Tenemos el placer de volver a entrevistar a Rubén de La Inquisición, banda de la que somos fans desde hace tiempo y que acaba de sacar un nuevo disco titulado Mundo invisible (2024). Es su tercer LP y viene cargado de su ya conocido punk oscuro y contundente, que nos hará cantar en directo en su próxima gira.
Bueno, pues ya es la tercera entrevista que te hago, ¿no sé si te acuerdas? Siempre es un placer hablar contigo, y más si el motivo es que habéis sacado un nuevo álbum. ¿Cómo ha ido la grabación?
Bueno, pues bastante bien, la verdad. Primero estuvimos haciendo los temas, pero también estábamos tocando bastante. Hicimos una primera pre-maqueta y ahí pulimos algunas cosas. Y la verdad es que la grabación fue muy bien, sobre todo por lo de la pre-maqueta, que es algo que ya hemos hecho un par de veces y la verdad es que, para pulir cosas a nivel instrumental o cambiar alguna cosa, siempre va bien. Estamos contentos, ¡por fin ha salido! Es lo típico, que nosotros lo tenemos muy interiorizado, pero hasta que no sale y la gente lo escucha, no sabes cómo irá. Luego te llevas sorpresas, por ejemplo, el tema «La Inquisición» estuvimos a punto de no meterlo y a la gente le ha gustado. En fin, esto nos suele pasar siempre. Y muy bien, muy contentos, la verdad. Y ahora, pues nada, a pensar en los conciertos.
¿Se os hace cada vez más fácil grabar o más difícil?
A ver, para nosotros es… O sea, nosotros somos un poco de sota, caballo y rey. Quiero decir, hemos grabado con Marc Boria, que grabó el anterior disco y también es nuestro técnico de sonido. Entonces, creo que tenemos la fórmula cogida con Marc. A nuestro nivel, yo creo que es muy guay, porque cada vez nos entendemos mejor y tenemos cosas claras. Él también nos da ideas en el estudio. En este disco también es importante que esté Rau, el nuevo bajista. Ya cuando empezamos todo el proceso de componer los temas, él ya estaba ahí. Digamos que Cirro lo dejó justo antes de que empezáramos a trabajar en los nuevos temas. A ese nivel, ha sido una transición bastante suave, por decirlo de alguna manera.
Sí, es lo que te iba a preguntar. ¿Ya hay parte de composición de Rau en los nuevos temas o aún hay una parte de Cirro?
Sí, claro. A ver, tenemos que tener en cuenta que somos muy colegas, y Cirro hubo un momento en que estaba quemado y no podía más. Decidió dejarlo en un momento que no fuese una obstrucción para el grupo, y él llegó un día al local y dijo: «Hostia, tíos, pues es que no quiero seguir, prefiero dejarlo ahora». Y luego, en ese impás, hubo algún concierto en el que tocó Cirro, y a su vez, Rau había sustituido a Cirro en algún concierto. Entonces, la química siempre ha estado ahí.
Otra cosa son los directos. De cara al disco, estábamos un poco ensayando para los directos, con ganas de cambiar el repertorio, y a la vez haciendo el disco. Es la primera vez que tenemos tantos conciertos y a la vez teníamos que grabar. Pero yo creo que estamos contentos, la verdad, con cómo ha quedado.
A mí, la verdad, me ha gustado mucho el disco, y en nuestra web, los comentarios que hemos hecho entre nosotros son que habéis sacado un discazo. Rubén de Haro ha hecho la review del disco y le ha encantado.
¡Muchísimas gracias!
Y hablando del disco, arranca con el bajo completamente solo. ¿Eso fue premeditado?
Es la segunda vez que me lo preguntan. No, la verdad es que no. O sea, mola porque es como la presentación de Rau. Yo siempre creo que molan los discos que empiezan con un bajo o una batería, ¿no? Pero no era premeditado. Lo que pasa es que no creo en las casualidades; diría que al final es algo que mola también, ¿no? Pero no era para nada premeditado. Ahora, esa casualidad es la hostia, y mola que empiece con el bajo, como presentando a Rau.
¿Y cómo componéis las canciones? ¿Seguís alguna pauta?
Sí, normalmente Àlex Montoro (guitarra) y yo traemos una idea, suelen ser unos riffs, y luego entre todos le damos forma y sacamos la música. También, si vemos que una idea no cuaja, tampoco insistimos demasiado. Además, lo que mola es que no somos un grupo con egos de decir: «Sois unos hijos de puta, mi canción es la mejor». Llegamos con una idea y entre todos le damos forma. Cuando el tema está estructurado, yo hago la letra. También, en el local, improviso con melodías de voz. Primero hacemos la música y, cuando ya está todo listo, hago las letras. Incluso, a veces le damos una vuelta después de tocarlo bastante. Nos gusta currarnos los temas y no quedarnos con lo primero que sale.
Creo que las letras son una parte fundamental de vuestro grupo. Habláis de cosas profundas como la muerte de un compañero o la inmigración. Todo y eso, son letras que se enganchan enseguida; un par de escuchas y ya estás cantando los estribillos de vuestras canciones. ¿Cómo lo conseguís?
A ver, yo creo que, en el fondo, el tema de las letras y los textos y todo eso para cada grupo es muy personal. Y realmente nosotros siempre hablamos en primera persona y siempre creo que utilizamos algo personal para hablar de algo universal. Entonces, yo creo que eso conecta con la gente, porque las vivencias que tenemos todos, como seres humanos, son muy parecidas. Y realmente, ya te digo, yo creo que sobre todo es eso: que hablamos en primera persona de una forma muy personal, de temas que nos tocan a todos, como la muerte. ¿A quién no se le ha muerto un colega? ¿Quién no se ha tenido que ir a vivir a otro sitio? Hay ciertas vivencias que forman parte de la cosmogonía común. Desde el principio de la banda dijimos: «Vamos a hacer esto, no le va a gustar a nadie, pero es lo que queremos hacer y vamos para adelante». Y joder, creo que hemos aprendido una lección de eso, ¿no? Nosotros venimos de tocar en muchos otros grupos y creo que cuanto más eres tú mismo y cuanto más hablas de las cosas que te llegan, más conectas con la gente. Porque al final, las cosas que te inquietan a ti igual son las cosas que inquietan a tu vecino y es curioso porque, cuando hablas en esa primera persona y te vinculas con las vivencias de esa forma, a lo mejor tú estás hablando de una cosa que para ti es muy concreta y a la otra persona le está llegando otra cosa por sus vivencias. Al final, la vida es muy subjetiva para cada uno y yo creo que todos hemos escuchado mil canciones que hablan de cualquier cosa, pero a ti te recuerdan aquel día que escuchaste esa canción, conociste a tu novia o otras mil vivencias. No sé, al final, la vida, el amor y la muerte son cosas que a todos nos tocan y creo que nosotros intentamos eso: vincularnos con las vivencias a través de la música de esa forma.
¿Crees que es el álbum que os consolida en la escena o como grupo? ¿O no crees en eso?
Ostras, no lo sé, no sé. Siempre dicen que el tercer álbum es importante para un grupo. Para nosotros es verdad que es el tercer álbum, pero también hemos grabado diferentes EP’s. Cada cosa que haces te va consolidando, te conoce más gente y nosotros tenemos muy claro lo que queremos hacer. Creo que hay muchos grupos que se aburren de lo que hacen, ¿no? Pero creo que eso pasa cuando no estás muy seguro de tu personalidad, que no estás seguro de lo que quieres hacer. Nosotros escuchamos muchísima música que es distinta a la nuestra, pero tenemos claro lo que es La Inquisición, tenemos un concepto claro de lo que es La Inquisición y de lo que queremos que sea La Inquisición. También supongo que hay más gente joven que descubre la banda, hay más gente que te conoce y cada paso que das hace que te conozcan más. También nosotros nos tomamos muy en serio el rollo de tocar, de intentar ir a todos lados, no solo abrazar la comodidad de ir a los festivales. Creemos que hay que salir de gira y hay que tocar por ahí el álbum. Incluso para nosotros es aún más importante, porque un festival es un escaparate de la hostia. Te va a ver gente que va expresamente a verte, pero también gente que te descubre por casualidad. Pero realmente, un show de La Inquisición es cuando haces una gira como la que empezamos ahora mismo. Creo que esto es lo que mola; no todo son los festivales, sería muy aburrido. Al final, los grupos tienen que tocar en las ciudades, porque las cosas existen porque alguien las hace, ¿no? Nosotros somos de Barcelona y en Barcelona hay mil cosas, pero a lo mejor, no sé, en Alicante no hay tantas. Pues tienes que ir a Alicante y para nosotros eso es bonito y hace que el grupo sea lo que es. Para nosotros, un grupo que no toca no existe.
¿Es complicado compaginar la música y las giras con la familia?
(Risas) Lo es, lo es, lo es. Y dependiendo también de las edades. Willy ahora tiene una cría muy pequeña, tenemos que combinarnos. Hay que poner muy en valor a nuestras familias, a nuestras parejas que nos permiten todo eso. Tenemos una red guay entre nosotros, que nos apoyan y sin ellas todo esto sería imposible. Todo esto no es fácil cuando tienes hijos, cuando tienes familia, compromisos, el curro e irte tres días a tocar. Todo es gracias a nuestras familias y su apoyo, que creen que merece la pena lo que hacemos y, en vez de decir «deja ya de tocar la guitarrita», nos animan. Yo diría que, más que sea difícil compaginar la música con la familia, nuestras familias hacen que todo esto sea posible y se lo debemos a ellas.
Mi hijo de 12 años, no sé si lo recuerdas, es muy fan de vuestra música. ¿Crees que no hay edad para escucharos?
Yo creo que no hay edad para nada, que es una cuestión de inquietudes. No sé cómo son las cosas para la gente joven; no estoy a pie de calle con la gente joven (risas), pero sí que creo que vivimos en un mundo parecido a cuando yo era adolescente. La gente escuchaba Mecano y otras cosas, y si veías a alguien por la calle con una camiseta de punk le saludabas aunque no lo conocieras. Por eso nosotros también creemos que esto es como una pequeña sociedad secreta: el punk, el hardcore, incluso el thrash, para nosotros es un todo, la evolución del rock ‘n’ roll, de esa energía del rock ‘n’ roll de los 50 que ha ido evolucionando hasta donde estamos nosotros. Y sí, yo creo que no solo no hay edad, sino que todo depende de la gente. Hay gente que no le interesa la misma música que escucha la mayoría y conoce a otra que tampoco, y dices «somos diferentes al resto». Ahora tienen acceso a muchas cosas, se pueden vincular de una forma más cultural y eso es muy guay.
Sí, es lo que dices. Cuando éramos adolescentes, nos juntábamos con otra gente que escuchaba la misma música o llevaba el mismo rollo y hacíamos como pequeños guetos…
Sí, yo recuerdo cuando tenía 13, 14 años, yo soy de Madrid, y nos juntábamos en un sitio okupa y había gente del punk, el hardcore, los del thrash… Gente que estábamos un poco aparte; no eso de «estamos fuera de la sociedad». Claro que estamos en la sociedad, pero lo que pasa es que hay esa tribalidad, esas ganas de querer pertenecer a algo y lo vives de una forma muy intensa. Eso, en ese momento, es tu vida; lo es todo. Y esa pasión y ese rollo, ahora ya no lo tenemos evidentemente, pero mola un montón ver que hay gente que la tiene. Por ejemplo, en Euskadi hay chavales que, con 19, 20 años, tocan que te cagas y montan grupos. En fin, hay cosas; a mí eso me ilusiona.
Sí, hay gente joven que parece increíble lo bien que toca. Parece que suben muy preparados.
Sí, aunque yo creo que las generaciones actuales tienen difícil encontrar su propia voz. Tienen muchos inputs; están bombardeados constantemente de opiniones e ideas. Y todo esto de las redes sociales… vivimos más en una época de opinión que de información. Todo el mundo opina, hasta la gente más imbécil tiene su opinión. Para un chaval debe ser jodido recibir ciertas críticas. Yo, cuando tenía 14 años, hacías una maqueta y a lo mejor era una porquería, pero lo compraban tus colegas y no estabas expuesto como ahora.
Cambiando de tema, ¿cómo encaráis la nueva gira por la península y también por Europa, donde tenéis varias fechas confirmadas?
Pues muy ilusionados, la verdad. En Berlín hemos vendido casi todas las entradas, cosa que mola mucho, ya que grupos que no somos alemanes llenemos las salas quiere decir que nuestra escena goza de buena salud. Lo vivimos con mucha expectación. En Madrid y Barcelona más o menos tienes una previsión, pero fuera espero que la gente compre entradas y venga a vernos y a disfrutar de nuestra música.
¿Y qué expectativas tenéis con el nuevo álbum?
Nada, ninguna. Para nosotros ya estamos cumpliendo un sueño. El primer día que empezamos a no perder dinero con esto ya dijimos: «¡Esto es la hostia!» (risas). Cuando empezamos a poder pagar el local y ganar algo de dinero ya fue increíble, entonces lo que venga será genial. Lejos de tener aspiraciones, lo que tenemos ya es increíble, no perdemos dinero con el grupo… Y es que nosotros tocamos en bandas desde los 14, 15 años. Para nosotros es una octava juventud. Nos sentimos bendecidos de que la gente venga a los conciertos, de que compre el disco… Que con lo mal que están las cosas, que la peña nos apoye, es que no podemos pedir más.
¿Quieres añadir algo más para la gente que os sigue?
Bueno, pues, muchas gracias por la entrevista y que nos vemos en los conciertos, con la sangre, el sudor y el ruido, que es lo que nos vincula este ritual nuestro, nosotros creemos que nuestros discos son nuestro testamento y nuestras misas son los conciertos, no solo hay que leer la biblia sino que hay que participar…
Ir a la iglesia, ¿no?
Si, si, a ver si nos vemos pronto…
Seguro que sí, muchas gracias.
Ex bajista, ex cantante (más que cantar gritaba), fotógrafo apasionado, adicto a la música. Rock en la sangre desde que nací, amante del metal desde que escuche Barón Rojo en el 84/85, loco por el thrash desde que escuche a Slayer con 13 años y loco por el punk y el hardcore y de esa energía brutal que desprende en directo. Fotógrafo y redactor (a veces) en Science of Noise