Hablar de Fear Factory es hacerlo de uno de los grupos más influyentes de los 90 por su innovación y mezcla de géneros. Empezaron en 1989 bajo el nombre de Ulceration pero pronto se pusieron Fear the Factory hasta acortar al actual (aunque esté un poco en disputa hoy en día). Su segundo disco hizo tambalear los cimientos del metal ya que añadieron elementos poco comunes como samples y música electrónica además de conseguir un sonido nítido, contundente y mecánico. Esa fue su intención desde un principio y bien que lo consiguieron.
Demanufacture es una obra maestra que nos encandiló a todos en nuestra adolescencia, lo sigue haciendo a día de hoy y la verdad que la historia tras su gestación es un tanto movida y curiosa. Lo grabaron en los Bearsville Studios de Nueva York entre el 7 de octubre y el 20 de noviembre de 1994 siendo producido por el mismo grupo y Colin Richardson (Bolt Thrower, Carcass, Machine Head, Gorefest, Napalm Death, etc.). De los mandos y la mezcla se encargaron Greg Reely y Rhys Fulber y un montón de asistentes más. Del mastering se encargó el gran maestro George Marino (RIP) que trabajó con una enorme lista de grupos de metal y rock.
Con ese equipo la cosa hubiese debido de ir a las mil maravillas pero al ser un disco adelantado en el tiempo Richardson no comprendió muy bien la inclusión de tantos ruidos raros alejados del metal más tradicional, así que en la primera mezcla que les mostró había dejado muy enterrados estos arreglos destacando sobre todo batería, guitarras, bajo y voz. Esto a ellos no les gustó e hicieron una nueva mezcla entre ellos y los ingenieros nombrados más arriba, de la que sí quedaron totalmente satisfechos.
Otro detalle curioso es que Christian Olde Wolbers aparece en los créditos del disco pero según Dino Cazares él todavía no formaba parte de la banda, así que fue el mismo Dino el que grabó las líneas de bajo. Pero Raymond Herrera en una entrevista dijo que Wolbers sí grabó algunas pistas pero como Cazares no paraba de cambiar los riffs de guitarra, para no perder tiempo, las acabó grabando él. Un lío, vamos. Pero lo importante es el resultado. Otro dato a destacar es que justo cuando grabaron este disco, al lado tenían a Jon Bon Jovi grabando These Days (1995) y partes de Demanufacture se colaron en sus sesiones.
El concepto del disco gira en torno a la lucha entre el hombre y la máquina inspirándose en la película The Terminator (1984) incluso cogiendo prestados algunos fragmentos de audio para usarlos como intros. Tanto en el apartado lírico como en el musical se puede apreciar esta pugna y batalla entre lo orgánico y lo mecánico, un concepto que han ido rescatando a lo largo de su discografía formando parte de su ADN.
El disco arranca con la gran «Demanufacture» y nos encontramos de golpe envueltos entre sonidos industriales y una batería que incluso parece irreal. De repente unas guitarras potentes y machacantes se nos presentan y la suave voz de Burton nos acaricia durante los primeros segundos para más tarde gritarnos con toda su rabia. Los etéreos coros y los arreglos de guitarra son sencillamente una maravilla. Brutal la parte en la que se queda la voz sola para darnos una verdadera paliza de brutalidad. Madre mía, y esto no ha hecho más que empezar.
«Self Bias Resistor» siempre ha sido una de mis preferidas, una canción técnica, con un ritmo brutal y un bajo percutor al más puro estilo industrial. De nuevo vuelve a brillar Burton escupiendo con mucha intensidad sus líneas vocales, un portento en estudio pero un total desastre en directo, sobre todo en las partes limpias. Ese contraste es lo que los hacía diferentes por esa época (en estudio, claro).
La atmósfera opresiva en la que nos vemos sumidos en la introducción de «Zero Signal» siempre me ha erizado los pelos. En esta notamos de buenas a primeras los detalles de The Terminator en todo su esplendor. Cuando todo el conjunto entra y Herrera nos vuela la tapa de los sesos con sus ritmazos solo nos queda estar atentos a su devenir. Pura brutalidad. Parecen un grupo de robots tocando metal con precisión quirúrgica.
La verdad que con la cantidad de música que sale hoy en día no sé si tendría el mismo impacto que tuvo hace 25 años pero sigue sonando atronador y actual. Un trabajo digno de la etiqueta obra maestra. Aquí os dejo un fragmento de la letra que siempre me ha fascinado por como se canta y por como está fusionada con la música a nivel lírico:
«I am down on my knees
Praying beyond belief
The silence deafens my ears
And welds the shackles
Onto my fears.I have lost all faith
I have lost all trust
A sordid mesh turning to dust
A sordid mesh turning to dust.»
Llegamos a la canción más representativa del disco que no es otra que «Replica». Debe ser por cansancio, por haberla escuchado en todos y cada uno de los garitos de metal a los que he ido, que le he cogido un poco de manía hasta el punto de dejarme de gustar. Siendo sinceros se trata de una de las canciones más accesibles del disco, más «comercial» y que mejor podría encajar en las radio formulas y diversos programas especializados.
Tras este soporífero tramite llegamos a una de las más extremas y agresivas que es «New Breed» rozando el ultratechno de los famosos Thunderdome con un bombo que parte cráneos y unos elementos sampleados fantásticos, una canción que siempre esperaba con ganas para cabecear de lo lindo. Metal industrial en vena.
Hace 25 años no era nada fácil buscar o encontrar información sobre un grupo en concreto o un disco y la mayoría de lanzamientos los conseguíamos con el tape trading, pirateando así los discos de tus amigos y familiares. Así que estuve muchos años, hasta que me compré una copia original, sin saber que «Dog Day Sunrise» era una versión, pero bueno, algo sospechaba ya que el cambio con respecto a las otras canciones era muy radical. Me encanta esta canción pero siempre la noté como más cercana al pop que otra cosa. Buenas melodías, buenos arreglos y un pequeño oasis de calma entre tantas máquinas cabreadas.
Entre el más ortodoxo metal industrial y los ritmos latinos se mueve la brutal «Body Hammer». Y es que si agudizas el oído te quedarás con la similitud con Brujeria, por algo Dino y Raymond fueron el alma mater de los mexicanos. También meten algún que otro break muy nu metalero con tintes thrash por medio.
De nuevo nos encontramos dentro de una atmósfera digital con un ritmo mecánico y machacón. «Flashpoint» es una canción intensa y corta con un Burton muy inspirado al que le han añadido un poco de distorsión quedando muy acorde con el resto sin faltar, por supuesto, los coros limpios. Y cuando pensabas que ya estabas a salvo vuelve el terror en forma de «H-K (Hunter-Killer)» presentada con unas voces misteriosas. Joder, el charles parece que lo tenga dentro de mi propia habitación, vaya sonidazo.
Puro groove moderno junto a unos adictivos riffs de guitarra con uno de los mejores estribillos de todo el trabajo: «I am a criminal». Os juro que estuve obsesionado con esta canción.
El principio de «Pisschrist» siempre me recordó al Arise (1991) de Sepultura por sus soniditos ya que se asemejan un poco. Una canción mucho más calmada y con un toque más sinfónico que el resto aunque peca de repetitiva pero al final remonta y tiene unos coros memorables: «Where is your savior now?».
«A Therapy for Pain» es la que pone punto final, la que cierra el circulo, la que pone paz entre hombres y máquinas. Su estructura se asemeja más a una nana que le cantarías a tu robot diabólico antes de acostarlo. Podría ser perfectamente. Eso sí, repetitiva ad nauseam pero le tengo un cariño especial.
Un disco demoledor, una auténtica obra maestra adelantada a su tiempo y sin el cual posiblemente el metal no sería lo que es hoy en día por su gran influencia a un gran número de bandas de todo el mundo. Por poner tan solo un ejemplo, lo más seguro es que Asgaroth no hubiesen sonado tal como lo hicieron (en su etapa final) sin la influencia de Fear Factory y como este miles de ejemplos más.