Harlott – Detritus of the Final Age

La nueva ola de thrash metal parece hacerse más grande según pasan los años. Por todo el mundo tenemos a bandas jóvenes que siguen refinando el estilo con riffs más rápidos y complejos y producciones más afiladas. Hoy metemos a la gramola el cuarto trabajo de los australianos Harlott. Detritus of the Final Age contiene diez pistas llenas de energía y desenfreno que no te van a dejar indiferente.

Yo mismo no conozco demasiado el grupo, solo de haberlos visto en concierto junto a Annihilator hace tiempo. Recuerdo que me molaron, pero entonces no había escuchado nada suyo. El otro día, el algoritmo de Youtube decidió meterme el disco entero después de otro que estaba escuchando y joder, mierda de la buena, pensé. ¡Esto hay que reseñarlo!

Pues bueno, manos a la obra. Como es costumbre empezamos con los singles: «As We Breach» contiene una pequeña intro, de menos de un minuto, y entra al trapo enseguida. Una estrofa pesada con un buen riff disonante, tupa-tupa para el estribillo, un solo muy melódico… poco más se puede pedir. Casi sin darnos cuenta pasamos a «Idol Minded», seguramente el tema más potente del disco, con sus poco más de dos minutos de caña de la buena. Cuenta con un videoclip bastante divertido donde el frontman Andrew Hudson se juega la renovación del contrato discográfico a una competición de juegos de mesa.

Las transiciones entre canciones están realmente curradas. Sin silencios en medio, pasan de una a la otra de forma fluida y orgánica. «Bring on the War» tiene tempos más lentos y pesados, alternando entre compases 6:8 y 4:4, con un final explosivo que pilla por sorpresa. Así mismo, «Detritus of the Final Age» tiene un poco de todo, siendo una buena representación del álbum entero.

La batería y las cuerdas forman una pared de sonido infranqueable, una apisonadora que arrasa con todo. La producción es excelente para el estilo que tocan, los tonos de guitarra hacen que los riffs brillen, resaltando las notas agudas de los mismos mientras que las más graves se integran con la sección rítmica perfectamente. «Prime Evil» es otra pista tremendamente rápida que empalman con la muy completa «Nemesis». No le falta tralla, pero lo que la hace especial son las partes más melódicas, como en algunos de los riffs armonizados, en el estribillo (aunque es sutil), y sobre todo en el puente.

Con «Slauther» entramos en territorio crossover, aunque no es la primera vez. Está claro que Harlott beben de bandas más modernas como Municipal Waste, además de los clásicos del género. Y como contraste, la apocalíptica «Grief» llega a paso lento pero imparable, en un estilo que me hace recordar el disco más reciente de Trallery, por el tipo de riff que usan en el estribillo. Vamos llegando al final con «Miserere of the Dead», el corte más largo. Les da el tiempo suficiente para revisitar todos los elementos que hemos estado viendo a lo largo del disco una última vez.

Acaban con algo poco usual. Muchas veces vemos bandas de metal extremo versionando temas de grupos más clásicos, pero en esta ocasión tenemos una cover de «The Time to Kill Is Now» de los gigantes del death metal Cannibal Corpse. La verdad es que les ha quedado muy a su estilo y de acuerdo con el resto del disco. Seguro que no es nada fácil versionar a Cannibal, y aunque no sea tan brutal como la original tampoco se queda atrás.

Con esto, Harlott nos dejan un disco muy completo, afilado y rabioso. Los thrashers lo van a flipar y cualquier metalero encontrará cosas interesantes ahí dentro. No dudéis en darle al play, y esperemos que vuelvan por aquí cuando la situación lo permita, porque esto en directo tiene que ser la bomba.

Aleix Besolí

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Me metí en esto del metal a los 14 años, y de concierto en concierto he ido descubriendo las bandas nacionales e internacionales que forman parte de este mundillo. Ahora aporto mi grano de arena a Science of Noise contando lo que pasa en los eventos de la zona y algunas novedades discográficas.

También toco la guitarra y el bajo en algunos grupos de la escena local. Tengo los huevos pelaos de tocar en el Ceferino.