Fantômas – Fantômas: 20 años del nacimiento de Ipecac Recordings

Ficha técnica

Publicado el 27 de abril de 1999
Discográfica: Ipecac Recordings
 
Componentes:
Mike Patton - Voz, samples
Buzz Osborne - Guitarra
Trevor Dunn - Bajo
Dave Lombardo - Batería

Temas

1. Book 1: Page 1 (1:33)
2. Book 1: Page 2 (1:38)
3. Book 1: Page 3 (1:08)
4. Book 1: Page 4 (4:22)
5. Book 1: Page 5 (0:45)
6. Book 1: Page 6 (1:11)
7. Book 1: Page 7 (0:54)
8. Book 1: Page 8 (1:01)
9. Book 1: Page 9 (0:47)
10. Book 1: Page 10 (1:20)
11. Book 1: Page 11 (0:53)
12. Book 1: Page 12 (1:58)
13. Untitled (0:03)
14. Book 1: Page 14 (2:11)
15. Book 1: Page 15 (2:13)
16. Book 1: Page 16 (0:57)
17. Book 1: Page 17 (0:50)
18. Book 1: Page 18 (5:06)
19. Book 1: Page 19 (1:21)
20. Book 1: Page 20 (0:29)
21. Book 1: Page 21 (0:38)
22. Book 1: Page 22 (2:11)
23. Book 1: Page 23 (0:56)
24. Book 1: Page 24 (0:52)
25. Book 1: Page 25 (0:52)
26. Book 1: Page 26 (1:15)
27. Book 1: Page 27 (1:37)
28. Book 1: Page 28 (1:35)
29. Book 1: Page 29 (1:11)
30. Book 1: Page 30 (0:33)

Multimedia



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El pasado mes de abril veía como el sello discográfico parido por las mentes de Greg Werckman (ex director del mítico sello Alternative Tentacles y ex vocalista de DUH) y Mike Patton (Faith No More, Mr. Bungle), cumplía dos décadas de existencia. Werckman y Patton ya llevaban años dándole al coco, planeando y planificando la idea de cómo montar su propio sello, y esperaron el momento adecuado -en plena crisis discográfica- para revelar su plan maestro. Nacía así Ipecac Recordings, una nueva discográfica que se presentaba ante el gran público con el único propósito de revolucionar la industria, honesta y amigablemente, mediante la publicación de trabajos de artistas en busca de un sello alejando del mainstream y de los elevados costes de promoción y de producción.

Este sello es el hogar de las eclécticas colaboraciones musicales de Mike Patton, así como un lugar donde las bandas que Werckman y el propio Patton admiran tuvieran la libertad de lanzar música que no podrían -o no quisieran- lanzar en otros sellos.

La primera incursión de la banda de Mike Patton fuera de Mr. Bungle y de Faith No More, Fantômas, lanzó su álbum debut, este que nos ocupa, el 26 de abril de 1999, siendo Fantômas el primer lanzamiento oficial de Ipecac Recordings. En años posteriores, la banda publicaría The Director’s Cut (2001), el split junto con Melvins Millennium Monsterwork 2000 (2002), Delìrium Còrdia (2004), Suspended Animation (2005), otro split con los noisers japoneses Melt-Banana llamado Animali In Calore Surriscaldati Con Ipertermia Genitale/Cat in Red (2005) y un álbum en directo, tres años más tarde. Dentro de su catálogo, uno puede encontrar trabajos de Melvins, Eagles of Death Metal, Queens of the Stone Age, Dälek o Mondo Generator, entre otros muchos… hasta 212 trabajos han visto la luz, siendo Love & Decay (2019), del dúo Spotlights, su más reciente publicación.

Pero, ¿qué o quién es Fantômas? Este hijo bastardo de Mike Patton debe su nombre a un personaje ficticio creado por los escritores franceses Marcel Allain y Pierre SouvestreFantômas, y es uno de los personajes más populares en la historia del crimen francés, creado en 1911. Se trata de un antihéroe en toda regla. Completan el súpergrupo todo un elenco de villanos: Buzz Osborne (guitarrista de Melvins), Trevor Dunn (bajista de Mr. Bungle y de Trevor Dunn’s Trio-Convulsant) y Dave Lombardo (ex batería de Slayer, actualmente en las filas de Suicidal Tendencies).

Al igual que con todos los lanzamientos de Ipecac Recordings, el diseño de sus trabajos, así como la presentación de los mismos, es tan o más importante para poder entender el desarrollo del todo, como la pieza musical que contienen. Con el paso de los años, y de los discos, fueron elaborando auténticas piezas de coleccionista. El propio Patton es el responsable del diseño, del artwork de este Fantômas, en cuya cubierta se muestra el cartel en español de la película francesa de 1965 Fantômas se déchaîne, traducida al español como Fantômas Amenaza al Mundo. Debido a esto, algunas personas se refieren a este álbum como Amenaza al Mundo. De hecho, el álbum está diseñado con la función de ser la banda sonora del cómic, en el que cada composición es una página que consta de un número variable de fotogramas. La página 1 contiene seis frames, por ejemplo, pero tratar de detectar dónde termina uno y dónde comienza el siguiente es, en el mejor de los casos, una propuesta arriesgada, y no necesariamente necesaria desde el punto de vista de la escucha. Como resultado, no debería sorprender que la mayoría de las 30 páginas duren entre 30 y 100 segundos, por lo que la única forma correcta de «experimentar el álbum» es escucharlo («leerlo») durante los 43 minutos completos, de principio a fin; del tiron, vamos. No hay letras, solo los berridos y demás vocalizaciones del genio de Mike Patton, así que no esperes que la música te cuente una historia.

Después de la «desaparición» de Faith No More, Patton comenzó a ampliar y a desarrollar las ideas que había escrito para su álbum solista de 1996, Adult Themes for Voice, lo que le dio las herramientas necesarias para poner en práctica algunas de las cosas que usaría más adelante en Fantômas. El álbum es un abanico, una colección de canciones altamente esquizofrénicas, con una base de metal que podríamos denominar «de vanguardia». Estallidos breves y agudas explosiones sonoras que recorren todo el espectro de la música rock a través de géneros como el hardcore y el death metal, aderezado todo ello a base de 1.001 efectos de sonido.

Lo que tenemos entre manos es un asunto muy serio, a la par que divertido y ruidoso. Los riffs de guitarra y los frenéticos ritmos de batería se funden con la gimnástica voz de Mike Patton (recordemos que, posiblemente, estemos ante el mejor vocalista de rock que jamás haya existido… y existirá) para dibujar a modo de collage los globos de este cómic tan especial. Y digo «especial» porque Patton, como ya indicaba unas líneas más arriba, se limita a gritar de tantas maneras como le sale de la polla, pues las canciones no tienen letra, lo que hace de esta aventura musical una joya que, posiblemente, solo los fans más die hard de Faith No More o de Melvins sabrán apreciar.

Debido a que las 30 páginas (pistas) son tan cortas y locas, es difícil elegir los aspectos más destacados, aunque una de mis favoritas es «Book 1: Page 14», que cuenta con un interesante juego de charles y con repentinas explosiones de locura, más o menos contenida. De hecho, por más ruidosa que sea la música, todo está cuidadosamente en su sitio. Aviso a navegantes: si piensas que la música de una banda como Metallica es pesada… ahórrate escuchar esto, pues la única salida que te quedará tras escucharlo es tildar esto, simple y llanamente, de ruido.

Otro tema que me llama la atención es la pista sin título que ocupa el puesto número 13. Se conoce que Mike Patton siempre ha sentido curiosidad por lo que se puede y no se puede hacer cuando se indexan pistas en un CD, y un buen día se preguntó a sí mismo si sería posible saltarse un tema. La respuesta es negativa: no se puede. Al igual que también hiciera en The Director’s Cut, este intento por saltarse una pista aparece en el puesto número 13. En ambos casos, el «tema» dura tres, cuatro segundos escasos, que es lo mínimo que, por lo visto, puede durar un tema, y en ambos casos coinciden con el final de la canción colocada en doceavo lugar para que apenas se note que ahí hay algo. Es algo así como una marca de la casa, que no continúo en sus trabajos posteriores. Patton eligió colocarlas en el puesto número 13 por razones obvias de mala suerte.

Comparado con sus últimos álbumes, este es el más metal de todos y también el más «extraño». La producción, no sé si por el hecho de ser el primero dentro del catálogo de Ipecac Recordings, es menos pulida, lo que (¡ojo!) no es necesariamente algo malo. Lo que me da a mí, y creo estar en lo cierto, es que cualquiera de estas páginas nos muestra a un Patton que está probando algo nuevo y es asombroso lo bien que queda todo al final, aún teniendo la sensación de que todo esto ya lo hemos vivido antes en nuestros oídos gracias al genio del saxofonista John Zorn y su sublime Naked City (1990), un trabajo sublime de surf, lounge y punk ciertamente innovador, pero de difícil acceso. Los débiles de corazón saltarán por la borda antes de que Zorn y su tripulación hayan entrado siquiera en calor. Los puristas del jazz, del rock y posiblemente hasta del grindcore podrían llegar a bendecir el matrimonio de todos estos estilos, pero para el resto de mortales, Naked City (al igual que este disco de Fantômas) representa energía desenfrenada, pasión y, posiblemente, la mejor manera de canalizar la ira a través de la música. El ruido resultante es pura alegría para quienes lo reciben, y una puta locura para quienes no lo pillan.

Como único aspecto negativo, reconozco que Patton abusa un poco demasiado de sus «Boom, boom, boom! Yip! Yip! ¡ip! ¡Yip!», lo que provoca que, en ocasiones, algunos pasajes pequen de repetitivos (ponte tres o cuatro temas al azar y sabrás de lo que estoy hablando). Pero en general, este es un gran lanzamiento para tratarse del debut de una nueva banda experimental, que evita caer en muchas de las trampas existentes en este tipo de música.

Pensé que tenía algunos asuntos pendientes con el hardcore y con el death metal. Siempre había sido parte de mi jerga, por así decirlo, pero nunca sentí que lo había canalizado bien y los había hecho míos. Quería hacer algo un poco más discordante. Vocalmente, no quería que las letras estuvieran involucradas. Quería que la voz sonara como otro instrumento. Definitivamente fue liberador y me di cuenta muy rápidamente de que no tenía sentido para nadie más.

– Mike Patton

Una vez grabado el disco, Patton tuvo la dura tarea de tratar vender ese ruido a la compañía discográfica para su posterior lanzamiento. Para ello recurrió a la ayuda de Greg Werckman, quien ya tenía experiencia gracias a Alternative Tentacles. Después del no de Warner Bros., los dos decidieron lanzar el álbum por su cuenta y se fundó así Ipecac Recordings. Es decir: el sello realmente surgió porque no pudieron encontrar a nadie que tuviera las agallas necesarias de publicarlo. Pero esto es como casi todo en la vida: te mola o no. ¿En qué bando estás tú? ¿Lo smas o piensas que no es más que mierda artística, una tomadura de pelo?

Rubén de Haro
Sobre Rubén de Haro 620 Artículos
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J'hayber.