Es por esto que amamos a Bruce Springsteen

Es imposible no adorar a Bruce Springsteen. Es imposible no amar a The E Street Band. Nos sobran los motivos.

Porque ayer reunió 60.000 almas y el domingo, 60.000 más, pero si en el recinto entraran 500.000, seguro que aún faltarían asientos para unos cuantos más. Porque llegó hace unos días a Barcelona, ciudad que por cierto disfruta y quiere, y no se esconde. Porque, más allá de ideologías, nos saluda e intenta comunicar en catalán, incluso subtituló varias canciones en nuestra lengua.

Porque Bruce tiene seguramente el imán más poderoso del mundo del rock. Una vez lo has visto, es imposible no rendirse ante él. Querer repetir. Su música ha pasado de generación en generación. Ayer podíamos ver familias enteras: abuelos, padres, hijos. Familias enteras que habían cruzado España entera para presentar a sus hijos al Boss. Cueste lo que cueste, moverse no es un handicap.

Porque nos da igual el repertorio; siempre logra que la conexión sea total. Siempre nos hará saltar y disfrutar. Pues él y la banda disfrutan como pocos, y eso contagia. Porqué tiene unos himnos atemporales que te erizan la piel, otros que te hacen llorar (bastantes, en mi caso).

Porque tiene 73 años, ha actuado más de 20 veces en Barcelona. Todas ellas en estadio. Pero sigue moviendo las caderas, sigue rockeando, sigue siendo un artista cercano al público. Sigue escuchando las demandas de los fans. Sigue firmando autógrafos y haciéndose fotos con los fans. Sigue clamando al cielo “us estimem” y no pocas veces. De hecho, hizo saltar sobre el escenario una niña vestida con una camiseta con el lema “I’m a Rocker” y le regaló su armónica.

Porque sigue siendo fiel a sus principios y justo con su banda. Los ama, los abraza. Los presenta. Incluso cuando él no es el centro de atención, se gira y mira a sus músicos como un espectador más. “No me miréis a mí, mirad lo que estos chicos están haciendo”. Eso es de ser muy grande, el más grande.

Podría seguir enumerando los motivos por los que uno puede amar a Bruce y a The E Street Band. Pero ya lo dejo al gusto del lector, pues cada uno tendrá sus motivos particulares. Dicho esto, hablar del concierto seguramente es lo de menos. Pues un concierto de Bruce se tiene que vivir, sentir. Tres horas justas de puro rock, con sus luces, sus solos… ¿qué más se puede pedir?

Bruce nunca ha tenido límites. Sacar al escenario a Michelle Obama, la ex primera dama de los Estados Unidos, a brincar y tocar la pandereta no está al alcance de nadie en este mundo. Excepto de Bruce. Los Obama y los Spielberg viendo el concierto en el backstage no tiene precio. Como tampoco tiene precio encadenar sin tregua “Wrecking Ball”, “The Rising”, “Badlands”, “Thunder Road”, “Born in the U.S.A.” y “Born to Run”. ¿Estamos?

Roy Bittan, Garry Tallent, Nils Lofgren, Max Weinberg, Jake Clemons y Steve Van Zandt. Miembros de lujo de una E Street Band colosal. No unos meros espectadores tras el torbellino Springsteen, la banda es sumamente importante, visible como pocas, alegre como ninguna.

Si has visto al Boss, sabes que nada que pueda contar te aportará nada nuevo. Si era tu primera vez viendo a Bruce, subrayarás cada una de las palabras que escribo. Si aún no has visto a Springsteen, no entenderás nada de nada.

Te queremos, Bruce.

Setlist:

Beto Lagarda

Rock en todas sus extensiones