Desde Dublín nos llega uno de los debuts más suculentos de lo que llevamos de año. Haciendo gala de su exitoso paso por el underground británico, Fontaines D.C. presentan su primer disco con los deberes previos aprobados y con una gran nota.
Parece que el clima tenso y raro, así como extremo, lleno de nacionalismos e incluso con cierto tufo a un nuevo fascismo, provoca que las bandas que tienden a tratar en sus discos sobre los problemas sociales tengan una inagotable fuente de ideas. Y también parece que, para una banda novel, sea más facil tratar estas temáticas en sus nuevos proyectos. Aquí, Fontaines D.C. da muestras tangibles de que el clima en las islas británicas es incluso mayor que en nuestro país. El Brexit, ha dañado y quebrantado una sociedad británica que anda en una profunda deriva política y social.
Y hablando de deriva, es representativa la deriva musical de este último lustro e incluso década, las bandas de rock y punk con sus respectivos derivados. El indie rock o el post punk sobrevive el temporal pero los focos de atención del mainstream se olvidan por completo de ellas, el mainstream que en su momento encumbró a bandas como Arctic Monkeys, The Strokes o Franz Ferdinand hoy profesa lealtad y devoción por Rosalía, J Balvin o Bad Bunny. Los tiempos cambian pero nosotros no.
La banda liderada por Grian Chatten presentan sus credenciales para estar en la cima de los mejores debuts del año. Dogrel es un disco impecable, de indie rock y post punk, este híbrido que saca a relucir lo mejor de ambos estilos, el gancho del indie con la energía visceral del post punk. Fontaines D.C. son una bocanada de aire fresco dentro de una escena un tanto agotada, o más bien, adormilada. Al fin y al cabo, el rock nunca morirá, sea cual sea su deriva estilística.
En Dogrel tenemos 40 minutos con mucha actitud, once temas enérgicos, con mucha fuerza. Con un narrador omnipresente, estático y muy necesario. El spoken word puede no gustar, pero su impacto siempre es directo a tu yugular, es crudo, avasallador. Si a ello le sumas unas melodías repetitivas pero muy bien calculadas y elaboradas, el poder de cada corte es imponente. La debilidad es para otros, no para Fontaines D.C..
La banda se nutre de todas estas emociones anteriormente citadas, de la distancia abismal entre la sociedad irlandesa y la sociedad inglesa. Todo lo que perdura enterrado tarde o temprano sale a flote. Si aún dudas de lo que estás leyendo, acércate a “Hurricane Laughter” y prepárate para profundizar en un mar de sensaciones, oscuras y envolventes. O en “Roy’s Tune”, con su dinamismo más en la onda del indie más trabajado; eso sí, un dinamismo en forma de canción lenta. E igual nos pasa con el corte “Dublin City Sky”.
Normalmente intento ponerme en la piel del artista para intentar comprender sus anhelos e intenciones cuando publican algo nuevo. Puedo meterme en Fontaines D.C. y respirar sus emociones tan bien expuestas en Dogrel. No es fácil verter tu mente y alma en un disco, y mucho menos hablando de un disco debut. Con lo que la valoración final de disco es mayor por este motivo. Enorme.