Ex Deo – The Immortal Wars

Nuestra Nota


9 / 10

Ficha técnica

Publicado el 24 de febrero de 2017
Discográfica: Napalm Records
 
Componentes:
Maurizio Iacono- Voz
J-F Dagenais - Guitarra
Stéphane Barbe - Guitarra
Dano Apekian - Bajo
Oli Beaudoin - Batería

Temas

1. The Rise of Hannibal (4:50)
2. Hispania (The Siege of Saguntum) (5:51)
3. Crossing of the Alps (5:30)
4. Suavetaurilia (Intermezzo) (1:47)
5. Cato Major: Carthago Delenda Est! (4:50)
6. Ad Victoriam (The Battle of Zama) (5:36)
7. The Spoils of War (4:00)
8. The Roman (5:59)

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Los que no estéis familiarizados con Ex Deo quizás no sabréis que esta banda es el alter ego del aclamado cuarteto canadiense de death metal melódico Kataklysm. Su frontman Maurizio Iacono, que como podéis fácilmente deducir por su nombre es de ascendencia italiana, siempre ha sentido una especial fascinación por todo lo relacionado con la Antigua Roma, así que allí por 2009 decidió formar este proyecto totalmente temático para ahondar en las glorias y las miserias del Imperio y de la República. Aunque originalmente iba a tratarse de su proyecto personal, y de hecho en todos sitios se sigue referenciando a esta banda como una banda paralela de Maurizio, lo cierto es que todos sus compañeros en Kataklysm han formado y siguen formando parte de la formación de Ex Deo desde el primer momento, e incluso cuando ha habido algún cambio de miembros en Kataklysm, como es el caso de la incorporación del batería Oliver Beaudoin en lugar de Max Duhamel, se ha reflejado también aquí.

Aun tratándose de un proyecto explícitamente secundario, con Kataklysm manteniéndose inequívocamente como banda principal y máxima prioridad de todos sus miembros, a lo largo de los años Ex Deo ha publicado tres discos como tres soles, reflejando, como no podría ser de otra forma, muchas de las características que definen el sonido de Kataklysm, y añadiendo multitud de toques bombásticos, sinfónicos y de índole militar que hacen que la música tome un aproximación totalmente diferente, sonando muy creíbles en su intento de romanizar radicalmente su sonido, lleno de arengas guerreras, sonidos de batalla y peroratas en latín. Aunque Maurizio anunció el punto y final de Ex Deo en 2014 para centrarse en el nuevo (y de momento último) trabajo de estudio de Kataklysm Of Ghosts and Gods (2015), tan pronto ha acabado el ciclo de presentación de este álbum los cuatro músicos canadiendes se han vuelto a enfundar los cascos y las armaduras, componiendo y grabando como Ex Deo el que creo que es, por canciones y por producción, el mejor trabajo de su discografía.

Así como su anterior Caligula (2012) estaba dedicado íntegramente al excéntrico emperador, este álbum se centra en la vida del general cartaginés Hannibal, uno de los grandes enemigos históricos de Roma, narrando los principales eventos militares que trufaron el camino que lo llevó a cruzar el sur de Europa y poner en peligro la estabilidad de todo el imperio. Además de poder disfrutar del buen death metal melódico y sinfónico que nos ofrece la banda canadiense, este disco nos permite, si nos apetece, refrescar o ampliar nuestras nociones de la historia romana. Está claro que difícilmente se trata de un tratado histórico de primer nivel, y los temas y eventos se explican con cierta superficialidad, pero viendo hasta que punto Maurizio y los suyos se apasionan por estos roles y se entregan a su papel, es justo reflejar aquí también un poco la vida y milagros de uno de los grandes estrategas militares de la historia de la humanidad.

Gracias a la campaña que lideró desde Iberia hasta las puertas de Roma, Hannibal fue el protagonista absoluto de la llamada Segunda Guerra Púnica, guiando un poderoso ejército de miles de soldados y decenas de icónicos elefantes de guerra africanos (uno de ellos, derrotado y lanceado, estrella de la portada del disco) para sembrar el pánico y la duda entre la plenipoderosa República Romana. Una vez muerto su hermano Hasdbrubal en el año 221 A.C., Hannibal tomó el mando del ejército cartaginés y empezó una expedición que tenía como único objetivo anexionarse todos los territorios de una Roma en expansión pero ya inestable por culpa de sus problemas internos. El general salió de Cartago Nova (supongo que no hace falta aclararlo, pero esto es Cartagena, en la Comunidad de Murcia) y, tal y como «Hispania – The Siege of Saguntum» explica, la primera batalla que tuvo que labrar fue la toma, mediante un sitio que duró ocho meses, de fortificada localidad valenciana de Sagunto, entonces protectorado romano, en un evento que supuso la declaración de guerra contra Roma de los siempre beligerantes cartagineses y, en consecuencia, el inicio de la Segunda Guerra Púnica.

En su camino hacia su destino último, Hannibal no solo tuvo que labrar cruentas batallas contra los múltiples aliados de Roma, sino que, tal y como vemos en «Crossing of the Alps», también tuvo que superar enormes dificultades inherentes al trazado a recorrer. De los 38.000 soldados a pié y 12.000 a caballo con los que empezó su camino en Francia, tan solo llegaron a Italia la mitad, mientras que la práctica totalidad de elefantes sucumbieron a las inhóspitas condiciones metereológicas y geomórficas de la basta cordillera alpina. El principio de la canción pone sonido a las penurias y lamentos que los pobres animales tuvieron que sufrir en este arduo camino. Para dar un poco de descanso y también para simbolizar su entrada en los límites fronterizos de la República (aunque no para dejar a los pobres animales en paz), el interludio sinfónico «Suavetaurilius» explica el proceder de un ritual romano de fertilidad agrícola que consistía en sacrificar y ofrecer al dios Marte tres animales machos: un cerdo (sus), una oveja (ovi) y un toro (taurus).

Parace que Roma no se había tomado tan en serio como merecía la amenaza que suponía la lenta pero decidida invasión de Hannibal y sus tropas, aunque tan pronto llegaron a sus fronteras, el senado y todo el ejecutivo romano se pusieron las pilas. «Cato Major: Carthago Delenda Est!», un temazo poderoso, épico y enfadado con multitud de arengas políticas de tribuna de senado, celebra la inquina de Roma hacia su archienemigo. Pronunciada por el senador Cato el Viejo, un tipo algo rancio e indeseable, la frase «Cartago debe ser destruida» dispara también los primeros pasos contraatacantes de la poderosa Roma, que amasó un ejército de unos 80.000 hombres con el propósito de destrozar a Hannibal y poner fin así a su atrevida incursión por tierras italianas, aunque el ejército cartaginés, gracias a las innovadoras estrategias militares de Hannibal, consiguió vencer a los romanos en varias batallas que han pasado a la historia, como la de Cannae, celebérrimamente sangrienta, que hizo que muchos en Italia y en territorios limítrofes se rindieran al poder y la habilidad del general cartaginés, tendiendo su mano a posibles alianzas.

Pero Roma es mucha Roma, y después de años de lucha, que por cierto no se ven reflejados en ninguna canción específica, el ejército de nuestro héroe estaba cada día más cansado y demacrado, así que mediante certeras tácticas de desgaste, la balanza se empezó a inclinar poco a poco hacia la República, que a su vez se enfrascó en su propia invasión de Cartago (esta vez por mar, un camino mucho más corto y rápido que la vuelta que había dado Hannibal para llegar a Italia cruzando España y Francia – recordad que la antigua ciudad de Cartago está en lo que hoy en día es Túnez), forzando a Hannibal a abandonar sus planes y volver a su tierra (también por mar) para liderar la defensa de su capital después de quince años batallando en las cercanías de Roma.

Pero la verdad es que a estas alturas la cosa ya estaba un poquito jodida para los cartagineses, y si bien su llegada al mando de las tropas defensoras hace repuntar un poco el espíritu y las esperanzas de victoria, Hannibal es finalmente derrotado en la batalla de Zama, los eventos de la cual se explican en «Ad Victoriam (The Battle of Zama)», poniendo punto y final a la Segunda Guerra Púnica y también al aura de imbatibilidad que siempre había rodeado al célebre general. En «The Spoils of War» se ventilan desde el final de esta batalla hasta los últimos días de vida de Hannibal, más de veinte años en los que dejó los ejércitos y el campo de batalla para tomar una posición más política, con éxito moderado. Esa faceta parece no interesar en exceso a Maurizio y los suyos, ya que no hay gran referencia a ella en ningún tema (cierto que quizás su día a día de entonces tampoco da para historias demasiado motivantes). Para acabar, la épica «The Roman», con su teatral videoclip, es algo inconexa temáticamente (aquí ya no hay referencias a Hannibal), pero si no es el tema estrella del disco poco le falta. Una oda a Roma y a su ciudadanía, a modo de epílogo, escampando a los cuatro vientos el orgullo que supone ser romano. Porque los amigos Ex Deo son romanos hasta el tuétano, y si bien la figura de Hannibal puede generarles respeto y admiración, no deja de ser el enemigo, derrotado alegremente para mayor gloria del Imperio (República durante esos tiempos).

A pesar de que las canciones son totalmente independientes y no comparten ningún pasaje en lo musical, no hay duda de que este disco se entiende mejor como un todo. Y la verdad es que, visto así, estamos ante una obra impecablemente sólida y coherente. No hay ninguna canción que destaque muchísimo (aunque mis favoritas son la inicial «The Rise of Hannibal», «Catho Major» y «The Roman») y tampoco hay momentos particularmente recordables sino que el álbum es disfrutable en su totalidad, manteniendo un nivel muy elevado de principio a fin y siendo capaz de trasladarnos sin problemas al ambiente bélico, desesperado y agresivo que se debió vivir hace más de dos milenios en la encarnizada lucha entre dos potencias ambiciosas y vacías de toda piedad como Roma y Cartago gracias a la multitud de arreglos sinfónicos y bélicos. Es importante destacar también que debajo de todas las capas de simfonía encontramos una magnífica base de death metal melódico, épico y poderoso, con una ejecución muy potente de la sección rítmica y suficientes riffs para encontrar multitud de mometos motivantes.

Ex Deo se prodiga entre poco y nada en directo, y más allá de que suene la flauta en algún festival, me parece bastante improbable que los podamos ver de gira nunca por aquí. Por el contrario, Kataklysm sí que son bastante habituales, así que quizás os podéis desquitar viendo a la banda principal de Maurizio y su troupe tan pronto se pongan manos a la obra con su próximo trabajo de estudio. Mientras tanto, «The Immortal Wars» puede servir para excusa para ahondar en nuestro conocimiento de la fascinante historia de Roma, llena de intrigas, valientes y cobardes, tan interesante que sirve como único motivador para que bandas del nivel de Ex Deo tengan razón de ser. Una cosa está clara: Carthago Delenda Est. Y así fue exactamente.


Entrada publicada originalmente en Metal Symphony Website.

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Sobre Albert Vila 954 Artículos
Siempre me ha encantado escribir y siempre me ha encantado el rock, el metal y muchos más estilos. De hecho, me gustan tantos estilos y tantas bandas que he llegado a pensar que he perdido completamente el criterio, pero es que hay tanta buena música ahí fuera que es imposible no seguirse sorprendiendo día a día. Tengo una verborrea incontenible y me gusta inventarme palabras. Si habéis llegado hasta aquí, seguro que ya os habéis dado cuenta.