¿Quién podría llegar a pensar antes de 2008 que uno de los mejores álbumes del rock español tendría su origen en Plasencia y que cuatro lanudos secajos serían los artífices de este hito musical? En 2008, tras una larga crisis creativa y personal, Extremoduro se puso el traje de nupcias para gestar La Ley Innata (1998), un álbum conceptual que trata de la propia crisis musical de un artista sin ideas pero con ganas.
Yo, Minoría Absoluta salió a la venta en 2002, un álbum que marcó un punto de inflexión en la banda liderada por Robe Iniesta, un álbum del denominado rock transgresivo con un sonido modernizado que definió a la perfección de una manera simple y directa la esencia de Extremoduro. Temas como “Puta”, “A Fuego”, “Standby” o “La Vereda de la Puerta de Atrás” cruzaron el límite que separa un buen tema y un tema imprescindible en la carrera de una banda.
Tras tocar nuevamente el cielo en 2002 vino la larga travesía por el desierto. Roberto Iniesta entró en el pozo de la desolación y la falta de ideas que le alejó de su lápiz más de cinco años, él mismo afirmó posteriormente que “En seis años da tiempo para que te den muchos bajones. No encontraba la inspiración y me torturaba a mí mismo recordando aquella época en la que me decían que era el mejor. No encontraba a esa persona.”, en otra entrevista comentó que se sentía “muy mal. Frustrado, totalmente frustrado. La primera noche lo pasas mal, pero si empiezas a sumar noches y llegas hasta seis años, es como un pozo.» y cuando recuperó la creatividad «luego, de repente, sabía que habían vuelto las musas cuando se me puso la carne de gallina con la canción».
Lo que no sabía aún era que indagando y profundizando dentro de su mente en ese mal momento personal encontraría las ideas y la temática perfecta para empezar a trabajar en su nuevo trabajo y acabaría creando una obra atemporal, un disco conceptual de más de 45 minutos formada por un solo tema dividido en una intro, cuatro movimientos y una coda final a modo de epílogo. Un éxito de ventas instantáneo, copó la primera plaza en los rankings de discos más vendidos de la semana en España y en apenas tres semanas logró ser disco de oro. Señal clara de que los fans deseaban el retorno de Extremoduro y de que el álbum era fantástico.
Alejándose de las canciones directas de antaño, La Ley Innata fluye entre las metáforas más logradas y abstractas de Robe, unas metáforas que “están muy bien para permitir que cada uno pueda entender lo que quiera. Puedo utilizar la luna y de cien personas ninguna te dará la misma respuesta sobre lo que significa. Para mi mismo cambia con el paso del tiempo”, un álbum que llega en el cenit profesional y personal de los artistas que logran plasmar su madurez y su mejor versión en cada pasaje que nos regalan. A todo esto se le añaden violines, trompetas, y hasta flirtean con el flamenco, rock progresivo transgresivo.
La portada fue creada por David Zelaia, la más sobria de toda la carrera de la banda alejándose de los dibujitos coloridos de casi todos los predecesores. En la portada aparece “El Hombre de Vitruvio” de Leonardo da Vinci, que sitúa al hombre como eje central de la obra que el disco contiene. La inscripción que contiene la carátula es la famosa cita de Cicerón: “Existe, de hecho, jueces, una ley no escrita, sino Innata, la cual no hemos aprendido, heredado, leído, sino que de la misma naturaleza la hemos agarrado, exprimido, apurado. Ley para la que no hemos sido educados, sino hechos; y en la que no hemos sido instruidos sino empapados”.
“Dulce Introducción al Caos” da el arranque y muestra el esqueleto del que beberá todo el disco, pues a lo largo de los 45 minutos encontramos fragmentos de esta introducción. De forma calmada va recorriendo el tema con unas rasgadas voces de Robe recordándonos su agrio paso por la inactividad creativa: “¿Cómo quieres que escriba una canción si a tu lado no hay reivindicación? La canción de que el tiempo no pasara, donde nunca pasa nada”. Aquí nos dejan ver el concepto en el cual se basan a lo largo de La Ley Innata. A destacar también sobre la mitad del tema donde se pueden escuchar notas del «10º movimiento de la cantata BWV 147» de J. Sebastian Bach, otra de las delicias del disco, entremezclándose con la guitarra de Iñaki Uoho.
Entrando ya en los “movimientos”, recorremos “El Sueño”, el más corto del disco aún con algo más de seis minutos. En él encontramos reflejadas las pesadillas de Robe buscando inspiración para componer “andar desorientado voy cayendo en picado, es igual que un mal sueño”, el tema coge fuerza tanto musicalmente como líricamente, pues acaba recordando la brutal violencia que vive la sociedad en la actualidad.
“Lo de Fuera” con casi doce minutos y un machacante autorretrato de Robe plasmado en sus notas, un tema que crece a medida que va rellenándose con multitud de instrumentos, cabe recordar que se usaron hasta noventa y seis pistas para grabarlo, por lo que se puede imaginar el entramado complejo que contiene. La batería aporta un perfecto ritmo que sostiene no solo el tema, sino todo el disco. El tramo final de caos es el paso previo del tercer movimiento.
Y es que “Lo de Dentro” es un tema brutal, posiblemente el mejor y más perfecto tema de Extremoduro. Ahora ya nos adentramos en la cabeza de Robe, un tema duro y violente, un choque entre la mente aturdida y la inspiración que empieza a llegar como un huracán, Robe se desgañita en cada frase y cada metáfora cobra vida al instante.
El último movimiento, “La Realidad”, un hermoso tema que relata como la luz vence en la cruda batalla interna del artista. Una lírica sublime sumergida en unas notas más lentas y suaves. Pero cuando todo esta listo para el cierre triunfal, aparece “Coda Flamenca (Otra Realidad)”, el tema que cierra el disco arranca con un fraseo de Benito Pérez Galdós que remata con unas voces estilo flamenco de Robe contando la realidad paralela.
Posiblemente La Ley Innata dejó aturdidos a fans y curiosos, un disco que no ha perdido un ápice de calidad, no ha envejecido para nada, la belleza de sus intrincados laberintos sigue enamorando y cada re-escucha del disco te descubre nuevos pasajes, nuevas tomas de contacto con las metáforas, nuevas emociones y nuevos momentos de piel de gallina al recitar intensos temas de los extremeños. Estamos frente a la obra maestra de Extremoduro y uno de los discos más completos del rock en español, quizá no tenga ningún tema de enganche pero la suma de todo da un disco más que sobresaliente.