FM y Grand Slam comparten ciertas efemérides que resultan como poco de un paralelismo asombroso. Fundadas en 1984 por sus respectivos líderes actuales, quienes prácticamente podríamos considerarlos coetáneos (Steve Overland cuenta en la actualidad con 64 años, Laurence Archer está a punto de cumplir 63), ambas formaciones han visto sus carreras truncadas en algún momento de su historia. Pero he aquí la gran diferencia entre ellas; si FM tan solo estuvo inactiva durante 12 años, Grand Slam ha hecho lo propio durante 33 años (que se dice pronto), lo que nos lleva a afirmar que mientras FM podría considerarse una banda veterana, a Grand Slam la podríamos calificar como emergente sin problemas.
Teniendo esta idea en mente, el doble cartel de la noche nos permitió comprobar cómo desde la madurez se pueden afrontar momentos vitales tan distintos a nivel de banda.
¡Vamos allá!
Grand Slam
La parte divertida de reseñar un concierto siempre pasa por poder explicar las anécdotas que te suceden durante los mismos cuando éstas son pertinentes. En este caso, por motivos un tanto rocambolescos en los que prefiero no entrar, os diré que antes de iniciar el recital pude acceder al camerino donde se ubicaban ambas formaciones, por lo que, ni corta ni perezosa, me acerqué a hablar unos minutillos con Laurence Archer, guitarrista y líder de Grand Slam que entrevisté unos cuatro meses antes. Le debía una disculpa porque nuestra charla vía Zoom se acabó de manera brusca sin despedida, y además en cuanto lo hizo me di cuenta de que mi cámara no estaba activada, por lo que el pobre hombre se había pasado más de media hora conversando ante una pantalla en negro… (lo mío no son las tecnologías, ya lo siento). Disculpas aceptadas, regresé a primera fila para no perderme detalle de su propuesta en directo.
Primera sorpresa de la noche al tomar el escenario fue comprobar que además de los miembros que estábamos esperando ver (Laurence Archer a la guitarra, Mike Dyer a la voz, Rocky Newton al bajo y Benjy Reid a la batería), Jem Davis, teclista de FM con el que han contado en alguna ocasión anterior en sus directos, se había sumado a la fiesta, haciendo de esta manera doblete.
Grand Slam contaban con una hora para mostrarnos cómo funcionan sobre el escenario todas esas composiciones genuinas aparecidas en sus dos únicos álbumes de estudio, Hit the Ground (2019) y Wheel of Fortune (2024), y asimismo traernos de regreso aquellos temas de principios de los 80s en los que Phil Lynott participó como compositor principal junto a Laurence Archer en la primera encarnación de Grand Slam y que no verían la luz hasta tiempo más tarde por distintas vías.
“Spitfire”, uno de los platos fuertes de Hit the Ground, fue el encargado de iniciar la velada y es que lo tiene todo para levantar los ánimos de manera instantánea. De estribillo coreable y directa al grano, nos atrapó con su fuerza y su buen hacer vocal (a Mike Dyer lo acompañaron en todo momento sus compañeros dando empaque en ese sentido). Agradecimos desde el minuto cero la presencia de los teclados de Jem Davis, que aportaron un plus a la música ya de por sí cuidada de Grand Slam, pero que, gracias a esas sonoridades añadidas, adquirieron un punto enriquecedor más que interesante.
A imagen y semejanza del inicio de su disco de debut, Hit the Ground, sonaron a continuación sus primeros dos temas, el inédito “Gone Are the Days” y “Nineteen”, pieza que todos conocemos al ser el último sencillo que editó Phil Lynnot en vida, mostrándonos de esta manera las interconexiones musicales entre ambas facetas. “Gone Are the Days” no pertenece a la etapa Thin Lizzy, pero indudablemente bebe de ella, notándose sus influencias de forma clara, desde su inicio melódico de guitarra doblada (en este caso por el teclado) hasta su dinámica rítmica. Sin aún no lo habíamos comentado, el parecido tonal de Mike Dyer con el del malogrado Phil Lynnot es tan increíble, que en ocasiones te parece estar escuchándolo a él.
Mike Dyer nos animó a recuperar la energía de “Nineteen”, todo un himno clásico de la época de Lynott que en directo suena como un trueno y que recibimos con los brazos abiertos. Atribuible también a esa misma época, “Come Together (In Harlem)” fue la siguiente en caer, un tema no finalizado en su momento que Archer tuvo bien a arreglar recientemente y darle cabida en este último disco lanzado este año.
“Hit the Ground” sonó incluso mejorada gracias a los omnipresentes teclados que acolcharon al resto de la formación, concentrada al máximo también en sus tareas coristas. Si éste es uno de los temas de cosecha propia presentes en su disco de debut que nos muestra el camino tomado por la formación en su faceta compositiva, a continuación hizo lo propio “There Goes my Heart”, del segundo disco, aunque en esta última es evidente que la apuesta ha ido más en la línea continuista del legado de Lynott. Nos robaron el corazón con su interpretación, que sonó sin fisuras y de nuevo con ese plus aportado por Davis.
Aunque “Military Man” la asociamos sin duda a Gary Moore, su composición se remonta a la época de Grand Slam, por lo que su inclusión en ese su primer disco del 2019 tuvo todo su sentido. Espectacular cómo sonó este alegato antibélico de rabiosa actualidad, desde sus primeros momentos de percusión marcial hasta ese interludio más tranquilo que pone los pelos de punta, para mí fue uno de los momentos álgidos de la noche.
No esperaba encontrar un tema instrumental entre el setlist de la noche, pero sorpresivamente “Grand Slam” sí tuvo su lugar. Entiendo que un pequeño parón para que descansara Mike Dyer le debió venir a las mil maravillas, lo vimos sudar lo indecible y es que la noche se presentó más calurosa de lo que tocaba por la fecha en que nos encontramos. Me encantó ese pequeño espacio dedicado a brillar instrumentalmente, siempre agradezco que los músicos puedan lucirse sin ser eclipsados por las voces que suelen raptar nuestra atención.
Tras la presentación de los miembros de la banda, fue momento de, esta vez sí, tirar del legado de Thin Lizzy interpretando la versión que recién ha estrenado Grand Slam de la canción tradicional irlandesa “Whiskey in the Jar”. Como era de esperar, el seguimiento fue masivo y aplaudido.
Despidieron la noche de forma emotiva con “Sisters of Mercy”, surgida en los orígenes de Grand Slam y actualizada para su inclusión en Hit the Ground. Teclas emotivas acompañando a Mike Dyer inician este dinámico y largo tema, contrastando a partes iguales sensibilidad con potencia. Sin duda de lo mejorcito de lo que surgió de aquella etapa inicial, con su final instrumental atronador, sirvió para rubricar la noche de la mejor de las maneras posibles: con el público en el bolsillo.
Laurence Archer puede estar orgulloso de la banda que ha armado para recuperar el legado de Phil Lynott y crear composiciones nuevas en una línea estilística afín. Aunque la carrera de Grand Slam está justo arrancando en estos momentos, la avanzada edad de sus miembros no es ningún impedimento para que se les vea como niños chicos con juguete nuevo.
Setlist Grand Slam:
Spitfire
Gone Are the Days
Nineteen
Come Together (In Harlem)
Hit the Ground
There Goes my Heart
Military Man
Grand Slam
Whiskey in the Jar
Sisters of Mercy
FM
No os engañaré si os digo que mi motivación principal al acudir a este concierto era poder ver a Grand Slam, formación que descubrí no hace mucho tiempo y que me atrae sin duda por todo ese legado heredado de la era Thin Lizzy. Sin embargo, cuando vi que la banda principal que iba a actuar liderando la noche era FM, no pude más que alegrarme, porque, aunque no he sido seguidora acérrima de la misma, los pude ver en una ocasión anterior en directo llevándome muy gratas impresiones y animándome a darle cierto repaso a su discografía después de ello.
Tras 40 años desde su nacimiento, cuentan en su haber con catorce discos de estudio, y por lo que parece, según nos contaron, les queda cuerda para rato. Old Habits Die Hard (2024) es el último de ellos, y aunque la gira actual se denomina de la misma manera, también conmemora la efeméride del 40 cumpleaños de la formación. Curiosamente, de este último disco tan solo nos regalaron uno de sus temas, “Out of the Blue”, y el resto, tiraron de clásicos (especialmente de sus dos primeros discos), que para algo tienen a patadas de donde escoger.
Tras el son del tema de apertura de la 20th Century Fox, una voz pregrabada nos presentó a la formación (Steve Overland a la voz, Merv Goldsworthy al bajo, Pete Jupp a la batería, Jem Davis al teclado y Jim Kirkpatrick a la guitarra) y nos puso en antecedentes sobre la conmemoración que íbamos a celebrar a continuación.
“Digging Up the Dirt” fue la encargada del arranque, mostrándonos de buenas a primeras el nivel vocal que sigue gastando Steve Overland a su edad. Tema eminentemente AOR, su contagioso estribillo nos puso todos a corear dándole réplica, volumen que se vio incrementado al encarar su más reconocible clásico “That Girl”, de su disco de debut Indiscreet (1986), que fue versionado en su momento en una cara B por Iron Maiden. Aun contando con dos guitarras en este tema (Overland se hizo con la suya), fueron las teclas de Davies más típicas de este estilo melódico las que imprimieron más personalidad al tema.
Recital de yeah yeah yeah para iniciar “Killed by Love”, otro clásico más que bien recibido que no suele fallar en los setlist de FM. A mi personalmente me sobran un poco estos recursos recurrentes basados en los yeah yeah yeah / uo uo uo típicos del género para hacernos corear, pero como siempre, es cuestión de gustos y lo que es indudable es que, efectivos, lo son.
En clave más relajada se inició “Someday (You’ll Come Running)”, una balada incluida en ese segundo disco del año 1989, Tough It Out, del cual sonaron hasta seis temas, como lo fue el siguiente “Let Love Be the Leader”, un medio tiempo secundado unánimemente con un uo uo uo alto y claro. Se nota que es todo un clásico en esos jaleos instantáneos que se producen tan solo arrancar las primeras notas de teclado reconocibles. Como decía antes, me empalaga un poco ese recurso, pero sí es cierto que, para darles réplica desde el público, funcionan a las mil maravillas al requerir nivel nulo de inglés.
De cuño más reciente, “Synchronized” sonó a continuación, animando al personal a acompañar con las palmas. Con un protagonismo mayor de los riffs de guitarra de Kirkpatrick, combinándose con maestría con los siempre presentes teclados de Davis, resultó un tema un tanto más rockero que sus predecesores (incluso su solo de guitarra tuvo más garra).
Regresamos al pasado encarando seguidos dos temas más de Tough It Out. La elegancia vocal de Overland hizo que “Everytime I Think of You” sonara como los ángeles, aun a pesar de ser una balada de lo más edulcorada. “Does It Feel Like Love” acusó un tanto el cansancio del mismo Overland a la voz, aunque al venir tan arropada coralmente, apenas se notó. Lo que sí se dejó sentir fueron unos molestos sonidos que empañaron el final del tema, ofuscándolo un poco.
Le llegó el turno al único tema de Old Habits Die Hard del que dieron cuenta, “Out of the Blue”, su primer sencillo de rabiosa comercialidad que nos recordó mucho a Toto.
Y sin pausa enlazaron los tres temas más tocados por la formación en sus setlists, en estricto orden, todos incluidos en esos dos primeros discos de la formación. “I Belong to the Night”, como buen clásico, fue muy arropada y es que sus estribillos bien se prestan a ello. De forma más rítmica destacando bajo/batería se inicia “Bad Luck”, un corte más animado que, de nuevo, cuenta con un estribillo infalible en el que apreciamos el enorme trabajo coral que respalda a Overland en todo momento. Y ya para rematar, “Tough It Out” alcanzó otro de los puntos álgidos de la noche en cuanto a conexión con el público.
Pasaba ya la hora de actuación y lejos de bajar el ritmo, decidieron atacar de nuevo con más material clásico de alta volada con “Hot Wired”, tirando de nuevo de los infalibles uo uo uo que tantas veces escuchamos durante la noche y que concluyó con un breve solo de batería como novedad.
Y del pasado más antiguo al más reciente, nos deleitaron a continuación con “Turn This Car Around”, incluido en Thirteen (2022), incitándonos a cantar con ellos, cosa que hicimos de buen agrado. Kirkpatrick tuvo bastante protagonismo durante este tema, marcándose uno de los mejores solos de guitarra de la noche.
Tras un breve abandono del escenario, retomaron la actuación para los bises con una emotiva “Story of My Life”, alargando su intro de teclado para dejar brillar un poco más a Davis y arrancar así una fuerte ovación del público. Disfrutamos de lo lindo con los miles de matices de la melódica voz de Overland y los coros que le acompañaron, claramente audibles al no haber más instrumentos participando del tema, aunque los fatídicos ruidos que ya habíamos escuchado antes volvieron a hacer acto de presencia eclipsando un tanto su gran actuación.
Como colofón a una gran noche se reservaron para el final “Other Side of Midnight”, un clásico más de su primer disco, cerrando el círculo de esta manera y recordándonos que las buenas ideas compositivas ya presentes desde el inicio de su carrera siguen intactas en el presente.
FM nos dieron una lección de cómo ejecutar buen AOR / hard rock melódico con mucha elegancia y saber hacer. Se nota que el engranaje que hay entre sus miembros viene de lejos y funciona a las mil maravillas, propiciando que todo suene simplemente perfecto.
Tal y como pretendía resumir en el titular de esta crónica, tanto Grand Slam como FM son dos grupos rozando la sesentena en momentos vitales muy distintos como banda que comparten la pasión por lo que hacen, crear e interpretar música, unos desde la ilusión por consolidar un proyecto nuevo y otros, desde la perspectiva y comodidad que les otorga la veteranía.
Setlist FM:
Digging Up the Dirt
That Girl
Killed by Love
Someday (You’ll Come Running)
Let Love Be the Leader
Synchronized
Everytime I Think of You
Does It Feel Like Love
Out of the Blue
I Belong to the Night
Bad Luck
Tough It Out
Hot Wired
Turn This Car Around
—–
Story of My Life
Other Side of Midnight
Aficionada a la música y los viajes, aunque no sabría decidir en qué orden. Cuando los combino, ¡lo más! Amante de aprender cosas de allá donde vaya, soy un poco la suma de los lugares que he visitado y las experiencias vividas. Daría la vuelta al mundo de concierto en concierto si de mi dependiera, pero las limitaciones terrenales me mantienen aquí y ahora, así que, ¡a sacarle el máximo partido!