Entrevista Joe Satriani: ‘Empecé a tocar la guitarra el día que Jimi Hendrix murió’

El poder tener a Joe Satriani (casi) sin límite de tiempo ha sido un lujo realmente especial y toda una experiencia. Casi una hora en la que el maestro de las seis cuerdas no para de sonreír y en la que la palabra “divertido” es la que más repite, un síntoma inequívoco de que, a sus 65 años, sigue disfrutando de sus proyectos y de su merecido estatus vital. Obviamente hay que empezar por su nuevo disco de estudio Elephants of Mars en el que mezcla la ciencia ficción, el humor y la crítica social. Estamos ante uno de los discos más variados a nivel estilístico y libres de ataduras comandando una banda excepcional.

Pero Satriani posee un legado enorme que le ha llevado a estar con los más grandes del negocio: Mick Jagger, Brian May, Spinal Tap, Chickenfoot, Deep Purple, Blue Öyster Cult, sus conexiones imposibles con Crowded House y Possessed o sus tiempos de profesor de futuros genios como Steve Vai, Kirk Hammet, Alex Skolnik y demás. No estuvo en el auge del thrash metal en primera línea, pero sí les dio lecciones a casi todos esos futuros guitarristas. Hablando con él te das cuenta del factor humano y de la sencillez que atesora.

Hola Mr. Joe Satriani, saludos desde Barcelona. Antes que nada, gracias por tu tiempo y felicidades por tu nuevo disco The Elephants of Mars. Vamos a empezar porque hay muchos temas a tratar… La primera pregunta es el título: ¿Por qué The Elephants of Mars?

Empecé con una canción muy loca y de alguna manera desarrollé ese sonido que me hizo pensar en elefantes gigantes, unos de gigantes, que no serían los que tenemos en la Tierra. Y a medida que la canción se fue desarrollando en mi cabeza llegué a pensar de dónde podían proceder estos elefantes… y tuve esa idea de que, en un futuro, la humanidad, los terrícolas, harían habitable el planeta Marte y que será un sitio rico en el que la humanidad podría disponer de agua y de otros recursos.

Pero de lo que no se dan cuanta los humanos con esa colonización es que allí crean un nuevo ecosistema y que una de las formas de vida que se desarrollan allí, son estos enormes elefantes, sensibles y con nuestras mismas capacidades… incluso con más poderes que nosotros. Y ellos se alían con los colonos de Marte y entonces surge un guitarrista allí, muy revolucionario, que lucha para salvar el planeta Marte de las diabólicas corporaciones terrestres que explotan los recursos. Ellos sólo están interesados en tomar el agua y los recursos minerales del plantea colonizado. Un poco es una historia de ciencia ficción que empecé con mi amigo y compositor Ned Evett.

Él vino con todo el concepto, así que teníamos ya una historia a desarrollar musicalmente. Y un poco me dio esa idea loca para terminar esa primera canción con la que trabajaba, y que a la postre, fue el tema título para el disco. Y es que es un disco muy variado y ecléctico. Queríamos una canción que fuera lo suficientemente loca para que pudiera abarcar toda esta amalgama de estilos intensos aquí desarrollados. Hay un poco de humor, obviamente, mezclado con la ciencia ficción y unas guitarras muy locas (risas).

Probablemente estemos ante uno tus discos más variopintos. Fusión, músicas del mundo, muchos estilos diferentes y… la verdad es que funciona. Escuchando el disco me da una sensación de libertad y de que uno puede viajar a diferentes partes del mundo y del espacio… ¿Era esa la idea?

Sí, pensé mucho el hecho de que no tenía que someterme a un calendario concreto y cerrado, cosa que sí sucedió con el anterior disco. Antes de grabar “Shapeshifting” teníamos giras y eso nos dejaba sólo 10 días con el grupo y tres semanas para regrabar y añadir cosas. Y eso, en el fondo, es mucho, porque te da tiempo para tocar las melodías, las rítmicas y los solos. Luego había 12 días para hacer la mezcla. Pero cuando te encuentras con una situación como en la del presente disco, que es realmente generosa hablando de tiempo, pues no me puedo quejar…

Con el anterior disco no podías invitar a gente a tocar y decir: “Oye, relájate que tenemos seis semanas enteras, así que explícame todas las ideas que tengas”. Lo habitual en estos casos es tener tres horas para una canción, y eso implica tener el compromiso de cerrar esa pieza en el tiempo pactado. Y para este disco todos estábamos en casa. El teclista estaba en Australia, el productor en Los Ángeles, yo estaba en San Francisco… y de repente no había restricciones de calendario para hacer las cosas. No había un deadlinepara entregar los temas a tiempo. Y de repente… nos sentíamos un poco disgustados por el tema de tener que estar en cuarentena.

Pero lo pensamos bien y me dije a mí mismo que de esta extraña situación podíamos sacar muchas ventajas. Teníamos todos nuestros pequeños estudios privados y podíamos dedicarle tiempo a sacar nuestras mejores tomas, de tomarnos el tiempo para ser más creativos y de esforzarnos a dar lo mejor de nosotros. Así que nos empezamos a mandar esos archivos con la música desde todas las partes del mundo. Si alguien tenía una idea diferente a la original había tiempo para desarrollarla, grabarla y enviarla. Eso enriqueció cada canción del disco y que cada tema desarrollara todo su potencial.

Una de mis canciones favoritas es “Dance of the Spores” con ese sorprendente circo folclórico y con la orquesta. ¿Cuál es tu favorita?

Oh… No tengo favoritas… Me es tremendamente difícil el escoger una. Es divertido porque cuando yo trabajo en un disco me meto muy de lleno en cada canción que compongo. Lo habitual en mí es dedicarle toda una semana entera a cada canción, por lo que pasa a ser mi favorita hasta que la termino del todo. Luego trabajo en otra y pasa a ser mi favorita. Esa es mi forma de trabajar y de concentrarme. A veces, lo que sucede es que es muy importante la temática, lo emocional, el poder plasmarlo con las ejecuciones que requiere la canción.

A veces es algo físico, algo que técnicamente puede resultarte todo un reto, y para ello tienes que tenerlo muy ensayado, y te hablo de algunas canciones en particular. Y justo cuando estás en esto prefiero no tener interferencias ni pensar en otras canciones. Así que nunca te hablaré en términos de favoritismos por canciones concretas, pero si me formulabas esta pregunta hace dos años posiblemente te podría haber dado títulos concretos de mis favoritas (risas).

Vale… pero está “Sahara” que es el tema que abre el disco y que ha sido el primer single, y que realmente me parece ideal para abrir el álbum.

Sí… “Sahara” empezó siendo una canción con voz. Ya tenía la letra a punto y una melodía diferente melodía para la melodía vocal principal. Pero luego decidimos no hacer un disco con voz y la deseché para otro disco posterior. Pero… luego volvió a entrar en la lista de canciones para este disco y mis productores me animaron a hacer de ella un tema instrumental. Eso fue un problema porque tenía que olvidarme completamente de las letras que había compuesto y de buscar una nueva melodía que diera sentido a ese tema, siendo totalmente instrumental.

Una vez estuvo terminada me pareció un tema muy especial. Nos pareció a todos que era una perfecta introducción a ese mundo loco que venía luego. Porque aparece en esta obra un tema como “Dance of the Spores”, que es de la más locas de todas. Hay varias canciones que son un poco engañosas, pero este tema tenía grandes cualidades como bienvenida. Posee una belleza especial, pero al mismo tiempo, te invita a unirte a lo que está por venir.

La primera vez que la escuché la puse de fondo mientras hacía otras cosas y pensé que era la típica intro… ¡Pero vaya! Es que la fui escuchando y tenía poco de intro, es una composición muy lograda. Continuamos: ¿“The Doors of Perception” está inspirada en el libro de Aldous Huxley “Las Puertas de la Percepción”?

¡Sí! Yo me leí todos esos autores cuando estaba en el instituto y me quedé fascinado por ese libro (NDR: de ese libro The Doors sacaron su nombre) Descubrí ciertas cosas en mi juventud… me abrió a muchas cosas (risas). Esta canción específicamente trataba sobre que cuando abres tu mente a la percepción de las cosas, a todas las realidades que hay disponibles como humanos, algunas buenas y otras malas… Hay una lucha y no sabes cómo va a terminar, no sabes que bando puede ganar. Y es que creo que nadie sabe a ciencia cierta lo del significado de la vida.

Pero creo que cada uno tiene que pensar en ello y hablarlo con otras personas. El único camino que vamos a tener, la única visión válida en nuestra vida es el compartir lo que pensamos. Era el hacer una composición que hiciese pensar a la gente y que aportara luz a nuestro conocimiento de las cosas. Ya sea crear un cuadro, componer una canción, hacer un poema, un discurso: un intercambio de ideas respecto a cómo percibimos la realidad de las cosas. Este intercambio, para mí, es absolutamente importante.

Kenny Aronoff, Bryan Beller, Ray Thisltethwayte y Eric Caudieux son los músicos que elegiste esta vez. Es una excelente banda, pero ¿por qué estos excelentes músicos para este disco y no otros?

Bien, Bryan ha estado conmigo estos últimos años, ha girado conmigo y habíamos participado ya en un disco excelente. Es un bajista excepcional. Con Kenny Aronoff ya he estado con dos bandas con él. Estuvo en la segunda encarnación de Chickenfoot y de eso hace ya más de diez años. Giramos juntos en 2019 siendo parte de un trío junto a Doug Pinnick (King’s X) y yo mismo en lo que fue el Hendrix Experience Tour. Y tocamos antes y después de la edición de “Shapeshifting” (2020). Nos conocemos perfectamente y hemos tenido una relación excepcional a la hora de grabar discos y de girar conjuntamente.

Yo sabía que era el tipo indicado para este álbum. Él posee una actitud muy creativa y positiva y vamos conjuntamente a la hora de conseguir este sonido tan alucinante. Cuando le da a la batería… de verdad que desafía a la realidad (risas). Si te fijas en cómo toca, golpea el parche, levanta el brazo y vuelve a pegar exactamente en el mismo sitio. Tiene una especie de toque especial en sus manos y brazos, y eso le proviene del corazón. De esto estoy absolutamente seguro.

A Eric Caudieux le conozco desde 1996 ya que fue el editor del DVD del G3 y luego pasó a ser miembro del grupo ya que es un guitarrista y un teclista fabuloso. Estuvo un tiempo en la banda ya que estuvimos produciendo juntos el disco “Engines of Creation”. Y bueno, ha estado trabajando en mezclas y remezclas de todos mis discos desde entonces. En esta ocasión tenía muy claro que le quería a él como productor. Es que no se me ocurría nadie más que pudiese llegar a entender lo que tenía en mente para este disco. Así que ha estado tocando los teclados para el disco.

Y nos queda al chico nuevo: Ray Thisltethwayte, que tiene un nombre dificilísimo de pronunciar. Es un tío increíble que estaba en una banda australiana llamada Thirsty Merc que llegó a ventas de platino en su país. Toca la guitarra y tiene una forma de cantar muy loca, pero lo que me alucina es cómo toca el teclado. Su talento es enorme. Es capaz de tocar todos los estilos posibles y sus improvisaciones son loquísimas. Esta con la banda desde que sacamos el disco “Shapeshifting”. Pero… no hemos podido estar todavía en la misma sala de ensayos (risas). Es que el encierro por el Covid sucedió antes de que entrase en el grupo. Está en Australia, así que hemos tirado de Face Time, Zoom y Skype a la vez que nos hemos escrito muchos mails. Espero que dentro de poco pueda reunir a toda la banda bajo el mismo techo de una sala de ensayos. Y así preparar la gira…

¿Cuán importante fue para ti el segundo disco Surfing with the Alien?

Esa obra fue totalmente decisiva. Nada más firmar el contrato discográfico para ese disco con Relativity Records yo estaba en Escandinavia con Jonas Hellborg y estábamos tocando fusión de estilos en algunos clubs. Ese sello estuvo de acuerdo en producir y distribuir el primer disco Not of this Earth. Nada más volver de los países nórdicos europeos me tocaba hacer una showcase el local China Club en Nueva York, pero el objetivo real era hacer una audición. Ellos estaban allí, me vieron tocar y decidían si me fichaban o no.

Y lo que le dije al presidente de esa compañía es que me gustaría sacar un disco como celebración de todas las cosas que me gustaba hacer tocando la guitarra: Chuck Berry, Jimi Hendrix, Allan Holdsworth… y claro, era una cosa bastante amplia. Empecé a tocar canciones como “Crushing Day” o “Satch Boogie”, que ya estaban terminadas para el futuro disco. Y nada más terminar ese concierto me dio la mano y me dio el OK. “Vale, te damos la oportunidad y te damos el contrato”. Al final el disco salió, y no fue fácil, pues estuve ocho meses trabajando en esa obra y el presupuesto era muy limitado. Luego me tocó hacer muchas jornadas de sesión y casi de comercial para terminarlo. Entonces hubo que regrabar la mitad del disco, hacer los masters dos veces…

La situación pintaba fatal, fue muy complicado terminar ese disco. Pero yo estaba muy orgulloso de cómo había quedado, y al finalmente… Salió en octubre de 1988 y entonces se desplomó el mercado de valores y bufff… con todo eso yo pensaba que la compañía no estaba contenta por cómo había marchado todo, así que un poco tenía claro que ese iba a ser mi primer y último contrato discográfico. Luego pasaron unas semanas y me llamaron sorprendidos porque el disco había llegado a las listas norteamericanas y que la cosa continuaba subiendo. Y claro… me apremiaron a que saliese de gira para presentar el disco, y yo: “Es que no tengo ninguna banda… Nunca he tocado temas instrumentales delante de una audiencia. Sólo soy un chico en una banda de rock con un cantante”.

Así que ambos tuvimos que hacernos a la idea de que había que cambiar eso, y así empezó todo. El 1 de enero de 1988 me di cuenta de que necesitaba una banda. Fue todo un accidente que terminó con Stuart Hamm al bajo y Jonathan Mover de gira para unas semanas. Y de repente… me encuentro que tengo un concierto en el que voy a tocar con Mick Jagger. Tuve que parar la gira e irme a Japón a tocar con él. Y unos días más tarde te encuentras con un artículo sobre ti en la revista Rolling Stone, a la vez que el disco sigue subiendo en las listas.

Así que yo defino toda esa situación como una especia de tormenta perfecta. Porque el disco Surfing with the Alien tenía esa positiva actitud de diversión, y en el fondo era una perfecta reflexión sobre quién era yo como músico. Era el disco ideal para que yo me hiciera popular. Y esa es la parte más importante a la hora de responderte a la pregunta que formulas: no tuve ese single de turno que es un éxito y que puede arruinarte la carrera. Hay muchas bandas que se hicieron famosas y llegaron a lo alto con la canción equivocada. Ese disco me hizo famoso, pero es que era el disco perfecto para que sucediese. Esa obra me hizo conocido en todo el mundo porque lo que suena es lo que soy y lo que sigo haciendo a día de hoy.

Gran historia… Has tenido también como alumnos a grandes estrellas de la guitarra como Steve Vai, Marty Friedman, Kirk Hammet, Reb Beach… ¿Sigues trabajando como profesor?

No… pero tengo que decirte que nunca tuve como estudiantes a Marty o a Reb. A ellos les conocí muchos años después. Con Steve crecimos juntos en la misma ciudad y fuimos a la misma escuela, por lo que fue uno de mis primeros alumnos. Si que di clases a Kirk Hammet, Alex Skolnik, Larry Lalonde de PossessedCharlie Hunter, David Bryson, Kevin Cadogan. La verdad es que tuve varios estudiantes que luego llegaron a ser muy famosos y que fueron multi-platino en ventas.

Así que yo me veo como el más afortunado de los profesores de guitarra (risas), porque terminé siendo el centro de atención a la vez que daba clases en esa pequeña tienda de guitarras… Una que estaba nada más cruzar la calle desde mi apartamento y en la que estaba siempre que podía. Pero claro… yo allí nunca compraba nada. Y el propietario de la tienda estaba un poco enfadado conmigo. Un día me dijo: “¿Qué andas haciendo todo el día por aquí? Debería ponerte a trabajar en la tienda. ¿No te gustaría dar clases de guitarra a alumnos?” Así que me contrataron.

Eso es lo que me pasó estando en Nueva York. Yo había vivido en California y a esa edad buscaba un poco más de libertad. Así que acepté el empleo. Pero lo que pasó es que esos jóvenes chavales seguían en el instituto. Te hablo de Kirk Hammet, Larry Lalonde y Alex Skolnik y estaban buscando tomar algunas lecciones de guitarra, y de repente: yo estaba allí. Eran muy divertidos y tenían muchísimo talento. Y ellos no lo sabían, pero estaban creando el próximo gran sonido y estilo en el rock. Ellos fueron en gran parte los arquitectos del thrash metal que terminó siendo el nuevo metal de entonces.

Tienes que contarme tu experiencia tocando en Deep Purple porque en 1994 Ritchie Blackmore dejó la banda y te uniste a la mítica banda. Supongo que fue un sueño increíble para ti.

Absolutamente… Pero en un principio me resistía a entrar a tocar con Deep Purple principalmente porque soy muy fan de Ritchie Blackmore y me parecía que no había nadie en el mundo capaz de tocar en su puesto. ¿Y por qué yo si soy americano? ¿Por qué deberían escoger a un estadounidense para esa plaza? Yo siempre había escuchado que poseían un sonido británico muy marcado… Tuve que superar eso ya que la verdad es que quería tocar con ellos. Pensaba que si les daba una negativa estaría perdiendo una oportunidad increíble como la de tocar con esa espectacular alineación de músicos.

Y ellos resultaron ser grandes personas y grandes músicos. Me dieron la bienvenida a mi sonido no-tan-Ritchie-Blackmore (risas) y a un estilo diferente de tocar. Simplemente querían que fuera yo mismo con la guitarra, pero a la vez, también quería mostrar absoluto respeto hacia el legado de Deep Purple. Y en mi cabeza, cada vez que toco una canción de Deep Purple escucho la bellísima guitarra de Blackmore e intento trabajarlo a partir de allí, y un poco, celebrarlo junto a la audiencia. Primero un tour cortito por Japón y unos meses después dos meses más por Europa. Fue muy divertido ya que el público sabía de antemano que yo estaba con los Purple y tenían mucha curiosidad de ver cómo podía llegar a sonar. Pero el tiempo fue pasando y… no me sentía especialmente confortable.

Creía que no era el tipo adecuado. No quería estar pensando constantemente en Ritchie Blackmore durante el resto de mi carrera (risas). Además, yo tenía muy claro que tarde o temprano iba a volver… Cuando estaba tocando con Mick Jagger sabía que los Rolling Stones volverían a reunirse. El distanciamiento les fue bien para que Mick y Keith limaran asperezas. Y todo eso impulsó mi carrera en solitario. Finalmente había llegado a un punto muy bueno: tenía un público, un buen contrato discográfico y la gente esperaba más material en solitario. Así que un poco me tocó volver a la realidad, por decirlo de una forma.

Otro momento destacado en tu larga carrera es cuando comenzaste Chickenfoot con Sammy Hagar, Michael Anthony y Chad Smith. Después de dos grandes discos, la banda se separó. ¿Echas de menos al grupo?

Echo de menos a Chickenfoot. Lo pasamos muy bien durante muchos años. Después de la última gira seguí acosando a los chicos del grupo en plan: “Deberíamos volver a reunirnos, nunca hemos llegado a girar de la forma adecuada”… Yo sabía que si girábamos en condiciones el grupo se haría mucho más grande. El tema es que en los últimos tiempos un poco cada uno parecía como si quisiera volver a hacer sus cosas. Chadtuvo que volver a los Red Hot Chili Peppers… Creo que la banda le estuvo presionando incluso, querían que estuviese centrado totalmente en los Peppers. Y un poco lo entiendo, tiene todo el sentido. Sammy quería, por decirlo de alguna manera… celebrar todo su legado, y eso incluye Van Halen, Montrose y su material en solitario.

Eso le motivaba más que dedicarse a componer nuevo material. Y me parece correcto y lo entiendo. Está en el Rock n’ Roll Hall of Fame, es un artista multi-platino… ¡Estaba en Van Halen! Chickenfoot para él era algo que ya había hecho, una pantalla pasada. Un poco la cosa se enfrió un poco y dejé que cada uno de los chicos hiciese lo que le apetecía, además, yo también iba a estar ocupado. Sammy y yo somos amigos muy cercanos y no vivimos lejos uno del otro. Chickenfoot somos una familia feliz y uno nunca sabe qué pasará porque todos andamos ocupados haciendo otros muchos proyectos.

Has tocado en el álbum Hey Stoopid de Alice Cooper. ¿Cómo fue trabajar con Alice Cooper? Hey Stoopid me parece un gran disco.

(Risas) ¡Fue muy divertido! Cuando yo era un quinceañero estaba totalmente enganchado a Alice Cooper. Tocábamos sus canciones, le había visto en directo, tenía sus posters en las paredes de mi habitación, así que fue muy especial para mí. Fue solo una tarde… pasé un muy buen rato con ellos en el estudio. De hecho, volé hacia Los Ángeles para tocar en una única canción, y todo fue muy rápido. Me ofrecieron de tocar en otra, y así hasta cuatro o cinco canciones.

Ese día Alice estaba en el estudio y le estaban fotografiando con toda la ropa de directo y yo me lo miraba como si eso fuera normal. Él se iba paseando por allí, completamente igual que en la portada del disco, ya que la sesión era en la sala de al lado. Todo fue muy divertido, Alice es una de las mejores personas que puedes encontrarte y además es un profesional total. En definitiva: fue todo muy divertido y pasó en sólo una tarde… lo que es mucha música para tan poco tiempo.

En 1988 participaste en el álbum Imaginos de Blue Öyster Cult junto a grandes nombres como Aldo Nova o Robby Krieger. ¿Cómo fue la experiencia?

(Risas) Pues tengo que decirte que todo fue muy raro porque en aquel entonces, en ese periodo de tiempo, es justo cuando estaba tratando de terminar el disco Surfing with the Alien y ya me había gastado todo mi dinero: 13000 dólares. Era todo lo que me había dado el sello discográfico. Y seguíamos necesitando hacer mucho más trabajo en estudio. La sala en la que mayormente habíamos estado trabajando para el disco formaba parte de un edificio que era propiedad de Sandy Pearlman, que era el productor de Blue Öyster Cult, así que hice un trato con él: Me dijo: “Por cada hora que vengas y me ayudes a fijar las partes de guitarra o a regrabar algunos fragmentos de este disco yo te daré una hora extra de estudio, así podrás terminar tu disco “Surfing with the Alien”.

Y eso es justo lo que hice: trabajé con él desde la medianoche hasta las cuatro de la mañana, porque a él le encantaba trabajar a esas horas. Yo hacía las partes de rítmica, melodía o lo que tuviera él en mente. Al día siguiente llegué y pude seguir trabajando con mi propio disco. E hice eso mismo durante meses. Y ese mismo trato lo hice con alguna otra gente del estudio. Básicamente ir ganando horas de trabajo en el estudio y así es como pude terminar el disco. Nunca llegué a escuchar ninguna otra de las partes que se grabaron para el disco de BÖC porque fue grabado de una forma muy dispersa y había allí unas 200 cintas con material grabado. Y estamos hablando de esos tiempos en los que todo era en analógico.

Cada vez que él me traía una demo de esas cintas faltaban instrumentos o nunca estaba completa del todo. A veces era bajo y batería, o teclados y batería… Nunca llegué a escuchar la voz, ni sabía el título de las canciones. Él sólo me decía: “¿Podrías fijar esa parte?” y yo lo hacía… Estuvimos horas y horas así. No fue hasta que salió el disco cuando yo pude escuchar las canciones completas, y de verdad que no tenía ni idea de quién más había participado en el disco. No lo supe hasta que estuvo terminado todo, esa es la verdad (risas). En el fondo fue muy divertido el cómo se hizo todo.

La ciencia ficción y los superhéroes de Marvel son algunos de los principales temáticas e inspiraciones. ¿Qué otros temas influyen en tu música?

Bien… un poco yo escribo sobre todo. La vida es algo absolutamente loco y da mucha inspiración para crear. Mis letras van desde cosas que son muy divertidas a cosas que son muy tristes… A veces no sabes cuál elegir. Uno en la vida tiene esos momentos que son bonitos, otros que te hielan el corazón, momentos confusos… Eso te da para partes más heavies y otras más melódicas. Y pongo todas mis experiencias vitales en mi música y mi pintura: eso es mi vida. Vivo una vida de artista.

Apareciste en Break like the Wind de Spinal Tap en 1992. Probablemente su álbum más aclamado. ¡Todo el mundo ama a Spinal Tap!

¡Sí! Fui muy afortunado de conocer a esa gente. Con Christopher Guest (Nigel Tufnel) somos muy amigos y Steve Lukather de Toto estaba produciendo el disco. La verdad es que nos lo pasamos realmente bien tocando en esta canción en particular. Es divertido porque en “Break like the Wind” tocaba Slash y Jeff Becky tampoco sabía lo que estaban tocando. Creo que fue idea de Lukather lo de mirar lo que yo había tocado para mirar si todo funcionaba correctamente y encajaba.

Y lo genial de todo es que… quedaba perfecto con el solo posterior de Jeff Beck, que continuaba el que yo había hecho. Fue todo muy friki, porque… yo hice una toma sólo y me dijo: “Joe, tienes que escuchar cuando empalmo tu parte con la de Jeff”. Y es que el resultado es como si Beck estuviese en esa misma sala de grabación. Yo terminaba con una nota de guitarra muy alta y todo despegaba… Lo pasamos genial y luego me tocó trabajar con Christopher en la película For Your Consideration. Años más tarde él participó en mi siguiente disco también. Tocó la mandolina en la canción “Yesterday’s Yesterday” del disco Shapeshifting. Hay una gran amistad con él.

En 1996 creaste el proyecto G3, un espectáculo realmente especial en el que se unen tres increíbles guitarristas a la vez. Has tenido allí a gente como Vai, Malmsteen, Eric Johnson, John Petrucci, Robert Fripp, Paul Gilbert… Hace meses entrevisté a Steve Vai y le pregunté que qué guitarrista sería ideal para el G3 y me dijo que Brian May. ¿Qué nombres sueñas tú para el G3?

Brian May ya ha sido un invitado especial en algunos G3. Steve Vai y yo somos grandes fans de todo lo que ha hecho Brian como guitarrista, compositor y excepcional performer. Y es un ser humano excepcional. Estoy de acuerdo con Steve que sería ideal para una gira… pero si pudiese elegir te diría que a Jimmy Page o al tristemente fallecido Jeff Beck. Son mis héroes de infancia y crecí aprendiendo a tocar con sus discos. Especialmente te diría que con Jimmy Page.

Es uno de los más prolíficos si hablamos de crear grandes ideas con el instrumento. También es un alucinante guitarrista. No tiene miedo de nada, ni de atreverse e improvisa de una forma increíble. Es que sólo puedo decir que: “Waaawwww”. Miras atrás, le escuchas a él y lo comparas con sus coetáneos y es cuando te das cuenta de la fuerza motriz que era Jimmy Page en la escena. Es totalmente remarcable. Si tienes el teléfono de Jimmy Page llámale y dile que me encantaría que estuviese en el G3 (risas).

Va a ser que no tengo su móvil creo… ¿Qué sentiste la primera vez que escuchaste “Viva la Vida” de Coldplay, porque es absolutamente similar a tu canción “If I Could Fly”…

(Risas)… Lo siento, pero no puedo hablar sobre este tema… Así que “sin comentarios”.

Cantaste los coros del primer disco de Crowded House en 1986 y en 1988 ayudaste a la banda Possessed en la producción del álbum The Eyes of Horror. Interesante combinación: Crowded House y Possessed…

(Risas) Sólo puedo decirte que la vida es cambiante y extraña y que nunca sabes lo que te puede llegar en el ámbito de las oportunidades. Si hablamos del periodo que va de 1986 a 1988… sólo puedo decirte que todo fue muy loco. Si me siento a escribir un guion sobre una película en la que un guitarrista vive los más extraños pequeños golpes de suerte… es lo que sucedió en esos locos años. Y sí, canté los coros para el primer disco de Crowded House, concretamente en seis de las diez canciones del disco. Su productor Mitchell Froomera muy joven y había pasado de producir a mi banda llamada Squares a Crowded House. Yo creo que él creía que mi grupo no éramos lo suficientemente buenos, o lo que fuera… o quizá las canciones no eran lo suficientemente buenas. ¡Y creo que tenía razón! (risas). Sin embargo, el vocalista de mi banda de entonces, Andy Milton y yo, poseíamos una combinación de voces única.

Él tenía una voz preciosa sin tener una gran variedad de rangos, pero era ideal para un vocalista líder. Y yo tenía esa voz de coro para la voz solista, ocupando una pequeña área. Cuando cantábamos juntos de verdad que sonábamos realmente originales. Para nada se parecía a los coros que aparecían en los típicos discos pop de la época. Creo que cuando Crowded House aterrizaron en Los Ángeles estaban buscando a gente para cantar en el disco, y especialmente que no sonaran a lo que se estilaba entonces. Entonces Mitchell se acordó de nosotros y les dijo: “Yo conozco a un par de chicos que empastan de una forma muy única”. Terminamos volando a Los Ángeles y estuvimos dos días cantando esas grandes canciones. Y fue muy divertido, aunque recuerdo que no le caía especialmente bien a su baterista, pero no recuerdo la razón. Y es que él y yo terminamos cantando juntos varias canciones ya que teníamos voces similares.

No teníamos un alto rango, así que nos tocó cantar en los tonos más bajos. Cada vez que escucho la canción “Don’t Dream It’s Over”… puedo oír la voz de Andy, que es preciosa. Fue genial el poder llegar a participar en ese disco. Y trabajar con Possessed fue genial porque estábamos en el mismo sello discográfico ya que Relativity y Combat estaban en manos de unos importantes distribuidores de Nueva York. Ellos sabían que Larry Lalonde había sido uno de mis alumnos durante un año largo. Y otra vez volvemos al disco Surfing with the Alien: dijeron que quizá yo y mi productor de entonces John Cuniberti podríamos hacer maravillas con esa joven banda. Sólo era un EP, pero teníamos sólo cinco días para terminarlo. Y fue muy duro porque no podían llegar a terminar ni una canción.

No paraban porque iban componiendo nuevo material y a mí me daba la sensación como que no hubiesen tocado todavía en directo. Y es que eran muy jovencitos. John y yo ideamos un modo de grabar las canciones por pequeños fragmentos y de irlos editando luego. Afortunadamente Larry estaba totalmente mentalizado y concentrado, a pesar de su juventud, y casi todas las guitarras son suyas. Fue muy divertido y trabajamos en los estudios Fantasy. Juraría que en el estudio D, en la parte trasera del edificio. Yo estaba muy feliz de tener esa oportunidad de participar en ese disco.

En 2010, participaste en el Experience Hendrix Tribute Tour interpretando canciones de tu ídolo Jimi Hendrix. ¿Cómo fue la experiencia y qué importancia tuvo Hendrix para ti?

Jimi Hendrix es mi influencia principal y empecé a tocar la guitarra el día que él murió. Siempre he sido un gran fan de Hendrix. Si te digo la verdad… fue una gira muy complicada porque… no fue como yo había imaginado que iba a ser. Y un poco lo fue porque no tenía a mi banda conmigo y todo se volvió bastante estresante. Incluso te diría que estaba algo inseguro conmigo mismo ya que mi madre acababa de fallecer unos meses antes, todavía estaba en fase de duelo y sentía que no tenía los pies en el suelo. De todas formas, lo disfruté como gira y era la segunda vez que giraba con el proyecto de Experience Hendrix Tribute.

No fue hasta 2019 que me propusieron el volver a llevarlo acabo, y yo les dije: “Quiero hacerlo y quiero tocar el catálogo de Hendrix, sin embargo… quiero poner algunas reglas. Norma número 1: yo viajo solo con mi banda. Norma número 2: tocamos solos, nada de teloneros o invitados. Norma número 3: Elegiremos nosotros las canciones que queremos tocar”. Hubo varias peticiones para que tocásemos determinadas canciones, pero el problema fue que en la primera gira teníamos que ir de un lado para el otro y lo de viajar no fue nada confortable. No quería que volviera a pasar lo mismo.

Cuando hablé con John McDermott le dije: quiero a Doug Pennick para cantar y tocar y a Kenny Aronoff a la batería, y vamos a funcionar como trío, como lo hacía Jimi. No habrá ni experimentos ni añadidos como sucede con otras bandas. Nosotros saldremos a escena y vamos a darlo todo y lo haremos al estilo de Hendrix. Nadie va a estropearlo y la música será el centro de atención. Esa fue la clave y eso funcionó muy bien. Debo decir que esas dos giras de 2019 fueron algunos de los mejores momentos que he podido vivenciar en mucho tiempo de gira. Había muy buenas vibraciones.

Tocamos las canciones de Hendrix de la forma que yo imagino que ellos las tocaban y con su mismo espíritu. Nada de eso de salir a escena tocando esas canciones con 15 personas metiendo coros, haciendo solos inacabables o variando las canciones. Ellos salían a escena y te pegaban duro, le daban fuerte al público y daban lo mejor de ellos como instrumentistas. Sonaban realmente peligrosos y empujaban sus instrumentos hasta el límite. Eso es lo que quería hacer yo. Esos conciertos de 2019 fueron realmente grandes… muy grandes.

¡Tienes 15 nominaciones en los premios Grammy, pero nunca has ganado ninguno! Desde mi punto de vista, los premios Grammy son algo que no interesa mucho, pero creo que 15 nominaciones son mejores que una banda que gana uno con solo una nominación. También denota que el negocio musical te tiene muy en cuenta…

Sí… el tema de los Grammys es que son importantes desde el punto de vista del reconocimiento. De eso no hay duda posible. A mí tampoco es algo que me importe mucho. Y también sé de mucha gente que ha ganado alguno y que luego no ha tenido repercusión alguna en su carrera. Lo más importante de todo, y sé que sonará extraño… es que, por un lado, todo premio es algo bueno. Siempre puedes decir: “yo soy este tío y he ganado este premio” (risas). Y la gente queda impresionada. Así que siempre es mejor tener premios que no tenerlos.

Sin embargo, muchas veces los premios no tienen efecto alguno en tu trayectoria. Yo he girado con muchos ganadores de Grammys y eran mis teloneros… Así que conozco la realidad del negocio. Hay las dos cosas más importantes para un músico profesional: la primera es que tienes que estar feliz contigo mismo, y la segunda es que tienes que tener una relación honesta con tus fans. Si ambas cosas están presentes… todo lo demás no importa.

Para nada importa la cantidad de premios que tiene o dejas de tener. No tiene que importarte lo más mínimo. Te debes a tus fans, tienes que darles lo mejor y agradecerles el que vengan a verte una y otra vez. Eso es lo más importante. Es de lo que trata este negocio. Los premios son divertidos y nunca diré que no a uno si es que alguien me lo quiere dar, pero eso nunca se va a interponer con la relación que tengo con mis seguidores.

¿Cuál es el primer disco que compraste con tu propio dinero?

Esta es una muy buena pregunta… El primer single que me compré fue el “Communication Breakdown” de Led Zeppelin. Pero el primer disco… Es que el tema es que yo era el más joven de cinco hermanos por lo que los discos me llegaban de manos del resto de la familia. Mis dos hermanas mayores y el mayor de mis hermanos ya iban al instituto, luego se macharon de casa. Pasaban por mi habitación y me decían: “Coge estos discos que no me los voy a llevar”. Y es que a pesar de ser yo muy joven para alguna de la música que ellos escuchaban terminé escuchando sus grupos siendo un niño.

Es por eso que me enamoré de los Rolling Stones, de los Beatles, de Hendrix o The Who… Así que cuando empecé a escuchar mi propia música opté por Led Zeppelin, Black Sabbath… por un material un poco más heavy, pero… no puedo recordar cuál fue el primer disco que me compré. Es que todos los discos que más escuché venían de mis hermanos. ¡Es que no tenía que comprar nada! (risas). Pero puede que fuera un disco de T-Rex. Es gracioso ahora que lo recuerdo… Casi seguro que fue el Electric Warrior. O quizá fue el disco de Black Sabbath en el que está “Sweet Leaf”, el Masters of Reality. Igual fue este… Pero lo divertido de todo es que poseía una enorme colección de discos sin haber comprado ninguno.

Era lo bueno de tener hermanos mayores. Y la verdad es que al tener tanta música disponible quemé etapas de una forma muy rápida. Es que abracé todos los estilos. Yo creo que un poco fue por eso que mi estilo es totalmente ecléctico y abarca el blues, el funk, el rock, el rock n’ roll y los inicios del heavy metal. Y mis hermanos eran de un estilo musical muy particular, pero yo escuchaba también los discos de Jazz de mis padres, los discos de blues de mis hermanos, la British Invasion de mis hermanas (que luego ya no les interesó para nada). Y en mi caso nunca dejó de gustarme nada de lo que escuchaba.

Jordi Tàrrega
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Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.