Grupos de un solo disco: For My Pain… – Fallen

Finlandia… ¿qué no ha dado ese pequeño país a la escena del heavy metal? De no tener prácticamente representación de bandas ni relevancia alguna en el panorama metalero, a ser toda una potencia. La cosa se fraguó durante los 90 mayormente, década en la que fueron apareciendo bandas que fueron llamando la atención. Algunas intentaron abrir camino anteriormente como Stone, pero los 90 fueron cruciales en los que me atrevería a citar como uno de los abanderados a Stratovarius. Su primer disco data de 1989, pero durante la siguiente década forjaron su mayor y mejor legado. Bandas como The 69 Eyes, Amorphis, Impaled Nazarene, Waltari o Beherit, por citar algunas, sacaron sus primeros discos en la primera mitad de la década. En el siguiente lustro nombres que aún hoy siguen y son importantes se les unieron, como Apocalyptica, Sonata Arctica o Nightwish, por no citar a algunas ya desaparecidas como Children of Bodom. Ni mucho menos son todas y desde entonces las bandas han aumentado en cantidad y calidad, haciendo que todo aquello que venga de esos lares en referencia a cualquier vertiente del metal tenga un sello que al menos hace que se le preste atención y sea sinónimo normalmente de cosas bien hechas.

Pues bien, durante aquella efervescencia los proyectos y bandas brotaban, de hecho aún brotan, intuyo de la relación estrecha de los músicos en un país y escena pequeños en tamaño… pero no en calidad. Es fácil que la mayoría de músicos se conozcan y en cualquier momento surja la idea de hacer música a través de nuevos proyectos y formaciones. Así fue el caso que nos ocupa.

Corría 1999 cuando por la cabeza de Altti Veteläinen y Petri Sankala de Eternal Tears of Sorrow pasó la idea de formar un nuevo proyecto. Les preguntaron a sus amigos Tuomas Holopainen (¿hacen falta presentaciones?) y Lauri Tuohimaa (Charon, Embraze) si les gustaría la idea. La cosa se pospuso hasta 2001 cuando decidieron dar tiempo a la nueva banda. Se unieron Olli-Pekka Torrö, Juha Kylmänen y Petri Sankala para dar forma a lo que finalmente fue For My Pain….

El grupo ofrecía un metal gótico muy accesible. Melodía, nostalgia, guitarras bastante duras, teclados omnipresentes e incluso voces femeninas eran la fórmula. Ideal para escuchar durante una atardecer frío o nevando de otoño-invierno. De hecho hubo una ola durante esos años desde el pequeño país nórdico de bandas que iban por este camino y la verdad que este inicio era prometedor.

Solo hace falta comprobarlo aún hoy en día con el inicio mostrando todos los elementos citados en «My Wound Is Deeper Than Yours», seguramente uno de los temas más rápidos y que fácilmente puede encandilar a una mayor audiencia. Ya en este punto, los coros femeninos, el bajo omnipresente y los dibujos del teclado empiezan a atraparte. «Dancer in the Dark» podría haber entrado en las listas de cualquier radio para encandilar a todo aquel con suaves tendencias a lo oscuro. Teclado pegajoso, voz femenina y un estribillo que se pega como la miel con unas guitarras dobladas y un guiño a los más duros del lugar con un doble bombo rápido en el inicio. Una delicia de tema. «Queen Misery» busca generar ese ambiente oscuro de entrada para posteriormente rematarte con un omnipresente bajo que discurre en un colchón de suave teclado. «Sea of Emotions» es completamente embriagadora con ese palm-mute presente, marcando una cadencia constante que te conduce a un estribillo en donde voz y teclados comparten protagonismo por no mencionar el solo que sigue. «Rapture of Lust» viene a dar el contraste con un poco más de rapidez con una melodía de guitarra omnipresente jugando ya desde la entrada con los teclados. Cabe decir que si tanto hago mención a las teclas sencillamente es porque están omnipresentes y son parte esencial por parte del que considero todo un maestro en lo que hace musicalmente, Tuomas Holopainen. Es notable su toque, que te recordará al tratamiento que se le daba al instrumento en esos años en Nightwish.

Ahí no acaba la cosa ya que «Broken Days» de nuevo busca enganchar -y lo consigue- con ese bajo machacón y constante. El estribillo pónselo a tu pareja en una noche romántica así como la parte en la que toman protagonismo los teclados. Caerá rendido/-a. «Dear Carniwhore» de nuevo está protagonizado por el palm-mute, subiendo la intensidad al contrario que sucede en «Bed of Dead Leaves», que la podríamos calificar de balada. «Autumn Harmony» repite esquemas con un riff muy rockero y pone el broche final «Tomorrow Is a Closed Gate», en donde las partes vocales son de lo más destacado.

En 2009 Spinefarm Records reeditó el disco añadiendo tres bonus «Killing Romance», «Joutsenlaulu» (en finés) y «Too Sad to Live», de las que esta última quizá es la que siga más la senda de lo que fue el disco. El resto es para dar un aliciente a la reedición, aunque no son malos temas.

Un disco redondo de principio a fin si te gusta este estilo musical en estos tiempos que empiezan a predominar las ediciones de temas sueltos que un disco, concepto que como tal y como retrato del momento artístico de un músico y banda está muriendo a manos de la velocidad y el olvido que nos impera a base de la salida de temas aislados.

Albert Perera

Live After Death tuvo la culpa de todo y tantos años después aquí seguimos. Si hay algo que me gusta más que escuchar música es hablar sobre ella y difundirla… y en ello estamos durante más de dos décadas.