Hace ahora poco menos de un año, el pasado 21 de noviembre de 2017, leía el siguiente comentario en el muro de Facebook de un buen amigo mío norteamericano:
¿Greta Van… qué? La verdad es que no sabía de qué narices estaba hablando pero los auriculares me dieron la pista que necesitaba, y les cacé creo que gracias a YouTube. Desde aquel día, y sobre todo durante las semanas inmediatamente posteriores a dicha fecha, estos chavales no dejaron de sonar en mi puta cabeza, hasta el punto que tardé cero coma en escribir la reseña de su From the Fires EP (2017). Me había vuelto suceder: otra banda que se me había colado por todos los putos poros de mi piel. Ya ya van unas cuantas
Greta Van Fleet es una banda de rock ‘n’ roll clásico arraigada en las tradiciones más fuertes del género: melodías adictivas, riffs demoledores y la voz arrolladora de un chaval que nació para gemir. El cuarteto se formó en Frakenmuth, Michigan (en las afueras de Detroit), y llega a finales de este año 2018 armado con una combinación de 75 millones de reproducciones de Spotify, 17,8 millones de reproducciones en YouTube del tema debut #1 de la banda, «Highway Tune», y shows con el cartel de sold out por todo el mundo. La banda, formada por los gemelos Jake (guitarra) y Josh (voz) Kiszka, el hermano menor Sam (bajo y teclados) y el viejo amigo de la familia y batería Danny Wagner, ha cautivado al público con su mezcla de blues, rock’n’roll de grandes riffs. Este que aquí nos ocupa es su álbum debut. Durante el año pasado, la revista Rolling Stone dijo de ellos que es la banda de unos visionarios creativos de 20 años cuyo trabajo ayudará a definir el futuro del rock y a que este género musical vuelva estar de moda entre un grupo demográfico más joven. El ascenso de Greta Van Fleet al estrellato ha llegado rápidamente; el grupo ya se encuentran en la cima. Las influencias de rock vintage son más que obvias. Este grupo de talentosos mocosos ha experimentado un ascenso que no he visto en la música rock desde hace bastante tiempo. Tras el lanzamiento de sus dos primeros EP’s en 2017, Greta Van Fleet le dio a una nueva generación de oyentes una muestra de la rica historia de la música rock.
From the Fires EP fue su carta de presentación, y no tardaron en ser comparados con Led Zeppelin. Esto no pasó desapercibido para Robert Plant, quien finalmente parece haber dado su seal of approval. A pesar de las extrañas similitudes entre Kiszka y la voz de Plant, Greta Van Fleet ha sido capaz de acertar con las masas y hacerle saber al mundo que la idea del rock clásico no está completamente muerta.
Durante el último año, la banda ha estado girando sin parar por todo el mundo, demostrando que son un negocio más que lucrativo cuando se trata de actuar en vivo. La voz de Josh te deja sin aliento, toda la banda muestra su amor sin paliativos por la vieja escuela, y saben cómo mantener a la audiencia alerta. La multitud está formada por cualquier persona, desde adolescentes, hasta mamás y papás, y todos tienen la misma reacción de asombro al verses sobre las tablas.
Después de un intenso año y medio, finalmente tenemos ante nuestros oídos su álbum debut, que ha visto la luz en un momento de calma para la banda. Este trabajo demuestra su capacidad para diferenciarse de sus más claras influencias, agregando a su propuesta musical una dimensión algo más diversa y variada.
El álbum contiene 11 pistas, para una duración total de 50 minutos. A los pocos segundos de escuchar el tema que abre esta obra, «Age of Man», uno puede fácilmente notar el salto, el avance en el crecimiento en el trabajo de batería y bajo. La voz de Josh aún funciona como su particular gallina de los huevos de oro, pero el talento que le rodea ha mejorado notablemente. Esta canción es, simple y llanamente, mágica, y ha ejercido en mí el mismo embrujo y magia que en su día ejerció «Safari Song». Es épica, un tema que quema lenta y pausadamente que deja claro, así de entrada, que la banda está madurando hacia unas direcciones más profundas de lo que sugieren algunas de sus canciones más cortas. Es, sin lugar a dudas, la mejor canción de este trabajo. Como ya he dicho, la batería es la mejora más grande desde los inicios de la banda, y se reúne ahí, en medio de la energía que brindan a la música de Greta Van Fleet la guitarra y las voces. El trabajo de guitarra incorpora enfoques más nuevos (dentro de los clásico de su propuesta musical), pero aún tiene esos riffs electrizantes, y la banda parece impulsada de manera cohesiva a lo largo del álbum.
Las dos canciones que vienen a continuación son las más rockeras y rápidas, un área este en el que la banda destaca especialmente y donde ya se han estado construyendo una reputación. «The Cold Wind» es un buen ejemplo de rock setentero, nada especial, excepto por esa guitarra tan adictiva, y por la sección rítmica que hacen elevar el material de estándar a sobresaliente. «When the Curtain Falls» es el acertadísimo primer single del álbum y, una vez más, combinan el rock puramente clásico con la música blues y con un breve interludio reflexivo en el medio que narra la historia de una estrella de Hollywood cuyo momento ya pasó. Esta canción es el vehículo perfecto para el extremo más alto de la gama vocal de Josh Kiszka.
Con «Watching Over», cuyo inicio puede recordar remotamente a Pink Floyd, vuelve le epicidad, a través de una historia de devastación medioambiental. El aspecto que más destacaría es el emotivo solo de guitarra de Jake y esa intensidad creciente acentuada por una entrega vocal realmente conmovedora de Josh durante el último minuto de la canción.
«You Are the One» es, por así decirlo, la ganadora del título de «canción más romántica del álbum». «You’re the one I want, you’re the one I need”, canta Kiszka durante los coros. La banda interpretó la exitosa balada junto a Elton John en su fiesta anual de la Aids Foundation Oscar. Se trata de una pieza en la que la banda puede diversificar claramente su sonido usando guitarras acústicas y atraer así a los románticos más desesperados. La canción que cierra el álbum (sin contar el reprise «Lover, Leaver (Taker, Believer)»), «Anthem», es otro ejemplo de esto. En ella el ritmo se desacelera y las voces de Josh no son tan directas. Si cierras bien los ojos, al inicio podrás escuchar y percibir las similitudes con la canción «Change» de Blind Melon; Shannon, se te echa mucho de menos, tío. «Mountain of the Sun» es una oda al amor de la banda por la aventura, uno de los temas principales del álbum. Jake se apodera de inmediato de los oyentes con una animada slide guitar inspirada en los años 70 (como no) y Josh lleva su voz a su nivel de máximo apogeo.
Una de las últimas canciones en ser incorporadas a este álbum, «Brave New World», es también una de mis favoritas, pues en ella notamos un leve giro en el estilo musical de la banda que hace que destaque por encima del resto de composiciones. Definitivamente, coincido con lo que nos narran: “Kill fear, the power of lies, for we will not be hypnotized”. Una canción que te eleva hacia el cielo y te hace sentir que puedes conquistar y conseguir cualquier cosa que te propongas.
Está claro que los chicos de Greta Van Fleet tienen el talento para ser algo muy especial, y está empezando a quedar bastante claro con este Anthem of the Peaceful Army (2018). Han obtenido piropos por parte de algunos de los nombres más históricos de la música rock, y lo llevan bastante bien con sus fans, quienes estamos encantados con el cuarteto. Solo con la voz de Josh la banda ya tiene más que suficiente como para mantenerse en la cima del rock durante un tiempo, pero la longevidad de una voz como esa no está para nada garantizada; si echamos la vista atrás, hay muchos ejemplos en los que basarse. Sin embargo, si lo planifican y se lo montan bien, esta banda puede ser uno de los grupos más especiales del rock en bastante tiempo. Independientemente de las reservas de cualquier persona para con el grupo, debemos admirar lo que nos están dando. Después de todo, se les está comparando con la mejor banda de rock de todos los tiempos. Y sí, estás en lo cierto: una mezcla de ambas bandas es algo explosivo.
Greta Van Fleet hacen que amar el rock ‘n’ roll mole de nuevo.
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J’hayber.