From the sky nacen de las ganas de Pontus Snibb de formar una banda de marcada influencia de sonidos setenteros en la que poder encargarse de la batería. El sueco, conocido por ser miembro de Bonafide o Jason and the Scorchers entre otros, contactó con Sampo Alexsson y Staffan Österlind, ambos compañeros suyos en una banda tributo a Led Zeppelin, y éstos no dudaron ni un segundo en sumarse a su amigo para poner en marcha este nuevo proyecto.
Así nos encontramos con su primer trabajo homónimo, que consta de diez temas que parecen sacados de un cajón que llevara varias décadas cerrado.
Comienza la travesía con “Invincible”, donde encontramos a un Pontus bastante más relajado que en su otra creación, y una composición general decididamente clásica. Le sigue “Here’s the new man”, que desde el primer segundo se ve empapada del más puro espíritu de Deep Purple.
“From the Sky” arranca con una suave guitarra acústica con regusto sureño que da paso a cinco minutos traídos directamente desde los ochenta de la costa Este norteamericana, perfectos para corear en los conciertos que, esperemos, podamos disfrutar más pronto que tarde.
El mismo sabor a Jack Daniel’s y hard rock destila ”Positive Mindset”, en el que los tres componentes dejan constancia de su buen hacer, por si todavía alguien tenía una mínima duda de que no se encontraba ante un trío común y corriente.
La cosa se calma relativamente en “Downstream”, donde se acercan a un sonido más stoner, hasta que a mitad de canción se alcanza de nuevo una contundencia que nos hace acordarnos de las grandes bandas pioneras.
Con el bajo llevando las riendas en “Perfect Gangster”, nos ofrecen un rock más chulesco a la par que elegante, para dejar paso a “Keepers of Peace”, un corte totalmente ecléctico en el que se pueden intuir influencias de cualquier época y situación geográfica, en el que se atreven con un solo sintetizado bastante experimental para volver a su base más convencional.
Para que no bajemos la guardia arranca “Graveyard Shift”, de nuevo pletórica de la energía de los ritmos británicos.
Con una introducción que podrían haber firmado perfectamente Journey, nos encontramos “I Sing My Song” con sus estrofas potentes y sucias contrastando con pasajes más melódicos y cadenciosos, cerrando el tema recordando a otros genios del pasado con un sonido inconfundiblemente zeppeliano.
La última pieza del álbum es “Closure”, donde vuelven a toparse de bruces ecos muy lejanos con otros más recientes, cerrando el disco con un toque más personal si cabe que en el resto de canciones.
La banda llevaba meses adelantando pedazos de esta tarjeta de presentación, dando pistas de que iban a ofrecernos un proyecto indudablemente influenciado por sonidos setenteros con un toque actual, y ahora que podemos disfrutarlo completo, hay que decir que sin duda lo han conseguido.