Es difícil hablar de la nueva ola del thrash metal sin mencionar a Havok. Los de Colorado se han hecho una banda de renombre con discos aplastantes que no dejan de sorprender y unos explosivos directos. Ya hemos podido ver de qué pie calzan en las varias ocasiones que han girado por aquí. La última vez presentaron su cuarto disco Conformicide (2017), que cambió un poco el sonido al que nos tenían acostumbrados incorporando influencias del death metal, progresivo y experimentando de una manera atrevida, sobre todo con partes de slap en el bajo con un rollo muy funk. Este trabajo no gustó a todo el mundo, pero no se puede negar la calidad de las partes instrumentales y en la composición.
Pues bien, ahora Havok lanzan su sucesor: V, con un nombre tan corto como contundente es la música que contiene. En una reciente entrevista, David Sánchez (voz y guitarra) me insistió en que este era el mejor trabajo que habían creado hasta la fecha. Habiéndolo escuchado tan solo un par de veces entonces, me pareció exagerado y, ya sabéis, lo que dicen todas las bandas con el disco que van a sacar… Pero con las escuchas, he ido viendo mejor por qué razón piensan así. Realmente han conseguido que todo suene duro y a la vez pegadizo, y en cuanto a la producción no hay ninguna duda: es el disco con mejor sonido que han sacado.
V comienza con la intro invertida de “Post-Truth Era”, que inevitablemente nos recuerda a la que abría el …And Justice for All (1988) de Metallica, que usaba el mismo recurso. Este primer tema lo sacaron con un lyric video muy resultón como avance y más o menos representa lo que es el resto del álbum, con algunos matices. Ya oímos los riffs cabalgantes que desembocan en un estribillo con muchas capas. Como siempre, la batería aplastante y precisa de Pete Webber hace de base para las cuerdas y proporciona la contundencia por la que Havok son conocidos.
Un riff principal con aires más clásicos abre “Fear Campaign” sin que la tralla pare ni un segundo. El shredder Reece Scruggs nos muestra sus habilidades como solista hasta en el estribillo, mientras Sanchez grita contra los mecanismos de control de los gobiernos. El aspecto que más críticas recibió de Conformicide, el predecesor del disco que nos ocupa, fueron las letras, que muchos tacharon de simplistas, cursis y poco trabajadas. Al menos en parte tenían razón, y me ha alegrado descubrir que en este aspecto David ha mejorado bastante en esta entrega. Tienen más gancho, aunque tampoco son obras maestras de crítica política, para eso mejor ponerse una charla de Slavoj Zizek en vez de un disco de metal.
También tocan temas más variados. Por ejemplo, en “Betrayed by Technology” exploran de una manera distópica el efecto que puede tener la automatización en masa de los puestos de trabajo, cosa que por cierto, pasará en las siguientes décadas en algunos sectores. Bajan revoluciones en las siguientes “Ritual of the Mind” e “Interface with the Infinite” para hablar de experiencias psicodélicas a golpe de groove y partes intrincadas. Un interludio llamado “Dab Tsog” nos lleva al primer avance del disco que la banda publicó. Una cruda y directa “Phantom Force” vuelve a elevar la velocidad. un tema que los más thrashers van a disfrutar seguro.
Aún mejor me parece “Cosmetic Surgery”, con partes más elaboradas y técnicas pero sin perder intensidad. La incorporación de Brandon Bruce al bajo parece haberles sentado fenomenal: sus líneas siguen un poco la línea de las de Nick Schendzielos en Conformicide, con esa deliciosa y sutil distorsión. Hacen muy bien en evitar que el bajo siga en todo momento a las guitarras y por contra tenga sus propias partes independientes. También es genial poder oír todo lo que hace: en la mayoría de metal actual queda enterrado en la mezcla y es jodido oírlo bien si no tienes unos buenos altavoces. En este caso, se distingue perfectamente hasta con el altavoz del móvil, que carece de graves. Brutal el trabajo que han hecho en la mezcla, escuches donde escuches el disco te vas a quedar con todos los matices.
Buen ejemplo de ello son las dos piezas siguientes: “Panpsychism” nos devuelve al groove y a los temas introspectivos mientras que “Merchants of Death” nos hace recordar los primeros trabajos de Havok con esos D-beats machacones. Acabamos con el tema más experimental de este V: “Don’t Do It”. Contiene varias secciones acústicas, partes lentas y muy pesadas e incluso podemos oír a David cantar en limpio brevemente. Para rematar el disco, un rabioso riff entra de repente y nos vuelven a sacudir por última vez en la que posiblemente sea la parte más intensa del disco.
En fin, tenemos delante una obra tremenda sin relleno alguno y que en ningún momento baja en términos de calidad o gancho. Aun así, no estoy seguro de que V sea el mejor álbum que han sacado, porqué no es nada fácil superar a discazos como el Time is Up (2011) o el no tan conocido Burn (2009), pero el tiempo y los fans lo decidirán… Lo que sí me parece justo decir es que han mejorado substancialmente sus dos anteriores entregas, Unnatural Selection (2013) y el antes mencionado Conformicide, cosa que por otro lado tampoco era tarea fácil. Ahora solo falta oír cómo suenan estos trallazos en directo, esperemos que Havok vuelvan a pasar por nuestras salas en cuanto se puedan celebrar conciertos de nuevo.
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Me metí en esto del metal a los 14 años, y de concierto en concierto he ido descubriendo las bandas nacionales e internacionales que forman parte de este mundillo. Ahora aporto mi grano de arena a Science of Noise contando lo que pasa en los eventos de la zona y algunas novedades discográficas.
También toco la guitarra y el bajo en algunos grupos de la escena local. Tengo los huevos pelaos de tocar en el Ceferino.