En 1993 el bueno de Kai Hansen disfrutaba de su carrera en solitario que no terminaba de despegar a pesar de contar con un vocalista de la talla de Ralf Scheepers. No sólo eso, pues había conseguido formar la que se podría considerar la formación clásica del grupo con Jan Rubach al bajo, Thomas Nack a la batería y Dirk Schlächter a la guitarra. Abandonaban la nave Uwe Wessel al bajo y el ex de Holy Moses Uli Kush.
El anterior álbum Sigh No More no terminó de convencer a mucha gente a pesar de que allí había genialidad, por lo que decidieron volver a lo metálico, a pesar de que, también, dieron mucha cancha a la experimentación. Podemos hablar de un disco irregular, con temas oscuros y experimentales, con otros directamente metaleros y con acercamientos a Helloween. Judas Priest están muy presentes en cuanto a composición y la obra es plenamente disfrutable, pero estamos ante un disco que es el fin de la primera etapa de Gamma Ray. El power metal de manual estaba a la vuelta de la esquina.
El disco
“Tribute to the Past” es brillante y dotada de un estribillo ampuloso y puramente power metal. Tema metálico, afilado, con guitarras dobladas al puro estilo Helloween y mucho doble bombo. Un poco daba la impresión de que Kai quería recoger cable, alejarse de la oscuridad de su anterior obra y ofrecer algo más directo y acorde con lo que se esperaba de él. La producción era más moderna (por la época) y canciones como “No Return” tenían afinaciones bajas a pesar de que puente y estribillo son absolutamente Helloween. Ese excepcional estribillo lo recuperarían años más tarde, justo cuando empezaron a repetirse por vez primera en No World Order…
El combo suena absolutamente compacto, con las ideas claras y con composiciones tan brillantes como “Last before the Storm”, una de las grandes tapadas del disco. Arranque metálico a lo Judas anticipando lo que serían luego Primal Fear. La factoría de estribillos de primera del gran Kai Hansen estaba a la orden del día, por lo que estamos ante una de las piezas fundamentales del disco y de los primeros Gamma Ray. Un tema que recuperaron en la gira de Skeletons in the Closet y que fue uno de los grandes momentos de ese directo. Luego entramos ya en los cortes más experimentales como “The Cave Principle”, atmosférica y con dejes a lo Judas Priest de sus tres primeros discos. Es uno de los temas menos Gamma Ray de toda su historia.
“Future Madhouse” combina power metal directo, pero a nivel compositivo se meten en terrenos complejos hasta el punto de que pueden recordarte a los Helloween más perdidos de Pink Bubbles Go Ape y Chameleon, aunque aquí con el metal de base. Buscaban la oscuridad y la contundencia en unos tiempos en los que el mundillo musical había virado hacia Seattle y Pantera. Hansen y Schlachter jugaban con las guitarras para en los solos buscar melodías casi coreables. El himno “Gamma Ray” de Birth Control” aparece, siendo el corte que le dio al grupo el nombre. Aquí Scheepers deja patente su calidad y la pieza luce de verdad, siendo una gran versión, con esos teclados apoyando los arreglos en los estribillos.
El tema que da título al disco es también algo oscuro y extraño con efectos de fondo. Parecía que tras un inicio metálico tampoco iban a desprenderse de esas composiciones más experimentales de Sigh No More. Escalas arábigas y un estribillo discutible con base en afinaciones realmente bajas. Scheepers está genial en todas las tesituras, pero teniendo a uno de los mejores vocalistas de heavy metal sorprende que optasen por cortes de esa índole. Hansen dejó componer a todos y eso implica que canciones como “18 Years” bajen el nivel de forma importante… De lo peor de la obra, con diferencia.
Dirk canta una de las canciones más crudas y directas: “Your Torn Is Over”. Curioso tema destinado a revindicar a este monstruo del bajo que aquí estaba a las seis cuerdas. Curiosamente la línea de cuatro cuerdas de Rubach es de lo más lucido del tema. “Heal Me” tiene a Kai como vocalista principal y a un Schlächter que siempre que componía se acercaba a Queen. Bellísima balada endurecida que remonta el vuelo de un disco que destaca por el principio y el final. El pasaje a lo Queen que anticipa el solo es una auténtica delicatessen. Y rematando el trabajo hay la sensacional “Brothers”… Tema que parece facilón en el que el grupo juega a ser hard rock consiguiendo todo un himno tremendo. Sorprende que fuera una canción de bonus porque era un temazo en toda regla.
Veredicto
La obra pasó bastante desapercibida, pero triunfó en Japón hasta el punto que sacaron un directo de la gira, un vídeo con imágenes de esos días con el grupo comiendo sushi y haciendo sus tonterías en los hoteles. De esos vídeos que ves una vez y ya… Tras esa gira Judas Priest llamaron a Scheepers y Gamma Ray entró en crisis puesto que iban a perder a su vocalista. Tocaba un paso adelante por parte del pelirrojo y… menudo cambio: Gamma Ray harían saltar la banca con Land of the Free.
Siempre me encantó esta obra, pero debo decir que lo de meterse a fondo en ella tras tantos años me ha costado bastante, y es que es su segundo disco con menos presencia en directo tras el nefasto Land of the Free II. Afortunadamente, hay hasta cinco composiciones que te siguen emocionando y en las que ves que el grupo tenía algo especial. Gamma Ray fue muchas cosas en sus tres primeros discos, y a pesar de que pasarán a la historia por los cuatro posteriores, puedes percibir en ellos una calidad inmensa y mucha valentía en unos tiempos en los que parecía que el heavy metal clásico iba a morir en vía muerta. Por suerte, allí estaba don Kai Hansen.