La primera vez que vi el nombre de Eternal Storm, estaba curioseando en la Encyclopaedia Metallum sobre la legendaria banda británica Cancer. Allí vi que su actual bajista, un madrileño llamado Daniel Maganto, también participaba en un proyecto llamado Eternal Storm. Movido por la curiosidad más insana, me encontré con una banda de progressive melodic death metal española afincada en Escocia. A priori, parecía interesante. Cuando le di un par de vueltas a su anterior trabajo, Come the Tide (2019), surgió el flechazo.
El pasado 16 de febrero la banda publicó un nuevo trabajo que, según la propia Encyclopaedia Metallum sería el segundo de su carrera, pero según Spotify, en cuyo perfil aparece un trabajo titulado From the Ashes (2014), sería el tercero. Este A Giant Bound to Fall consta de nueve cortes de duración más bien larga. La duración media por tema es de casi ocho minutos y la duración total del trabajo es de una hora y nueve minutos. En cuanto al estilo, A Giant Bound to Fall sigue en la línea de Come the Tide, es decir, presenta una base de melodic death con temas largos, de una cierta complejidad, con largos pasajes instrumentales sin distorsión, armonías limpias, y todo ello añadiendo, en momentos muy puntuales, elementos procedentes del black metal. Aquí juega un papel importante una de las novedades de la banda en cuanto a la formación. Hablamos concretamente de Daniel R. Flys, quien se encarga de las voces principales, de las guitarras, y que recientemente se ha convertido en el flamante nuevo vocalista de la banda andorrana Persefone.
De entre los nueve cortes del trabajo, todos ellos de una altísima calidad en todos sus aspectos, hay algunos que son merecedores de una atención especial. Es este el caso de, por ejemplo, “There was a Wall”. Sin ser el tema más extenso del disco (de hecho, es uno de los que hacen bajar la duración media) ni el más complejo, vemos en él un inicio lento y una distorsión que no comienza hasta casi el tercer minuto de metraje, muy al estilo de las grandes bandas de progressive metal. Otros temas del disco vienen cargados de más matices y de diferentes influencias, como pueden ser las blackmetaleras “Last Refuge” o “A Dim Illusion” a partir de su segunda mitad. Otra notable influencia, ya mencionada unas líneas más arriba, es la del progressive metal, que podemos ver de forma más notoria especialmente en “The Sleepers”. La tercera gran influencia es la de la psicodelia, muy presente en temas como el ya mencionado “Last Refuge” o la instrumental “Eclipse”. En cualquier caso, los grandes monumentos (en toda la extensión de la palabra) de este A Giant Bound to Fall podemos encontrarlos en su inicio y en su final. La mastodóntica “An Abyss of Unreason” empieza con un teclado atmosférico y una sencilla guitarra acústica y acaba con un machacón riff a lo Lamb of God, pero durante el camino que nos lleva de un punto al otro también encontramos momentos de blast beat con growls agudos propios del black metal, alternancias rítmicas e interludios atmosféricos. Por su parte, “A Giant Bound to Fall” contiene más de un minuto y medio de intro, tras la cual se combinan con un gran sentido de la cohesión el death, el black y el doom metal, a modo de síntesis estilística de la banda.
A Giant Bound to Fall es una obra ambiciosa de una banda semidesconocida que no genera grandes expectativas, pero que las cumple de sobras. El trabajo en la composición de los temas y el sonido conseguido tienen un nivel increíble, y la aportación vocal de Flys, que combina voces limpias con desgarrados growls graves y agudos es uno de sus puntos fuertes. Habrá quien piense que progressive melodic death black doom metal es una etiqueta demasiado larga o que suponen una mezcla de estilos que no acaban de casar, pero no menos cierto es que grupos de melodic death, actualmente, hay para aburrir, y que, el no haber aunado influencias tan diferentes habría llevado a estos Eternal Storm a ser, simplemente, una banda más entre muchísimas otras. En lo que a este redactor respecta, reto conseguido.
Soñador en tiempos de hierro, solitario corredor de larga distancia, disfruto tanto de leer un libro en el más absoluto silencio como de la música más salvaje imaginable. Y a veces escribo algo.