He Is Legend – Endless Hallway

Me levanto de la silla y me pongo de pie para gritar -rotunda y tajantemente- que He Is Legend no tienen ni un solo mal disco, ni siquiera el que para muchos es su trabajo más flojo, Suck Out the Poison (2006). Para aquellos que no estén familiarizados con los de North Carolina, un par de apuntes sobre ellos. Por un lado, tenemos su célebre, popular y súper pegadizo debut de 2004 I Am Hollywood; el ya mencionado Suck Out the Poison; posiblemente su mayor y mejor álbum, It Hates You (2009), el que creo que es mi favorito de ellos; su trabajo más oscuro, Heavy Fruit (2014); el más que decente few (2017); y, por último, esa potente, ruidosa y variada colección de canciones llamada White Bat (2019), trabajo que contiene mi tema favorito de ellos, que precisamente es el que le da nombre al álbum, y una de las canciones que más he escuchado en los últimos, perfectamente, cinco años. Pero claro, cualquiera que siga a la banda de Schuylar Croom, tendrá un ranking diferente de sus seis álbumes, ahora siete, si contamos este último larga duración. Sin embargo, insisto, no hay ni un disco flojo entre su discografía, que par un servidor de ustedes es increíblemente consistente. Creo que la mayoría de los fans pueden estar de acuerdo con dicha afirmación, independientemente de cuál encabece su propia lista individual. Esta verdad -personal, más no absoluta- sigue siendo igualmente válida tras haber podido degustar su nuevo y enfermizo esfuerzo, una sesión de temas, tan agudos como pegajosos, repletos de riffs que responde al nombre de Endless Hallway (2022).

Los primeros adelantos -«The Prowler», «Lifeless Lemonade» y «Honey From the Hive», primero, segundo y tercer cortes, respectivamente- pillaron un poco por sorpresa a los fans de la banda, y provocaron que el gusanillo hiciera acto de presencia y nos picara de lleno. Estos tipos casi siempre nos azotan con una primera canción que llama la atención como apertura, y «The Prowler» no es una excepción. Comienza así, de golpe, instantáneamente sin ningún preámbulo, muy al estilo de He Is Legend. Es un comienzo de pura y pesada adrenalina rock ‘n’ rollera que, simplemente, desata a la bestia, con unas guitarras gigantes y unos coros de medio tiempo aún más grandes. Es, sin duda, uno de sus temas más pesados y agresivos hasta la fecha. Es todo músculo, todo fuerza bruta. «Lifeless Lemonade» consolida este enorme inicio y se gana mi corazón como la «White Bat» de este trabajo; por cierto, la portada encierra un pequeño guiño a su anterior trabajo. Aquí manda Adam Tanbouz y sus rasguños armónicos al más puro estilo djent, que más tarde volverán a hacer acto de presencia en «Circus Circus», quinto corte del álbum. Pero no hay que pasar por alto los bajos retumbantes de las cinco cuerdas de Matty William, el doble bombo de Jesse Shelley y los ritmos cuasi punk con los que coquetea en los versos. «Lifeless Lemonade» está destinado a convertirse en un clásico de la banda. Por último, y para acabar con la triada inicial, encontramos «Honey From the Hive» que cuenta con una introducción aplastante y un cambio de compás en el segundo 54 que es, simple y llanamente, sublime.

«Return to the Garden», el cuarto tema, proporciona hooks para parar un tren; es una de esas canciones tan pegadizas que tod@s los que les amamos esperamos encontrar en sus trabajos. La voz áspera de Croom destaca de sobremanera, llevando al oyente a través de un laberinto de estilos y sensaciones. Y para los fans más de la vieja escuela, tenemos algunas piezas más pesadas como «Circus Circus», que nos muestra el tono tan inconfundible de la guitarra de Adam Tanbouz. Groovy y técnica, esta pista es una de las que caerán sí o sí en los setlists de la banda cuando dé inicio el ciclo de giras de presentación de Endless Hallway.

En los cortes más profundos -«Time’s Fake» y «Sink Hole»-, la banda nos vuelve a deleitar con su faceta más clara y melódica, sin olvidarse de esos riffs tan marca de la casa. No hay que pasar por alto el trabajo de Jesse Shelley tras los parches, quien siendo el miembro más nuevo de He Is Legend, pues este es su segundo trabajo con la banda, ha encajado perfectamente con las habilidades y estilos del resto de miembros que fundaron la banda hace ahora 20 años. Las baterías a lo largo del disco son una variedad de toques fuera de ritmo y perfectamente sincronizados que no hacen más que amplificar y «colchonear» el resto de instrumentos, incluida la amplia paleta de notas y colores de la voz de Schuylar Croom.

Y qué decir de ese grand finale que es «Lord Slug». ¡Menuda forma de finiquitar un álbum! Poderosos riffs revienta-nucas y growls mezclados con voces limpias que se traducen en algo así como una especie de catarsis del mensaje que están tratando de hacernos llegar a lo largo de todo este lanzamiento:

«Estás tratando de vivir tu sueño desde una habitación cerrada o un pasillo interminable. Así nos sentimos en medio de la pandemia.»

En general, Endless Hallway es una sólida incorporación al creciente y brillante catálogo de He Is Legend. Es uno de esos discos en los que el oyente recibe exactamente lo que desea, haciéndote recordar todo lo bueno que tienen y reafirmando por qué hace años que les sigues la pista. Estamos ante un trabajo perfectamente apetecible y consistente tanto para los fans más veteranos como para los amantes de la música pesada que, lamentablemente, aún no se han familiarizado con ellos. Aunque quizá desearía que hubiera algo más de exploración en lugar de trillar los caminos que tanto han transitado a lo largo de estas últimas dos décadas, dejan meridianamente claro que son absolutamente brillantes en lo suyo. He Is Legend es una banda tan talentosa que conduce tus sentimientos a través de una carretera repleta de curvas que, sin importar cuán grandes o pequeñas sean, acaban por llevarte a un destino tan brillante como emocionante.

Rubén de Haro

Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J’hayber.