Si quieres saber la respuesta a la pregunta que formulamos en el título, deberás acudir al final de la crónica, pero antes os invito a leerla entera.
Tras la bestial jornada inaugural, arrancaba la 14 edición del Hellfest Open Air con uno de los carteles más bestiales de todos los tiempos. El día estaba marcado por el cabeza de cartel, unos Manowar que darían muestra de su mítica buena voluntad y su colaboración. La banda fue anunciada por el propio Joey en Hellfest 2018, su presencia entonces fue para afirmar que la veterana y venerada banda estaría en esta nueva edición ofreciendo “the last battle” en primicia, un show que sería épico y que estaban deseosos de actuar en Clisson.
Pues bien, Manowar hicieron lo que mejor saben hacer, hacer de Manowar. Abandonaron Clisson durante la noche decidiendo unilateralmente que no actuarían. Fatal, así no. A las pocas horas la organización logró poner a Sabaton, quienes tocaron cerrando el Knotfest, como cabeza de cartel de la primera jornada del festival. Las burlas a Manowar traspasaron fronteras e incluso en EUA se hicieron eco de la triste noticia. Varias bandas citaron en forma de burla la actitud de Joey y los demás, se lo merecen, esto y mucho más.
En esta primera jornada podíamos disfrutar de un Mainstage 2 con solo bandas francesas, un gran acierto, también podíamos disfrutar de bandas que marcaron los inicios del metal extremo, entre Altar y Temple podías ver a bandas madre como Diamond Head, Venom Inc., Possessed y Hellhammer. Mientras en la Warzone el día era completamente temático del skate punk con bandas como Descendents, Sum 41 o No Fun at All. Y por último, en The Valley tenias solamente a bandas de heavy pshyc.
Hellfest se volvía a superar, esta vez con algo menos visible pero si eres observador, podías ver la gran labor realizada haciendo los horarios y la distribución de bandas.
El día arrancaba soleado y caluroso, sin nubes a la vista. Se intuía que el día sería duro pese a que poco nos íbamos a mover en la zona soleada de los escenarios principales. A las 11:00 ha estábamos dentro del recinto y nos disponíamos a ver la primera banda de la jornada, entrábamos en The Temple para ver a la banda francesa Khaos-Dei.
Los franceses practican un black metal interesante, disponen de dos álbumes de estudio notables y una puesta en escena intensa. La banda canta en francés y eso es sinónimo de que mucha gente acude a verles aún siendo primera hora. Si una cosa tienen los franceses es que disfrutan de las bandas autóctonas aún siendo poco conocidas como es el caso que nos ocupa.
No preciso del setlist pero si sé que basaron su media hora en repasar su último trabajo de 2016 titulado Opus II: Catechism. Media hora de músculo black, buena elaboración y buena puesta en escena. El grupo de Burdeos fue una buena sorpresa matutina, esas bandas que no conoces y acaban por robarte tu atención. Una banda a tener en cuenta de ahora en adelante.
Mainstage 2 presentaba hoy un cartel 100% Frenchy y mi objetivo matutino era el de los progresivos Klone. Tuve el placer de ver a la banda de Châtellerault hace unos años en el Euroblast de Köln y me enamoré de la belleza con la que bañan todos sus temas. Si bien la propuesta es la menos afín al Hellfest, mucha gente se acercó a ver a Guillaume Bernard, Yann Ligner y los demás bajo un sol de justicia.
La banda se formó en 1995 y no fue hasta 2010 con el soberbio disco Black Days que se dieron a conocer más allá del underground. Actualmente se encuentran en la fase final de creación de su nuevo trabajo Le grand voyage que verá la luz a finales de verano. Pudimos escuchar en directo en primicia su nuevo single “Yonder”, tema publicado el mismo día del concierto, un tema delicado e intenso que juega con la maravillosa voz de Yann para dar más dramatismo a un tema ya de por si emotivo.
Tan solo pudimos disfrutar de cinco temas pero los gozamos. Arrancando con la bella “Immersion”, uno de los mejores temas de los franceses, tema incluido en el que hasta la fecha es su último trabajo Here Comes the Sun de 2015. De este trabajo interpretaron también “Nebulous”.
Viajamos a 2012, concretamente a The Dreamer’s Hideaway del que tocaron dos temas, el homónimo al disco y “Rocket Smoke”. Curiosamente la banda no tocó nada de sus cuatro primeros trabajos. Un soberbio aunque corto concierto, unos músicos geniales que supieron llegar a la comunión con los fans que empezaban a llenar la zona de los escenarios principales.
Klone tiene mucho potencial para jugar en la liga de bandas como Haken, Leprous o Agent Fresco, veremos si con Le grand voyage logran dar el salto final para que su popularidad sea afín a su gran calidad.
Nos desplazamos a The Temple para ver a Aorlhac, una de esas bandas especiales que no dejan indiferente a nadie. Hijos de Aurillac (Orlhac en occitano), la banda practica un black metal melódico muy interesante y lo hacen cantando en occitano, la lengua ancestral de su tierra, Occitania.
Formados en 2007 y con tres discos enormes bajo el brazo, la banda de Spellbound, NKS, K.H. y Arvernian salían a escena en un Temple que presentaba una entrada considerable pese a ser las 12:15 del mediodía. Tenían treinta minutos en los que intentarían ganarse al que no les conociera y vaya si lo lograron.
Tocaron no más de cinco temas, pero dejaron un gran sabor de boca a todos los reunidos en el escenario más extremo del festival.
El escenario The Altar, el destinado a los sonidos cercanos al death metal y derivados, presentaba a partir de mediodía un trío de bandas en alza y seguramente tres de las bandas más en forma de los últimos años: Cult Leader, Daughters y Power Trip. La idea era cubrir las tres bandas entrelazando entre la hora de comer y una Warzone que la que empezaban a despuntar bandas gordas.
Cult Leader publicó en 2018 uno de los álbumes más aclamados del metal extremo. A Patinent Man logró robar el corazón de miles de fans de lo más extremo a base de novedosas mezclas de estilos que distan entre el sludge, el mathcore, los sonidos más atmosféricos y el hardcore. Bandas a veces difíciles de asimilar pero que logran volarte la tapa de los sesos. Y así fue el concierto de Cult Leader.
Los de Utah saben moverse sobre el escenario, su violencia se mezcla perfectamente con la melancolía de los momentos más depresivos de su música. El caos se apoya en la calidad de unos músicos jóvenes pero maduros. La agresividad te avasalla desde el minuto uno hasta el final del show.
Los de Salt Lake City han publicado solamente dos álbumes de estudio, de Lightless Walk interpretaron un par de temas como “Great I Am” , la otra parte del show fue para repasar el brutal A Patient Man del que no faltaron “I am Healed” o “Curse to Satisfaction”. El público lo pasó genial, la banda se mostró segura sobre el escenario y logró transmitir todo lo deseado en el poco tiempo que disponían. Una bandaza muy a tener en cuenta en el presente y futuro más próximo.
La primera visita a la Warzone siempre es especial y lo mismo pasa con la última, es una zona especial, con un sabor y unos feelings completamente diferentes a todo lo que te envuelve cuando estas en Hellfest, no sé si es el trayecto cruzando el “bosque de Fangorn”, o ver el campo de batalla en el que habitualmente se convierte la zona de enfrente el escenario, o simplemente por la visión más punk del festival. La Warzone es especial, podría perfectamente ser un festival enorme solo con usar el escenario allí ubicado.
Comer a los pies de la estatua de Lemmy mirando el escenario es una oportunidad para no perderte nada, y eso hicimos cuando The Dwarves saltaban al ruedo. La longeva banda de Chicago cuenta con más de 35 años de vida y, aunque nunca han logrado despuntar más allá del underground, por ella han pasado o podemos encontrar artistazos como Nick Oliveri, el que fuese bajista original de unos tales Kyuss. Un Nick que se percató de mi camiseta de Kyuss cuando entré en el foso y me dedicó su más sincera sonrisa y mirada de colegueo.
Con su mezcla de hardcore, punk y garage, con una artillería de temas cortos (¡tocaron hasta 20 temas!) hicieron vibrar a una Warzone que iba calentando motores para todo lo que caería por allí esa tarde y noche.
Notable concierto de unos Dwarves en muy buena forma, con mucho punk, mucha reivindicación, muchos berridos hardcores y mucha potencia. Un notable show de una banda que merece más atención de la que ha recibido en estas casi cuatro décadas de existencia.
Volvíamos a The Altar para ver a una de las bandas extremas del momento. Daughters publicaron en 2018 el que para muchos (un servidor incluido) fue el mejor álbum de metal del año. El reclamo para ver su puesta en escena era fuerte aunque con cierto miedo a que no lograsen transmitir en directo lo que si hacen en disco.
Muy bien vestidos delante la pancarta de rigor que esta vez tenía como protagonista la solemne carátula del nuevo disco, los de Providence, USA, estaban dispuestos a avasallarnos con esa mezcla de noise, industrial, punk y hardcore del que ya son abanderados.
Con solo cuatro álbumes de estudio, la banda cuenta con dos álbumes sublimes, Daughters de 2010 y You won’t get what you want de 2018 son trabajos dignos de degustar sin prisa, sacarle todo el jugo, pues son increíbles.
Basando sus cuarenta minutos en estos dos trabajos, la banda liderada por el transgresor Alexis Marshall logró su objetivo, nos prendamos de ellos. En parte por la excelente labor del mismo Alexis no solo cantando, sino logrando conectar a la perfección con el público. Al segundo tema ya estaba abrazado a los que residían en la primera fila del público.
Poco a poco se fue desvistiendo, fuera americana, fuera camisa… tatuajes al descubierto solo le faltó sacarse el cinturón. Y allí empezó la locura, cuando lamió el cinturón entero y empezó a golpearse con violencia con él. Una burrada de concierto y una locura de banda. Una de las grandes vencedoras del día.
A la misma hora y con solape entero teníamos a Conan en The Valley, si bien no pudimos verles hace unos meses en Barcelona, nos separamos para acudir a ver la maquinaria doom en acción. La banda de Liverpool lograba reunir en mediodía a muchos, muchos fieles con ansias de doom de calidad.
Si bien su último trabajo de 2018, Existential Void Guardian, no fue recibido com muchos halagos, la banda goza de una reputación notable tras cinco trabajos de doom – sludge. Basando su setlist en este último trabajo, Ungraven, Chris Fielding, Rich Lewis y John McNulty tienen un directo potente y ensordecedor.
Haciendo gala de sus mejores artes de drone, sus longevos temas aplastaron a todo ocupante de The Valley. Quizás pequen de algo monótonos, pero su calidad musical no admite discusión alguna.
Volver a salir al sol a las 15:05 de la tarde es complicado, pero la excusa de ver por primera vez a los suecos No Fun at All sobre el escenario de la Warzone bien merecía un ratito de calor. Pocas bandas de skate punk me quedan en el tintero y la banda de Mikael Danielsson era una de ellas.
Muchas ganas depositadas en este show, 50 minutos de himnos punk, de felicidad y de canturreos. Y así fue. La longeva banda de Skinnskatteberg ya tiene casi treinta años de experiencia y sabe como moverse y hacer mover al público. Hasta 18 temas pudieron soltar, tres cuartas partes para repasar sus tres primeros y mejores álbumes: Out of Bounds, No Straight Angles y The Big Knockover. Álbumes de los noventa, cuando el skate punk vivió su época de máximo esplendor.
La casi hora de show pasó volando, con una banda muy entregada y un público que parecía disfrutar de un concierto divertido. “In a Moment”, “Perfection”, “Beachparty”, “Suicide Machine”… el desfilar de temazos duró todo el concierto y el resultado final fue un concierto para recordar.
Regresamos a The Altar, un escenario que se estaba convirtiendo en el ganador de esta primera jornada y eso que solo son las 16 horas de la tarde. Allí entrarían a matar unos Power Trip en un estado de forma sublime.
Esta era la primera vez que veía a la joven banda de Dallas y me enamoré al momento. Mezclando una especie de crossover con metalcore que da ese punto de novedad que tanto nos gusta a los inquietos. La banda formada por Chris Whetzel, Chris Ulsh, Blake Ibanez, Nick Stewart y Riley Gale solo tienen dos discos de estudio y diez años de vida como banda. Pero tienen más tablas que muchas bandas que les doblan en edad.
Nightmare Logic de 2017 es un disco enorme y lo saben, pues basaron casi todo su show en ese disco. Arrancando con la brutal “Soul Sacrifice”, en unos minutos ya intuirías que tipo de concierto ibas a ver. Locura colectiva a medida que avanzaba el concierto, sonó brutal “Executioner’s Tax (Swing of the Axe)”, “Nightmare Logic” nos voló la tapa de los sesos… los moshpits y circlepits cobraban vida y iban creciendo a medida que Power Trip arrasaba con todo.
Vestido con andrajos, Riley Gale se convirtió en un frontman formidable, sabe escupir violencia y sabe espolonear a unos fans locos por su música. Sin duda, Power Trip fueron una de las bandas ganadoras de esta primera jornada del Hellfest.
Mientras Power Trip arrasaba de una forma sublime en The Altar, a pocos metros teníamos a una de las bandas más respetadas del día en The Valley. My Sleeping Karma conseguían llenar toda la carpa y parte de la soleada explanada de enfrente la carpa con su mística y buen hacer.
Los alemanes son una banda muy respetada en la escena por varios motivos, su directo es abrumador y su calidad musical es indiscutible. La banda formada por Seppi, Steffem, Matte y Norman practican un stoner psicodélico instrumental con mucha derivación hacía el space rock.
Canciones largas, perfectamente ejecutadas, un sonido pulcro y brillante. Es fácil llegar al climax viéndoles en directo pese a que su propuesta a veces es complicada de ligar en un festival como Hellfest. Sus 50 minutos supieron a poco, tan solo pudieron tocar cinco temas, dos de ellos de su último trabajo, el ya madurado Moksha de 2015.
Una de esas bandas que tanto queremos cuando vienen al AMFest, festival que les viene como anillo al dedo, mucho mejor de lo que encajan en Hellfest. Pese a todo, conciertazo de los alemanes que se consagran como una de las bandas instrumentales más grandes de Europa.
Viajamos al pasado por primera vez esta tarde noche, y lo hacemos a bordo de Diamond Head, una de esas bandas que marcaron la historia del heavy metal tal y como lo conocemos hoy en día. No es ningún secreto que la mítica banda inglesa marcara la juventud de artistas como Lars Ulrich y James Hetfield de Metallica. Pese a que su trayectoria desde 1976 ha pasado sin pena ni gloria y no ha logrado trascender como otras bandas de momento, la posibilidad de ver por primera vez una banda como esta no puede pasar desapercibida.
Aunque solo quede Brian Tatler como miembro fundador de la banda, la formación actual no tiene fisuras, músicos enormes con una entrega indiscutible, un joven cantante que responde al nombre de Rasmus Bom Anderson y un batería cañero como Karl Wilcox dan suficiente energía a la banda como para poder afirmar que viven una segunda juventud.
Los británicos disponían de 50 minutos y pese que arrancaron con fuerza con el tema “Borrowed Time” de 1982, los fans querían temas de Lightning to the Nations, su icónico álbum. Y esto no llegó hasta el trío de temas con el que cerraron el show: “Helpless”, “It’s Electric” y “Am I Evil?” resultaron atronadoras y el público enloqueció como nunca. Notable el concierto de la mítica banda de la NWOBHM.
Nuevamente nos desplazamos a The Altar donde los holandeses Pestilence prometían un show de alto voltaje. Si bien la banda ha venido a Barcelona un par de veces el último año y poco, se me ha escapado verles en directo… hasta la fecha.
La banda de Patrick Mameli está viviendo una segunda juventud y, pese a basar todos sus shows en los dos discazos que les hicieron grandes antaño, su último trabajo titulado Hadeon de 2018 es notable.
Sin tregua, la maquinaria de los Países Bajos desplegó su artillería de hits. Repasando casi al completo su obra magna, Consuming Impulse, disco que a finales de año cumplirá la friolera cifra de 30 años. De él sonaron hasta siete temas, entre los que destacaron “Suspended Animation” y “Out of the Body”, dos temas increíbles que sonaron perfectos en The Altar.
La rejuvenecida banda de Enschede goza en la actualidad de unos jóvenes músicos que dan la energía necesaria para que la banda sea una apisonadora en directo. Santiago Dobles en la guitarra y Septimiu Harsan fueron los últimos en subir en el barco y su entrega no tiene nada que envidiar a la del propio Patrick Mameli, único miembro fundador en activo.
Soberbio concierto de death metal de altos vuelos, una banda gigante que debería tener más éxito del que gozan actualmente. Pese a todo, la gran carpa estaba a rebosar.
La curiosidad de ver al supergrupo de versiones Me First and the Gimme Gimmes ganó la partida a unos Dream Theater que tocaban en pleno sol abrasador en Mainstage y unos Impaled Nazarene que iban a repartir leña en The Temple.
Peor no pudimos elegir, pues el supergrupo formado por dos titanes del punk como Fat Mike (líder de NOFX) y Joey Cape (lo mismo pero en Lagwagon) acudía a la gira de verano con los suplentes. Ni Fat ni Joey estaban sobre el escenario y la decepción fue inmensa.
Pese a ello, nos quedamos a ver como un tercio del show. Sin más. Versiones punk de temas míticos como el de la banda sonora de Titanic, o «I Will Survive»… y poco más.
Con lo que finalmente decidimos abandonar la Warzone y acudir a ver más de medio concierto de Dream Theater. Que tampoco resultó un buen plan B. Los norteamericanos llevan unos años deambulando con discos mediocres (teniendo en cuenta su legado) y con un nivel de forma discutible, sobretodo el de James LaBrie. Su voz está mal, su entrega justa.
En el rato que pudimos verles, interpretaron cinco temas largos, “Barstool Warrior” y “Pale Blue Dot” de su último trabajo Distance Over Time, temas descafeinados. También tocaron, para el gozo generalizado “Peruvian Skies”, el temazo de Falling into Infinity, “Lie” del discazo Awake, y “the Dance of Eternity”, un tema segundón del disco Metropolis.
Cuando Portnoy decidió abandonar el barco por ver una banda en estado de agotamiento intuyó lo que Dream Theater lleva haciendo los últimos diez años, pasar sin pena ni gloria por los escenarios de todo el mundo recordándonos quien eran y, aparentemente, quienes no volverán a ser.
Con los horarios de actuación ya establecidos en una hora de duración, Graveyard nos citaba a las 19:40 en la calurosa Valley. La banda de Joakim Nilsson tiene cinco trabajos de estudio, todos excelentes, pero la duda de que nivel ofrecían en directo me asaltaba tras leer que en el Rock the Coast habían decepcionado…
Pero no, falsa alarma. Los de Göteborg impregnan su directo de los mismos sentimientos que untan sus discos. Su heavy rock, stoner y psych gozan de una magia única y su directo logró ser mágico como sus discos.
En plena gira de presentación de Peace, su último trabajo publicado a finales de 2018, la banda sueca nos ofreció un concierto de altísima calidad en el que los temas de Peace se entrelazaban con los del sublime Hisingen Blues, su obra magna. Entrega, buen hacer, pasión por la música, y belleza, mucha belleza fue todo lo que Graveyard supo transmitir a lo largo de su hora de impecable show.
La recta final de la primera jornada del festival venía cargada de emociones fuertes, por un lado se acercaba la “hora Manowar” que no sabíamos como afectaría al movimiento de la gran masa de gente que no querría repetir Sabaton, que se intuía sería bastante, Manowar solapaba medio concierto con Hellhammer y Descendents y la otra mitad de su show coincidía con Carcass y Fu Manchu.
Pero antes de todo viajamos nuevamente a The Temple donde los buenos de Venom Inc saltarían por primera vez al escenario de Clisson. Si bien es cierto que el otro 1/3 de los originales Venom ya estuvo aquí hace un par de ediciones, estos todavía no, y personalmente Venom Inc le da mil vueltas a Cronos y sus amigos.
Con un The Temple cargado hasta los topes daría arranque al trío de bandas históricas, innovadoras en sus inicios y que tan bien han soportado el paso del tiempo. Venom fueron los padres del que más tarde se conocería como black metal pese a que poco tiene que ver su heavy metal punkarra con el que algo más tarde evolucionaría Hellhammer, banda que tocaría un rato más tarde en el mismo escenario.
La formación de Venom Inc. es muy poderosa pese que hace unos meses sufrió una sacudida importante cuando Abaddon, el que fuera batería fundador de Venom, abandonó la banda. En su lugar podemos encontrar a Jeramie Kling, batería de The Absence. Mantas y Demolition Man siguen siendo los amos y señores de la banda y esperemos que nada cambie. El dúo está en un nivel de forma sublime.
Una gran pancarta trasera con la infernal portada de su último disco Avé de 2017, un juego de luces inteligente y una ejecución de los temas impecable, Venom Inc. nunca fallan. Ya sea tocando temas de su último disco como “Ave Satanas”, “Forged in Hell” o “War”, o tocando los clásicos de la banda madre. El cierre con “Black metal” y sobretodo con la genial “Countess Bathory” fue apoteósico.
The Valley seguía en lo suyo, en tener por ellos mismos un festival increíble. Le llegaba el turno a los británicos Uncle Acid & The Deadbeats quienes se encuentran en un momento de forma increíble.
Tras estallarnos las cabezas con su último discazo Wasteland de 2018, los de Cambridge se posicionaron entre los nombres grandes del día. Con cinco álbumes de estudio, todos ellos increíbles, Kevin Starrs (aka Uncle Acid) y sus Deadbeats (actualmente formados por Vaughn Stokes, Jon Rice y Justin Smith en guitarra, batería y bajo respectivamente) llegaban con ganas de demostrar su poderío.
Bajo un juego de luces sublime, posiblemente el mejor del día, su concierto de heavy psych – doom tradicional jugó en una liga superior. Sin duda una de las mejores bandas de la primera jornada. Arrancando el concierto con el tema “I see through you”, el tema que abre el disco Wasteland, el público se vino abajo. Pese a ser de su último trabajo, el público enloqueció, pues la canción es increíble. “Mt. Abraxas”, “Mind Crawler”, “Death’s Door” del tirón confirmaron lo que se podía intuir, estábamos frente a un bolazo.
Sin pausa fueron desplegando su mejor repertorio basado en repasar todos sus discos hasta la fecha, “Dead Eyes of London” sonó atronadora, el tema de su disco debut Vol.1 es un clasicote enorme. Pero la recta final con “13 candles” y “No return” fue de lo mejor del día.
Mientras, en The Altar, otra de las bandas creadoras del metal extremo, Possessed estaba arrasando a su manera. La banda capitaneada por Jeff Becerra ofreció un soberbio concierto de death metal. Todos sabemos que la banda de San Francisco se auto cita como los creadores del death metal, esto no lo podemos discutir pero si podemos afirmar que fueron una de las bandas precursoras a la escena de Florida.
Si bien la banda ha pasado muchos, muchos años desaparecida, actualmente acaban de publicar su tercer disco, el notable Revelations of Oblivion. Aunque la gente quería ver en directo temas de sus dos discos seminales, Seven Churches y Beyond the Gates, de 1985 y 1986 respectivamente.
Con una sobria puesta en escena, en parte obligada por la capacidad física del propio Becerra, la máquina de death metal clásico nos azotó desde el primer minuto aunque el momento de máxima tensión fue cuando interpretaron los cortes clásicos de Seven Churches: “Evil Warriors”, “Pentagram” y “The Exorcist” nos dejaron colapsados. Impecable concierto, uno de esos que siempre se agradece presenciar por todo lo que rodea a Possessed, banda de culto como pocas.
Mientras Possessed cerraba su show, se podía ver como The Temple se abarrotaba por momentos ante la inminente presencia de Tom G. Warrior sobre su escenario con la banda Triumph of Death (su banda en Triptykon) para hacer un show 100% Hellhammer.
La banda underground más respetada y admirada del viejo continente, sin ningún disco publicado, solo cuenta con varios EP cutres con un sonido que deja que desear… pese a ello, Tom Warrior es posiblemente uno de los artistas europeos más respetados del metal.
Cuando se anunció su presencia en Clisson gente de todo el mundo alucinó, pues es la primera vez que el suizo recupera su primera banda para tocar de ella en directo.
Su sola presencia sobre el escenario ya valdría para llenar la carpa de The Temple, aunque fuese con una banda de rancheras. Ver su figura con su gorro, su canosa melena y su guitarra en la penumbra intimida, la mística que se respira alrededor de esta persona es increíblemente intensa.
Hellhammer puso la semilla del que más tarde sería el black metal tal y como lo conocemos, el black metal que Euronymus evolucionó en Mayhem, la semilla del black metal extremo. Tom Warrior siempre fue una mente inquieta, siempre innovó y siempre logró hacer lo mejor para la música.
Repasando temas de sus tres EP Death Fiend, Triumph of Death y Satanic Rites, su concierto tuvo tanto de bueno como de trascendente. Un sonido impecable, una banda preparada para todo, y un Tom Warrior en plena forma (como siempre).
Un solape complicado se cuajó en el momento preciso de medianoche, por un lado teníamos a Fu Manchu como cabeza de cartel de The Valley, y en The Altar teníamos a los temibles Carcass. Aunque lo peor de todo era que en 45′ arrancaría el esperado concierto de Gojira en Mainstage, un concierto obligado. Así nos separamos, uno hacía Fu Manchu y el otro hacia Carcass, pero a las 00:35h nos marcharíamos a coger buen sitio para ver a los franceses en Mainstage.
Fu Manchu, la longeva banda de stoner californiana volvía a Clisson y esta vez no iba a perdérmelos. Con un The Valley que presentaba un lleno absoluto como es normal frente a bandas del calibre de los skaters más simpáticos de la escena.
Repasando gran parte de su dilatada discografía, un concierto de Fu Manchu es una fiesta en todos los sentidos, sus temas son himnos, su puesta en escena impecable y el público se entrega más que en otros shows.
Con un Scott Hill que parecía que venía de la piscina con sus shorts y su polo a rallas, su actuación fue soberbia. Los de San Clemente tienen el mérito de tener una discografía estable y llena de hitazos, y uno tras otro nos los fueron soltando sin pausa y sin prisa. Brutal el concierto y brutal Fu Manchu.
Mientras en The Altar Carcass arrancaba un show de los que te dejan babeando toda la noche. Con un sonido demoledor como su death metal, Jeff Walker nos avasalló al ritmo de sus temas más míticos y el mejor death metal del día.
Con los sonidos de la intro “1985” de Surgical Steel los amos del death metal europeo saltarían al escenario dispuestos a arrasar. Su presencia en Hellfest se anunció durante la pasada edición y las ganas de verles por aquí eran acumuladas de todo un año, imaginad como estaba el recinto de The Altar.
“316 L Grade Surgical Steel” seguida de “Buried Dreams” fueron los temas seleccionados para abrir el que sería un show impecable. Hasta 15 temas se sacaron del bolsillo, como siempre repasando casi toda la discografía aunque apostando por Heartwork y Surgical Steel por encima del resto.
Jeff Walker se encuentra en plena forma, pero sus compañeros son infalibles. Dan Wilding en la batería sustenta toda la potencia del concierto y no es poco. Mientras el veterano Bill Steer raspa las cuerdas de su guitarra de una forma modélica.
Poco a poco van despachando temas como “Unfit for human consumption”, “Cadaver pouch conveyor system”, “Genital Grinder”… y The Altar parece un campo de batalla con enormes moshpits y temibles circlepits.
Un concierto de Carcass no te deja indiferente, pero en Hellfest acostumbran a bordarlo de forma exquisita. Fantástico concierto para cerrar el escenario más mortal de Hellfest.
Abandonar un perfecto concierto de Carcass y un excelente show de Fu Manchu cuando aún queda algo más de ¼ del mismo es una tarea complicada, pero la apuesta del día para nosotros era Gojira. Ver a los franceses como cabeza de cartel del segundo escenario mayor era sinónimo de conciertazo ya que la última vez que vimos a Gojira en una hora tardía en un escenario mayor lo flipamos.
No es ningún secreto que los franceses es una de nuestras bandas preferidas con lo que el nivel de valoración a veces tiende a ser o demasiado vulnerable o demasiado quisquilloso. Veremos que nos encontramos hoy.
Con un sobrio escenario y la pantalla trasera en continuo movimiento, los cuatro colosos de Bayone saltaron con nervios pero con muchas ganas de arrasar. La bienvenida del público francés a su banda más grande fue increíble.
Alargando su concierto hasta los 75 minutos, el setlist que interpretarían era un quebradero de cabeza en nuestra porra personal. Y vaya si lo fue. Arrancando con la impresionante “Oroborus” el público ya enloqueció, pero el punto álgido de locura era cuando interpretaban temas de su último disco Magma. “Silvera” y “Stranded” son bestiales en directo, “The Cell” y “The Shooting Star” enormes.
El despliegue de recursos de los franceses fue bestial, su entrega rozaba la perfección y el sonido acojonante. La sorpresa fue el incluir hasta tres temas de su disco debut Terra Incognita, de él sonaron “Blow Me Away You(niverse)”, “Clone” y “Love”, si ben estas dos últimas las van tocando de vez en cuando, esta primera solo la han tocado 16 veces (según setlist.fm) en toda la vida en carretera de la banda.
El bis final con “Clone”, la burrada de “Vacuity” y la siempre querida “The Gift of Guilt” cerraron el mejor show del día, un concierto para recordar durante muchos años. Cuando arrancó este último tema el cielo se llenó de fuegos artificiales, desconocemos si de la propia banda o como cierre del ya mítico escenario “100% Frenchy”.
Y respondiendo a la pregunta del título… Gojira puede encabezar lo que sea, su límite será el que ellos mismos se marquen.
Quien parecía que no estaba muy conforme con el horario de actuación y el escenario fue King Diamond, quien cerraba la noche en The Temple. Un King Diamond que quedaba “relegado” a la carpa tras su último concierto cerrando en Mainstage hace un par de años.
El solape entre Gojira y Sum-41 tampoco le ayudaría mucho a llenar su recinto, pese a ello la carpa relucía como es normal ante una banda del calibre de King Diamond y los suyos. Su concierto programado para terminar a las 2:05 se alargó mucho más de lo permitido y serían las 2:20 o más cuando dio por cerrado su concierto del que vimos un par de temas.
Un día redondo, muchos grupos vistos en el bolsillo y unas sensaciones increíbles. La primera jornada marcada por el abrumador show de Gojira y el gran nivel de todas las bandas vistas por este dúo de redactores.
La decepción de día: nada, todo absolutamente perfecto
Los temazos del día: “Oroborus” de Gojira y “Cadaver Pouch Conveyor System” de Carcass y “I see through you” de Uncle Acid and the Deadbeats
La sorpresa del día: el directo impecable de Uncle Acid and the Deadbeats y la burrada de Daughters
El grupo del día: Gojira