Así es señoras y señores, las dos bandas dieron toda una exhibición y una masterclass de cómo entender y ejecutar unas canciones, ya para muchos inmortales, llenas de las mejores melodías del género pero sin perder ni un ápice de la potencia que siempre les ha caracterizado.
A ver quién, después de tan soberbias actuaciones, osa vilipendiar y menospreciar a unos artistas tan exageradamente buenos por practicar un estilo que parece no aceptar cierto sector de un público que se auto-etiqueta de rockero. Pero bueno, dejémonos de diatribas y discusiones inútiles y vayamos al grano.
A primera vista el concierto no pintaba demasiado bien, FM había sufrido antes del concierto el robo de su furgoneta habiéndoles sustraído instrumentos, pasaportes y demás objetos de valor que allí se hallaban mientras se disponían a comer en una de las zonas más emblemáticas de Barcelona para tales menesteres.
Pero nada más lejos de la realidad, gracias a la pericia de organizadores y colaboradores pudieron salvarse todos los inconvenientes que acarreaba tal despropósito y, de no ser por los comentarios (con las emotivas lágrimas de Merv Goldsworthy incluidas) de los propios protagonistas, si alguien no estaba enterado del tema puedo dar fe de que no hubiera intuido absolutamente nada, la actitud, la profesionalidad y la solvencia de FM, como siempre es costumbre, fue total.
No es justo que gente que viene a realizar su trabajo a nuestras ciudades se encuentre con desaprensivos que pueden dar al traste con sus objetivos y la ilusión de todos los que han adquirido una entrada para su disfrute. Esperemos que recuperen todas sus pertenencias, todo quede meramente en una desagradable anécdota y que, aunque últimamente suele suceder demasiado a menudo, estas circunstancias no se repitan nunca más.
Dare, la formación británica liderada por el extraordinario cantante Darren Wharton, ex-teclista y voces en Thin Lizzy, fue la primera en saltar al escenario.
Magistralmente acompañado por otro histórico del AOR y el rock melódico, Vinnie Burns, ex-guitarra del grupo de culto Ten, el batería Kev Whitehead, Marc Roberts a los teclados y el genial Nigel Clutterbuck al bajo. El galés no arriesgó absolutamente nada y nos ofreció el setlist que todo fan esperaba, todos sus grandes éxitos.
Sonaron los mejores temas de sus nueve discos editados aunque, desde mi humilde punto de vista, erraron claramente en el orden elegido. Demasiados temas de reminiscencias celtas interpretados consecutivamente hicieron, repito que en mi opinión, que su show adoleciera de un innecesario bajón haciendo que el entusiasmo del público sufriera una excesiva relajación. Aunque también cabe decir que cuando sonaron las primeras notas del memorable solo del excepcional himno de “Black Rose”, canción de Thin Lizzy compuesta por el infalible tándem que fueron los malogrados Phil Lynott y Gary Moore, todo quedó en agua de borrajas y el listón volvió a subir hasta límites insospechados. De no ser por este nimio detalle, una actuación de 10.
Había llegado la hora de FM.
Para quien no sea fan de la banda, Steve Overland a la voz principal y guitarra, Jim Kirkpatrick a la guitarra solista y coros, Merv Goldsworthy al bajo y coros, Pete Jupp a la batería y coros y Jem Davis a los teclados y también coros, son los cinco magníficos, perdón, los cinco magníficos componentes de FM desde que en el año 2008 Mr. Kirkpatrick sustituyó a Andy Barnett a las seis cuerdas.
Fundados en el año 1984, tras 11 discos en su haber y orgullosos de haber sobrevivido a ese largo período de ostracismo que supuso estar inactivo desde prácticamente finales de los noventa hasta el año 2007, la banda británica parece pasar un dulce momento. Aunque si queréis que os sea totalmente sincero, desde que tuve la oportunidad de verles por primera vez en el año 2015, junto a los también fantásticos Electric Boys, en todas las ocasiones que les he visto, en 2016 junto a Romeo’s Daughter, en 2017 al lado de Alan Nimmo y en 2018 junto a Saxon, todos sus shows han sido para enmarcar. Hay muy pocos grupos que transmitan el sentimiento y la sensibilidad de sus composiciones de una manera tan infalible y Steve Overland siempre ha sido un frontman increíble que, dejando a un lado su excepcional personalidad y múltiples cualidades, siempre ha sabido rodearse de los músicos adecuados para dar brillo y ensalzar unas canciones ya de por sí sublimes.
Al igual que Dare, su setlist fue todo un grandes éxitos y aunque, tras los once discos editados siempre algún tema se queda en el tintero y nunca se satisfacen las predilecciones de todo el respetable, creo que nadie de los asistentes pudo sentirse defraudado por lo visto y oído.
Si tuviera que destacar un momento de su actuación, lo tengo muy claro, siempre esa maravilla atemporal de “Story of my Life”, donde la voz y matices de Steve Overland (Wildlife, The Ladder, Shadowman, Overland y FM) luce como pocas veces. Hay que reconocer que, habiendo tenido los problemas que tuvieron antes del concierto, es muy de agradecer la actitud, entrega, pasión y agradecimiento que mostraron ante su fiel y, por lo visto, cada vez más numeroso público.
Grazie mille a Robert Mills y R M Concert Promotions por un cartel sin parangón en estos lares y por hacer feliz a todos los amantes de un estilo musical que, aunque me pese, no tiene demasiados seguidores en la Ciudad Condal.
¡Geniales!