Gama Bomb – Sea Savage

Nuestra Nota


8.75 / 10

Ficha técnica

Publicado el 4 de diciembre de 2020
Discográfica: Prosthetic Records
 
Componentes:
Philly Byrne - Voz
Domo Dixon - Guitarra
John Roche - Guitarra
Joe MsGuigan - Bajo
James Stewart - Batería

Temas

1. Judo Killer (3:32)
2. Sea Savage (3:57)
3. Miami Supercops (3:17)
4. She's Not My Mother, Todd (2:21)
5. Ironblood (3:17)
6. Lords of the Hellfire Club (2:31)
7. Sheer Khan (4:38)
8. Rusty Jaw (2:56)
9. Monsterizer (3:00)
10. Ready, Steady, Goat! (4:08)
11. Electric Pentacle (2:36)
12. Gone Haywire (2:30)

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Los Gama Bomb vuelven de nuevo sobre la marea y arremolinan con este Sea Savage. Lanzado el 4 de diciembre de 2020, cuenta con 12 cortes y con aproximadamente 38:51 minutos de duración, nos comparten un thrash metal tan delicioso que se puede saborear con deleite y es que no deja de sorprender. Thrash de la vieja escuela que raya con el crossover, reminiscencias de las vocales de Halford de los Judas Priest, un toque a lo Suicidal Tendencies, monstruos marinos, referencias a libros y películas y mucho humor, ¿qué más se le puede pedir a los irlandeses para un buen material? 

Formados en el 2002 y con una actividad constante teniendo en su corta, pero productiva carrera siete álbumes: Survival of the Fastest (2006), Citizen Brain (2008), Tales From the Grave in Space (2009), The Terror Tapes (2013), Untouchable Glory (2015), Speed Between the Lines (2018) y Savage Sea (2020). Véanse las fechas de lanzamiento; esperemos que en el futuro se sigan así de puntuales. 

El álbum abre con «Judo Killer» y con unos riffs bien planteados y directos acompañados con una batería que golpea sin tregua. El bajo tiene ese estilo clásico de las bandas de thrash ochenteras y las voces del señor Philly Byrne montan perfectamente a gran velocidad sobre los riffs con un estilo muy a lo a lo Judas y en ratos a los Maiden con los coros melódicos y muy contagiosos. «Sea Savage» sigue con estos riffs geniales y el ritmo de la batería es asombros, se puede apreciar la influencia del death metal en los tambores de James Stewart (Decapitated y Vader). El falsete de Philly Byrne es devastador. El coro tras el estribillo se escucha muy a lo «Painkiller», una buena manera de honrar al heavy metal. Cuando entra el solo de guitarra de Domo Dixon es una locura total. Una canción bastante amena para la friendly violence de un buen mosh pit. 

«Miami Supercops» tiene este rollo de las series policiacas de los años 80 de los Estados Unidos. Riffs poderosos bien ejecutados; no dudo que Dixon y John Roche  tengan buena química fuera de la banda porque de ningún modo conseguirían crear un sonido tan coordinado. Los coros son festivos y divertidos. «She’s not my mother, Todd», frase dicha por John Conor en  la icónica Terminator 2 (1991) mientras huye con su amigo sobre la moto escuchando «You Could Be Mine» de Guns N’ Roses. Aquí en «She’s Not My Mother, Todd» hay un  toque tipo Suicidal Tendencies que me recuerda a «Institutionalized» bastante contestataria y demostrando esa inconformidad brusca de un adolecente. Éste tercer tema es perfecto para dar de brincos. Si pudiéramos regresar en el tiempo, sería perfecta para el soundtrack de la película del T-800.

Los riffs de «Ironblood» son machacantes y la batería se desvive en mostrar todo su poder. Aquí el trabajo del bajo es genial y le imprime ese feeling tan thrasher al asunto. Las vocales son chuscas y divertidas. Dan ganas de seguirle el juego a Byrne y cantar sus agudos coros. El solo de la guitarra es bastante melódico y veloz, muy creativo con algunos recursillos que encantan. Le sigue «Lords of the Hellfire Club». Aquí me enamoré del asombroso golpe del bajo de Joe McGuigan que es quien sobresale de este corte sobre todo en las partes rítmicas. Los punteos de las guitarras son grandiosos y el solo espectacular. En cuanto a la batería debemos de decir que golpea en la cara como loco. 

El séptimo tema «Sheer Khan» resulta ser el más largo de todos, con 4:38 minutos. Aquí no se andan con rodeos y entran con todo. Con un estilo muy ameno en ritmos y arreglos, inspirados por el Libro de la Selva de Ruyard Kipling, crearon un tema que sin duda será imperdible cada que se presenten cuando todo lo de la contingencia pase (si es que lo hace). «Rusty Jaw» es un tema directo y a lo puro thrash. Destacaría el increíble trabajo en los falsetes en los coros y el riffs que fue hecho para azotarse las cabezas en el escenario. Cuando llegamos al solo de la guitarra ya estamos en total desenfreno y euforia que es bienvenido para seguir rompiéndola. 

Con la batería recibiéndonos, nos adentramos a «Monsterizer»; un tema que impacta al oyente. Los instrumentos brillan por sí mismos. La voz de Philly Byrne se escucha en forme de campeón y con sus agudos no deja que nos separemos de Rob Halford. Bastante bueno, el tema y muy conciso. La ejecución de riffs es bestial y qué decir del solo de la guitarra que chilla con emoción. «Ready, Steady, Goat!» inicia con ese espectacular bajo acompañado del rebote de los tambores y un riffs que ni crees. Uno de los cortes con más duración (04:08 minutos), tiene la pizca necesaria de la banda Mike Muir. Los coros tienen una paleta musical que pinta como «Make me Laugh» de Anthrax. El ritmo es saltón y perfecto para ser ejecutado en el escenario. 

«Electric Pentacle» corre con destreza sin preocuparse por el límite de velocidad. Golpe tras golpe, no te cansas de escucharlo. Riffs que galopean y guían los coros gritados y las respuestas de los mismos con esos agudos tan característicos que abundan en el álbum. Un tema que coquetea con el crossover a la vieja escuela. «Gone Haywire» sigue los mismos pasos que su antecesora. Aunque la ejecución es buena y todo lo que se escucha está en su lugar, pudo ser un tema que más que bien hubiera encajado a la mitad del álbum que para dar un  cierre al trabajo. No quiere decir que por eso es mala, simplemente hubo otros dos o tres que se pudieron llevar ese honor como «Ready, Steady, Goat!», «Monsterizer» o «Sheer Khan». Eso en mi opinión, pero en general es un álbum del que se siente que se divirtieron grabándolo y no fue hecho a la carrera. Esos casi 40:00 minutos se pasan como el agua. Se espera que los Gama Bomb regresen algún día a la carretera para mostrarnos su Sea Savage como se debe.