Gaerea – Unsettling Whispers

Escribir una reseña a altas horas de la noche nunca ha sido una buena idea. De existir un reglamento sobre cómo redactar críticas para discos de heavy metal, estoy seguro de que en algún capítulo hacia el final del libro dicha práctica aparecería marcada en rojo y bien prohibida, junto con la de hacerlo metido en la ducha mientras juegas a los malabares con la tostadora y el secador. Y no es para menos. Pese a la popular imagen del escritor como trasunto humano de alguna ave nocturna, vertiendo palabras a la luz de las velas en una pequeña buhardilla en la mejor y hambrienta tradición lovecraftiana, lo cierto es que escribir de noche es una tarea ardua e ingrata, a la que solo es aconsejable recurrir cuando todo lo demás está perdido. Y ya puedes rezar para que no te sorprenda el amanecer delante del ordenador tecleando como un zombie babeante, a riesgo de ser reducido a un montón de polvo. Vale tal vez eso no, pero os aseguro que se trata de una sensación muy desagradable.

Sin embargo, he de admitir que se me ocurren pocos momentos mejores para penetrar en el oscuro mundo de Gaerea, un enigmático grupo luso que ha removido los cimientos del underground con la edición de su primer trabajo, Unsettling Whispers. Un disco insondable y sombrío como una sima en lo profundo del mar, una grieta en el tejido de la oscuridad a través de la cual el horror y la desesperación pueden hablarnos con su voz de lamento. La música de Gaerea está impregnada de una profunda emoción, y cada canción supone un pequeño viaje introspectivo plagado de pesadillas. Una bellísima performance donde las tinieblas danzan al compás del Vacío, y que nos guía sin prisa en “Svn”, tema encargado de abrir el CD. Su atmósfera oscura y opresiva queda cuarteada con unas rítmicas guitarras que van abriendo poco a poco el ambiente, mientras los tétricos susurros del vocalista sostienen la tensión. Al igual que en la superficie de un lago bajo la cual habitase un monstruo, a medida que el corte se desenvuelve apreciamos poco a poco las vibraciones y señales de movimiento que anticipan el momento en el que la bestia se alza en todo su esplendor con un arrollador estallido de violencia que enraíza con el black más primitivo y desbocado. “Absent” opta por no continuar con esa línea y reduce un poco el ritmo, aunque sin alcanzar el minimalismo que caracterizaba los primeros minutos de “Svn”, e introduce una base instrumental más lenta y pesada. Voz y guitarras se complementan a la perfección para elevar el tono antes de desatar la furia de los elementos en una tormenta sónica susceptible de arrasarlo todo. Los diferentes elementos incluidos en la composición están muy bien integrados y cincelan un sonido sumamente orgánico, que envuelve con la suavidad de un abrazo y procura una inmersión total en la música. Resulta muy difícil no abstraerse mientras la música se desliza a tu alrededor entre imágenes de un mundo decadente y en ruinas. Por su parte, “Whispers” destaca por un riff central que podría contarse entre lo mejor del álbum y parece vaticinar un próximo derramamiento de sangre. La protagónica presencia de los blast beats y un carácter algo más rudo sitúa al tema en las proximidades del black metal escandinavo tradicional, si bien mantiene su propia personalidad y en ningún momento es posible dudar de ante quién nos encontramos.

“Lifeless Immortality” y “Extension to Nothingness” acentúan la vertiente más agresiva de Gaerea al vomitar todos los horrores que reptan bajo sus notas. Se trata de composiciones complejas que juegan con varios ritmos para reforzar la densa maraña melódica y se apoyan en unas líneas de guitarra muy sólidas y atractivas, un auténtico regalo para el oído. En un nuevo cambio de registro, “Cycle of Decay” muestra un carácter mucho más espinoso y se despoja de las diferentes capas que otorgaban esa profundidad emocional a los cortes previos para dejarse llevar por una corriente más extrema y directa. “Catharsis” marca el final de este viaje a través de las más umbrías dimensiones entre sonidos distorsionados y un ambiente saturado de tinieblas, lánguido como los estertores de un moribundo.

Gaerea han dado forma a una pequeña obra maestra del black metal, un corazón palpitante del que brota oscuridad con cada latido y que envuelve a quien se acerque para mostrarle el horizonte sin fin del Vacío. Aceptad su abrazo, y contemplaréis con vuestros propios ojos las maravillas que aguardan tras los muros grises de la realidad.

Juan Mari Sauras

Buscador incansable de experiencias que abran las puertas a nuevos mundos. Nunca hay suficientes libros o música, la frontera de la imaginación siempre puede ir más allá. Obsesionado con los lobos, la noche, lo gótico y demás estereotipos de joven incomprendido. Defensor de los pogos como estilo de vida.