Exit – Traces of Human Existence

Nuestra Nota


8 / 10

Ficha técnica

Publicado el 12 de junio de 2020
Discográfica: Art Gates Records
 
Componentes:
Beni The Animal – Voz, Guitarra
Steve The Methaller – Voz, Bajo
Mart4Finger – Guitarra
Andyman – Batería

Temas

1. The Power The Hate The Greed (3:43)
2. None Of Our Business (3:40)
3. The Final Youth (4:10)
4. Only Pain Is Real (5:07)
5. Born to Burn (2:57)
6. Miserable Life (4:14)
7. Empire (4:12)
8. To The Void (3:58)
9. The Lion's Share (4:05)

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Ya hemos comentado alguna vez que en nuestra redacción recibimos un montón de promos de bandas que básicamente desconocemos (para que os hagáis una idea, ahora mismo se nos amontonan sobre nuestra mesa virtual más de cincuenta discos que tienen que salir durante los próximos 30 días). Evidentemente, es absolutamente imposible ya no solo publicar reseñas de la inmensa mayoría de ellos, sino tan siquiera escucharlos todos. Es verdad que hasta cierto punto hacemos lo que podemos, y muchas veces encuentras discos que te llaman la atención rápidamente y hacen que acabes por pegarle una escucha bastante más profunda. Ejemplos recientes personales podrían ser los últimos trabajos de bandas como Irdorath, Sinisthra o [Evertrapped], y a pesar de que se trata de artículos que, sinceramente, atraen más bien pocas visitas, es divertido descubrirlos y descubríroslos.

Con los suizos Exit me ha pasado algo parecido. Es cierto que ya desde el primer momento me los miré con buenos ojos a pesar de que ni el nombre ni la portada me atrajeran del todo, pero como todo lo que viene de Art Gates Records es garantía de calidad les pegué un merecido orejazo que rápidamente me convenció a prestarles más atención. Tras casi 25 años de carrera y cuatro (con éste, cinco) discos en el mercado, este cuarteto de Lucerna apuesta por una interesante, dinámica y muy adictiva mezcla entre thrash, death, groove, hardcore, metalcore e, incluso, un poquito de post rock que acaba por resultar inevitablemente infecciosa al oído. Es muy probable que no inventen exactamente nada (y de hecho, prácticamente todo lo que oigo aquí me suena de algo – muchas veces, ojo, algo que ni tan siquiera sé identificar), pero son capaces de mezclarlo de manera que los escasos treinta y cinco minutos que dura este conciso Traces of Human Existence son extremadamente disfrutables de principio a fin.

«The Power, The Hate, The Greed» (que creo que ha sido también el primer avance) empieza de forma majestuosa, y rápidamente se lanza a por un riffaco de thrash europeo moderno con breaks metalcore y algún que otro blast beat mezclado con melodías cercanas al hardcore. Y esto es, en esencia, lo que nos vamos a encontrar a lo largo de todo el disco. Potajes extremadamente naturales e impecablemente bien ejecutados a nivel instrumental que no dejan que mantengamos la cabeza quieta en ningún momento. El principio de «None of Our Business» sigue patrones parecidos y acaba siendo, quizás, uno de los mejores temas de un disco que, analizado con más detalle, empaqueta lo mejor que tiene que ofrecer en estos primeros minutos, aunque nunca acabar de bajar demasiado el listón. Épica y dramática sin levantar el pie del acelerador ni un solo momento, representa mejor que ninguna ese equilibrio entre lo antiguo y lo moderno, con un pie en el core y otro en el metal clásico y melódico.

«Only Pain is Real» (el tema más largo del disco) tiene un principio acústico cercano al post rock, pero rápidamente se embala con un riff sencillo pero extremadamente pegadizo que se va acelerando cada par de vueltas hasta reventar las muñecas del batería Andy Bieri. Se trata de otro tema notable en el que la banda llega a recordarme por momentos a los maravillosos Himsa (¿qué fue de ellos?), algo que solo puede ser una buena señal. La feroz «Born to Run», por su parte, y lejos de ser una versión del Boss (je, je) es una de las canciones más tralleras y brutales del este trabajo, con profusos e inesperados toques djent y deathcore y los guturales más graves que encontraremos aquí. Es un temaco notable que encaja sin ningún tipo de problema, pero la existencia dominante de todos esos elementos también hace que adolezca un poco del delicioso gancho pegadizo que hace que la escucha de este disco sea tan entretenida.

«Miserable Life» sigue ofreciendo tralla por un tubo, aunque aquí la aproximación es más cercana al hardcore (con riff reminiscente de Iron Maiden incluido) y a la evolución que el thrash metal experimentó a finales de los noventa. «Empire», por su parte, vuelve a recuperar las magníficas guitarras acústicas a base de un breve punteo post rockero realmente interesante y que podría dar el pego en cualquier proyecto del estilo. Eso durará poco, ya que al cabo de pocos segundos vuelven a lo suyo para redondear otro de los grandes temas del disco, mezclando riffacos potentes y afilados con breaks metalcore y un estribillo melódico que me recuerda mucho muchísimo a algo que me da mucha rabia no atinar a identificar ahora mismo. Con la penúltima «To The Void» apuestan por un poderoso pepinaco de groove metal melódico con múltiples elementos épicos que es capaz de empaquetar un montón de matices en sus poco menos de cuatro minutos.

Casi sin darnos cuenta, llegamos al final con «The Lion’s Share». Construida alrededor de una melodía vocal que también me resulta bastante familiar, muestra muchos elementos cercanos al death metal melódico mientras nos obliga a sacudir la cabeza sin piedad en los pasajes más potentes. Otro buen tema para cerrar un disco notable que va un poco de más a menos a nivel de memorabilidad pero que no deja de ser muy fácilmente disfrutable en cada uno de sus recovecos. Si a priori os atraen los estilos que tocan (con especial énfasis en el thrash moderno y en el metalcore no muy moderno), pegadles un escucho que quizás os resultan interesantes.

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Sobre Albert Vila 954 Artículos
Siempre me ha encantado escribir y siempre me ha encantado el rock, el metal y muchos más estilos. De hecho, me gustan tantos estilos y tantas bandas que he llegado a pensar que he perdido completamente el criterio, pero es que hay tanta buena música ahí fuera que es imposible no seguirse sorprendiendo día a día. Tengo una verborrea incontenible y me gusta inventarme palabras. Si habéis llegado hasta aquí, seguro que ya os habéis dado cuenta.