Sinceramente, ya les había perdido la pista a esta excepcional banda de metal progresivo noruega, muy personal, con toques muy avantgarde y de la que en su día quedé prendado con discos de la talla de Blessing in Disguise o The Quiet Offspring. Mi primer contacto con el grupo fue a lo grande: en Wacken. Posiblemente sea la única vez que haya visto a un grupo tocar en directo con tres teclistas, y ellos lo hicieron. Impresionados nos quedamos allí, en 2002 con su propuesta. Evolucionaron mucho con su sonido, aunque siempre para bien, a pesar de que cada vez eran más accesibles. Reapareció el grupo en 2016 y cuatro años más tarde editan este disco de cinco temas más destinado a decirle a la escena que siguen vivos que otra cosa. Han sido 14 años sin material nuevo. Hay aquí una versión de Black Sabbath, el “Solitude” del Masters of Reality y han re-grabado una pieza tan fundamental como es Journey to the End of the Night. Pero sinceramente, lo que destacaría yo especialmente son las tres otras canciones nuevas pues el nivel de calidad que alcanzan es impresionante. Está a la altura de los más grandes momentos de su carrera.
Un video de animación acompaña la delicada, compleja y bella “Leaves of Yesterday”. Una pieza excepcional con la expresiva voz de Kjetil Nordhus dejando patente la belleza de lo triste. Hay momentos en los que el grupo pasa por pasajes que pueden incluso recordarte la forma de componer de Blind Guardian. Es un tema completísimo y rico en el que se suceden atmósferas, hay partes narradas y el teclado de Jonathan Alejandro Perez toma el timón en diferentes partes. Mucha acústica y música sumamente evocadora y delicada. Los momentos más contundentes también convencen, todo bien hilvanado y rematado por un tremendo estribillo. Mucha atención al estribillo estelar de “Sentinels” en una composición más agresiva y rápida que la anterior. Curiosamente estos temas están más cerca de los Borknagar de su última obra que de Pagan’s Mind, por decir otra banda prog noruega. Hay algún riff del tema que parece homenajear a Conception, pero en el fondo estamos ante otra brillante demostración de la calidad y sello personal de esta gran agrupación.
La tercera composición que aparece en esta obra es una versión de su primerizo tema “My Dark Reflections of Life and Death” de su disco Journey to the End of the Night. En esos tiempos el grupo tenía unas marcadas influencias góticas y de doom metal que un poco se han ido diluyendo con el paso del tiempo. El tema sigue teniendo toda su vigencia y luce con esta puesta a punto de 2020. Precioso ese momento final atmosférico y técnico con esa aura de tristeza y opresión que da paso a un aire folkie, rematando la faena tras un cuarto de hora de belleza compositiva. Green Carnation revalorizan su legado, y en especial, esta composición, puede pasar a ser obligada en sus próximos conciertos. En “Hounds” no baja el listón, pero de todos los temas es quizá el que más cuesta de pillarle el punto. Destaca ese bajo tan trabajado y protagonista de Stein Roger Sordal y otro estribillo impecable. La verdad es que en ese aspecto lo trabajan mucho, son complejos, pero a la vez pegadizos y muy melódicos.
La guinda al pastel la pone una sentid interpretación del “Solitude” de Black Sabbath. Aquí los teclados sustituyen esa flauta que estaba en la versión original del disco. Mucha delicadeza y gran homenaje a una composición que no suele entrar entre las más obvias cuando hablamos de Black Sabbath. Los juegos de coros y la intensidad de la melodía principal terminan por rubricar una muy buena versión.
Green Carnation no han editado un disco como tal, son tres temas más una versión y otra composición re-grabada, pero el nivel alcanzado vuelve a ser superior. A pesar de que en la actualidad estemos viviendo excepcionales tiempos para la música progresiva estos noruegos de Kritiansand se han permitido el lujo de estar catorce años de parón y reaparecer ahora con “medio disco” y volverte a convencer del altísimo nivel que atesoran. Es una banda muy personal, pero cualquiera que se haya acercado nunca a discos de la talla de The Quiet Offspring o A Blessing in Disguise sabe que está ante una agrupación tan especial como personal. Posiblemente hayan recargado su sonido y tirado un poco más hacia sus inicios lo cual les hace sonar bastante más complejos y menos directos que a mediados de la década pasada. Pero si quieres entender porque esta banda está por encima de la mayoría te recomiendo el visionado de cualquiera de sus dos DVD’s. AMFest, por favor, tráiganlos.