Sobre la bocina del cierre de curso se cuela entre nosotros el mejor disco de black metal de 2021. Los suecos Funeral Mist cuentan como rotundos éxitos todos los discos de su carrera, tanto los de su primera etapa como los de su renacimiento impulsado por un brutal Hekatomb (2018).
Arioch, conocido también bajo el nombre de Mortuus, impulsa de forma monoparental una banda en la que encontramos a Lars Broddesson como batería de sesión. Para los que no sois conocedores del calibre de este proyecto, solamente comentar que Funeral Mist toca un estilo de black metal caracterizado por la violencia y el caos, cuyas letras tratan sobre la adoración del diablo y la blasfemia, a menudo usando -a veces ligeramente modificadas- citas de la versión King James de La Biblia.
El satanismo es la máxima prioridad tanto en el concepto musical de Funeral Mist como en la vida personal del multiinstrumentista y vocalista Arioch. No es de extrañar que este nuevo disco vea la luz unos días antes de Navidad.
Su cuatro disco se titula Deiform y, evidentemente, está cargado de blasfemia y caos. Estamos frente a un disco tan complejo y, a veces, inaccesible que puede acabar por hacerte sangrar los oídos. La violencia escupida con tanta rabia logra salpicar a todo oyente. Los blast beats se funden en una apocalíptica banda sonora del Inframundo. Guitarras tan malévolas que cortan el aire que intentas respirar con dificultad y agonía. Porque Deiform te hace sufrir y te provoca dolor, mucho dolor.
Tambores fuertes y guitarras afiladas junto a unas feroces voces, forman uno de los actos más fúnebres y extremos del black metal actual. La sonoridad tan oscura se hace totalmente envolvente y te atrapa sin que tengas opción de escapar de Deiform.
Los sonidos desquiciados impregnan de tal forma cada pieza del disco que rezarás por arrancarte los oídos. Las atmósferas que Arioch ha creado son tan opresivas como volátiles. Todo parece vibrar al son de una marcha fúnebre que anda sin pausa para sacrificar nuevamente a Cristo. Porqué al final todo viene como anillo al dedo para ensalzar al satanismo y blasfemar sobre el cristianismo.
Funeral Mist se vuelven intratables en su afán por ser la banda más extrema del universo. Y no me queda ninguna duda de que realmente lo son. Ningún otro disco me ha sacudido de tal forma como este Deiform. Discazo, no apto para el 99,99% de seres de este planeta o incluso del multiverso desconocido.
Como tampoco es casualidad que esta crítica sea lanzada hoy, 24 de diciembre… ¡Feliz Navidad!