Ghost por aquí, Ghost por allá. Que si Papa Emeritus IV esto, que si Tobias Forge lo otro. Polémicas, disputas, detractores, fans fieles, futuros iconos del mainstream… Sin pensármelo mucho, y de una manera breve y rápida son las primeras palabras y adjetivos que me vienen a la cabeza de los escandinavos. Fuere lo que fuere, soy un oyente “pasivo” de Ghost desde hace años. ¿Quién no posee un amigo ferviente seguidor de los suecos?, ¿quién no ha escuchado de manera involuntaria algún tema suelto en algún bar o playlist/single en YouTube o Spotify? El caso es que por el motivo que fuere (falta de tiempo, interés…), nunca me ha dado por invertir el tiempo necesario para sentarme tranquilamente y analizar su propuesta y por qué no, despejar la incógnita del posible disfrute de su música. Dejaremos esa valoración para el final de este escrito. Creo que todo ese hype y vorágine que se originó en 2010 con Opus Eponymous hizo mella en mi para perder totalmente el interés en la gigantesca banda y dedicar tiempo, dinero y dedicación a otros menesteres, como es el ampliamente infravalorado y denostado, aunque también agradecido por momentos, la música underground.
Objetivamente hablando, Ghost lo tienen todo para ser (si es que no lo son considerados ya) la próxima super-mega-banda: imaginería, una estética cuidada al milímetro, un concepto sólido a nivel de grupo, ciertas polémicas y controversia (¡esto vende, señores!), el ya tan resobado tema de la ocultación de su/s identidad/es al comienzo de la carrera y no menos importante, una radiofórmula que cumple con todos los estándares para llegar a la gran masa. Esto es, estribillos pegadizos, melodías pomposas, composiciones de sota-caballo y rey y no menos importante, una personalidad artística más que evidente. En ese sentido, permitirme el paralelismo con el fenómeno pop de ABBA en los años 70. Y es que los artistas suecos en general, en un contexto puramente pop son los reyes indiscutibles y capaces de alcanzar la excelencia y la perfección compositivamente hablando. Todavía recuerdo aquel documental en Netflix donde las grandes estrellas del pop de los 80 se apoyaban en compositores suecos para alcanzar la fama y la cima. Y es ahí, como inteligentemente la banda que nos ocupa, han tomado la delicadeza del pop más meloso, pegadizo y empalagoso para amoldarlo a su radiofórmula rock.
Impera es su quinto álbum de estudio, publicado por Loma Vista Recordings (desconocida compañía/sello discográfico para quien suscribe estas palabras), pero que a su vez es el hogar de artistas como KoRn e Iggy Pop entre otros desconocidos para un mortal como yo. En un ejercicio de honestidad por mi parte, desconozco literalmente los músicos que se encuentran detrás de estas composiciones y a quienes ha contratado Tobias para este disco, pero lo que realmente me sorprende este plástico es que esperaba digamos una propuesta algo más ocultista, teatral o cercana al horror rock a tenor de la imaginería/estética que profesan.
Puede que algunos temas me atraigan como el clarísimo single “Kaisairon”, cuya melodía central y estribillos son extremadamente tan pegadizos como pomposos. La canción, honestamente hablando como tal me parece un hit y cuya construcción compositiva encaja perfectamente en las emisoras de radio de carácter más comercial. “Spillways” también posee ese cariz totalmente comercial y adictivo al igual que su predecesor, cumpliendo con los cánones y estándares necesarios propios del mainstream. “Watcher in the Sky” y “Hunter’s Moon” son aceptables en dichos términos también. La fórmula, una vez más se repite. Todo hasta el momento se manifiesta de una manera excesivamente happy. Pasan los minutos y una sensación me recorre el cuerpo del tipo de que este elepé no termina de despegar con la típica aseveración de: “wow, ¡me han volado los sesos!”. Cuestión de gustos y expectativas, oiga. A pesar del esperanzador comienzo de la mitad del álbum, siguen avanzando los temas y no vislumbro ningún retazo de la aparente teatralidad que supuestamente les caracteriza. Es más, comienza a invadirme una especie de deja-vù bastante alarmante y la escucha se me tercia bastante monótona, con canciones bastante planas y sin apenas dinámica, como son “Respire on the Spitalfields”, “Griftwood” o “Call Me Little Sunshine”, cuyos primeros acordes me han recordado a los Metallica más comerciales de la etapa del Load o Reload.
Creo que es bastante significativo (preciso feedback de algún fan de Ghost en la sala) cuando un corte como “Twenties” se convierte en la pista favorita de este servidor, por ese aire desenfadado y fiestero que me ha traído a la cabeza a los inclasificables suecos Diablo Swing Orchestra. O incluso “Darkness at the Heart of My Love” (pseudo-balada) a pesar de lo moñas que resulta su título, creo que es una señal de que este matrimonio binomio entre Ghost y un servidor, no va a funcionar.
Puede que Impera sea el designio de la madurez musical de Tobias Forge y sus Ghouls, pero creo haber aterrizado algo tarde en su “satánica cruzada” para comprender su carrera y el momento en el que se encuentran. En lo que a teatralidad y cierto aire/poso oscuro se refiere, no logro encontrar en ningún lado dichos elementos en su música, no obstante, si hablamos en términos de facturar temas sumamente pegadizos, en eso no hay dudas de que Ghost juegan en una liga superior.
Como conclusión lanzaría una pequeña reflexión para ver si el valor que se le atribuye por parte del establishment a esta formación artística es únicamente por su transgresora imagen y todo el añadido extra-musical (imaginería, parafernalia, declaraciones, polémicas…) o su innegable talento que yo no voy a poner en tela de juicio para tranquilidad de sus fans. Al fin y al cabo, los famosos “bombos” o hype que se atribuyen a ciertos artistas son aspectos incontrolables que los oyentes poco o nada podemos hacer y vienen autoimpuestos por la industria musical. A otra cosa, mariposa…
Dicho esto, me toca nominar y nomino a José Mª Codón para que se deje atrapar por la magia del Scum (1987) de Napalm Death.
Otra de mis pasiones es la prensa escrita musical. Con sus luces y con sus propias sombras. Poseo una dilatada experiencia en medios como el extinto Pitchline’Zine (2005-2016) del que fui redactor-jefe o Subterraneo Zine (2017-2019).