¡Grave Digger están de aniversario! Este 2020 marca 40 años de la formación de los alemanes y lo han celebrado con un nuevo disco de estudio que lleva por nombre Fields of Blood. Es ya el disco número 20 de su carrera. Lo habéis oído bien: 20 discos en 40 años, y eso habiendo sufrido un parón en la segunda mitad de los 80. Está claro que los de Chris Boltendahl son unos trabajadores incansables. Hace unos años les seguía la pista, cuando sacaron Return of the Reaper (2014), un disco con muy buenos temas por cierto, pero dejé de prestarles atención y en este tiempo resulta que han lanzado cuatro álbumes más, casi nada…
Conocidos como unos de los pioneros del heavy y speed metal, siempre han mantenido esta esencia, sin importar los años que pasen. En Fields of Blood parece que esto no ha cambiado, y nos proponen un trabajo con estribillos épicos, baterías energéticas y riffs contundentes. La temática, como es costumbre, nos transporta a la Escocia medieval con sus letras bélicas. Nunca he entendido su afición por escocia siendo ellos alemanes, pero la verdad es que este gimmick está tan ligado a ellos que ya parece algo natural.
A pesar de no innovar demasiado en cuanto a estilo, el contraste que consiguen en las diferentes canciones es notable, yendo desde el heavy más tradicional en “Barbarian” al casi thrash de “Freedom” o a su particular marca de power en “Union of the Crown”. También suelen mezclar estos elementos en algunos temas, como en el single “Lions of the Sea”, que a la vez que nos devuelve al sonido más bien oscuro que les hizo triunfar en su época, contiene un estribillo con una melodía muy pegadiza y alegre.
Uno de los puntales de este álbum es el gran trabajo de Axel Ritt a la guitarra, que roza la excelencia tanto en la parte rítmica, con sus riffs arrolladores, como en sus estelares solos con toques neoclásicos, véase el de “All for the Kingdom”, gallina de piel. Marcus Kniep hace lo propio detrás de los parches, proporcionando ritmos muy precisos pero en ocasiones algo repetitivos, y al bajo tenemos a Jens Becker con un tono grave y agresivo que hace elevar las guitarras. La producción es destacable, en especial los estribillos con muchos coros, donde van con todo a la vez, suenan a gloria.
No todo es tralla, también tenemos un par de piezas que bajan la velocidad por unos momentos. “The Heart of Scotland” es lenta y pesada, empezando con percusión y unas gaitas que molan bastante para que luego entre todo el peso del metal, con un rollo muy Manowar, con el bajo muy presente. En el puente tenemos una sorpresa en forma de tributo a Gary Moore, con un riff que parece imitar la melodía de “Over the Hills and Far Away”. La siguiente es una balada en la que colabora Noora Louhimo de Battle Beast, haciendo un dueto con Boltendahl, que utiliza una voz limpia que le hace parecer otro. A lo mejor es cosa mía, que de baladas me gustan las justas, pero se me hace un pelín aburrida además de tener una letra un tanto típica y ñoña.
Como he mencionado, en algunas canciones usan gaitas y otros instrumentos tradicionales que consiguen dar la sensación de continuidad en diferentes partes del disco empezando, claro, por la intro “The Clansman’s Journey”, que me parece muy buena. ¿No os pasa que al final siempre os saltáis las típicas intros de uno o dos minutos que no aportan nada? Pues a mí sí, pero esta vale la pena dejarla, tú.
También tenemos estas instrumentaciones en un fragmento de “Gathering the Clans” y en la intro del troncho de diez minutos que es “Fields of Blood”. Y no en el mal sentido, porque salvo en algunas partes es entretenida y con bastantes florituras. Y la intro no, pero el outro “Requiem for the Fallen” sí que es un poco prescindible, aunque supongo que no queda mal después de escuchar el disco entero. Me gustaría destacar también “My Final Fight”, muy buenrollera y con un ritmo cabalgante que nos lleva a la batalla. Sin duda, uno de los mejores momentos del disco.
Parece que a Grave Digger no se les acaban las ideas, pues sus composiciones siguen sin oxidarse y a pesar de no innovar en cuanto a estilo, consiguen crear música suficientemente fresca y de calidad como para no quedarse estancados. Este Fields of Blood tampoco es un lanzamiento extraordinario, pero para nada va a decepcionar a los seguidores de la banda.
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Me metí en esto del metal a los 14 años, y de concierto en concierto he ido descubriendo las bandas nacionales e internacionales que forman parte de este mundillo. Ahora aporto mi grano de arena a Science of Noise contando lo que pasa en los eventos de la zona y algunas novedades discográficas.
También toco la guitarra y el bajo en algunos grupos de la escena local. Tengo los huevos pelaos de tocar en el Ceferino.