Competir con toda una final mundial de fútbol es un panorama que a cualquier promotor debería darle un poco de miedo, pero a veces, las cosas vienen como vienen, y poco se esperaba la buena gente que organiza las Jornades Musicals a l’Ermita de la Pietat que tal iba a ser la situación el pasado domingo 14 de julio. Lejos de pinchar, al llegar a la ermita casi una hora antes del inicio, ya constatamos que la plaza estaba muy llena, y es que la propuesta de la noche era del todo atractiva para congregar a todas aquellas rara avis que eso del fútbol nos la trae al pairo. Estas jornadas no solo se caracterizan por ofrecer la posibilidad de ver un concierto de una banda con cierto renombre, sino que, además, tanto por delante como por detrás de la actuación, unos DJ’s amenizan la velada, mientras el servicio de bar echa humo porque, sin ánimo de robar como se está convirtiendo en costumbre, ofrecen bebida y comida a precios más que populares. Un muy buen plan para una noche de verano cualquiera. Ver atardecer desde una ermita en lo alto de una montaña mientras una banda como la copa de un pino está marcándose un bolo del todo hipnotizador… no tiene precio. Allí estuvimos para poder contároslo con todo lujo de detalles.
Como en un viaje en el tiempo, al llegar a la ermita me percaté de que el espíritu más hippie de los años 60s flotaba en el ambiente. Por proximidad y conocimiento, tuve la sensación por unos instantes de estar en la isla de Ibiza, aunque al poco de oír a la gente allí congregada hablando, distinguí ese acento tan característico de les terres de l’Ebre que no dejó lugar a duda de mi ubicación real. Por si tuviera alguna sospecha más, el organizador del evento ya nos dejó claro en su speech inicial que había costado lo suyo traer a Franck Carducci & The Fantastic Squad hasta la ermita, pero que lo habían convencido al invitarlo a comer un “arrocet”, que es como se consuman los tratos por aquellos lares. Debió de sentarles bien el arroz porque lo que se vino a continuación, a mí, particularmente, me pareció sublime. Que un espectáculo de más de hora y media te haga reír, llorar, bailar y cantar, y, sobre todo, disfrutar al máximo de lo que estás viendo y escuchando, haciéndote olvidar incluso que a Trump casi lo pelan horas antes, es algo que no está al alcance de todo el mundo. Lo de esta gente es espectáculo en mayúsculas y lo que consiguen transmitir con él es un chute energético tal, que hace que te vayas para casa con la mejor de las sonrisas. Ya el escenario auguraba que muchas cosas podían suceder, como poco a nivel musical, por la cantidad de instrumentos curiosos que quedaban a la vista, entre los que destacaban una guitarra/bajo de doble mástil, una guitarra de doce cuerdas y varios elementos percusivos. Como pudimos ir comprobando, los dos “máquinas” del concierto dada su versatilidad con tales instrumentos fueron tanto Franck Carducci como Mary Reynaud, quien además de cantar como los ángeles, se encargó también de ofrecer diversas coreografías durante el show.
El Extravaganza Tour, tal y como han denominado a esta gira, se inició en Ulldecona con el himno por excelencia de la banda “Slave to Rock ‘n’ Roll”, captando la atención de la audiencia de manera automática. A eso lo llamo yo asegurar el tiro, imposible resistirse al encanto y toda la energía que derrocha este tema. Si algo cuidan al máximo esta banda es el tratamiento vocal, por lo que todos los miembros ayudaron desde el primer minuto con coros durante el espectáculo (Léa Fernandez, la batería, solo cuando sale de detrás de su kit, lo cual hizo en un par de ocasiones), haciendo que las canciones suenen compactas, pero a la vez diversas, cosa que pudimos comprobar mejor al final de la velada en un tema ejecutado a capella. Barth Sky (guitarra) y Cédric Selzer (teclados) se encargan de los coros más graves, mientras que Mary es la más activa en este sentido, aportando su dulce voz para complementar a la de Franck e incluso asumiendo las tareas principales en algún tema que otro.
Sin tiempo que perder, “A Brief Tale of Time” en versión brief (acortada), tomó al relevo a ese primer cañonazo que acabábamos de escuchar. Guitarra de doce cuerdas en las manos de Mary y acolchados por los teclados de Cédric, las melodías vocales nos llevaron en un mar de emociones a través de este bello y melancólico cuento que nos trajo una de las primeras sorpresas escénicas de la jornada. La polifacética Mary se hizo con unos abanicos de los que colgaban unas tiras arcoíris, hipnotizándonos con un sensual baile que nos llevó directos al primer homenaje de la noche en forma de versión. Sonó en aquel momento “The Ecstasy of Gold” de Ennio Morricone, que nos trajo un pique melódico vocal / teclado dejándonos claro que a Mary no hay agudos que se le resistan. Franck aprovechó para dedicarnos unas palabras de agradecimiento antes de encarar el siguiente tema ecologista “The Betrayal of Blue”, del cual nos explicó su génesis. Concebida por Franck y Bart durante la pandemia y ante la evidencia de que no podían tratar el tema de la ecología en primera persona al ser conscientes de lo que contamina la furgoneta que los lleva arriba y abajo, decidieron que fuera el planeta tierra el que hablara por ellos sobre la traición que los seres humanos estamos infligiendo sobre ella. Como buen tema de progresivo que es y dada la complejidad de la temática, jugaron a contrastar tramos emotivos con otros más agresivos, intercalando un momento épico en el que Mary sacó el theremín y lo hizo sonar danzando con su cuerpo a su alrededor, creando una atmósfera de psicodelia de una belleza sublime.
Dejamos un poco la seriedad anterior para adentrarnos en “The Limits of Freedom” un tema inédito más desenfadado y rockero que permitió a Franck, Bart y Cédric deleitarnos con sus respectivos solos (no hay tema de esta banda que no esconda alguna joya tras él…). “Artificial Paradises” fue presentado como el tema favorito de Mary, por lo que se le hizo salir al escenario para compartir parte de las letras con Franck. Con más de doce minutos de duración, fue otro de esos grandes momentos para dejarse llevar por la magnificencia de las composiciones tan agradables a la escucha que solo ellos saben crear. Solo de teclados, guitarra de doce cuerdas, interactuación con el público… hubo de todo un poco para dejarnos en una nube. A destacar la espontaneidad de la gente cuando al acabar el tema continuaron cantando la melodía que poco antes nos habían enseñado.
“The Angel” volvió a ser un tema mágico e hipnótico compuesto y cantado por Mary justo en el momento en que ya se había puesto el sol y la oscuridad reinaba sobre la plaza, hecho que aprovechó para desplegar unas alas iluminadas que iban cambiando de color a medida que las movía sinuosamente. A veces no son necesarios grandes ni costosos efectos para impactar en la retina del público, y eso es algo que esta banda entiende a la perfección y con lo que sabe muy bien jugar. Piel de gallina, una vez más, tras el impacto visual y auditivo al que nos sometieron con este tema. “Torn Apart” a continuación se inició con un solo de batería de la princesa Léa, tal y como la presentaron, un amor de persona que no dejó en ningún momento de sonreír y animar al personal. Si algo me encantó del recital es el enorme repartimiento de protagonismo entre los integrantes de la banda, reservando espacio para todos y cada uno de ellos y dejando los individualismos y egos fuera de juego, algo importante para contagiar ese buen rollo que se percibe entre ellos hacia el resto de los presentes. Continuó el devenir de este potente tema que dio título en su día al segundo disco de la banda en 2015 con más solos de guitarra y teclados, que iban sonando intercalados de forma magistral entre las distintas estrofas de un corte eminentemente progresivo old school, con pique final entre ambos instrumentos.
Todavía faltaba otro plato fuerte en cuanto a espectáculo se refiere que degustar, y vino de la mano de un revisado cuento de Alicia en el País de la Maravillas denominado “Alice’s Eerie Dream”, donde Alice (Mary) se convierte en una juguetona pelandusca debido a un hechizo de la reina roja, todo muy fino y en clave de humor, eso sí. Nuevos vestuarios llenos de brilli brilli para abordar este divertido cuento, así como máscaras cubriendo los ojos, trasmitiendo la sensación de fiesta carnavalesca como poco. Temazo de principio a fin, con su alta energía, una guitarra que tiró mucho de wah-wah, teclados retros a doquier, y una enorme teatralidad con Mary fustigando a sus compañeros, e incluso obligándolos a pegarse unos bailoteos, definitivamente fue uno de los momentos álgidos de la noche. Enamorada me dejó el solo compartido teclado/guitarra tan deudor de la música de Supertramp, una maravilla a la altura de la locura creativa que desprende este tema, al cual para acabar de redondear, le añadieron un extracto de la discotequera “Right Round” de la banda Flo Rida.
Cualquier cosa es posible en un concierto de Franck Carducci & The Fantastic Squad, ya que jugar a sorprender es algo de lo que gustan mucho. La que se anunció como última canción, “Love or Survive” (spoiler: no lo fue), fue aprovechada en su inicio para presentar a la banda, llevándose todos sus miembros unos merecidos aplausos. Tema inédito, esperamos que no tarden en sacarlo en un futuro trabajo, pues vuelve a mostrarnos todo el poderío de la banda. A ritmo de la melodía inicial de “Slave to Rock ‘n’ Roll”, uno tras otro fueron abandonando el escenario los integrantes de la formación, quienes no tardaron ni un minuto en regresar para regalarnos una versión de “Rock and Roll” de Led Zeppelin que sonó como un cañonazo y fue secundada por un público totalmente entregado ya a estas alturas. Y de la intensidad máxima pasamos en un suspiro a la introspección para acabar el espectáculo. Franck nos avisó que ese último tema iba a ser interpretado unplugged por lo que solicitaron silencio máximo. Sin utilizar micros, el artista, guitarra acústica de doce cuerdas en mano, se hizo rodear por su cuadrilla para interpretar “On the Road to Nowhere”. Alta y clara sonó esta última canción, que nos permitió apreciar todos y cada uno de los distintos tonos de voz de cada uno de ellos. Una bonita y emotiva manera de poner fin a una velada que no podemos describir de otra manera que como mágica. El lugar lo fue, la banda estuvo de diez y el espectáculo, el Rock ‘n’ Roll Circus que prodigan en su cartel, estuvo a la altura. ¿Próximos candidatos al Be Prog! My Friend barcelonés? Ahí lo dejo.
Setlist:
Slave to Rock ‘n’ Roll
A Brief Tale of Time
The Ecstasy of Gold (Ennio Morricone cover)
The Betrayal of Blue
The Limits of Freedom
Artificial Paradises
The Angel
Torn Apart
Alice’s Eerie Dream
Love or Survive
—–
Rock and Roll (Led Zeppelin cover)
On the Road to Nowhere
Aficionada a la música y los viajes, aunque no sabría decidir en qué orden. Cuando los combino, ¡lo más! Amante de aprender cosas de allá donde vaya, soy un poco la suma de los lugares que he visitado y las experiencias vividas. Daría la vuelta al mundo de concierto en concierto si de mi dependiera, pero las limitaciones terrenales me mantienen aquí y ahora, así que, ¡a sacarle el máximo partido!