Quizás la noche se presentaba algo extraña con una banda internacional haciendo un sold out en la grande de Razzmatazz seguro le restó público al aforo de Bóveda, pero la verdad que desde pasadas las 20 h se disfrutó en la sala de un señor concierto.
Strikeback era la banda que abría el cartel, sinceramente desconocida para mí, y que gran descubrimiento. Thrash “clásico” potente y con mucha calidad. Venían desde A Coruña y algo tendrá que ver la brisa de un océano por que si me dicen que son de la hornada de la “Bay Area” de los 80, me lo creo. Eso si, suenan con la frescura de los tiempos que corren. Si te gustaban los primeros discos de Testament, Exodus o Heathen no te los puedes perder. Solo tienes que echarle un oído a “Wall of Silence”, “Kill or be Killed” o “New Order” para convencerte, además, con un directo impecable, comiéndose el escenario, dejaron a la sala temblando y por lo comentado con gente del público, se ganaron más de un seguidor, yo incluido.
Turno para Display of Power pero antes de entrar en materia daré mí opinión personal sobre los grupos tributo: si hay una autentica razón de ser es esta, disfrutar del legado de una banda desaparecida como Pantera. No estoy en contra de otras bandas tributo solo que no acabo de entender el ver salas medio vacías cuando hay bandas locales, genuinas y de mucha calidad, que merecen como mínimo la misma atención que un grupo mediocre tributo a una banda leyenda de Australia o L.A. Desde los primeros acordes de la mini intro ya se notaba que se nos venía un buen rato para disfrutar de las canciones de los hermanos Abbott, Dimebag, Darrel y Vinnie Paul junto a Phil Anselmo y Rex Brown. Para mí gusto, el repertorio fue lo más débil de la actuación, echando en falta algún que otro clásico de la banda de su época más añeja, pero como digo, personalmente, creo que los tres primeros discos de los tejanos son obras maestras. No llegué a averiguar si fue porque se les echó el tiempo encima ya que la sala Bóveda no perdona en ese aspecto.
A pesar de eso, el setlist fue lo bastante bueno como para que el público se calentara, llegando a llevar en volandas a su cantante literalmente por media sala. Alberto imita a Phil en muchas cosas como gestos y juegos con el micro pero, si tuvisteis la ocasión de ver a Pantera alguna vez, veríais también que Alberto pone de su cosecha con saltos y carreras demostrando estar en mejor forma física que el americano estuvo nunca. Bajo y guitarra tocaron cada nota y golpe donde debían ,que no es nada fácil, pero mención especial merece el guitarra, Roi Gil, clavando nota a nota los solos de un “guitarhero” como era el malogrado Dimebag. “Walk”, ”Cowboys from hell”, ”I,m Broken”, “Hellbound”, ”Revolution is my Name”, “Becoming” o “Domination” sólo consiguieron una cosa: quedarnos con ganas de mucho más .
Había gran expectación por los madrileños y su nueva formación y creo que nadie o muy pocos salieron de la sala defraudados. Vita Imana venían con otro cantante, diferente desde la imagen (muy Suicidal Tendencies) al tono de voz, así que Mero Mero te puede gustar más o menos, por gustos personales o por lo que sea, pero por contundencia y calidad está muy a la altura encima de un escenario, si lo comparamos con Javier Cardoso. Desde el primer minuto, caminando de esquina a esquina del escenario como bestia enjaulada y a la hora de ser el protagonista haciéndose grande para defender las letras, ya fuese del material más antiguo como de lo nuevo con muy buena nota.
“No en mi nombre” dio el punto de partida de la actuación, con la mayoría del público de la sala cantando junto a Mero el estribillo, con fuerza, demostrando que el nuevo álbum ha tenido muy buena acogida por el respetable. Le siguió “Desfiguradas” y sin descanso algo de material antiguo con “Seis Almas” y “Romper con Todo” un comienzo que dejó sin aliento a más de un seguidor de la banda.
Como Mero, el resto de miembros estuvieron a un altísimo nivel, dándolo todo en el escenario. Míriam Baz es todo un espectáculo a la percusión, junto a Daniel García y Pepe Blanco que lo bordaron en la base rítmica, que por si sola es capaz de hacer temblar cualquier muro. Las guitarras de Diego López y David Ramos remataron el buen sonido de la banda, dándole calidad y contagiando buen rollo.
Fueron cayendo ya clásicos de la banda como “Animal” aunque siguieron descargando tanto material viejo como nuevo en su justa medida, percibiendo el mucho respeto que tienen a los ex-miembros de la banda por los comentarios de Mero en varios de los temas antiguos, hasta el punto de agradecérselo en persona a Puppy, que se encontraba en la sala.
Acabaron a lo grande con “Un Nuevo Sol” la prueba real de que siguen en la brecha y con un camino por delante para hacer grandes cosas. No perdáis la oportunidad de verlos si se acercan a vuestra ciudad para presentar su ultimo trabajo “Bosa”.