Firewind y Arenia convencen a los pocos que se dejaron caer por el Espai Zowie de L’Hospitalet

Arenia

La banda asturiana Arenia fue la encargada de abrir la noche, como también lo hará en el resto de conciertos de la gira de Firewind por nuestro país. Todo un acierto, pues encajan a la perfección en cuanto a estilo y tienen una calidad sobresaliente.

A la hora prevista, se presentaban a descargar su power metal como mandan los cánones. Con un publico frío y que tenía que esforzarse por ver a la banda encima del escenario, pues, como si estuvieran en una cueva, la única luz allí presente era la de dos focos rojos a espaldas de los músicos. Ya no entro en lo que eso conlleva para intentar hacer fotos decentes -por lo que me toca-, pero no entiendo que las salas o las bandas dejen de lado ese “detalle” y no aprovechen lo que significan unas buenas o unas pésimas luces en cualquier evento en directo. Suerte que el sonido fue sobresaliente y lo de la luz, para la mayoría del publico, se quedará como una anécdota.

Arenia, curiosamente, comenzaron su repertorio con “Alcanzar el Sol”… ni a cosa hecha, con semejante falta de luz; y ya no lo comento más. Repertorio, salvo un par de temas, basado en su ultimo disco La voluntad de las estrellas, publicado en agosto del 2019. La banda fue ganándose al público tema tras tema, como “El atardecer de los sueños” o “El último aliento“, que fue el primer tema donde fueron acompañados por Dani G., quien volvería en la parte final. «Volver a empezar”, “Conjuro infernal” y una recta final llena de buenas melodías con notas de fuerza para una banda con ganas de gustar. Terminaron con “Sigue la leyenda”, dejando un buen sabor de boca en los asistentes.

Firewind

Llegó la hora de Firewind, que venían presentando su gira especial 20º Aniversario, la primera con su nuevo cantante Herbie Langhans. La banda liderada por el guitarrista Gus G. es de los primeros grupos internacionales que se presentan y no cancelan ninguna fecha de su gira, por lo menos en nuestro país. Con este apunte aún más me sorprendió el aforo de la sala, pues suponía que con las ganas que hay de conciertos, habría mucha más gente, más que el centenar de personas que se acercaron a la Zowie de L’Hospilalet. Entre la poca gente y el escenario pequeño y mal iluminado, podría haber sido todo un palo para los griegos, pero la reacción fue la contraria; lo dieron todo desde la primera nota.

“Welcome to the Empire” fue la primera y en el primer tramo casi empalmaron tema tras tema. “I Am the Anger”, con un Gus G. saliéndose y derrochando buen rollo y calidad a las seis cuerdas. Temas de su ultimo trabajo como “Orbitual Sunrise” se mezclaron a la perfección con temas como “World on Fire” o “Between Heaven and Hell”, ya clásicos de la banda.

Primer descanso para todos menos para el batería Johan Núñez, quien se marco un pequeño solo para demostrar su velocidad tras su set. El resto de miembros, al volver al escenario, le dieron una sorpresa y entregaron de una pequeña tarta adornada con un pene de látex, seguida de bromas y risas entre ellos y el público, cantándole el “Cumpleaños feliz”. Cambiaron y se pusieron serios con una instrumental, “The Fire and the Fury”, que suena muy cañera en directo. Le siguió “Overdrive” y vuelta a la calma antes del final con la lenta “Lady of 1000 Sorrows”, que en vivo suena a balada ochentera en toda regla, además de que la ejecutaron a la perfección, con un Herbie Langhans que, personalmente, me agrada más -al menos en directo- que su antecesor Henning Basse.

Volvieron a subir el tono con “Destination Forever” y “Break Away”, seguidas de la versión del clásico de Michael Sembello “Maniac”, y el poco público acabó por rendirse al grupo, si es que había todavía alguien que no lo estuviera. “Rising Fire” daba paso al tramo final tras un pequeño descanso.

“Ode to Leonidas” volvió a retomar al público en todo lo alto donde lo dejaron. “Few Against Many” y “Falling to Pieces” cerraban una noche en la que los griegos, al mando de Gus G., dieron toda una lección de actitud y buen metal ayudados por un público que tenía las mismas ganas que la banda de pasar una buena noche de música en directo… ¡por fin!

Manuel Damea Morenas