Si bien para la gran mayoría de gente la cima de Grave Digger está en el Tunes of War, servidor difiere bastante al respecto y situaría esta maravilla como el cénit compositivo y temático de Chris Boltendahl y los suyos. Obreros del heavy metal, supervivientes e inasequibles al desaliento. El tremendo trabajo que se dieron para las letras y concepto musical sobre los templarios es directamente proporcional a la desidia y poca gracia que tiene su líder en las escuetas respuestas que da en las entrevistas. Boltendahl y Robin Trower son de lo más soso con lo que te puedas topar, aunque son genios en sus campos.
Si Tunes of War era increíble y elevaba al grupo alemán a otro estatus del que no gozaban desde sus inicios, con Knights of the Cross se superaron con una obra en la que no sobra nada y en la que casi todo el material puede ser considerado clásico. Un disco soñado por toda banda y que quedó etiquetado como power metalpor el tremendo empuje de las bandas germanas de la época. Pude vivir esa gira en un sold out en la pequeña sala Garatge y los fans respondieron como si de una banda de estadio se tratara. El grupo estaba enfrascado en una trilogía medieval y este era su segundo paso (el primero fue el Tunes of War), luego vendría el Excalibur.
El disco
Las gaitas quedan apartadas y las luchas de clanes en la nevera y todo empieza con una intro inquietante que te pone en solfa: “Deus Lo Vult”. Intro narrada con teclados a modo Bach y efectos para llevarte en volandas hacia el primer clásico ineludible: “Knights of the Cross”. Fiesta de cruzados con puro heavy metal del que uno espera y con gran estribillo de los de puño en alto. La áspera voz de Chris marida perfectamente con los riffs básicos de un genial Uwe Lulis. Toca decir que los coros con múltiples voces lo hacen todo más accesible y épico en una canción que siempre tocan.
Pero la gracia del disco es precisamente el altísimo nivel de los temas que no llegaron a clásicos y “Monks of War” es puro speed metal del de sus comienzos. Doble bombo por parte de Stefan Arnold y detalles de teclado de Hans Peter. Hay otro pedazo de estribillo con esas voces de apoyo y un solo puramente power metal por parte de un inspiradísimo Lulis. De entre los lujos y posibilidades que les da la garganta de su líder está la de cantar limpio y eso da mucha profundidad en la enigmática “Heroes of this Time”. Me encanta cuando Chris combina ambas voces, algo que pocos pueden hacer, y el tema, sin ser nada del otro jueves, les sirve para narrar la historia y sorprender para bien en un medio tiempo cumplidor.
Una de mis debilidades es “Fanatic Assassins” pues creo que es una composición tremendamente original. Hay parones que dejan al vocalista solo y arranques inesperados para enfatizar la fuerza. La letra cuenta la historia del señor de la montaña y de dónde nace el nombre de “asesino-assassin”. A nivel de letras y concepto se esforzaron como nunca. “Lionheart” sería otro de los clásicos infaltables yendo al heavy metal de toda la vida y dotándola de un estribillo totalmente flotante y épico. Posiblemente el gran logro del disco sea el tratamiento de los momentos cumbre de cada canción: los estribillos.
Sin ser Rainbow las escalas arábigas y la épica toman “The Keeper of the Holy Grial” siendo un tema atmosférico con acústicas y teclados que dan ambiente. Y luego entramos en un mundo absurdo en el que no se puede entender el por qué “Inquisition” no es un tema definitivo para Grave Digger… Excepcional canción con solazo de guitarra e inmaculado estribillo que no han llegado ni a tocar en directo. Este mismo tema podría definir el disco a pesar de que se van hacia lo melódico, y el genial bajista Jens Becker y el resto lo borden. ¡Y no es la única! A partir de aquí se suceden las piezas maestras.
Esa misma sensación de no poder entender el cómo no quedan como clásicos se respira en “Baphomet”, otra maravilla de canción en la que el estribillo vuelve a ser tremendamente melódico y pegadizo. Aquí se narra la historia del ídolo de los templarios Baphomet, el cual sirvió de excusa para exterminarlos considerando que adoraban al diablo. Recalco que todo lo que es el concepto de la obra y las letras es realmente perfecto.
Y seguimos para Bingo con “Over the Sea”, otro corte original, que no repite esquemas y que posee otro estribillo inmaculado. Toca agradecer el papel de Boltendahl y Lulis a la producción capaz de intercalar, de repente, un punteado elegante de acústica en un heavy metal marca de la casa para cerrar. El medio tiempo épico (a más no poder) que es “The Curse of Jacques” es otra de las que llegan a sonar de vez en cuando en directo. Tema en ocasiones casi narrado que completa un disco en el que los temas son absolutamente diferentes y del que (casi) podríamos decir que hay elementos progresivos. Luego volverían al sota-caballo-rey…
Si las gaitas funcionaron en el anterior disco…. pues estaba claro que iban a aparecer y lo hacen en otra de las composiciones fundamentales de esta obra: “The Battle of Bannockburn”. La enésima maravilla con estribillo dorado y con mucha potencia. Estamos frente a una composición excepcional que cierra un trabajo redondo. Termina la canción con una outro realmente bonita, muy en consonancia con lo que es este espléndido álbum. Hay un extra que es la versión de Black Sabbath “Children of the Grave” que se utilizó para un disco tributo, algo que fue una plaga en los 90.
Veredicto
Knights of the Cross es un disco imprescindible de heavy metal tradicional de los 90. En esos tiempos nos referíamos a ellos como metal alemán y posteriormente quedaría la etiqueta de power metal a pesar de que Grave Digger llevaban muchísimo tiempo de carrera en el que llegaron a cambiar de nombre incluso. El renacer fue con Tunes of War y la consolidación llegó con Knights of the Cross. Hay un giro estilístico leve hacia canciones más lentas, atmosféricas y un sumo cuidado en buscar los estribillos melódicos.
Uno de los nombres tapados del disco es el de Piet Sielck que estuvo haciendo coros y también destacaría especialmente esa gran portada que ha quedado como icónica. Y más allá de los dos clásicos que pueden sonar en directo yo reivindicaría las muchísimas canciones impresionantes que quedan tapadas y que juntas componen un trabajo irrepetible. Nunca han vuelto a llegar a este nivel, aunque sí han conseguido canciones realmente buenas. Grave Digger es una banda a reivindicar.