Hemos hablado de que a partir de 1991 surgieron o eclosionaron bandas que al romper con todo nos llevarían a que el periodismo musical de la época y la MTV se sacara de la manga eso de metal alternativo. Bajo ese paraguas cupo de todo, desde Rage Against the Machine a Red Hot Chili Peppers, pero nuestros protagonistas eran de largo los más inclasificables de todos. En los Peppers, la base era el funky y la fusión, en RATM, el rap, pero… ¿Qué coño había en Faith No More?
Recuerdo escuchar el Angel Dust, el primero que escuché de ellos, y en un principio no terminé de entender nada a pesar de que lo que estaba oyendo me parecía absolutamente brillante. Con el anterior The Real Thing (1989), el grupo alcanzó el millón de discos vendidos, y eso a pesar de que Mike Patton pasaba a reemplazar a Chuck Mosley justo cuando ya estaba todo compuesto. Con el grandísimo vocalista, podrían, en Angel Dust, hacerle partícipe de la composición del material. Y sí… ¡hicieron saltar la banca! Especialmente con esas letras tan satíricas y mordaces, repletas de humor negro.
La portada y el artwork
Una garza que parece disecada sobre un fondo azul chillón, luego una foto de un matadero, los miembros del combo en una foto delante del Kremlin, que es un fotomontaje cutre, y un título que no parece tener sentido: Angel Dust (Polvo de ángel). Todas estas cosas, y la nueva orientación musical, cabrearon en sobremanera al guitarrista Jim Martin, quien decidió largarse tras el disco. Buscaban el juego de contrastes, y lo consiguieron sobradamente y en todos los sentidos.
Angel Dust define los 90 para la gente que quiere ir más allá de Nirvana y Pearl Jam. Es una explosión de influencias y de combinación de personalidades irrepetibles. Eran tan buenos que la escena les tuvo en un pedestal, una estatua que no sabías dónde ponerla. Les molaba tenerla, pero tampoco sabían dónde. Faith No More eran tan buenos que debían ser tenidos en cuenta a pesar de que no encajaban en ningún sitio. Parte de la culpa de todo eso hay que dársela a Matt Wallace, en terrenos de producción.
El disco
El arranque con “Land of Sunshine” es absolutamente majestuoso y definitorio de que lo que hacían Faith No More no lo hacía nadie por aquél entonces… Ni nadie lo ha vuelto a hacer, o si más no, a ese nivel. Menudo temazo, con pasajes casi circenses, risas de payaso malévolo, teclados envolventes, aunque comedidos, y un bajo que junto a la batería conforman la base ideal para que los temas sean tan rompedores y diferentes.
De largo, mi canción favorita es “Midlife Crisis”, pero tampoco me extenderé mucho puesto que nuestro bienamado Beto se ha trabajado un reportaje especial. Diré que es el tema que le pongo a la gente cuando quiero mostrarles lo grades que son Faith No More. El título y el groove de entrada son antológicos…
Uno de los más estelares temas (y más originales) es “Be Aggressive”. Es tan bueno que años más tarde, un perdido y sin ideas Marilyn Manson, lo copió para hacer el single “mOBSCENE”. Rompedora como pocas, posee un estribillo en el que se deletrea el título del tema a través de unas voces femeninas que ni siquiera terminan de afinar. La entrada a teclado con atmósfera de terror es tan antológica como el propio tema… y “Puffy” Bordin está colosal. Recordemos que terminó de batería en la banda de Ozzy Osbourne. Incluso el solo de guitarra de Jim Martin está muy poco pulido, pero adrede.
Les encantaba experimentar y sorprender, y “RV” era, como poco, inclasificable. Riff de teclado con un Patton narrando y luego haciendo de tenor en el estribillo. “Caffeine” empieza con los ruidos del matadero que aparecen en una de las fotos del artwork interior. Puramente Faith No More y bastante conectada a su disco anterior. Un single claro y accesible con ruiditos y con Patton cantado como desganado. Su amplia paleta de registros le hace un auténtico maestro aquí.
“Smaller and Smaller” es más contundente, en una onda en la que ahondarían en su posterior King for a Day… Fool for a Lifetime (1995), pero en el fondo es plenamente Angel Dust, siendo un medio tiempo algo agónico en el que Patton ahonda en sus registros agresivos a medida que todo avanza, sobre una especie de escalas arábigas, tan crudas como inclasificables. Aquí, casi que podemos meterle la etiqueta de prog por esos crecimientos instrumentales tan interesantes.
En “Everything’s Ruined” hay la demostración por la que tanto se echó de menos a Martin con su huida. Brillante composición basada en los teclados de Roddy Bottum y los patrones sincopados de Puffy. Otro tema maestro con mucha más presencia de la guitarra. Lo maquinal toma cuerpo en “Malpractice” y asoman demonios internos, y los enfrentan casi con música de caja de música. Se trata de buscar el juego de contrastes y lo hacen como nadie. Lo dicho anteriormente, algo que continuarán explorando en su siguiente obra maestra.
“Kindergarten” ya merece reverencia por el título pues en este disco todo parece tener un espíritu random y de contrastes a la vez que Martin sigue haciendo cosas maravillosas con la guitarra, en un interludio, en el que Patton suena con distorsión, dando sensación de caos. “A Small Victory” parte de una tonada amable y termina siendo un single clarísimo en el que meten su legado musical, pero con aires comerciales. Un tema puramente Angel Dust con un guiño final al código Morse.
Títulos como “Crack Hitler” te demuestran que aquí cabe todo, jugando con el alemán y las sirenas, para avanzar con un funky acompañado del teclado omnipresente de Bottum. Aquí hay momentos distorsionados que casi parecen homenajear a Ministry por momentos.
De lo más recordado del disco, hay las dos versiones con las que se atrevieron. La más célebre es “Easy” de The Commodores, compuesta por el gran Lionel Ritchie a pesar de que no se incluyó en el disco hasta la primera reedición. Patton está enorme y el grupo adapta perfectamente esta tonada de pop a su estilo, pero sin altisonancias ni buscando sonar más agresivos. Deudora y fiel a la original, fue un pelotazo tremendo y es uno de los grandes momentos en sus directos.
Descolocando más al personal, está el “Jizzlobber” con ruidos de ranas al principio y consiguiendo uno de los temas más oscuros y agónicos de la obra. Una de las canciones que hacen a Patton único y al grupo, imbatible. Todo es tan pesado y agobiante como diferente. Sí que veo que hay momentos en los que dan mucha cancha a Martin, pero hay otros temas en los que queda muy en segundo plano, y eso lo digo para intentar buscar una explicación a su huida. El momento final en el que juegan a buscar un final de música clásica puramente Bach, es maravilloso.
La otra es una absoluta maravilla: la versión de la banda sonora Cowboy de medianoche (“Midnight Cowboy”). En su momento no entendí nunca porqué metían esta instrumental, pero marida excelsamente con lo ofrecido en el disco. Reivindicar esa obra maestra del séptimo arte y no hacerlo en el mítico tema de Nilsson, me parece enorme.
Veredicto
El disco llegó al número 2 en Inglaterra y al 10 en Estados Unidos. Aunque no pueda parecer extraordinario, recordemos que estamos hablando de un grupo como Faith No More: unos alienígenas dentro del circuito y francotiradores en lo musical. Obviamente les sentó de maravilla el acercamiento al pop. Podemos pensar que Patton fue el principal artífice de ello, pero también de los devaneos noise, experimentales y progresivos que sumaron a su propuesta.
Se estima que vendieron tres millones de copias deL álbum (pocas me parecen) y terminó siendo su disco que más se vendió en Europa. En Estados Unidos, The Real Thing le gana la partida. A mí me voló la cabeza pues nunca había escuchado algo como Angel Dust. Creo sinceramente que si saliera este disco hoy, seguiría siendo totalmente rompedor. Y decir esto es inconcebible… se mire por dónde se mire.