Es raro que una banda tenga tantísimo éxito sin tan siquiera haber lanzado su primer álbum. Esta es la historia de Fever 333.
Desde hace unos meses, Fever 333 han sido promocionados tantísimo, que, a día de hoy, salen en las sopas de todo el puto planeta, hasta el punto de convertirse en la próxima gran sensación de la música rock… y no hay que olvidarse que estamos ante otro súper grupo de esos que están tan de moda de un tiempo a esta parte. En sus filas encontramos al vocalista Jason Aalon Butler (ex Letlive), aportando a la propuesta de este trío angelino una gran presencia de hip hop y de actitud. Stephen Harrison (ex The Chariot) a la guitarra y el batería Aric Improta (Night Verses) completan la banda.
Lanzaron su primer EP, Made in America, el 23 de marzo del pasado año 2018, ganándose los favores de la crítica. De este EP se desprendieron dos singles, «Walking in my Shoes» y el tema que le da título, «Made in America», y los dos sonaron hasta la saciedad en las radios de todo el país. A raíz del éxito cosechado, la banda decidió dar continuidad a tan exitosa carrera lanzando al mercado su primer álbum, Strength in Numb333rs, que vio la luz hace poco más de un mes, el 18 de enero de 2019. Pero su propuesta, interesante (son mi rollito, totalmente) e incendiaria como pocas, creo que se queda un poco a medio camino entre gustarte bastante y pegarte de lleno en toda la tocha, pues opino que a este debut quizá le falte algo de chicha para llegar a ganarse a las masas.
Con su estilo, a medio camino entre el rap metal y el hip hop, la comparación más fácil es ponerles en el mismo saco que Rage Against the Machine, pero os aseguro que estos tipos son mucho más que un mero clon de los de Zack de la Rocha.
A ver, que se me entienda, que antes he dicho que al álbum le falta un no sé qué. Strength in Numb333rs contiene temazos, temas y uno o dos temillas, y cualquiera de ellos, desde el primero hasta el último, creo que tiene la capacidad de eclipsar cualquier mierda que quieran intentar meterte con calzador desde las radios. ¿Lo vemos?
El álbum comienza con algo que podría ser como una retransmisión en directo de una manifestación en la que la gente no cesa de gritar a los cuatro vientos «¡333, 333!». Entre voces de protesta, y la afirmación de que la fever está por llegar, entramos de lleno en la segunda pista (primer single), uno de los mejores temas del pasado año 2018 para el que les escribe, «Burn It». Desde el segundo cero, uno ya tiene la sensación de estar ante algo realmente grande. El oyente percibe la pasión y la energía que rebosa por todos sus compases a base de pesados riffs y de una batería machacona, a la par que atronadora. Las ganas de saltar que le entran a uno por toda la habitación son más que notables.
«You know sometimes you gotta burn it down to build it up again…»
La siguiente canción, «Animal», realmente muestra la versatilidad de Improta como batería. El estilo más hip hop de los versos, se torna en algo más cercano al hard rock cuando entran los coros. A pesar de ello, de esos cambios, es una de las canciones más sencillas del álbum.
«Prey for Me/3», junto con «Burn It», destaca por encima del resto, ya que ambas cumplen a la perfección con su cometido de combinar the best from both worlds, como dirían allí en los Estados Unidos; esto es: mezclar las tendencias más potentes y core de la banda anterior de Jason (pegadle una oreja a, por ejemplo, a su álbum de 2013 The Blackest Beautiful), con el lado más comercial y contemporáneo del sonido de Fever 333, con referencias a Public Enemy incluidas. La banda destaca especialmente cuando su sonido se aleja del de Hollywood Undead (sí, yo también he escuchado su hit «Undead» hasta quedarme (más) tonto) y aumentan la intensidad de su propuesta, lo que ayuda a que el contenido tan político de sus letras destaque y nos llegue de verdad. La rapidez de sus versos, las voces melódicas del coro y los gritos en el puente muestran lo versátil que puede ser Butler.
Con «One of Us», mi tema menos favorito, la banda ofrece algo de consuelo a aquellos que sienten que no tienen voz en esta sociedad actual, animando al prójimo a defender lo que cree que es lo correcto.
Las letras, como ya os adelantaba, es lo más destacado de su propuesta musical, y merecen una mención especial, ya que suele ser bastante común que las bandas que hablan explícitamente en sus canciones de sus inclinaciones políticas tengan un discurso bastante manido y/o repetitivo. Las referencias a los disturbios de Los Ángeles de 1992 (ya sabéis, los ocurridos a raíz de que el taxista Rodney King fuera brutal y salvajemente agredido por miembros de la LAPD el 3 de marzo de 1991, después de haber sido perseguido por estos estando en libertad condicional por robo), o el asesinato en el año 2012 de Trayvon Martin (estudiante afroamericano de secundaria de 17 años de edad que fue asesinado de un disparo por George Zimmerman, uno de los miembros de la patrulla de vigilancia de la comunidad de viviendas de Twin Lakes), llegan al oyente y ayudan a exponer el tema de la exclusión social tan presente en el álbum. Y «The Innocent» va de todo eso. Su coro (antémico) no cesa en su pretensión de hacer llegar el mensaje a todos los rincones. La pista en la que participa el rapero Kendrick Lamar, «Inglewood/3», también muestra esto de la mejor manera posible. Un tema que, perfectamente, podría tener cabida en cualquier larga duración de Eminem.
«Out of Control/3» nos muestra las habilidades de Butler como MC, pero reconozco que desentona un poco si miras el disco como un todo. Pero justo después llega «Am I Here?», una de las sorpresas más agradables/decepcionantes. La canción cuenta con una sección de cuerda que le confiere un puntito favorable, pero creo que el tema se queda a medias y no acaba de contarte nada, muy a pesar del leve cambio existente hacia su meridiano.
El último tema lleva por título «Coup d’Étalk», y cumple a la perfección con su cometido de resumir la trama general de este álbum. La canción acaba con un Butler hablando a una multitud entregadísima.
Me gustaría indicar un aspecto que quizá pueda pasar desapercibido a simple vista. De los 10 temas aquí incluidos, los temas cuatro, seis y ocho llevan el «/3» añadido al final de su título. ¿El motivo? Solo la fuerza de los números lo sabe.
Como adelantaba al inicio, aquí hay temas de todo tipo, y la falta de temazos se debe, en cierta manera, a lo repetitivas que pueden ser algunas de las canciones. La alternancia entre partes rapeadas con versos cantados puede llegar a cansar un poco. Ojo, que no me quejo de ello, pero seguramente muchos de vosotros sí. En general, no esperaba que este álbum me gustara tanto, la verdad sea dicha. Soy una persona que así, a la fuerza, se ha visto abocado a preocuparse por la política. A nivel musical quizá este trabajo no sea gran cosa, pero no puedo negar la pasión y la energía que han vertido en este proyecto. Si la banda es capaz de continuar por este camino, más nos vale estar preparados para atrapar la fiebre como solo ellos se merecen.
Aprovechad los que asistiréis al Download Madrid de este año y quemadlo todo junto con ellos, porque solo así podremos construir algo más digno y mejor entre tod@s.
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J’hayber.