Espectacular noche. Lo mejor para terminar un fin de semana que se inició con el Damask Metal Fest II y que culminó con unos Kadavar que siguen en lo más alto. Pero a decir verdad, la noche estuvo realmente completa, aunque con suerte dispar. Por un lado, destacar esa maravilla llamada Hällas, destinada a ser referencia en la escena. La cruz se la llevaron los franceses Mars Red Sky con un accidentado show que terminó abruptamente y del que poco podemos sacar. Un merchandising variado y una excelente entrada dieron mucho color al evento. Se llenó bastante a sala, no había cortina pero sí una barra de bar cerrada. Público participativo y conocedor de que a Hällas había que estar. El único pero de la velada, Mars Red Sky aparte, fueron los larguísimos cambios de hasta media hora entre banda y banda. Quince minutos por grupo y estaríamos hablando de uno de los mejores conciertos del trimestre. Hicieron sonar en los entreactos a Arthur Brown por lo que sí, gran indicativo de que algo grande estaba por venir…
Hällas apunta al Olimpo del retro rock
Imposible no verles y caer rendido a sus pies. Estos suecos te hacen revivir lo mejor de Uriah Heep. Por fin alguien reivindica a los Heep y bebe directamente de su influjo para crear algo actual, pero con la vista puesta en los 70. Túnicas, focos azules y toda una declaración de intenciones bajo el nombre de “The Astral Seer”. Los teclados a lo Ken Hensley y la inimitable voz andrógina de Alexander Moraitis dan el plus al quinteto. Hubo magia por momentos en “The Golden City of Semyra”, y mucho feeling en “Tear of a Traitor”. Suenan a los Uriah Heep más directos y gustan de dejar que los temas avancen y duren lo suyo. Guitarristas con pinturas de guerra y la imponente figura del vocalista armado con el bajo lucieron en uno de sus mejores temas como es “Star Rider”. Excelente riff, desarrollo intrincado y gancho comercial. Momentos Sabbath con guitarras Thin Lizzy para terminar con la homónima “Hällas”, que posee un verso muy inspirado en el “Wheel in the Sky” de Journey. Mezclar Journey, Lizzy, Sabbath y Heep es tomar lo mejor de los 70… Maravillosos, sin duda el descubrimiento del año. Si te va el retro rock o cualquiera de las bandas mencionadas anteriormente necesitas escuchar a estos suecos YA.
Mars Red Sky son saboteados por su propio equipo
Malditas pedaleras… siendo un trío su guitarrista y vocalista necesita de ellas para crear ese mundo psicodélico y onírico. Su nuevo disco prometía y todo empezó bien a base de humo, densidad sónica y un “Hola Catalonia”. “Apex III” irrumpía en la sala, pero Julen Pras ya empezaba a tocar clavijas y a intranquilizarse. Su apuesta es muy ambiental y “Collector” tiene influencias de drone, lástima que la gente no estaba tampoco por esta propuesta tan densa y humeante. A destacar la gran voz del vocalista, pero poco duró la demostración del trío. Luego vino la larga pausa con el bajista Jimmy Kinast pidiendo disculpas y emplazándonos a vernos en otro concierto. Su reinicio fue potente y aplaudido, pero banda y gente estaban bastante fuera de onda. Dos temas más con cadencias stoner y luces amarillas. Una lástima…
Kadavar presenta su candidatura a banda grande
Qué buenos son y qué gran directo atesoran. Los focos amarillos nos pusieron en situación mientras hicieron sonar ese “The End” de inicio. Batería en primera línea y el trío motivado para saciar a un público ávido de retro rock vampírico. La transición hacia “The Devil’s Master” hizo rugir a la sala mientras el grupo hacía un headbanging constante al ritmo del tema y con «Lupus», «Tiger» y «Dragon» desatados. Buen sonido, aunque mejor fue el de su última vez en Bikini. Aquí la intensidad del público llevó al grupo en volandas y el riff de “Evil Forces” fue recibido como agua de mayo. El guitarrista levaba el mismo sombrero que en la portada y el negro dominaba sus vestimentas, acorde con sus poderosas barbas. Hubo fogonazos de luz blanca y se notó que “Into the Wormhole” es un tema anterior. Sonido mucho más crudo y el presente bajo de Simon dominó el tema. Está bien que no traten de adaptar los temas antiguos a los nuevos sonidos, algo en lo que fallan bastantes bandas.
El disco debut fue representado por “Living in Your Head” y “Black Sun”, para mucha gente en la sala, su obra maestra y a la vez el que les dio a conocer. Riffs monolíticos y descarnados que contrastaron con el material de nuevo cuño. Ritmo hipnótico con un pletórico Lindemann a las voces. “Demons in My Mind” incluyó risas malévolas mientras el señor «Tiger» aporreaba su kit como si no hubiera un mañana. La dosis de rock ocultista que nos brindaron fue exquisita. Luego vino una incursión al disco Berlin con el riff de la misma coreado por toda la parroquia, ya convertida a la fe de Kadavar. De la misma obra cayó luego “Into the Night” con el efecto de las siluetas a contraluz. Y en “Die Baby Die” la concurrencia lo dio todo ante el ataque directo y stoner de la misma, cantando el estribillo sin parar. Es espectacular el grado de compenetración de estos germanos que optaron por “Long Forgotten Song”. Definitivamente su último disco va para clásico…
Para los bises guardaron “Children of the Night”, con esos dejes tan inequívocamente Ghost. Uno de esos temas destinados a hacerlos muy grandes. Continuaron con “All Our Thoughts” de su ópera prima, con su cadencioso groove que volvió a hacer bailar a la mediana de las Razz. El final estaba cantado: “Come Back Life”, única bala del Abra Kadavar pero perfecta para un final épico. ¿Su mejor tema? Posiblemente, con ese homenaje a “The Sound of Silence” en la letra y ese parón excelso que define su estilo musical. Hay muchas bandas de retro rock, luego están Kadavar. Su discografía es perfecta y son capaces de reinventarse sin tener miedo alguno a la evolución. El día que toquen en festivales patrios y el gran público vea de lo que son capaces subirán de golpe un par de peldaños hacia la cima.