455 días. 65 semanas. 14,95 meses. 1,25 años separan la muerte de Kurt Cobain, líder de Nirvana, de la publicación del álbum debut «en solitario» de Dave Grohl, batería de la banda. Y hoy, 4 de julio de 2020, el día que los Estados Unidos celebran su independencia, hace 25 años que nacían los Foo Fighters, una banda que, con el paso de los años, ha logrado, no solo que apenas nos acordemos ya de Cobain, sino que ha conseguido que cada día que pasa amemos más (si cabe) a Grohl, el tío más majo del mundo.
Dicho esto, se me ocurre hacer una encuesta. Qué hubierais preferido…
- Ver por qué derroteros iba a conducir Nirvana su carrera tras la publicación de su In Utero (1993) si Cobain no se hubiera suicidado/no se lo hubieran cargado.
- Que el mundo haya tenido el enorme honor de haber conocido a los Foo Fighters.
A principios de los años 90, cuando Cobain aún estaba vivo y Nirvana era la banda más popular del planeta, la creatividad de su batería Dave Grohl estaba, por así decirlo, on fire, y en su cabeza y libretas se iban acumulando un montón de ideas en forma de canciones. No sabría decir cuántas canciones llegó a componer en total, pero lo que sí que sé es que nueve de ellas están incluidas en el debut homónimo de Foo Fighters. Grohl grabó las canciones (todas) él solito, y añadió cuatro más que había escrito en los meses posteriores a la muerte de Cobain. El batería de la banda más tocha del planeta estaba a punto de embarcarse en una carrera en solitario con cero expectativas, pero tras el éxito inicial de Foo Fighters (1995), los capos de Capitol Records se apresuraron en buscarle una banda de acompañamiento. Así es como el ex Germs y «miembro a tiempo parcial» de Nirvana Pat Smear (guitarra) y la base rítmica de la banda también de Seattle Sunny Day Real Estate –Nate Mendel (bajo) y William Goldsmith (batería)- pasaron a engrosar las filas de los Foo Fighters.
Desde el minuto cero, la banda se esforzó por no ser «el grupo en el que toca el ex batería de Nirvana«. No querían ser un proyecto fruto del capricho de Grohl. Pero claro, si nos lo miramos hoy, con la perspectiva que nos dan 25 años, creo que jamás lograron su propósito. Seamos sinceros: Foo Fighters es prácticamente Dave.
Si bien Foo Fighters está menos pulido, y es bastante menos dinámico y/o ambicioso que algunos de sus trabajos posteriores, en su totalidad acaba por ser un muy buen trabajo. En los singles «This Is a Call» y «I’ll Stick Stick Around», Grohl nos deja entrever por dónde hubieran podido tirar Nirvana si Cobain todavía estuviera vivo, reduciendo un poco la agresividad de In Utero y presentando unos matices más pop que uno puede encontrar en un trabajo como Nevermind (1991). La gran diferencia creo yo que radica en las letras, ya que Grohl es un compositor bastante menos visceral que Cobain.
Así se forjó la leyenda. El que en su día no fuera más que el que toca los tambores en la banda de Kurt Cobain, se había convertido en uno de los mejores compositores del panorama alternativo norteamericano por derecho propio, y su nueva banda acabaría por convertirse en una de las mejores de la década de los 90… no diré que a la altura de otras bandas como Pearl Jam o Soundgarden, pero por ahí andaban los tiros. Dave Grohl se había convertido en un ídolo, en todo un icono de la generación grunge, demostrando que sí que había vida después de Nirvana.
No sé a vosotr@s, pero a mí encanta este álbum. Se me hace incluso difícil de creer que Dave escribiera y tocara todas las canciones que en su día pusiera en una cinta de cassette que pasó a algunas personas preguntando que qué les parecía. Para much@s, este es su mejor trabajo, pero quizá yo no llegaría tan lejos. ¿Los vemos?
“This Is a Call” tiene el privilegio de ser el primer tema del primer álbum de los Foo Fighters, además de ser el primer single que la banda jamás lanzó. Es, por así decirlo, la carta de presentación de la banda. El tema en sí no es gran cosa y nos deja entrever un poco por dónde van a ir los tiros. Es un tema de rock clásico con una ligera pero grasienta capa de grunge.
Siguiendo la lógica anterior, «I’ll Stick Around» es el segundo tema, además de ser el segundo single que vio la luz de este trabajo. Es un tema descaradamente nirvanaesco y de los más potentes y guitarreros. Durante mucho tiempo, la gente creía que la letra giraba entorno a la figura de Cobain, cuando en realidad habla sobre su viuda, la persona que contrató a algui… ¡Courtney Love! Dave lo negó durante años.
Lo mejor de «Big Me» es, sin duda, su videoclip, que podéis ver por aquí a la derecha. Es un tema suave y cálido que por momentos puede incluso recordarte a una melodía de The Beatles. Tras la explosión de «I’ll Stick Around», actúa a modo de ruptura, y es por ello que yo quizá lo habría puesto un poco más adelante. Pero si el propósito del tema -como mucho meto- es el de recordarnos que Nirvana ya no existen, quizá sí esté bien recordarlo desde casi el inicio.
Durante muchos años creí que «Alone + Easy Target» es una canción doble compuesta por «Alone» y «Easy Target», pero va a ser que no, pues el «+» actúa a modo de «and». Se dice que Cobain las llegó escuchar y que lo flipó bastante, lo que llenó de orgullo y satisfacción a Grohl. El tema, aunque por momentos calmado, oculta una baba bastante mala. Es algo así como el trabajo de fin de carrera de Grohl mientras estaba en Nirvana, que viene a demostrar lo buen alumno que era y lo mucho que había aprendido de su maestro.
«Good Grief», aparte de ser un temarral absurdamente épico de Urban Dance Squad, es el corte número cinco del álbum. Tema rápido que oculta una oscura melodía. Tras este llegamos al que, para mí, es el mejor corte de este debut, «Floaty». Una guitarra acústica nos presenta a un Grohl que intercala a la perfección pasajes más etéreos con otros más ruidosos, que dan como resultado una melodía confortante que le llena a uno de paz.
«Weenie Beenie» viene a recordarnos que estaban todavía en plena década de los 90. Aquí, la voz del ex Nirvana suena descarnada gracias a un efecto que provoca que suene como si se nos estuviera dirigiendo a través de un megáfono que se está quedando sin pilas. De esta manera nos traen el tema más potente y duro del álbum.
«Oh, George» está dedicada a George Harrison, el Beatle favorito de Grohl. La letra es cortísima, pero acaba con un «Always waited for my turn», y mucho me temo que, con ello, el vocalista se refiere a su etapa mientras estaba en Nirvana.
«For All the Cows» es extraña, ya desde su título. Tiene un extraño ritmillo jazz bastante adictivo. Es de esos temas que no te crees que vayan a ser así de lentos todo el rato, y efectivamente, explota durante unos segundos tras un minuto, para luego regresar a la paz. Y así sucesivamente durante los tres minutos y medio que dura. Podría ser una canción sobre seguir al rebaño o comprometer tus valores por dinero, conceptos de los que Grohl y sus contemporáneos eran muy conscientes.
«X-Static» (no confundir con la banda del malogrado Wayne Static) es una de las cuatro canciones escritas después del suicidio de Kurt. Aquí colabora el líder de Afghan Whigs Greg Dulli tocando la segunda guitarra. Aunque es la única pista en la que Grohl recibió ayuda externa, la música no es especialmente memorable. No se trata más que un ritmo de batería y unas guitarras distorsionadas que no acaban de llevarte a ninguna parte. La peor (o la menos buena), con diferencia.
Con «Wattershed» Grohl nos recuerda porqué ama tanto el punk. En la penúltima canción el tipo se remonta a sus años mozos con todo un trallazo repleto de ferocidad punk, de ahí las referencias a las bandas Black Widow y Flowerhead. Aquí Grohl critica, entre otros, a los bancos y a los contratos discográficos. Hay mucha ira dirigida a los de siempre.
La cosa llega a su fin con «Exhausted», un tema sombrío repleto de quizá demasiada distorsión. Jamás creí que me podría llegar a quejar de algo así. Como tema final está bien, pero peca de poco memorable. Echad un vistazo a los temas que cierran los álbumes de Nirvana y entenderéis por dónde voy…
Jamás me he planteado cuál es mi álbum preferido de los Foo Fighters, la verdad. Creo que me quedaría con el que le sigue a este sólido debut, The Colour and the Shape (1997), pero hay que reconocerle el tremendo mérito a este Foo Fighters. Después del suicidio de Kurt Cobain, ¿quién podía llegar a imaginar que su batería iría ganando puntos y más puntos con el paso de los años hasta convertirse en la rutilante estrella que es hoy en día? Sí, el elemento sorpresa jugó sus cartas muy bien cuando este trabajo vio la luz. ¿Quién podía llegar a imaginar que Dave Grohl podría escribir canciones tan buenas? ¿Quién sabía que tenía esta voz? Sin la presión de las expectativas, y haciendo la música que quería hacer, creó un impresionante álbum debut. Este álbum nos presenta a un Dave Grohl en su forma más honesta, y ya tod@s sabemos que la honestidad no es una cualidad que abunde el el show business. Te queremos, Dave Grohl. No cambies jamás. Que la luz del tío más majo del rock tarde muchos lustros en apagarse, por favor.
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J’hayber.