Desde que se anunciara la fecha a finales de febrero, el concierto de Guns N’ Roses en el Estadio Balaídos de Vigo prometía por muchos factores. El primero de ellos es que los americanos que se forjaron en el archiconocido Sunset Blvd. han llevado el nombre de Guns N’ Roses por todo el mundo, por lo que su música ha ido transversalmente entrando en un público muy amplio en gustos y en edad. Prueba de ello es que han pasado casi 40 años y siguen estando de moda. El segundo factor era el clave, y es que la banda nunca había estado en tierras gallegas. Para todos los fans venidos de Portugal, Castilla y León, o todo el litoral norte era una oportunidad única. Por todo ello no fue difícil copar las 28.000 localidades que la prensa ha reportado que se vendieron.
Voy a enfocar la crónica como lo que soy, una fan joven que, como la inmensa mayoría, ha escuchado hasta la saciedad algunos de sus temas más icónicos y luego se adentró en los mundos del Appetite for Destruction (1987) y los Use Your Illusion (1991). Sí, recuerdo la esperada salida del que fue su último álbum de estudio Chinese Democracy (2008) al que presté poca atención, pues en comparación, desde mi humilde opinión no estuvo a la altura de los anteriores en una formación que en aquel momento hacía aguas.
Por ello, cuando anunciaron la gira de reunión, con la formación original casi al completo, una parte de mí se ilusionó de pensar en la posibilidad de ver a la trinidad de Axl, Duff y Slash en acción. Mucha gente debe pensar como yo, pues la fórmula les funciona a las mil maravillas, ya que es el séptimo año que siguen con esta gira de reunión.
Tras el primer asalto en Madrid (sábado 10 de junio), esta segunda cita preveía ser un éxito, pese a ser un lunes. El ambiente en los alrededores del estadio se palpaba desde horas antes. Ríos de camisetas negras llegaban desde las diferentes avenidas para acabar en el estadio y la previa en el exterior con tanto ajetreo, música, bebida y comida fue la antesala perfecta para la velada.
The Pretenders, austeros pero entregados
La entrada al estadio fue fluida y con pocas colas dentro de lo razonable, algo que se agradece pues quedó patente que la seguridad estaba bien organizada.
Los encargados de abrir boca en esta ocasión eran The Pretenders, aprovechando su próxima parada en el Azkena Rock. Puntuales salieron a escena a las 20:00 capitaneados por Chrissie Hynde. Pese a ser los primeros agolparon a más de la mitad del estadio y, para mi sorpresa, muchos fans corearon todas sus canciones. Algo que Chrissie también notó y a medida que fueron sucediéndose los temas se fue relajando poco a poco. Hasta se le notó más sonriente.
Ante un escenario austero, salieron dispuestos a entregar su música sin alardes escénicos y tampoco les hizo falta. Lograron un buen sonido, pero no pudieron disfrutar de todo el despliegue técnico e instrumental que estaba preparado para la noche, una pena porque habría elevado el concierto un punto más.
No se hicieron de rogar y «Don’t Get Me Wrong» sonó en los primeros minutos de concierto, a la que siguieron otras como «Middle of the Road» y ya, casi para acabar, su emblemática «I Stand by You», que fue una delicia con la voz tan característica de Chrissie.
Pese a que no conozco muchas de sus canciones más allá de los clásicos, hicieron que nos animáramos a cantar y a entrar en el concierto, que duró una hora y hasta se me hizo corto. Curioso grupo escogido para telonear a Guns N’ Roses, pero una buena ocasión para descubrirles, pues quizá de otra manera probablemente nunca habría visto un directo suyo.
Setlist The Pretenders:
Losing Sense
Message of Love
Turf Accountant Daddy
Hymn to Her
Don’t Get Me Wrong
I’ll Stand by You
Guns N’ Roses, un comienzo de fábula
Una de las cosas buenas es que Guns N’ Roses tiene el show tan milimetrado que la puntualidad también es uno de sus puntos fuertes. A escasos minutos de la hora de inicio marcada, y tras un vídeo animado que se proyectaba en las pantallas a modo de introducción, Slash, Duff McKagan, W. Axl Rose, Richard Fortus y Frank Ferrer se adueñaban del escenario a la vez que se escuchaban las primeras notas de «It’s So Easy» y el estadio rompía en gritos y vítores. El segundo tema fue «Bad Obsession», del Use Your Illusion I, que tan plagado está de grandes éxitos. En este momento Axl no tuvo problema en legar el protagonismo que sus compañeros merecían y se retiró del foco principal para dejar paso a Slash, Duff y Richard en las partes instrumentales.
Poco tardó en salir la primera de las muchas versiones que oiríamos en esta velada. La primera de ellas fue «Slither» de Velvet Revolver, proyecto en el que Slash y Duff compartían protagonismo con el malogrado vocalista de Stone Temple Pilots Scott Weiland. Sin poner en duda que valga la pena versionarla, me hace plantearme muchas preguntas sobre cómo una banda como Guns N’ Roses tiene que incluir esta clase de temas en su repertorio que poco aportan a su concierto. Pero no era más que el comienzo a una larga lista de versiones…
Tras interpretar «Chinese Democracy», Axl presentó a Melissa Reese a los teclados y voces femeninas. Menos mal que la nombró en este momento, pues no volvió a hacer alusión a ella en todo el concierto… Tras ella prosiguió con la segunda versión de la noche, y a la que Axl hizo mención especial por cumplir 50 años desde su publicación, «Live and Let Die» de Wings.
Tras su reciente «Hard Skool», en el que Axl hizo su cambio de vestuario y se quitó las gafas de sol, escuchamos «Mr. Brownstone», con un Slash que se explayó con su solo de guitarra e inundó la atmósfera del concierto en algo totalmente diferente hasta ahora. Su guitarra se apoderó de los amplificadores. La verdad es que la técnica y el movimiento de sus dedos son hipnóticos, sencillamente sus gestos comulgan a la perfección con la música. Nadie puede negar que tiene merecido el título de ser uno de los mejores guitarristas a nivel mundial. Uno de los primeros solos de tantos otros que nos tenía preparados para la noche.
No había terminado de sonar la última nota y rápidamente se escucharon los primeros acordes de «Welcome to the Jungle». La primera joya de la noche. Pese a estos pequeños ‘peros’ tengo que admitir que esta primera parte del concierto sonó a las mil maravillas y Axl rindió a las voces. Con la salvedad de que estábamos en un estadio y en la zona de prensa a veces llegaban retumbos y reverberaciones contra las que no se puede hacer nada, esta primera parte rozó el 10 y la noche empezaba fuerte.
Qué poco duró lo bueno…
Pero, sin embargo, tras este tema, la voz de Axl empezó a caer en picado. Temas como «Pretty Tied Up» o «Reckless Life» se salvaron porque Slash y Duff hacen esfuerzos titánicos tras sus instrumentos para contrarrestar las voces, aunque a duras penas rozaron el aprobado.
Desde las escaleras que rodeaban la batería, Axl cantó —o más bien, destrozó— en acústico «This I Love» acompañado de los teclados, y este sí fue el detonante para entender que algo no iba bien con su voz. Algo preocupante teniendo en cuenta que ni habíamos pasado el ecuador del concierto…
Las siguientes, «Absurd», los casi 10 minutos de «Estranged» o la siguiente versión que sonó, «Down of the Farm» de UK Subs, pasaron sin pena de gloria. Bien es cierto que en muchos momentos Slash principalmente y en alguna ocasión Duff tomaron protagonismo para que Axl descansara. Se agradecieron los solos, pero llegó un punto en que las partes instrumentales se estaban empezando a hacer tediosas.
Las primeras notas de «You Could Be Mine» volvieron a enardecer al público y el sonido y la voz de Axl alcanzaron una mejoría notable. Todo estaba bien excepto por el vibrato que se empeña en seguir haciendo en el ‘mine’; con lo contrastados que estaban los agudos y los graves, sonó hasta grotesco.
Encarando la segunda parte del concierto, Duff tomó las riendas del micrófono para cantar «T.V. Eye» de The Stooges. Cumplió sobremanera sorprendiendo en su papel a las voces, sin tanta desentonación ni agudos imposibles en el que aprovechó también para hacer un solo y tener su momento de gloria. No me hubiera importado que cantara algún tema más.
Lo bueno, si breve, dos veces bueno
Seguíamos con «Civil War» que fue introducida por el propio Axl, a la vez que se proyectaba en las pantallas la bandera de Ucrania. Fue una de las pocas ocasiones en las que se dirigió al público para interactuar. El cantante se mete en su papel y fueron pocos los guiños que tuvo con el público. Tampoco rebosó simpatía con el resto de los integrantes de la banda, pues pese a que todos estuvieron ágiles sobre el escenario, con muchos movimientos y cambios de dirección y posición, ninguno interactuó entre sí más de lo necesario.
Tras terminar, Axl concedió unos minutos para presentar a toda la formación actual. Fue presentando uno a uno a cada miembro, y dejó para el final, haciéndose de rogar, a Slash, que recibió la merecida mayor ovación por parte del público y la agradeció con un solo de guitarra de casi 10 minutos. Quitando a la cara visible de la banda, que fueron durante todo el show Axl, Slash, Duff y Richard, poca alusión más se hizo a los demás miembros: Melissa, Dizzy y Frank, que más que integrantes de la banda parecen extras. Una pena porque son músicos de lo más válidos.
Tras este solo rozábamos ya la tercera hora de show y la parte final del concierto antes de los bises, como el propio Axl ya venía anunciando. Para esta casi última parte se guardaron sorpresas como el «Sweet Child O’ Mine», «Locomotive» o «November Rain», la cual tampoco llegó a parecerse a sus mejores épocas, pero que Axl arregló —un poco— al piano. El propio Rose nos sorprendió con una técnica muy pulida y una rapidez de manos y uso del pedal magníficos. Sin duda uno de los temas que también sobresalió esa noche.
Aprovechando la atmósfera de balada, «Knockin’ on Heaven’s Door» sonaba como antesala de los bises, otra de las tantas versiones que sonaron y que por su fama hizo que la audiencia se uniera en una sola voz para cantarla. Terminaron el repertorio oficial con «Nightrain», tras el que no dieron mucha tregua y pusieron marcha a los últimos temas que finalizarían el concierto.
Para sorpresa de todos ofrecieron cuatro temas en los bises, algo no tan habitual, con «Sorry» como primero de ellos y que no han tocado todavía desde el inicio de esta parte de la gira. Los elegidos para poner fin a la velada fueron los emblemáticos «Patience», «Yesterdays» y, como colofón final, «Paradise City».
Ya para estos temas, el ambiente de las primeras filas, las de los fans acérrimos era bueno, pero en las gradas y partes de más atrás se podía ver como muchos de los asistentes optaban por marchar para ahorrarse las colas de después o incluso por agotamiento tras más de tres horas de concierto. No sé en qué momento les pareció buena idea ofrecer un show tan largo, ya que al final se convierte en un concierto con altibajos y con muchos momentos de relleno que se podrían haber sintetizado con menos solos de guitarra y versiones y habrían logrado un concierto de dos horas con el que habrían dejado un muy buen sabor de boca.
Para una persona como yo que era la primera vez que los veía o para el que venía habiéndolos visto en sus mejores épocas, fue un show que no estuvo para nada a la altura. Espero que se planteen cambiar el formato y acortarlo porque, como ya dije antes, lo bueno, si breve, dos veces bueno.
Setlist Guns N’ Roses:
It’s So Easy
Bad Obsession
Slither (Velvet Revolver cover)
Chinese Democracy
Live and Let Die (Wings cover)
Hard Skool
Mr. Brownstone
Welcome to the Jungle
Double Talkin’ Jive
Pretty Tied Up
Reckless Life
This I Love
Absurd
Down on the Farm (UK Subs cover)
Estranged
Rocket Queen
You Could Be Mine
T.V. Eye (The Stooges cover)
Anything Goes
Civil War
Slash Guitar Solo
Sweet Child O’ Mine
Locomotive
Wichita Lineman (Jimmy Webb cover)
November Rain
Prostitute
Knockin’ on Heaven’s Door (Bob Dylan cover)
Nightrain
—–
Sorry
Patience
Yesterdays
Paradise City