Es realmente impresionante, ya no el hecho de que los fineses Grave Pleasures apuesten por el post punk80ero de Echo and the Bunnymen, Depeche Mode, Killing Joke y que se metan en jardines de The Stranglers. Lo realmente grande es que consigan unos resultados tan brillantes. Plagueboys es su tercer disco, una obra que desprende soltura, ganas y rebosa ideas con estribillos poperos y que suena realmente auténtico e incluso artesanal.
Grave Pleasures se formaron en 2014 cuando el vocalista Mat McNerney y el guitarrista Valtteri Arinorompen definitivamente con la que fue su banda anterior: Beastmilk. Lo apostaron todo por el post punk, combinado con el horror punk y el rock gótico, consiguiendo una mezcla que te va a recordar a los grandes nombres del sonido, anteriormente citados, pero se nota una voluntad de ir hacia adelante y Plagueboys es de largo el trabajo más maduro y completo. No está mal para un tercer disco…
Ya en “Desintegration Girl” hay una pieza maestra con todos ecos de los primeros 80’s y con muchísima clase y calidad. Hay tinieblas en la música, Mat McNerney canta con ese posado agónico y la batería de Rainer Tuomikanto acompaña al tema de una forma que puede recordarte especialmente a The Stranglers, especialmente por esas líneas de bajo tan protagonistas. “Heart Like a Slaughterhouse” tiene unas guitarras muy a lo Héroes del Silencio – The Cult y McNerney vuelve a demostrar que le encantan los gorgoritos y que los temas del grupo dan mucho juego.
“High On Annihilation” es una breve joya en la que Mat juega con sus recursos vocales y en la que el bajo de Valtteri Arino vuelve a ahondar en The Stranglers. Tema muy original que suena perfectamente de época. Sino fuera por la gran calidad de la grabación y cómo suena de bien podrías creerte que es 1981 perfectamente. Platos de brillo apagado y melancolía general en “When the Shooting’s Done” con otro gran trabajo en el puente + estribillo y una melodía arrebatadora.
Si tengo que quedarme con un tema este sería “Lead Balloons”, una maravilla capaz de demostrar todo el potencial de la banda finesa. La línea vocal del verso explota en un estribillo triste que es una auténtica delicia, con esas guitarras atmosféricas de Aleksi Kiiskilä. “Society of Spectres” va dominada por el sintetizador y una batería sampleada que te transporta con muchísima clase a la década de las hombreras. Guitarras atmosféricas y juegos en el charles por parte de Rainer que se divierte con las percusiones en un corte dotado de un gran riff base.
Seguimos con paisajes gélidos y lúgubres como en “Conspirancy of Love”. Una mezcla de vampirismo y voces profundas cercanas a sus compatriotas The 69 Eyes, pero con un pie en Killing Joke y su submundo sonoro único. A pesar de ello se les nota a Grave Pleasures el buscar identidad propia y sonido. La atmosférica “Plagueboys” es otro buen ejemplo de que el grupo tiene un gran potencial. El dueto de guitarristas formado por Juho Vanhanen y Aleksi Kiiskilä le da al grupo ese toque tétrico en el que teclados y sintetizadores terminan por enarbolar un muro de sonido. El disco finaliza con otra buena canción como es “Tears on the Camera Lens”, pop gótico con guitarras lacónicas y un gran trabajo en la melodía y la composición.
Los ex Beastmilk tienen claros sus objetivos y se destapan como una de las más grandes agrupaciones en practicar post punk de forma tan artesanal y lograda. Si añoras la música de Echo and the Bunnymen, Depeche Mode, Killing Joke o The Stranglers tienes en Grave Pleasures algo realmente especial y atractivo. Plagueboys es uno de esos discos que te hace indagar en el grupo, por lo que me toca tirar para atrás y escucharme los dos anteriores. Y es que más allá de que el disco sea muy bueno, es que hay un par de singles rutilantes, aptos para todos los públicos.