Godsmack – Lighting up the Sky

Nuestra Nota


7.75 / 10

Ficha técnica

Publicado el 24 de febrero de 2023
Discográfica: BMG Rights Management GmbH
 
Componentes:
Sully Erna – Voz, guitarra, batería, teclados, órgano, piano
Tony Rombola – Guitarra
Robbie Merrill – Bajo
Shannon Larkin – Batería

Temas

1. You and I (5:16)
2. Red White & Blue (4:04)
3. Surrender (3:40)
4. What About Me (3:55)
5. Truth (4:33)
6. Hell's Not Dead (4:50)
7. Soul on Fire (4:05)
8. Let's Go (5:40)
9. Best of Times (3:36)
10. Growing Old (5:01)
11. Lighting up the Sky (4:46)

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En febrero de 1995, Sully Erna decidió formar una nueva banda llamada Godsmack en la que poder cantar después de haber estado tocando la batería durante más de 20 años en otros proyectos. En el transcurso de estas (casi) tres décadas, el grupo, que causó bastante revuelo, especialmente a finales de los 90 y principios de los 2000, ha hecho mucho por el mundillo del rock más o menos alternativo, especialmente en su América natal. Es una de esas bandas, que podríamos meter dentro del mismo saco en el que están 3 Doors Down, Sevendust, Shinedown o Default, que tanto lo partieron allí. Y con ese buen sabor de boca, sabiéndose conocedores de su legado musical y de haber parido éxitos del tamaño de «Awake», «I Stand Alone» o «Make me Believe», deciden poner punto y final a su aventura musical.

En una reciente entrevista, el propio vocalista declaraba que el décimo álbum de estudio de la banda, este Lighting up the Sky (2023) que aquí nos ocupa, iba a ser el último. Habiendo recorrido el mundo sin descanso durante los últimos años y habiendo vendido millones de álbumes y sencillos que han encabezado las listas de éxitos, el artista habla con mucho cariño del legado de Godsmack y de lo que han logrado:

«Creo que es el disco más importante que jamás hayamos escrito y grabado. Nunca he sido de esos artistas que dicen: ‘Oh, este nuevo disco es nuestro mejor trabajo hasta la fecha’. Puedes leer cualquier entrevista que haya concedido durante toda mi carrera, y nunca me escucharás decir algo así. Siempre me han gustado mucho nuestros discos, siempre supe que habría algunos buenos singles en ellos y siempre he deseado que funcionaran bien, pero nunca fui el tipo que dijo: ‘Este es nuestro mejor puto trabajo’, pero sí lo digo ahora: este es nuestro mejor puto trabajo.» (Sully Erna, vocalista de Godsmack)

Y así nos plantamos en febrero de 2023, con una banda que quiere decir adiós (más o menos) a lo grande a sus fans ofreciendo un trabajo que parece seguir un poco los pasos de álbumes tan exitosos y notorios como Awake (2000) y Faceless (2003), pero algunos peldaños por debajo. Si bien me parece incluso obsceno ponerlo a la misma altura, reconozco que aquí encontramos algunos buenos temas de rock y metal bastante en la misma línea que ya marcara su predecesor When Legends Rise (2018). Lo típico que lo partes mucho durante unos años pero que luego te pasas casi la misma cantidad de tiempo haciendo cosas bastante normalitas.

Nunca me he considerado un die hard fan de la banda, así que no creo que les vaya a echar de menos lo más mínimo, pero sí quiero remarcar su carrera y, porqué no, reconocer que, en cierto modo, estamos ante la despedida de una «banda de culto» (poned todas las comillas del mundo, si queréis). Con el paso de los años y de los discos, Godsmack ha ido perdiendo, poco a poco, parte de su originalidad, pero todavía, aunque nos digan adiós, se les ve cómodos componiendo canciones. El primer tema, «You and I», suena como si Sully, que recordemos que en sus inicios fue el batería de la banda de power/thrash metal Meliah Rage, intentara hacer una especie de remember de aquellos tiempos pretéritos, por el tono de la canción. Lo mismo sucede con el octavo tema, «Let’s Go», que también padece de eso mismo. El carismático líder pone su corazón y alma en ello, y no hay duda de que sigue siendo el elemento más importante de la banda. El álbum también gira entorno a un concepto importante, pues habla sobre el enamoramiento, los obstáculos en las relaciones y el clima político polarizado, el estado del mundo, las traiciones, las conexiones y los contratiempos.

«Red White & Blue» se acerca un poco más a su clásico entre los clásicos «Straight Out of Line» -segundo single extraído de su álbum de 2003- en términos de riffs, pero es bastante menos consistente, si bien el estribillo es muy agradable, las cosas como son. La que le sigue, «Surrender», y la que a mi parecer es la mejor pieza de este trabajo, la hímnica «What About Me», son canciones de rock bastante sólidas con matices más tirando al metal. La acústica con tintes country «Growing Old», de la que destaco su solo, y la canción principal, que suena un poco más profunda, ayudan a mantener el nivel del resto del material aquí contenido, que navega entre lo omitible y lo regulero. Sabemos por sus varias baladas y su contundente EP acústico de 2004 The Other Side, que los chicos de Godsmack también pueden tocar con las revoluciones muy bajadas, y en Lighting up the Sky vuelve a destacar eso mismo, una balada -piano incluido- acompañada de unas cuerdas, en la que Sully lo da todo. Pero es que también se ganaron el éxito a base de ágiles y pegadizas melodías, como parecen querer dejar claro antes de irse (para siempre) con «Soul on Fire», de las más pesadas del álbum.

«Esta es la última vuelta a la rueda del molino para nosotros. Pusimos toda nuestra energía y emoción en este álbum, especialmente yo, pues tenía la sensación de estar escribiendo el capítulo final del diario de mi propia vida.» (Sully Erna, vocalista de Godsmack)

Hay muchos artistas en el espectro del rock y el metal que lanzan más de una docena de álbumes a lo largo de sus carreras, y en muchas ocasiones lo hacen por inercia, incluso por vicio, más que por necesidad de querer mostrar cosas nuevas al respetable. Eso no quiere decir que no haya bandas que hayan lanzado más de 10 álbumes que sean consistentes, pero es una hazaña que es tan difícil de alcanzar y mantener que el artista corre el riesgo de impactar negativamente en su propio legado y en la conexión que haya tenido con su base de fans. Con ello quiero decir que está bien echar la vista atrás y llorar las hazañas anteriores y mucho más pesadas de Godsmack, pero siempre es mejor y mucho más placentero disfrutar de todos sus discos, de los buenos y de los no tan buenos, pues prácticamente en todos ellos hay himnos y canciones candidatas a convertirse en éxitos potenciales.

Como ya adelantaba párrafos más arriba, no les voy a echar de menos, pero sí les quiero dar las gracias por todo, sobre todo por convertir una mierda infumable como es la película The Scorpion King (2002) en algo un poco más potable gracias a ese temarral llamado «I Stand Alone». Hasta siempre, Godsmack. Gracias.

Rubén de Haro
Sobre Rubén de Haro 620 Artículos
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J'hayber.