan claro del progresivo, y ya no diría metal progresivo, sino de todo. Es realmente curioso…
Opeth siempre ha sido lo que es, y eso es lo que tiene de bueno. Pero para mí lo interesante del grupo es la progresión, la voluntad de sorprender… Cada disco tiene elementos diferentes, siempre ha sido un poco el reto, al principio más que nada. El plasmar en la música la calidad que intentamos hacer. Te diría que es el reto más las influencias que hay en el grupo, y para mí eso es fantástico.
Mikael Åkerfeldt siempre dice que le encantaría tirar hacia las bandas de progresivo italiano de los 70. ¿Te gusta a ti también todo ese material o comercialmente eso puede ser muy complicado?
No, a ver, a mí todo lo que es experimental, me gusta, y todo lo que vendrá me imagino que será experimental. Ahora, no sé si sonaremos algún día tal cual lo dices, pero ya veremos. Piensa que Mikael tiene muchas influencias y como todo compositor tiene momentos que se siente con ganas de hacer una cosa u otra. Pero bueno, estas cosas, ya se sabe… Yo creo que ni él sabe lo que vendrá porque es siempre un poco una sorpresa. Hay que aprovechar el momento.
Mikael explicó en una entrevista que sigue habiendo gente muy cabreada con Opeth por el hecho de que ya no haya voces guturales y que, en una firma de discos, vino un chico con el logo de Opeth en la camiseta tachado, simplemente para reivindicar los primeros discos. ¿Has tenido alguna tensión con fans respecto a esto?
No, creo que esta fue la más descarada de todas. Era en un meet and greet que vino este este tipo con esa camiseta. Pero no, a ver, hay gente que te lo deja claro tanto en las redes sociales o un poco más sutilmente cuando los encuentras, pero bueno… yo lo entiendo. También hay gente que se identifica mucho con la música, con un grupo y entiendo que hay gente que también es más cerrada y se identifican tanto que cuando le sacas el componente con el que se sienten tan identificados, pues claro, se sienten traicionados. No sé cómo decirlo, pero… Yo creo que el verdadero fan de Opeth, ya sabe con lo qué se va a encontrar. Sabe que habrá sorpresas, sabe que habrá cambios. Y bueno, creo que la mayoría, dentro de todo, está contenta con lo que ofrecemos.
En In Cauda Venenum empezasteis a utilizar el idioma sueco. ¿Es algo que va a ser ya una constante en un futuro?
No creo. Esto fue un elemento nuevo para el grupo en este momento. Pero bueno, no lo sé. Aunque no creo… Dudo mucho que llegue a ser algo habitual. Pero tampoco descarto que pueda salir otro disco en sueco, porque la verdad que nos ha gustado el resultado. Pero yo creo que fue más un acontecimiento único.
Os he visto muchas, muchas veces en Wacken, en salas, especialmente varias veces en muchos festivales como Be Prog y también te digo que “Heart in Hand” es de lo mejor que he hecho Opeth en toda su historia (desde mi punto de vista, claro). ¿Crees que al grupo le queda margen para seguir creciendo?
Bueno, esto es difícil de decir y más en estos tiempos. Pero bueno, yo confío en que sí. La progresión de Opeth ha sido muy lenta. Hemos crecido como banda constantemente, pero lentamente. Nunca hemos tenido un boom de la nada como algunos grupos lo tienen, y creo que el camino es ese. Por ahora, mientras sigamos sacando discos, todo depende de la dirección que tomemos en el futuro. Pero yo calculo que será algo parecido como ahora.
Martín Méndez, Martin Lopez, Martin Axenrot… ¿Si uno se llama «Martín» tiene más posibilidades de tocar en Opeth?
Es la única condición, no hace falta nada más (risas). Sí, sí, es muy curioso. Y había otro Martín al principio también, uno que tocaba el bajo. Al principio de todo. En total somos cuatro en la historia de Opeth.
Es Martin o Martín. ¿A ti cómo te llaman en el Norte?
Bueno, aquí soy Martín, pero allí soy MÁrtin.
De entre todos los ex miembros de Opeth mi favorito es Per Wiberg. ¿Qué tal los años con él?
Bien. Creo que casi diez años los que ha estado con nosotros. Y bien, ha sido divertido. Un tipo divertido y bueno, en su momento aportaba lo que la banda necesitaba. Ahora el tema de teclados y sintetizadores ha crecido más con el tiempo después que él lo dejó, y, bueno, creo que el que tenemos ahora encaja mejor para el sonido que practicamos. Per, como músico, es otro perfil, más poperos, más rockero, más blusero comparado con Joakim Svalberg. Pero bueno, ya te digo, sigue siendo un amigo y muy contentos con los años que hemos compartido.
¿No echas de menos el Be Prog y más sabiendo que tu vives aquí? Yo creo que era un festival de ensueño siempre y cuando te gustase el estilo.
Sí, a ver, era un muy buen festival. A mí me gustan estos festivales de magnitud más pequeña. Era más cálido, un poco por eso de tener al público más cerca. Y era un festival que estaba muy bien organizado. Y sí, es una lástima que ya no esté pues el sitio era muy especial. Yo he tocado dos veces si no recuerdo mal y fueron dos noches muy placenteras. Era ideal para tocar, tanto por el clima que había, como en el espacio en el que estábamos como por la entrega de la gente.
Steven Wilson me dijo que él ya pasa de tocar en festivales de rock progresivo para no seguir encasillado allí, pero que, si vuelve el Be Prog, que viene de cabeza, especialmente si vuelve a ser con Opeth.
Es un conocido de hace muchos años ya de la banda. Creo que él y Mikael son los que tienen más amistad entre ellos, pero sí, hemos compartido giras juntos y sesiones en el estudio y festivales. Con él hemos coincidido mucho y nos consideramos buenos amigos.
En Science or Noise hablamos regularmente de canciones perfectas y hemos hecho ya una de Opeth que es “The Leper Affinity”, pero nuestro director está trabajando en “Deliverance”. Qué nos puedes decir de este tema “perfecto”, pues es el que más toca Opeth en directo.
Seguramente es el que más toquemos en directo. Un poco es ya nuestro clásico de la época más dura. Bueno, a ver… es un tema muy importante para lo que es nuestra discografía. No recuerdo muy bien la época cuando lo grabábamos, pero sí recuerdo que en el momento que la estábamos grabando ya sentíamos que tenía algo especial. Y bueno, es un tema muy pesado, uno de los más pesados que tenemos. También uno de los favoritos de mucha gente, especialmente por ese final. A la gente le agrada mucho verla en directo. Pero para nosotros un tema más de los tantos que hemos grabado.
¿Hay alguna canción dentro de la discografía de Opeth que tú consideras que debería tocarse más o que es especial para ti?
Yo estoy contento con todo lo que hemos hecho. Y tengo algunas favoritas, pero van cambiando también con el tiempo. Pero para mí hay canciones que son muy especiales, como por ejemplo las del disco Heritage. La canción “Nepenthe” para mí lo es. Me llega mucho, pero también hay otras como pueden ser incluso del Still Life. Canciones como “The Moor”, otras como “Hessian Peel” o “Häxprocess”… No sé, hay muchas. Creo que, por suerte, y dentro de mi gusto musical, hemos acertado en hacer unas cuantas canciones que para un servidor están bastante completas.
¿Qué opinas del “Spirit Crusher” de Death?
Bueno, me hablas de un gran clásico. Debe de hacer unos 20 años que no la escucho, siéndote honesto. Pero bueno, me acuerdo de aquella época en que ya era un clásico. ¡Sí!, e incluso no sé si llegamos a hacer una versión en esos días, justo cuando salió ese tema. Death siempre destacaron por un poco por la técnica, y claro, en aquellos tiempos en los que yo empezaba, era como un poco como un gran reto el poder llegar a tocar los temas de Death.
Y si te pregunto a ti, Martín Méndez, cuál es la canción más bonita o perfecta según tu opinión… ¿cuál sería?
Bueno, tengo algunas. A ver si te digo una de mis absolutamente favoritas sería un tema de Stevie Wonder que se llama “Visions”. Me mata, me encanta. Este tema así en general, y para mí, es perfecto. Y es uno de los temas que, por ejemplo, nos influenció cuando compusimos la canción “Drapery Falls” del Blackwater Park. “Visions” fue un poco la influencia para esa canción. ¿Y qué otros temas te diría…? Pues buffff… No sé, si te hablo de música más pesada, más extrema, puedo decirte que “Pain Divine” o “Immortal Rites” de Morbid Angel. No sé, hay muchos temas buenos. Claro que sí.
Quería preguntarte en cuanto a directos de White Stones… ¿Hay alguna cosa planeada?
Por ahora no tenemos nada planeado. Espero que ahora, una vez que salga el disco, ya podamos encarar un poco más el tema de tocar en directo. Todo depende de la situación, claro está. Todo depende también de la disponibilidad que yo tenga. Una vez que empiece a tocar con Opeth será complicado, pero me agradaría hacer un debut pronto y si lo hacemos sería aquí, en Barcelona, porque viajar en este momento es complicado. Y bueno, ya veremos. No tengo nada concreto, pero ideas de hacer conciertos las hay.