Heaven Shall Burn – Wanderer

Nuestra Nota


8 / 10

Ficha técnica

Publicado el 19 de septiembre de 2016
Discográfica: Century Media Records
 
Componentes:
Marcus Bischoff – Voz
Alexander Dietz – Guitarra
Maik Weichert – Guitarra
Eric Bischoff – Bajo
Christian Bass – Batería

Temas

1. The Loss of Fury (2:21)
2. Bring the War Home (4:20)
3. Passage of the Crane (3:57)
4. They Sall Not Pass (5:33)
5. Downshifter (5:59)
6. Prey to God (feat. George "Corpsgrinder" Fisher) (3:08)
7. Agent Orange (6:08)
8. My Heart is My Compass (1:10)
9. Save Me (4:57)
10. Corium (5:28)
11. Extermination Order (3:20)
12. A River of Crimson (4:28)
13. The Cry of Mankind (feat. Adalbjörn Tryggvasson) (7:35)

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Los alemanes Heaven Shall Burn empezaron su trayectoria en 1996 haciendo básicamente black metal. Tan convencidos estaban de que ese iba a ser su camino que escogieron como nombre el título del seminal Heaven Shall Burn… When We Are Gathered de Marduk, publicado ese mismo 1996. Por aquellas cosas de la juventud, tardaron bien poco tiempo en cambiar de idea e incorporar a su sonido ese hardcore con brochazos de death metal melódico que empezaba a pujar fuerte en Europa a principios de los dosmiles, y en solo tres discos definieron casi completamente el sonido que les iba a acompañar durante la siguiente década. En el fabuloso Antigone (2004), su primer álbum con Century Media Records, ya suenan más o menos a lo que suenan ahora: una mezcla visceral, enérgica, violenta y emotiva de metalcore, death metal melódico, black metal, thrash, algo de metal alternativo con toques electrónicos / industriales y, a veces, una pequeña pincelada de heavy más clásico.

Una vez alcanzado y perfeccionado ese sonido tan personal e identificativo, la banda se plantó en su evolución y ya nunca se ha movido demasiado de ahí. En los últimos años han cimentado una reputación intachable gracias a discos muy sólidos y a conciertos absolutamente demoledores, conviertiéndose en un grupo titánico en Alemania y siendo, me da la sensación, cada día más apreciados en el exterior. Álbumes como el fantástico Iconoclast (2008), que quizás es mi favorito, o su anterior Veto (2013), con algunos altibajos pero que contiene varias canciones realmente espectaculares, han puesto el grupo en el mapa, y una vez escuchados creo que es complicado resistirse a la brutalidad melódica y sensible que emana de su música. Lo tienen todo: una instrumentación cuidada y de calidad, una voz personal, brutal y violenta, un sonido único y, sobretodo, canciones motivantes por doquier.

Este Wanderer (2016) es su octavo trabajo. Es también el primero en el que participa Christian Bass, batería a pesar de su nombre, aunque ya lleve más de tres años con la banda. Heaven Shall Burn ha mantenido una formación muy estable a lo largo de su carrera, con solo un par de cambios en sus filas y con los hermanos Bischoff siempre a la cabeza. Vistos sus últimos discos y conciertos, mis expectativas ante este nuevo trabajo de estudio estaban por las nubes. No esperaba demasiados cambios estilísticos pero sí una generosa dosis de la inspiración, melodía y agresividad disfrutable y motivante a la que nos tienen acostumbrados. Tuve alguna duda cuando vi que su logo cafre e ilegible de toda la vida había dejado paso a la fuente convencional, limpia y elegante que decora la portada serena y evocadora de este disco, muy bonita pero de un estilo poco habitual en ellos. Este tipo de cambios suelen apuntar a un cierto giro en la dirección musical, pero a pesar de que el primer par de temas son un poco desconcertantes, con una inusual presencia de sintetizadores y otros elementos electrónicos, mis previsiones se han cumplido sobradamente. Es cierto que el sonido es un poco más limpio y aseado. Quizás la batería, que tiende a estar un pelín distorsionada en discos anteriores, es ahora más nítida. Quizás hay algo menos de rabia y la voz no es tan tan bruta, pero musicalmente no me parece que haya cambiado nada, con todas sus señas de identidad absolutamente intactas.

«The Loss of Fury» anda entre ser una intro larga o una canción corta. En todo caso, es un tema monumental, inquietante, repetitivo y opresivo, que lejos de perder la furia como vaticina en su título, abre el álbum poderosamente y te prepara a la perfección para lo que está por venir. Al cabo de poco más de dos minutos de enérgico crecimiento enlazamos con un «Bring the War Home» que, de buenas a primeras, disparó todas mis alarmas. Me quedé aterrorizado por este inicio más cercano a grupos como Rammstein o Pain, lleno de elementos industriales y electrónicos, sintetizadores a tutiplén y un bajo exageradamente distorsionado, pensando que el disco iría por estos derroteros. Por suerte para mí, al cabo de más o menos un minuto todos estos elementos desaparecen como por arte de magia para no volver en todo el disco, en lo que ha sido una incursión bastante extraña. Realmente, si la intención era que tuvieran una presencia tan anecdótica en el global de este trabajo, es curioso escoger justo el momento inmediatamente después de la intro, cuando todo el mundo está pendiente de lo que va a pasar. Pero bueno, que todo sea eso. Una vez superado el shock, nos encontramos ante un tema algo más limpio y accesible de lo que nos tienen acostumbrados, lleno de riffs y punteos de puro death metal melódico, con un estribillo pegadizo, una letra interesante y una excelente parte final potente, melódica y motivante.

«Passage of the Crane» es otro tema muy dinámico que sigue derroteros parecidos. Con su principio acústico y atmosférico, estamos básicamente ante un buen corte de melodeath sencillo, pegadizo y accesible (todo lo accesible que pueda ser algo con el vozarrón de Marcus Bischoff, claro). Estos dos primeros temas han sido los singles escogidos de momento y me parecen dos elecciones absolutamente lógicas. A mitad de la canción se paran máquinas para introducir durante unos segundos una parte acústica con voz femenina que evoca agradables pasajes de doom metal noventero, un estilo al que ya veremos más adelante que los Heaven Shall Burn no le hacen precisamente ascos.

Quizás es porque hice la crítica de su disco hace pocas semanas y los tengo bastante presentes, pero el riff principal y muchas partes de «They Shall Not Pass» me recuerdan bastante a Illdisposed y sus medios tiempos graves y poderosos. Incluso el fade out final es típico de la banda danesa. Los punteos de las guitarras y el estribillo melódico rompen con esta similitud, por supuesto, pero en general el tema, muy disfrutable y con mucho músculo, es más death metalero que melódico. «Downshifter» fue el adelanto del disco, y se trata de uno de los mejores momentos de este Wanderer. Un tema muy potente, muy hardcore, que aúna a la perfección la agresividad y la velocidad con un estribillo melódico y algunas partes épicas y coreables. Heaven Shall Burn en estado puro.

En «Prey to God» contamos con la colaboración del gran George «Corpsgrinder» Fisher, vocalista de los americanos Cannibal Corpse y quizás la mejor voz del death metal actual. Como no podía ser de otra manera, es el tema más decididamente deathmetalero, sin melodías ni hardcore ni leches. Repleto de riffs de death metal técnico que supongo que intencionadamente tienen un aire muy Cannibal y que encajan perfectamente con la voz de Fisher, el resultado recuerda un poquito a bandas como The Black Dahlia Murder o incluso Revocation: brutal death metal de toda la vida, con riffs complejos y poderosos y un sonido tirando a moderno. El tema no pega en exceso (tampoco es que quede mal) con el global del álbum, pero está bastante bien y es indudablemente disfrutable.

Heaven Shall Burn tienen la costumbre de introducir alguna versión en la mayoría de sus discos para gozo y diversión de los fans. Y no son versiones de canciones oscuras de bandas desconocidas, qué va, más bien al contrario. Son generalmente los temas más celebrados de sus respectivos grupos y abarcan una gran y sorprendente variedad de estilos, desde Blind Guardian a Edge of Sanity, pasando por Killing Joke o Therapy?. En este trabajo que nos ocupa no encontramos una versión sino dos. La primera de ellas, que sirve para cerrar la primera parte del disco, es una rendición muy agresiva y bajada de tono del clásico de Sodom «Agent Orange». Cuando la ví en el tracklist me emocioné un poco, ya que es un temazo que me encanta, pero la verdad es que al escucharla me he llevado una pequeña decepción. La versión no pasa de correcta, con un sonido moderno y una excelente ejecución en guitarras y batería, pero la verdad es que en general me resulta un poco fría.

Dá la sensación que hay dos partes bastante diferenciadas en este disco. La segunda mitad, que en general es algo más ligera, empieza con la combinación épica y melódica que crean la preciosa acústica «My Heart is My Compass» y la poderosa «Save Me», que empieza con un espíritu melancólico y algo doom para evolucionar a través de un riff intermedio muy thrashero hacia zonas potentes, lentas y melódicas. Los contrastes son brillantes y la pareja forma uno de los momentos más disfrutables del disco. «Corium» es melodeath al 100% en todas sus partes: directa, ligera y accesible, con riffs melódicos y pegadizos, un estribillo alegre y dinámico e incluso un solo final clásico y épico. «Extermination Order», por su parte, es probablemente el tema más duro de la segunda mitad del disco, hardcoreta y vacilón en su mayor parte sin dejar de lado la melodía en algunos riffs, mientras que «A River of Crimson» es todo lo contrario. Un corte melódico y accesible con un riff principal especialmente cheesy, que sin ser malo es probablemente el tema que menos me convence de todo este trabajo.

El disco se cierra con una segunda versión. Y amigos, «The Cry of Mankind» ya es otra cosa. Aunque parezca que un tema de los doomeros británicos My Dying Bride no acabe de pegar con el estilo de Heaven Shall Burn, no es la primera vez que los alemanes rinden tributo a bandas de este estilo como Tiamat o Paradise Lost. Para esta ocasión cuentan con la colaboración de Adalbjörn Tryggvasson, vocalista de los islandeses Sólstafir, que se encarga de las voces melódicas y desesperadas, dejando para Marcus los berridos que tan bien se le dan. El resultado final es sencillamente precioso. Un tema ya de por sí espectacular, dramático y emotivo, toma aquí una óptica totalmente diferente. Uno de los momentos más brillantes del álbum a pesar de tratarse de una canción de otra banda y, posiblemente, la mejor versión de las muchas que han grabado Heaven Shall Burn a lo largo de su carrera.

Hablando de versiones, precisamente en la edición especial de este disco (que es la que encontramos en Spotify) hay un segundo CD con una recopilación de todas las versiones que la banda ha grabado desde el inicio de su relación con Century Media Records, en 2003. Trece temas (más los dos incluidos en el tracklist normal de Wanderer) que resultan tremendamente entretenidos de escuchar, al ser en gran parte canciones conocidas por todos, y donde podemos ver la versatilidad de la banda y el amplio abanico de influencias que manejan.

No hay duda de que el disco está muy bien, pero no estoy seguro que me guste más que algunos de sus trabajos anteriores. Hay muchas canciones de este grupo que me parecen brillantes, motivantes y pegadizas, de nivel top, y no encuentro casi nada aquí que alcance esas cotas. La composición en general es muy sólida, los temas son buenos y no hay los altibajos que sí hay en otros discos, pero el precio a pagar para que los bajos no sean realmente bajos es que los altos tampoco sean tan altos. Un disco muy disfrutable pero algo plano, con un sonido y unos arreglos excelentes, donde la banda madura ligeramente su enfoque sin salir de su zona de confort ni perder un ápice de agresividad. La mayoría de críticas que he leído en medios internacionales consideran este disco el mejor de su carrera. Quizás el tiempo me hará cambiar de opinión, ya se sabe como es esto de la música, pero de momento no puedo sino estar en desacuerdo.

Lo que sí que es indudable es que su concierto en el Rock Fest de este pasado verano fue absolutamente espectacular, para mí el mejor del viernes y uno de los mejores de todo el fin de semana. A pesar de no pegar especialmente con el grueso del cartel ni del público, se metieron a todos los que quisieron verlos en el bolsillo con su brutal energía, impresionando a más de uno que no tenía ni idea de quiénes eran. La publicación de Wanderer me parece una excusa excelente para que se dejen ir con algunas fechas por aquí. Quizás esta información es incierta, pero a pesar de llevar tres años seguidos viniendo a festivales, no me consta que los alemanes hayan estado nunca (o por lo menos, desde hace muchos años) por salas españolas, lo cual es algo prácticamente imperdonable, viviendo a menos de dos horas de avión. Esperemos que, al ser ya un poco más conocidos y apreciados por estos lares, podamos romper esta triste estadística en breve. Viendo lo que son capaces de ofrecer en un festival, estoy seguro que serían conciertos que recordaríamos durante bastante tiempo.


Artículo publicado originalmente en Metal Symphony.

Fotografía: Anja Hoffman
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Sobre Albert Vila 954 Artículos
Siempre me ha encantado escribir y siempre me ha encantado el rock, el metal y muchos más estilos. De hecho, me gustan tantos estilos y tantas bandas que he llegado a pensar que he perdido completamente el criterio, pero es que hay tanta buena música ahí fuera que es imposible no seguirse sorprendiendo día a día. Tengo una verborrea incontenible y me gusta inventarme palabras. Si habéis llegado hasta aquí, seguro que ya os habéis dado cuenta.