Si te has acercado alguna vez a este grupo sueco sabes de sobra que son una de las bandas con más proyección de la actualidad y una de las propuestas más frescas dentro de la corriente del retro rock. A diferencia de la inmensa cantidad de bandas asociadas al estilo, ellos, han preferido acercarse a la música de los 70 pero desde la vertiente de Uriah Heep, tirando de teclados, muchas atmósferas cambiantes, coros grandilocuentes y una excepcional aura de misterio. Abrazan el rock progresivo más clásico. Siguen los pasos de lo ya apuntado en el enorme Excerpts from a Future Past, es decir, pocas composiciones por disco, pero todas ellas generosas de minutaje y desarrollo. Os confieso que mantienen la calidad pero que el efecto sorpresa y la inmediatez de su anterior obra aquí no se repiten. Hay otros matices, pero era complicado replicar una obra tan redonda y exquisita. Aquí hay un avance en la buena dirección, mucha más homogeneidad y una excelente colección de grandes composiciones. ¡Y recuerda! El disco es autoeditado, no hay compañías de por medio.
La introducción es etérea, inquietante y muy en su línea. Hay algo de mágico y oculto en su propuesta. Me quedaría especialmente con el corte que abre la veda: “Beyond Night and Day”, de riff básico 70’s de inicio, pero de cambiantes atmósferas en las que juegan un papel predominante coros y teclados a lo Ken Hensley. Tommy Alexandersson sigue siendo su gran baza, con esa imagen, peinado y voz tan andróginas. Es lo que definitivamente eleva al grupo por encima de sus semejantes. La pausa elegante viene de la mano de “Strider”, dominada por el incesante teclado de Nicklas Malmqvist. La verdad es que es un disco al que hay que darle bastantes escuchas para reafirmarte en que estás ante un grupo diferente. Más directa e incisiva nos resulta “Tear of a Traitor”, uno de los temazos más evidentes del disco. Tommy lanza un sorpresivo agudo en el tramo final y la línea vocal es de las más bonitas de la obra. Este tema ya nos lo brindaron en Barcelona cuando telonearon a Kadavar.
Siguiendo en terrenos más accesibles y directos nos topamos con un “Carry On” muy expresivo con altas dosis de teclados y con guitarras dándole la réplica a la voz del líder y bajista. La teatralidad y expresión que consigue Tommy en el inicio de “Labyrinth of Distant Echoes” es encomiable. En “Blinded by the Emerald Mist” es innegable la influencia de los Uriah Heep más clásicos y exitosos. El tema hace honor al título y nos topamos con una mañana brumosa que despeja a golpes de guitarra de Alexander Moraitis y de Marcus Petterson. Ambas guitarras son claves en el sonido del grupo a pesar de que muchas veces es el teclado lo que parece lucirse más. La sucesión de detalles es constante. La extensa “Fading Hero” sorprende por ese inicio tan ochentero de teclado. Nos hacen saltar de década, pero con estilo y clase, recordándonos a alguna banda sonora de la década de las hombreras. Me huelo que este tema va a estar seguro en sus próximos conciertos. Desarrollos instrumentales rotundos con guitarras doblando el teclado y un mucho de rock progresivo con voces robóticas en el ocaso del tema.
Una de las cosas que más me atraen de este grupo, aparte de su estilo y música, es el gusto por las portadas y ese intento de acercarse a la imaginería de las de Yes, pero con el añadido de su marca personal. Musicalmente son una rara avis, pues a pesar de sus muchas influencias, su acercamiento y reivindicación de Uriah Heep es maravilloso, y es un grupo que parece que poco cuenta, y que sigue olvidado. Pero afortunadamente en Hällas hay intención de actualizar ese sonido y de crear música atemporal basada en momentos puntuales del rock de los 70. Una continuación natural de lo ya desarrollado en su anterior obra, no lo situaría a la misma altura, pero ampliamente disfrutable y otro paso más en la escalada de los suecos. Está muy claro que esta gente llegará muy lejos, pues lo tienen todo.