En un mundo tan plagado de innumerables y diferentes propuestas musicales como puede serlo el del melodic death metal, la pretensión de marcar una cierta distancia respecto de los demás planetas de la galaxia puede producir algún que otro efecto secundario. Me explicaré.
Fractal Gates es un quinteto formado en 2007 en París y con una formación bastante estable que conserva, después de diecisiete años, a cuatro de sus miembros originales. Tan sólo el batería Jeremy Briquet no participó en las primeras demos ni en el primer LP de la banda, publicado en 2009 con el nombre de Altered State of Consciousness.
El pasado 20 de abril la banda publicó de forma independiente su cuarto trabajo bajo el título One With Dawn. En los cincuenta minutos, divididos en las once pistas (luego veremos por qué son once y no catorce), el quinteto liderado por Sebastien Pierre, quien también es el artífice del apartado gráfico de este proyecto, sondea el universo con un melodic death metal con algunos toques de progressive y un fondo de teclados muy característico. El resultado es un sonido espacial, extraterrestre, pero a la vez muy atmosférico.
El disco se inicia con una breve intro de estilo techno instrumental al estilo de lo que Vangelis pudo hacer cuatro décadas atrás para la película Blade Runner. El título de esta intro, “Visions”, podemos encontrarlo numerado a partir del 1 desde el primer trabajo de la banda en pequeños cortes instrumentales repartidos por toda su discografía. Concretamente, este “Visions” es el “Visions XIII” y en el presente trabajo encontraremos dos “Visions” más, uno a la mitad y otro al final del mismo.
Una vez superado este trámite, comienza un glorioso festival de acordes, de punteos y de atmósferas combinados con los rugidos de Pierre. A partir de “Into the Unknown” encontramos la que sería la única novedad que One With Dawn introduce respecto del trabajo anterior de la banda, The Light That Shines (2018). El venezolano Deibys Artigas (Arkangel, Mítica) se encarga de las voces limpias en esta “Into the Unknown” y también en “Earthbound” y el norteamericano Egan O’Rourke (Daylight Dies, MMXX) lo hace en “One With Dawn” y “Echoing Motions”. Por lo demás, los temas más resaltables podrían ser “Serenity” o “Shining Fall”, que da comienzo al disco tras la ya mencionada intro.
One With Dawn es un trabajo muy equilibrado. Es el ejemplo perfecto de por qué nos gusta el melodeath a los que nos gusta el melodeath. Combina a la perfección ese sonido rasgado y agresivo de las guitarras de Pedupin y Hoarau y de la voz de Pierre, que está a la altura de los mejores artífices del growl, con la capacidad de emocionar y de conmover al oyente con sus líneas armónicas. Por su parte, la batería suena todo lo contundente que se necesita en un trabajo de este género. Al igual que sucedió con The Light that Shines, One With Dawn no es un trabajo especialmente pensado para golpear al oyente, ni para hacer headbanging, ni para destrozar las cervicales de nadie. One With Dawn conecta con el alma del oyente y lo hace flotar por lejanas y desconocidas galaxias. El único punto en contra que se le puede encontrar es la escasez de recursos. Durante la mayoría del metraje del disco, se repite una y otra vez la misma receta consistente acordes al aire y punteos con efecto chorus. Sí, de vez en cuando hay algo de palm mute, pero en general no hay variedad de riffs ni de ritmos. Como trabajo, peca de simplicidad. Lo que no se puede negar de ninguna forma es su efectividad a la hora de conseguir su propósito. Ahí reside su mérito.
Soñador en tiempos de hierro, solitario corredor de larga distancia, disfruto tanto de leer un libro en el más absoluto silencio como de la música más salvaje imaginable. Y a veces escribo algo.